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Alerta Feminista ante las propuestas de Ciudadanos

Por  ASAMBLEA FEMINISTA DE MADRID.- Las declaraciones de esta 煤ltima semana de Albert Rivera y algunas personas de su partido en relaci贸n con la violencia contra las mujeres han generado un importante rechazo social que se ha reflejado en diversos art铆culos en medios de comunicaci贸n as铆 como cr铆ticas en las redes sociales. La respuesta del l铆der del partido a esta situaci贸n ha sido disculparse de que no se ha entendido correctamente su mensaje. Pareciera que, en el fragor de una campa帽a electoral particularmente activa y decisiva, afirmar en un debate televisivo que “es tan grave que un hijo vea c贸mo su padre mata a su madre que el que vea c贸mo su madre mata a su padre” (Marta Rivera de la Cruz, n煤mero 3 de la lista de Ciudadanos por Madrid) se deba a un “gazapo” de la candidata. Tambi茅n podr铆amos imaginar que la alusi贸n de Albert Rivera en un acto, hace unas semanas a que “los hombres sean quienes abanderemos y lideremos estos cambios” en referencia a la lucha por la igualdad de g茅nero y contra las violencias machistas se haya debido a un “desliz” del l铆der de la formaci贸n pol铆tica. Nos preguntamos: ¿se trata de una equivocaci贸n o m谩s bien estas declaraciones forman parte de las ideas que tiene este partido acerca de la violencia contra las mujeres y la desigualdad de g茅nero?

El apartado del programa electoral de Ciudadanos (C’s) en el que se describen las propuestas para atajar las violencias contra las mujeres que pondr铆an en marcha en caso de acceder al gobierno, se denomina “Igualdad y violencia de g茅nero e intrafamiliar”. Resulta llamativo al tiempo que genera una cierta confusi贸n, desde la propia denominaci贸n del apartado, el hecho de que vinculen dos tipolog铆as de violencia (de g茅nero e intrafamiliar) cuyas causas, y por tanto abordajes, son completamente diferentes. Resumiendo, la violencia de g茅nero, en su definici贸n, hace referencia a la violencia que sufren las mujeres perpetrada por hombres con quienes han mantenido o mantienen una relaci贸n de pareja. Por otro lado, la violencia intrafamiliar hace alusi贸n a aquella que se ejerce por alg煤n miembro de la familia y cuyas v铆ctimas pueden ser uno o m谩s miembros de familia, independientemente de su g茅nero.

Haciendo un inciso, y teniendo en cuenta la importancia del lenguaje y su capacidad para construir realidad, es probable que la propia definici贸n de violencia de g茅nero (heredada de la Ley Org谩nica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protecci贸n Integral contra la Violencia de G茅nero), que 煤nicamente contempla la violencia que las mujeres sufrimos por parte de hombres que han sido o son nuestras parejas, de por s铆 haya instalado en el imaginario colectivo la idea de que las mujeres s贸lo sufrimos este tipo de violencia. Sin embargo, sabemos que, debido al sistema patriarcal en el que vivimos, que instaura una desigualdad de g茅nero estructural; nosotras, por el mero hecho de ser socializadas como mujeres, experimentamos otro tipo de violencias: los insultos, las humillaciones, la violencia sexual, el acoso callejero, el acoso laboral y el menosprecio general de las mujeres forman parte de aquello que denominamos violencias machistas.

Si bien la vinculaci贸n que hace Ciudadanos podr铆a deberse a un profundo desconocimiento por parte de este partido pol铆tico de la especificidad de cada una de ellas (lo cual, por otro lado, resulta alarmante en un partido que aspire a gobernar), lo cierto es que, a medida que el texto avanza, emerge el verdadero ideario de la formaci贸n en relaci贸n con la violencia machista: la negaci贸n de la especificidad de las violencias contra las mujeres, cuya base y sustento se encuentra en la desigualdad estructural de g茅nero. En una nueva “vuelta de tuerca” al lenguaje, C’s equipara en el t茅rmino “violencia de g茅nero” a la violencia que las mujeres sufren por parte de los hombres, as铆 como a aquella que las mujeres pudieran infringir sobre los hombres. Es decir, despoja al concepto de su elemento cr铆tico fundamental que es la afirmaci贸n de la existencia de un sistema de desigualdad de g茅nero, que implica relaciones de poder de hombres a mujeres y que estructura toda la sociedad. De hecho, la medida de modificar la ley actual contra la violencia de g茅nero “para acabar con la asimetr铆a penal por cuesti贸n de sexo” no es m谩s que un ejemplo clar铆simo del discurso negacionista de este partido de la desigualdad de g茅nero y las diversas violencias machistas. Negarlo, teniendo en cuenta el horror que representa que, de forma cotidiana las mujeres sean asesinadas por hombres, y que cientos de miles de mujeres y tambi茅n hombres se hayan manifestado recientemente en muestra de su rechazo a estos hechos, no puede sino producir una alarma generalizada y dice mucho acerca del profundo desconocimiento que este partido tiene de la realidad.

En este sentido y a la vista de lo que se recoge en el programa electoral de Ciudadanos, sus propuestas en relaci贸n a las violencias machistas nos retrotraen a un pasado oscuro y lejano que nada tiene que ver con un modelo de sociedad igualitaria. La negaci贸n de la existencia de una desigualdad estructural que posiciona a las mujeres, en todos los 谩mbitos de la vida en un lugar de desventaja demuestra el tipo de sociedad y de valores (nada “modernos”, o “progresistas en lo social”, como se autodefinen, por otro lado) que este partido promueve. El reconocimiento de la desigualdad de g茅nero supone, inexpugnablemente, el primer paso para la puesta en marcha de medidas que logren transformar esta realidad desde los diversos 谩mbitos y fundamentalmente aquellos que inciden en la educaci贸n y la cultura.

Pero esto, con ser suficientemente grave, no es lo 煤nico que encontramos en el programa electoral de Ciudadanos. Su programa es una defensa a ultranza del modelo liberal, de un modelo productivista en el marco de la Europa de los mercados, de la b煤squeda de la eficiencia del sistema, del modelo de crecimiento econ贸mico, insostenible ecol贸gica y socialmente, donde la igualdad de las mujeres se mide en relaci贸n a lo que son capaces de aportar al sistema, a fin de asegurar mayor y mejor productividad, y de ah铆 las medidas dirigidas a limar todo aquello que puede hacerlas menos aptas para esta tarea.

No existe una crisis social de los cuidados, ni existen por tanto medidas de calado para darle una salida que no suponga el aumento de la carga total de trabajo de las mujeres, se trata de conciliar bien la vida laboral, familiar y personal. En el ep铆grafe as铆 llamado la medida estrella que proponen es un “pacto nacional por la racionalizaci贸n de horarios y la conciliaci贸n laboral”. Este pacto, que en la teor铆a pretende flexibilizar la jornada laboral para conciliar mejor el tiempo destinado al trabajo asalariado (para quienes lo tengan) y el trabajo de cuidados y dom茅stico, no aporta ning煤n ejemplo concluyente o medida tangible que indique que contribuir谩 a que el peso de los cuidados no siga recayendo en las mujeres, como hist贸ricamente viene ocurriendo en nuestro pa铆s.

M谩s bien, y sumado a la propuesta de contrato 煤nico junto con otras medidas relacionadas con el empleoque se proponen, parece evidente que va a servir para flexibilizar no ya el horario, sino las condiciones generales de trabajo y los derechos de trabajadoras y trabajadores. El viejo truco de presentar una propuesta profundamente desreguladora bajo un discurso supuestamente igualitario, y del que tantos ejemplos tenemos en la historia. Pero adem谩s, sabemos y as铆 lo confirman todos los datos, que las medidas flexibilizadoras en el mercado laboral tienen un impacto negativo brutal sobre las mujeres, por eso son m谩s las mujeres con trabajos a tiempo parcial y por tanto con derechos parciales.

Para conseguir esa conciliaci贸n tambi茅n abogan, entre otras medidas, por el teletrabajo, reducir las vacaciones escolares, y escuelas infantiles en las empresas, algo muy criticado por las trabajadoras de las escuelas infantiles.

Otro punto que llama poderosamente la atenci贸n es el referido a la promoci贸n activa de la igualdad dentro de las empresas y administraciones p煤blicas. Se pretende, seg煤n indica su programa electoral, “crear una cultura de transparencia en el proceso de selecci贸n en todos los niveles de contrataci贸n, manteniendo estad铆sticas de contrataci贸n de hombres y mujeres en diferentes niveles jer谩rquicos de la administraci贸n". Resulta profundamente parad贸jico que un partido como el de Ciudadanos incluya este tipo de medidas con fines electoralistas en su programa cuando en las 煤ltimas semanas hemos sido testigos a trav茅s de numerosos espacios televisivos y medios de comunicaci贸n, del rechazo reiterado de la formaci贸n a las llamadas "cuotas". Buena cuenta de ello lo da el hecho de que Ciudadanos es el partido con menos representaci贸n femenina que existe actualmente en el panorama pol铆tico espa帽ol, tanto en cabezas de lista como en el total de candidatas.

El modelo econ贸mico que proponen y que recoge claramente los intereses del mercado y la patronal, se acompa帽a, por pura l贸gica, de una concepci贸n profundamente liberal de los derechos, del bienestar de los individuos y de la idea de ciudadan铆a que implica el modelo liberal patriarcal que defiende.

La responsabilidad individual frente a la responsabilidad social y la responsabilidad del Estado, recorre el texto de su programa. Est谩 cargado de alusiones a la responsabilidad de las propias personas por su situaci贸n, por su falta de competitividad y de “integraci贸n”; impregnado de un lenguaje masculino y clasista, con reiteradas referencias a las condiciones econ贸micas y culturales de las personas como h谩ndicap para modificar las situaciones de precariedad y exclusi贸n en que viven.

Esta l贸gica se encuentra incluso en el ep铆grafe referido al aborto, con constantes juicios de valor sobre los motivos que llevan a una mujer que decide interrumpir un embarazo, que consideramos totalmente fuera de lugar. Se dice que las mujeres que abortan son mayoritariamente las que tienen menores ingresos y menor nivel cultural, y que abortan porque no son capaces de buscar otra soluci贸n. Esto adem谩s de suponer un claro ejercicio de estigmatizaci贸n de las mujeres, no es cierto. Valga como respuesta los datos facilitados por ACAI (Asociaci贸n de Cl铆nicas Acreditadas para la Interrupci贸n Voluntaria del Embarazo) que confirman lo que ha sido una constante en estos 煤ltimos a帽os: el 65 % de las mujeres que abortan tienen estudios de secundaria y bachillerato y el 54 % no aborta por causas econ贸micas.

Su propuesta en esta materia es vaga e inquietante: el referente son leyes como la de Alemania y Francia aunque indicando ya que tendr铆an m谩s limitaciones tanto temporales como de intervenci贸n de facultativos, en la sanidad p煤blica.

Con estas notas sobre algunos temas que aparecen en el programa electoral de Ciudadanos queremos alertar sobre algunos aspectos que nos han preocupado particularmente. Sin 谩nimo de ser exhaustivas, ni mucho menos, simplemente con el objetivo de reflejar lo que hay detr谩s de algunas propuestas de este partido que aspira a gobernar, y que si se llevaran adelante supondr铆a una seria amenaza a los derechos y bienestar de las mujeres.


*http://www.feministas.org/

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