OPINI脫N de Esther Vivas.- Y si visti茅semos a las ni帽as de azul y a los ni帽os de rosa, ¿qu茅 pasar铆a? ¿Por qu茅 nos obcecamos en resaltar el sexo de nuestros beb茅s? ¿Es ni帽a o ni帽o? ¿Tan importante es? A los peque帽os, por ahora, parece que no les importa. La “obsesi贸n” de la sociedad por identificarnos y asociar a cada uno de los sexos unos patrones determinados de conducta, nos marca desde el minuto 0 de nuestra vida. De hecho, la pregunta m谩s repetida a una embarazada es: ¿Esperas a un ni帽o o a una ni帽a? Y en funci贸n de su sexo puede que le regalen un tipo de ropita u otra y complementos de unos colores u otros. Tambi茅n, muy probablemente, las expectativas asociadas a ese nuevo beb茅 ser谩n distintas.
Normativizadas desde el 煤tero materno
La sociedad heteropatriarcal, nos otorga una serie de roles y funciones dependiendo de nuestros genitales. Nos normativizan ya desde muy peque帽os, yo dir铆a incluso desde el 煤tero materno, construyendo un ideal de masculinidad y feminidad, con una clara diferencia y desigualdad entre sexos. A los hombres se les otorga un rol masculino, a las mujeres un rol femenino, con toda la carga social y cultural que ambos conllevan. No hay libertad para poder sentir, explorar, escoger y decidir. Estamos condicionados socialmente, y a menudo de la manera m谩s sutil. La norma es la norma tambi茅n en lo que al g茅nero se refiere. Pensamos algunas, ilusas de nosotras, que seremos capaces de combatirlo. No es tan f谩cil.
Las ni帽as y los ni帽os no solo socializan y construyen sus identidades a partir de lo que ven en casa, que no siempre es perfecto ni coherente aunque se intente, sino tambi茅n a partir de sus vivencias en la escuela, junto a familiares y amigos o viendo la televisi贸n. Nuestro dec谩logo “impoluto” de la igualdad entre sexos, se hace a帽icos cuando topa con la realidad. Me lo comentaba recientemente una amiga: “Mi hija me pide vestir de rosa. Dice que es el color de las ni帽as”. Y a帽ad铆a: “Y mira que en casa nunca le hemos comprado ropa de ese color”. No es la primera vez que oigo una historia parecida. Nuestra sociedad est谩 m谩s interesada en establecer las diferencias entre un g茅nero y otro, con las consiguientes desigualdades, que fomentar la equidad y la libertad.
Mi tortazo con este “d铆a a d铆a”, vino justo antes de parir, a la hora de ir a comprar ropa para el beb茅 que esper谩bamos. Cu谩l fue mi sorpresa al ver que muchas tiendas y centros comerciales dividen la ropa entre ni帽as y ni帽os. Y no me refiero solo a la secci贸n de unos pocos a帽os para arriba, cuando tal vez uno puede empezar a identificar a primera vista, o no, el sexo del peque帽o, sino al vestuario del reci茅n nacido. As铆 en las tallas de la 50 a la 80, de 0 a 12 meses de vida, tal vez puedas encontrar un pelele o un body o una manta o un gorrito de color crema o blanco, pero el mundo de la indumentaria del beb茅 est谩 dominado, sin lugar a dudas, por el rosa y el azul. La paleta de colores se reduce a dos para que quede bien claro quien es ni帽o y quien es ni帽a. Lo que no quita que cada vez m谩s, poco a poco, peque帽as tiendas intenten combatir esta din谩mica mainstream, dando una alternativa a aquellas familias que no quieren reproducir los estereotipos de g茅nero en la vestimenta infantil.
Del blanco a los colores por g茅nero
Pero, la distinci贸n entre ni帽as y ni帽os con el rosa y el azul no siempre ha sido as铆. La historiadora Jo B. Paoletti lo deja claro en su libro ‘Pink and Blue: Telling the Boys from the Girls in America’ (Rosa y azul: explicando a los ni帽os sobre las ni帽as en Am茅rica), donde cuenta c贸mo durante siglos en Estados Unidos los peque帽os, hasta los seis a帽os, llevaban vestidos, con falda incluida, algo impensable hoy en d铆a, y de tono blanco. Se trataba de una “cuesti贸n pr谩ctica”, la ropa y los pa帽ales de algod贸n eran f谩ciles de blanquear y quedaban m谩s limpios. Algo habitual en la 茅poca, donde, por contra, se consideraba de mal gusto vestir a los reci茅n nacidos como ni帽a o ni帽o. Una tendencia que les permit铆a tener identidad propia, como beb茅s, al margen de su sexo.
Los colores como identificadores del g茅nero no se empezaron a utilizar hasta principios del siglo XX, poco antes de la I Guerra Mundial, aunque ya en el XIX emergieron algunos tonos pastel, con el rosa y el azul entre ellos. Sin embargo, hace cien a帽os cuando se empez贸 a vestir a los ni帽os de un color y a las ni帽as de otro, la tendencia no era la actual. A veces incluso era la contraria: se vest铆a a los ni帽os de rosa y a las ni帽as de azul. Lo explica el artista surcoreano JeongMee Yoon en su proyecto ‘The Pink and Blue Project‘ (Proyecto azul y rosa), donde retrata de manera extraordinaria a decenas de peque帽os rodeados de sus juguetes monocolor: “El rosa fue tiempo atr谩s un tono vinculado a la masculinidad, se apreciaba como un ‘rojo aguado’ y se consideraba que manten铆a la fuerza de este 煤ltimo color. En 1914, el peri贸dico estadounidense Sunday Sentinel lleg贸 a recomendar a las madres ‘utilizar el rosa para los ni帽os y el azul para las ni帽as’, si quer铆an seguir las convenciones”.
Lo mismo cuenta Jo B. Paoletti en su obra al citar un art铆culo del a帽o 1918 de la revista Earnshaw’s Infants’ Department que dec铆a: “La norma generalmente aceptada es el del rosa para los ni帽os y el azul para las ni帽as. La raz贸n es que el rosa, siendo un color m谩s fuerte y decidido, es m谩s adecuado para los varones, mientras que el azul, m谩s delicado y exiquisito, es mejor para ellas”. Aunque la misma autora aclara que dicha tendencia no fue tan universal como la que existe actualmente y que “el rosa nunca fue considerado un ‘color de ni帽o’ como ahora se considera al rosa para las ni帽as”. Otras publicaciones de la 茅poca, seg煤n Paoletti, dec铆an que el azul era para los beb茅s con ojos azules y el rosa para los que los ten铆an marrones o que el azul favorec铆a m谩s a las rubias y el rosa a las morenas. Como vemos, el color asociado a un sexo u otro no es nada m谩s que una convenci贸n social y cultural y varia en funci贸n de la geograf铆a y el tiempo.
A partir de los a帽os 40, el rosa y el azul tomaron el significado que tienen en la actualidad, como resultado de lo que los fabricantes y minoristas consideraron las preferencias de los compradores norteamericanos, aunque su generalizaci贸n entre los consumidores no fue ni r谩pida ni lineal. A partir de los 60, en Estados Unidos, y a ra铆z del auge del movimiento feminista, las cosas cambiaron temporalmente. La moda infantil unisex volvi贸 a hacer acto de presencia, y durante unos pocos a帽os algunos cat谩logos comerciales retiraron el color rosa de la ropa para los m谩s peque帽os. Una moda “unisex” que no solo incidi贸 en el vestir infantil sino tambi茅n en el de hombres y mujeres. Seg煤n el artista JeongMee Yoo: “Como sociedad moderna entrada en la correcci贸n pol铆tica del siglo XX, emergi贸 el concepto de igualdad de g茅nero y, en consecuencia, se acab贸 con la perspectiva de los colores asociados a cada g茅nero”.
Hoy, el rosa y el azul, como colores vinculados a lo femenino y a lo masculino, se imponen como nunca antes lo hab铆an hecho. Seg煤n Jo B. Paoletti, haciendo referencia a los Estados Unidos, dicha tendencia se generaliz贸 especialmente a partir de mediados de los a帽os 80 con el desarrollo de las t茅cnicas de diagn贸stico prenatal que detectaban el sexo del feto. Una t茅cnica que indirectamente abri贸 grandes oportunidades de negocio, ya que al saber con antelaci贸n el sexo del peque帽o se pod铆an individualizar mucho m谩s las compras y aumentar las ventas, ante unos padres ansiosos por decorar la habitaci贸n infantil. A partir de entonces, y con el auge del consumismo, ya no solo empezamos a encontrar ropa de color azul o rosa sino todo tipo de gadgets, desde biberones pasando por cunitas hasta chupetes, tronas, cambiadores, ba帽eras, cochecitos…, que no dejaban dudas del sexo del beb茅 gracias a su color.
Moda sexista
Sin embargo, la moda infantil no solo se limita a los colores. ¿Sab铆as que la ropa de topos es para las ni帽as y las rayas para los ni帽os? Yo no, me lo cont贸 mi suegra que de moda sabe un mont贸n. A esto s煤male los cl谩sicos de hadas, lazos, princesas y flores para ellas y dinosaurios, coches, s煤perh茅roes y barcos para ellos. El fervor por identificar el g茅nero del peque帽o con la ropa no tiene l铆mites, llegando incluso a rechazar lo que nos gusta si no es “catalogado” como suficientemente masculino o femenino. Les cuento el caso de una se帽ora que vi en una tienda de ropa. La mujer con una camiseta en mano, no recuerdo ahora ni el color ni el estampado, se acerc贸 a una dependienta y le pregunt贸: “Perdona, ¿esta ropa es para ni帽a?”. La dependienta toda servicial le contest贸: “No, es de ni帽o. La ropa de ni帽as est谩 justo enfrente”. La mujer suspir贸 y con aire apesadumbrado dej贸 la tela al lado de la empleada y dijo: “Qu茅 l谩stima, con lo que me gustaba”.
Visto lo visto, la moda es sexista y contribuye a crear el estereotipo de la “aut茅ntica mujer” y el “aut茅ntico hombre”, donde tenemos que encajar. La sociedad patriarcal nos normativiza, queramos o no, desde nuestra m谩s tierna infancia y nos discrimina seg煤n el g茅nero. Algunas marcas lo consideran del todo normal. As铆, el a帽o pasado, Hipercor comercializaba, sin ning煤n tipo de rubor, unos bodies infantiles con el siguiente eslogan: “Inteligente como pap谩” (en su versi贸n masculina y, obviamente, azul) y “Bonita como mam谩” (en la femenina… y rosa). Zara tambi茅n, este mismo a帽o, sac贸 a la venta, unos bodies para los m谩s peque帽os donde pon铆a ‘Pretty & perfect. It’s what daddy said’ (Guapa y perfecta: eso dice pap谩) para las ni帽as y ‘Cool & clever. It’s what mummy said’ (Genial y listo: eso dice mam谩) para los ni帽os. Afortunadamente, la movilizaci贸n y las denuncias a trav茅s de las redes sociales, hizo que las empresas se vieran obligadas a retirar las prendas de sus cat谩logos.
Los juguetes no escapan tampoco al monocolor. Un simple paseo por el departamento de juguetes de una gran superficie nos lo muestra. M谩s all谩 del sexismo que encontramos en muchos de los juegos infantiles (cocinitas, mu帽ecas y peluquer铆a por un lado; coches, h茅roes y ordenadores por el otro), su color deja claro a quien va dirigido. Incluso compa帽铆as como Lego, que desde su fundaci贸n en 1934 se hab铆an caracterizado por tratar indistintamente a ni帽os y ni帽as, sac贸 ya en 1971 una l铆nea destinada estrictamente a las peque帽as: Lego homemaker, con figuras de entregadas mam谩s, abuelas e hijas cuidando de los hombres de la casa. Su versi贸n moderna se lanz贸 en 2012 con el nombre de Lego friends, donde, bajo un sexismo m谩s sutil, muchas de sus piezas est谩n te帽idas de rosa.
Incluso el huevo Kinder Sorpresa, tan popular entre los peque帽os, no escapa a dichos colores. En 2013, la compa帽铆a italiana Ferrero, propietaria de la marca, lanz贸 en Gran Breta帽a un serie limitada de huevos kinder en rosa, con mu帽ecas en su interior, y en azul, con coches. La compa帽铆a se defendi贸 de las acusaciones de “sexismo” alegando que de esta manera se facilitaba a los padres la compra en funci贸n de los intereses de sus hijos. Pero si esto no es sexismo, que alguien me cuente qu茅 lo es. Lo que est谩 claro es que para muchas empresas, lo unisex ya no vende y sale m谩s rentable consolidar los roles y las consiguientes desigualdades de g茅nero.
En nuestras manos est谩 ser c贸mplices de dicha normativizaci贸n social o decir “ya basta”. Ni colores ni roles ni t贸picos donde encasillarnos desde peque帽os. Crecer en libertad implica hacerlo al margen de las imposiciones de una sociedad heteropatriarcal que nos dicta qu茅 y c贸mo ser. Ni rosa ni azul sino libres y 煤nicas. S铆 se puede.
Normativizadas desde el 煤tero materno
La sociedad heteropatriarcal, nos otorga una serie de roles y funciones dependiendo de nuestros genitales. Nos normativizan ya desde muy peque帽os, yo dir铆a incluso desde el 煤tero materno, construyendo un ideal de masculinidad y feminidad, con una clara diferencia y desigualdad entre sexos. A los hombres se les otorga un rol masculino, a las mujeres un rol femenino, con toda la carga social y cultural que ambos conllevan. No hay libertad para poder sentir, explorar, escoger y decidir. Estamos condicionados socialmente, y a menudo de la manera m谩s sutil. La norma es la norma tambi茅n en lo que al g茅nero se refiere. Pensamos algunas, ilusas de nosotras, que seremos capaces de combatirlo. No es tan f谩cil.
Las ni帽as y los ni帽os no solo socializan y construyen sus identidades a partir de lo que ven en casa, que no siempre es perfecto ni coherente aunque se intente, sino tambi茅n a partir de sus vivencias en la escuela, junto a familiares y amigos o viendo la televisi贸n. Nuestro dec谩logo “impoluto” de la igualdad entre sexos, se hace a帽icos cuando topa con la realidad. Me lo comentaba recientemente una amiga: “Mi hija me pide vestir de rosa. Dice que es el color de las ni帽as”. Y a帽ad铆a: “Y mira que en casa nunca le hemos comprado ropa de ese color”. No es la primera vez que oigo una historia parecida. Nuestra sociedad est谩 m谩s interesada en establecer las diferencias entre un g茅nero y otro, con las consiguientes desigualdades, que fomentar la equidad y la libertad.
Mi tortazo con este “d铆a a d铆a”, vino justo antes de parir, a la hora de ir a comprar ropa para el beb茅 que esper谩bamos. Cu谩l fue mi sorpresa al ver que muchas tiendas y centros comerciales dividen la ropa entre ni帽as y ni帽os. Y no me refiero solo a la secci贸n de unos pocos a帽os para arriba, cuando tal vez uno puede empezar a identificar a primera vista, o no, el sexo del peque帽o, sino al vestuario del reci茅n nacido. As铆 en las tallas de la 50 a la 80, de 0 a 12 meses de vida, tal vez puedas encontrar un pelele o un body o una manta o un gorrito de color crema o blanco, pero el mundo de la indumentaria del beb茅 est谩 dominado, sin lugar a dudas, por el rosa y el azul. La paleta de colores se reduce a dos para que quede bien claro quien es ni帽o y quien es ni帽a. Lo que no quita que cada vez m谩s, poco a poco, peque帽as tiendas intenten combatir esta din谩mica mainstream, dando una alternativa a aquellas familias que no quieren reproducir los estereotipos de g茅nero en la vestimenta infantil.
Del blanco a los colores por g茅nero
Pero, la distinci贸n entre ni帽as y ni帽os con el rosa y el azul no siempre ha sido as铆. La historiadora Jo B. Paoletti lo deja claro en su libro ‘Pink and Blue: Telling the Boys from the Girls in America’ (Rosa y azul: explicando a los ni帽os sobre las ni帽as en Am茅rica), donde cuenta c贸mo durante siglos en Estados Unidos los peque帽os, hasta los seis a帽os, llevaban vestidos, con falda incluida, algo impensable hoy en d铆a, y de tono blanco. Se trataba de una “cuesti贸n pr谩ctica”, la ropa y los pa帽ales de algod贸n eran f谩ciles de blanquear y quedaban m谩s limpios. Algo habitual en la 茅poca, donde, por contra, se consideraba de mal gusto vestir a los reci茅n nacidos como ni帽a o ni帽o. Una tendencia que les permit铆a tener identidad propia, como beb茅s, al margen de su sexo.
Los colores como identificadores del g茅nero no se empezaron a utilizar hasta principios del siglo XX, poco antes de la I Guerra Mundial, aunque ya en el XIX emergieron algunos tonos pastel, con el rosa y el azul entre ellos. Sin embargo, hace cien a帽os cuando se empez贸 a vestir a los ni帽os de un color y a las ni帽as de otro, la tendencia no era la actual. A veces incluso era la contraria: se vest铆a a los ni帽os de rosa y a las ni帽as de azul. Lo explica el artista surcoreano JeongMee Yoon en su proyecto ‘The Pink and Blue Project‘ (Proyecto azul y rosa), donde retrata de manera extraordinaria a decenas de peque帽os rodeados de sus juguetes monocolor: “El rosa fue tiempo atr谩s un tono vinculado a la masculinidad, se apreciaba como un ‘rojo aguado’ y se consideraba que manten铆a la fuerza de este 煤ltimo color. En 1914, el peri贸dico estadounidense Sunday Sentinel lleg贸 a recomendar a las madres ‘utilizar el rosa para los ni帽os y el azul para las ni帽as’, si quer铆an seguir las convenciones”.
Lo mismo cuenta Jo B. Paoletti en su obra al citar un art铆culo del a帽o 1918 de la revista Earnshaw’s Infants’ Department que dec铆a: “La norma generalmente aceptada es el del rosa para los ni帽os y el azul para las ni帽as. La raz贸n es que el rosa, siendo un color m谩s fuerte y decidido, es m谩s adecuado para los varones, mientras que el azul, m谩s delicado y exiquisito, es mejor para ellas”. Aunque la misma autora aclara que dicha tendencia no fue tan universal como la que existe actualmente y que “el rosa nunca fue considerado un ‘color de ni帽o’ como ahora se considera al rosa para las ni帽as”. Otras publicaciones de la 茅poca, seg煤n Paoletti, dec铆an que el azul era para los beb茅s con ojos azules y el rosa para los que los ten铆an marrones o que el azul favorec铆a m谩s a las rubias y el rosa a las morenas. Como vemos, el color asociado a un sexo u otro no es nada m谩s que una convenci贸n social y cultural y varia en funci贸n de la geograf铆a y el tiempo.
A partir de los a帽os 40, el rosa y el azul tomaron el significado que tienen en la actualidad, como resultado de lo que los fabricantes y minoristas consideraron las preferencias de los compradores norteamericanos, aunque su generalizaci贸n entre los consumidores no fue ni r谩pida ni lineal. A partir de los 60, en Estados Unidos, y a ra铆z del auge del movimiento feminista, las cosas cambiaron temporalmente. La moda infantil unisex volvi贸 a hacer acto de presencia, y durante unos pocos a帽os algunos cat谩logos comerciales retiraron el color rosa de la ropa para los m谩s peque帽os. Una moda “unisex” que no solo incidi贸 en el vestir infantil sino tambi茅n en el de hombres y mujeres. Seg煤n el artista JeongMee Yoo: “Como sociedad moderna entrada en la correcci贸n pol铆tica del siglo XX, emergi贸 el concepto de igualdad de g茅nero y, en consecuencia, se acab贸 con la perspectiva de los colores asociados a cada g茅nero”.
Hoy, el rosa y el azul, como colores vinculados a lo femenino y a lo masculino, se imponen como nunca antes lo hab铆an hecho. Seg煤n Jo B. Paoletti, haciendo referencia a los Estados Unidos, dicha tendencia se generaliz贸 especialmente a partir de mediados de los a帽os 80 con el desarrollo de las t茅cnicas de diagn贸stico prenatal que detectaban el sexo del feto. Una t茅cnica que indirectamente abri贸 grandes oportunidades de negocio, ya que al saber con antelaci贸n el sexo del peque帽o se pod铆an individualizar mucho m谩s las compras y aumentar las ventas, ante unos padres ansiosos por decorar la habitaci贸n infantil. A partir de entonces, y con el auge del consumismo, ya no solo empezamos a encontrar ropa de color azul o rosa sino todo tipo de gadgets, desde biberones pasando por cunitas hasta chupetes, tronas, cambiadores, ba帽eras, cochecitos…, que no dejaban dudas del sexo del beb茅 gracias a su color.
Moda sexista
Sin embargo, la moda infantil no solo se limita a los colores. ¿Sab铆as que la ropa de topos es para las ni帽as y las rayas para los ni帽os? Yo no, me lo cont贸 mi suegra que de moda sabe un mont贸n. A esto s煤male los cl谩sicos de hadas, lazos, princesas y flores para ellas y dinosaurios, coches, s煤perh茅roes y barcos para ellos. El fervor por identificar el g茅nero del peque帽o con la ropa no tiene l铆mites, llegando incluso a rechazar lo que nos gusta si no es “catalogado” como suficientemente masculino o femenino. Les cuento el caso de una se帽ora que vi en una tienda de ropa. La mujer con una camiseta en mano, no recuerdo ahora ni el color ni el estampado, se acerc贸 a una dependienta y le pregunt贸: “Perdona, ¿esta ropa es para ni帽a?”. La dependienta toda servicial le contest贸: “No, es de ni帽o. La ropa de ni帽as est谩 justo enfrente”. La mujer suspir贸 y con aire apesadumbrado dej贸 la tela al lado de la empleada y dijo: “Qu茅 l谩stima, con lo que me gustaba”.
Visto lo visto, la moda es sexista y contribuye a crear el estereotipo de la “aut茅ntica mujer” y el “aut茅ntico hombre”, donde tenemos que encajar. La sociedad patriarcal nos normativiza, queramos o no, desde nuestra m谩s tierna infancia y nos discrimina seg煤n el g茅nero. Algunas marcas lo consideran del todo normal. As铆, el a帽o pasado, Hipercor comercializaba, sin ning煤n tipo de rubor, unos bodies infantiles con el siguiente eslogan: “Inteligente como pap谩” (en su versi贸n masculina y, obviamente, azul) y “Bonita como mam谩” (en la femenina… y rosa). Zara tambi茅n, este mismo a帽o, sac贸 a la venta, unos bodies para los m谩s peque帽os donde pon铆a ‘Pretty & perfect. It’s what daddy said’ (Guapa y perfecta: eso dice pap谩) para las ni帽as y ‘Cool & clever. It’s what mummy said’ (Genial y listo: eso dice mam谩) para los ni帽os. Afortunadamente, la movilizaci贸n y las denuncias a trav茅s de las redes sociales, hizo que las empresas se vieran obligadas a retirar las prendas de sus cat谩logos.
Los juguetes no escapan tampoco al monocolor. Un simple paseo por el departamento de juguetes de una gran superficie nos lo muestra. M谩s all谩 del sexismo que encontramos en muchos de los juegos infantiles (cocinitas, mu帽ecas y peluquer铆a por un lado; coches, h茅roes y ordenadores por el otro), su color deja claro a quien va dirigido. Incluso compa帽铆as como Lego, que desde su fundaci贸n en 1934 se hab铆an caracterizado por tratar indistintamente a ni帽os y ni帽as, sac贸 ya en 1971 una l铆nea destinada estrictamente a las peque帽as: Lego homemaker, con figuras de entregadas mam谩s, abuelas e hijas cuidando de los hombres de la casa. Su versi贸n moderna se lanz贸 en 2012 con el nombre de Lego friends, donde, bajo un sexismo m谩s sutil, muchas de sus piezas est谩n te帽idas de rosa.
Incluso el huevo Kinder Sorpresa, tan popular entre los peque帽os, no escapa a dichos colores. En 2013, la compa帽铆a italiana Ferrero, propietaria de la marca, lanz贸 en Gran Breta帽a un serie limitada de huevos kinder en rosa, con mu帽ecas en su interior, y en azul, con coches. La compa帽铆a se defendi贸 de las acusaciones de “sexismo” alegando que de esta manera se facilitaba a los padres la compra en funci贸n de los intereses de sus hijos. Pero si esto no es sexismo, que alguien me cuente qu茅 lo es. Lo que est谩 claro es que para muchas empresas, lo unisex ya no vende y sale m谩s rentable consolidar los roles y las consiguientes desigualdades de g茅nero.
En nuestras manos est谩 ser c贸mplices de dicha normativizaci贸n social o decir “ya basta”. Ni colores ni roles ni t贸picos donde encasillarnos desde peque帽os. Crecer en libertad implica hacerlo al margen de las imposiciones de una sociedad heteropatriarcal que nos dicta qu茅 y c贸mo ser. Ni rosa ni azul sino libres y 煤nicas. S铆 se puede.