OPINI脫N de Ileana Alamilla.- Guatemala ha estado sufriendo de una enfermedad end茅mica, esas a las que uno finalmente se acostumbra y busca los paliativos para sobrellevarla, no para atenderla en sus causas y buscar su cura.

Hemos venido de crisis en crisis. Las finanzas siempre est谩n a tres menos cuartillo, abriendo un hoyo para tapar otro. Los gobiernos, sucesivamente, se echan la culpa; el de P茅rez Molina fue cachado con las manos en todas las masas en donde las metieron, los anteriores tuvieron la suerte de no tener en el escenario a la Cicig.
Los diputados siempre han sido tildados de todo, pero esta 煤ltima legislatura se llev贸 las palmas. Al sistema de justicia tambi茅n, desde hace algunas d茅cadas, se le ha venido reprochando de incumplir con su funci贸n. Lejos quedaron los magistrados y jueces que luc铆an con honor la alta dignidad de la que fueron investidos. Algunos de ellos todav铆a pueden dar fe de la forma en que la judicatura era ejercida.
Los gremios profesionales tambi茅n eran respetados, hoy sabemos la forma en que son descalificados. Las universidades est谩n siendo se帽aladas de no asumir con responsabilidad acad茅mica la funci贸n para las que existen, las prioridades las han centrado, en muchos casos, en lo mercantil y, en otros, en los atrincheramientos ideol贸gicos, desnaturalizando el aporte intelectual y de investigaci贸n.
La misma sociedad se indign贸 al fin, superando el acomodamiento que favoreci贸, durante a帽os, a los depredadores de las arcas nacionales. Este a帽o se logr贸 la expulsi贸n vergonzosa de quienes ejerc铆an los m谩s altos cargos en el Ejecutivo.
Todo eso ha sido meritorio y reconocido nacional e internacionalmente, pero los problemas de fondo siguen expl铆citos. El Estado est谩 en el intensivo y no solo es cuesti贸n de abastecimiento de medicinas a los hospitales, pues cuando las personas alcancen alg煤n nivel de estabilidad en su salud, vuelven a los mismos c铆rculos de pobreza, a enfermarse de nuevo.
Los millones de habitantes de las 谩reas rurales se mantienen en la sobrevivencia, sin que la indignaci贸n ciudadana los alcance, al fin que “pobres siempre van a existir” y ahora es el combate de las bandas criminales incrustadas en el aparato estatal lo que concentra el inter茅s, la atenci贸n y los recursos.
Pero, adem谩s de la injusta distribuci贸n de la riqueza que provoca desigualdad brutal, existe inseguridad, exclusi贸n y pobreza generalizadas. En esas condiciones no hay posibilidades de lograr el desarrollo humano de la mayor铆a de la poblaci贸n.
El gobierno entrante, presidido por Jimmy Morales, tiene una oportunidad excepcional para definir, desde ahora, prioridades program谩ticas que no se restrinjan al ineludible, pero insuficiente prop贸sito de combatir la corrupci贸n. Ya es hora que surja un estadista que piense en los problemas profundos, que requieren soluciones de largo plazo, no paliativos fugaces.
Ese es el verdadero reto del presidente electo, pensar en sanear al Estado al mismo tiempo que en curar a la sociedad de los grav铆simos problemas estructurales que hist贸ricamente la han aquejado.
Pero para ello debe pensar y actuar estrat茅gicamente, definir prioridades en t茅rminos de desatar procesos en esa direcci贸n. Es el momento, justo ahora antes de asumir la Presidencia, que debe reflexionar sobre cu谩l ser谩 su legado, si es que quiere dejar alguno.
Este gobierno ef铆mero ha dicho que hay 67 prioridades para la transici贸n, pero Morales no debe caer en esa dispersi贸n, habr谩 de acotarlas. El Kat煤n le fija la visi贸n a perseguir, ojal谩 camine en esa direcci贸n, como lo ha anunciado.
Hemos venido de crisis en crisis. Las finanzas siempre est谩n a tres menos cuartillo, abriendo un hoyo para tapar otro. Los gobiernos, sucesivamente, se echan la culpa; el de P茅rez Molina fue cachado con las manos en todas las masas en donde las metieron, los anteriores tuvieron la suerte de no tener en el escenario a la Cicig.
Los diputados siempre han sido tildados de todo, pero esta 煤ltima legislatura se llev贸 las palmas. Al sistema de justicia tambi茅n, desde hace algunas d茅cadas, se le ha venido reprochando de incumplir con su funci贸n. Lejos quedaron los magistrados y jueces que luc铆an con honor la alta dignidad de la que fueron investidos. Algunos de ellos todav铆a pueden dar fe de la forma en que la judicatura era ejercida.
Los gremios profesionales tambi茅n eran respetados, hoy sabemos la forma en que son descalificados. Las universidades est谩n siendo se帽aladas de no asumir con responsabilidad acad茅mica la funci贸n para las que existen, las prioridades las han centrado, en muchos casos, en lo mercantil y, en otros, en los atrincheramientos ideol贸gicos, desnaturalizando el aporte intelectual y de investigaci贸n.
La misma sociedad se indign贸 al fin, superando el acomodamiento que favoreci贸, durante a帽os, a los depredadores de las arcas nacionales. Este a帽o se logr贸 la expulsi贸n vergonzosa de quienes ejerc铆an los m谩s altos cargos en el Ejecutivo.
Todo eso ha sido meritorio y reconocido nacional e internacionalmente, pero los problemas de fondo siguen expl铆citos. El Estado est谩 en el intensivo y no solo es cuesti贸n de abastecimiento de medicinas a los hospitales, pues cuando las personas alcancen alg煤n nivel de estabilidad en su salud, vuelven a los mismos c铆rculos de pobreza, a enfermarse de nuevo.
Los millones de habitantes de las 谩reas rurales se mantienen en la sobrevivencia, sin que la indignaci贸n ciudadana los alcance, al fin que “pobres siempre van a existir” y ahora es el combate de las bandas criminales incrustadas en el aparato estatal lo que concentra el inter茅s, la atenci贸n y los recursos.
Pero, adem谩s de la injusta distribuci贸n de la riqueza que provoca desigualdad brutal, existe inseguridad, exclusi贸n y pobreza generalizadas. En esas condiciones no hay posibilidades de lograr el desarrollo humano de la mayor铆a de la poblaci贸n.
El gobierno entrante, presidido por Jimmy Morales, tiene una oportunidad excepcional para definir, desde ahora, prioridades program谩ticas que no se restrinjan al ineludible, pero insuficiente prop贸sito de combatir la corrupci贸n. Ya es hora que surja un estadista que piense en los problemas profundos, que requieren soluciones de largo plazo, no paliativos fugaces.
Ese es el verdadero reto del presidente electo, pensar en sanear al Estado al mismo tiempo que en curar a la sociedad de los grav铆simos problemas estructurales que hist贸ricamente la han aquejado.
Pero para ello debe pensar y actuar estrat茅gicamente, definir prioridades en t茅rminos de desatar procesos en esa direcci贸n. Es el momento, justo ahora antes de asumir la Presidencia, que debe reflexionar sobre cu谩l ser谩 su legado, si es que quiere dejar alguno.
Este gobierno ef铆mero ha dicho que hay 67 prioridades para la transici贸n, pero Morales no debe caer en esa dispersi贸n, habr谩 de acotarlas. El Kat煤n le fija la visi贸n a perseguir, ojal谩 camine en esa direcci贸n, como lo ha anunciado.