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El terrorismo de la indignaci贸n

OPINI脫N de Pascual Serrano/ Mundo Obrero.- El terrorismo de la indignaci贸n ha sido bien explotado para lograr el apoyo o al menos el benepl谩cito de la opini贸n p煤blica internacional a acciones armadas que, de otro modo, hubieran sido intolerables.

Vivimos tiempos en los que los ciudadanos forman sus ideas, fobias y filias al ritmo de los medios de comunicaci贸n. Un ejemplo muy elocuente es la necesidad de que los miembros de los jurados populares, a pesar de haber asistido en primera fila al desarrollo del juicio, deban ser sometidos a aislamiento de los medios para que no sean influenciados. Algunas veces pienso que quiz谩s se deber铆a hacer lo mismo con los electores durante las campa帽as electorales.

Una de las consecuencias del nivel de perversidad al que puede llegar esta situaci贸n es lo que se ha llamado el “terrorismo de la indignaci贸n”. Se tratar铆a del nivel de aceptaci贸n de cr铆menes, asesinatos y violaciones de derechos humanos y legislaciones al que puede llegar una ciudadan铆a o una sociedad a la que previamente se le ha espoleado para provocar su indignaci贸n. Los ejemplos o aplicaciones -como se prefiera llamar- son m煤ltiples. Desde la indignaci贸n por el holocausto jud铆o que sigue aportando r茅ditos para que los sucesivos gobiernos de Israel sigan atropellando todo el derecho internacional y masacrando al pueblo palestino, hasta la indignaci贸n por unas v铆ctimas de atentados de ETA que son utilizadas constantemente para justificar torturas en comisar铆as, terrorismo de Estado o violaci贸n de derechos civiles. No se trata de negar la indignaci贸n de los descendientes de un jud铆o v铆ctima del holocausto nazi o de la esposa de una guardia civil, se trata de que no se utilice esa indignaci贸n para seguir provocando m谩s violaciones de derechos, m谩s terror.

Si observamos los 煤ltimos acontecimientos b茅licos internacionales, el terrorismo de la indignaci贸n ha sido bien explotado para lograr el apoyo o al menos el benepl谩cito de la opini贸n p煤blica internacional a acciones armadas que, de otro modo, hubieran sido intolerables. Y no solamente eso, en muchas ocasiones ni siquiera eran verdaderos los acontecimientos con los que se provoc贸 esa indignaci贸n.

Fue el terrorismo de la indignaci贸n por una limpieza 茅tnica que no existi贸 el que sembr贸 el silencio internacional para bombardear Yugoslavia, el terrorismo de la indignaci贸n por la muerte de unos neonatos arrancados de sus incubadoras en Kuwait y un cormor谩n manchado de petr贸leo -y que tampoco sucedi贸- el que logr贸 el apoyo internacional a Estados Unidos en la primera invasi贸n a Iraq, fue el terrorismo de la indignaci贸n despertada tras el desenterramiento de unos cad谩veres para mutilarlos y presentarlos como un asesinato de Estado en Timisoara (Ruman铆a) lo que provoc贸 que una turba asesinara al presidente del pa铆s y a su esposa.

El resultado salta a la vista. El terrorismo de la indignaci贸n por una mujer lapidada en Afganist谩n, unos opositores perseguidos en Siria o Libia y quiz谩s ma帽ana un homosexual ahorcado en Ir谩n, termina provocando m谩s mujeres, opositores y homosexuales asesinados por las intervenciones armadas legitimadas por el terrorismo de la indignaci贸n que todos los aut茅nticos o supuestos s谩trapas, que previamente los medios y quienes los dirigen consiguieron que nos indignaran.

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