OPINI脫N de Pierre Rousset.- El pasado 6 de enero, Corea del Norte anunci贸 que hab铆a efectuado su primer ensayo de una bomba H (de hidr贸geno), tambi茅n llamada termonuclear. Con anterioridad ya hab铆a realizado tres pruebas subterr谩neas con bombas A (at贸micas), en 2006, 2009 y 2013. Una bomba H utiliza la t茅cnica de la fusi贸n nuclear. Se activa mediante la explosi贸n de una bomba A, que a su vez opera por fisi贸n, situada en la punta de la cabeza nuclear. Es mucho m谩s potente que un arma nuclear cl谩sica. De ah铆 que, en agosto de 1945, despu茅s de haber arrasado Hiroshima, EE UU se apresurara a “ensayar”, antes de que se oficializara la capitulaci贸n de Jap贸n, la bomba H sobre Nagasaki. De este modo, cientos de miles de personas fueron sacrificadas para demostrar a escala real los efectos de esas armas de destrucci贸n masiva.
La prueba nuclear del 6 de enero ha sido confirmada por expertos de Corea del Sur y EE UU, pero dudan de que se tratara efectivamente de una bomba H, del mismo modo que no est谩 demostrado de que la hubieran miniaturizado, como afirma Pyongyang, para que pudiera ser transportada por un misil de largo alcance. El r茅gimen norcoreano tambi茅n ha afirmado, el 9 de enero, que iba a dotarse de un submarino portador de cabezas nucleares. “ Pasamos a engrosar las filas de los Estados nucleares avanzados”, se jactaba un presentador de la televisi贸n oficial norcoreana.
Fracaso de las negociaciones
Los sovi茅ticos ense帽aron a Corea del Norte a dominar el 谩tomo en la 茅poca de la guerra fr铆a, en los a帽os 1950-1960. Despu茅s, el r茅gimen prosigui贸 con sus investigaciones independientemente y a comienzos de la d茅cada de 1980 puso en marcha un programa militar secreto, ya que gracias a sus centrales el茅ctricas ten铆a la posibilidad de generar el plutonio necesario; despu茅s pas贸 a enriquecer uranio, que extrae del subsuelo del pa铆s, gracias a la adquisici贸n de tecnolog铆a paquistan铆 (centrifugadoras, etc.).
Un primer acuerdo internacional firmado en 1994 fue denunciado por el gobierno de Bush en octubre de 2002. En 2003 se reanudaron las negociaciones multilaterales a iniciativa del gobierno chino, con los representantes de seis pa铆ses: las dos Coreas, China, EE UU, Jap贸n y Rusia. En Washington, los neoconservadores frenaron un nuevo acuerdo (que sin embargo estaba casi concluido) en septiembre de 2005, aduciendo acusaciones infundadas: falsificaci贸n de monedas, blanqueo de dinero a partir de Macao. En 2006, Pyongyang procedi贸 a lanzar misiles bal铆sticos y a una primera prueba nuclear (utilizando el plutonio cuya producci贸n hab铆a suspendido durante ocho a帽os). En febrero de 2007 se concluy贸 un tercer acuerdo, por el que Corea del Norte deb铆a interrumpir su programa nuclear y aceptaba el retorno de inspectores extranjeros de la Agencia Internacional de la Energ铆a At贸mica; Washington, a su vez, deb铆a prestar ayuda energ茅tica y normalizar las relaciones diplom谩ticas. Este acuerdo fracas贸 en septiembre de 2008. Finalmente, en 2012 se firm贸 un cuarto acuerdo, con Obama en la presidencia de EE UU, que fue abortado en tan solo dos meses. La tercera prueba tuvo lugar en febrero de 2013.
Desde entonces ya no se han reanudado las conversaciones. Washington ya no tiene gran cosa que ofrecer –no en vano Corea del Norte est谩 muy poco integrada en el mundo (desde el punto de vista econ贸mico y diplom谩tico)– y mucho que reclamar: la renuncia al arma nuclear, de la que Corea del Norte ya dispone. Finalmente, Pyongyang sabe que ninguna potencia de la regi贸n desea en estos momentos un colapso brutal del r茅gimen, no solo porque Pek铆n no lo permitir铆a –por razones geopol铆ticas y no de afinidad pol铆tica–, sino tambi茅n porque esto abrir铆a una crisis de consecuencias imprevisibles en una de las regiones m谩s sensibles, en la que se enfrentan los intereses de las grandes potencias rivales (China, Rusia, EE UU, Jap贸n).
En este contexto, el r茅gimen norcoreano piensa que puede y debe “tensar la cuerda” nuclear tanto como sea posible. No cuenta con ning煤n aliado verdadero y tiene muchos enemigos jurados. Por eso multiplica su poder destructivo con el fin de aumentar la baza y congelar la situaci贸n en nombre de una pol铆tica de “disuasi贸n”. Es una opci贸n racional, pero ¿no se inspira en una l贸gica de “despu茅s de m铆, el diluvio”… nuclear?
La proliferaci贸n
Es justamente este aspecto racional el que resulta m谩s inquietante. La “disuasi贸n” del “d茅bil al fuerte” ha sido el argumento clave que ha justificado la proliferaci贸n nuclear, empezando por Rusia frente a EE UU, siguiendo con las “potencias secundarias”, como la Francia de De Gaulle o Gran Breta帽a en competencia con EE UU, o con China frente a Rusia: se trata de no dejar el monopolio del arma at贸mica a una o dos superpotencias militares, de las que en este terreno se pasa a depender totalmente. La proliferaci贸n en nombre de la disuasi贸n no ces贸 tras la formaci贸n del club de los cinco “pa铆ses nucleares” oficiales, miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Pakist谩n frente a India. Israel para emanciparse de la tutela estadounidense e imponerse en el teatro de Oriente Medio. Corea del Norte frente al despliegue nuclear masivo del ej茅rcito de EE UU en Asia del nordeste y para no depender de la diplomacia china…
Nada indica que vaya a cesar la proliferaci贸n, y de hecho ya hay otros Estados en situaci贸n “prenuclear”. La inestabilidad geopol铆tica general y la incapacidad de EE UU para establecer un nuevo orden mundial estable les inquieta: ¿seguir谩n teniendo asegurada la protecci贸n de Washington ante cualquier tesitura? Am茅rica Latina queda fuera del 谩mbito de confrontaci贸n nuclear. No se vislumbra qu茅 otro pa铆s europeo podr铆a lanzarse hoy a la aventura, pero ¿qu茅 suceder谩 cuando se agrave cualitativamente la crisis de la UE? El acuerdo con Ir谩n ha aplazado el choque frontal en Oriente Medio, pero ¿por cu谩nto tiempo, vista la virulencia de las contradicciones entre potencias regionales, la amenaza israel铆, las andadas de la pol铆tica estadounidense? Y ¿qu茅 decir del continente africano?
Sin embargo, es en Asia donde podr铆a nacer la pr贸xima potencia nuclear, no en vano all铆 est谩 instalado el mayor n煤mero de cabezas nucleares en muchos pa铆ses (en todos los que albergan bases militares estadounidenses, adem谩s de los pa铆ses que ya disponen de ellas), as铆 como en todo el mar de China (submarinos, flotas…). Tokio es el pretendiente m谩s inmediato. La derecha nipona utiliza cada “provocaci贸n” norcoreana para tratar de legitimar a los ojos de una poblaci贸n profundamente pacifista la desdemonizaci贸n del arma que redujo a cenizas las ciudades de Hiroshima y Nagasaki. En Corea del Sur tambi茅n hay pol铆ticos que defienden abiertamente esta opci贸n, entre ellos el diputado por el Saennuri, el partido en el poder, y presidente del grupo parlamentario de esta formaci贸n, Won Yoo-chul.
La proliferaci贸n nos acerca cada vez m谩s al momento en que se emplear谩 efectivamente el arma nuclear en un teatro de operaciones regional. Sin embargo, no es posible combatirla justificando al mismo tiempo el mantenimiento del monopolio de las cinco potencias que son miembros permanentes del Consejo de Seguridad. Lo que sigue plante谩ndose es justamente la cuesti贸n del desarme general, esperado y posible tras el fin de la guerra fr铆a.
Conviene recordarlo especialmente en Francia, donde prosigue, ante la indiferencia general, el desarrollo de nuevas armas nucleares destinadas a ser utilizadas. En el Reino Unido existe un movimiento activo contra el despliegue de los misiles Trident, pero en el pa铆s galo no ocurre nada parecido. Esta cuesti贸n no sale a relucir ni siquiera en las campa帽as electorales y jam谩s es objeto de negociaci贸n (ni siquiera por parte de los Verdes) de cara a un acuerdo de gobierno; en ning煤n momento el pu帽ado de f铆sicos o las peque帽as asociaciones que luchan con tenacidad en este terreno han recibido el apoyo que merecen (aunque por fortuna ha ca铆do finalmente el muro que separaba la lucha antinuclear civil y militar).
Los medios de comunicaci贸n reducen demasiado a menudo la cuesti贸n norcoreana a la autocracia y a la locura de la dinast铆a familiar de los Kim. Hay dictadura, eso es innegable; tal vez tambi茅n inestabilidad mental, pero los reg铆menes presidenciales y otros poderes personales tambi茅n provocan grandes titulares en otras partes. En materia nuclear, sin embargo, la pol铆tica de Pyongyang tiene sentido, desgraciadamente. Desde el punto de vista de los pueblos de la regi贸n, es una pol铆tica criminal, que atiza la espiral de militarizaci贸n que sigue su curso en Asia oriental. Se trata de una din谩mica mort铆fera iniciada por otras potencias, que los medios consideran, en este caso, “razonables”, cuando en realidad no son menos amenazadoras. Recordemos una vez m谩s que EE UU ha sido el 煤nico pa铆s que ha empleado efectivamente el arma, cometiendo un crimen de guerra, un crimen de lesa humanidad donde los haya.
Si no imponemos el desarme nuclear, pronto o tarde habr谩 una guerra nuclear. Estallar谩 probablemente a ra铆z de un conflicto regional y segar谩 millones de vidas. Y despu茅s, ¿qu茅 pasar谩?
*www.europe-solidaire.org/spip.php?article36919. Traducci贸n: VIENTO SUR
La prueba nuclear del 6 de enero ha sido confirmada por expertos de Corea del Sur y EE UU, pero dudan de que se tratara efectivamente de una bomba H, del mismo modo que no est谩 demostrado de que la hubieran miniaturizado, como afirma Pyongyang, para que pudiera ser transportada por un misil de largo alcance. El r茅gimen norcoreano tambi茅n ha afirmado, el 9 de enero, que iba a dotarse de un submarino portador de cabezas nucleares. “ Pasamos a engrosar las filas de los Estados nucleares avanzados”, se jactaba un presentador de la televisi贸n oficial norcoreana.
Fracaso de las negociaciones
Los sovi茅ticos ense帽aron a Corea del Norte a dominar el 谩tomo en la 茅poca de la guerra fr铆a, en los a帽os 1950-1960. Despu茅s, el r茅gimen prosigui贸 con sus investigaciones independientemente y a comienzos de la d茅cada de 1980 puso en marcha un programa militar secreto, ya que gracias a sus centrales el茅ctricas ten铆a la posibilidad de generar el plutonio necesario; despu茅s pas贸 a enriquecer uranio, que extrae del subsuelo del pa铆s, gracias a la adquisici贸n de tecnolog铆a paquistan铆 (centrifugadoras, etc.).
Un primer acuerdo internacional firmado en 1994 fue denunciado por el gobierno de Bush en octubre de 2002. En 2003 se reanudaron las negociaciones multilaterales a iniciativa del gobierno chino, con los representantes de seis pa铆ses: las dos Coreas, China, EE UU, Jap贸n y Rusia. En Washington, los neoconservadores frenaron un nuevo acuerdo (que sin embargo estaba casi concluido) en septiembre de 2005, aduciendo acusaciones infundadas: falsificaci贸n de monedas, blanqueo de dinero a partir de Macao. En 2006, Pyongyang procedi贸 a lanzar misiles bal铆sticos y a una primera prueba nuclear (utilizando el plutonio cuya producci贸n hab铆a suspendido durante ocho a帽os). En febrero de 2007 se concluy贸 un tercer acuerdo, por el que Corea del Norte deb铆a interrumpir su programa nuclear y aceptaba el retorno de inspectores extranjeros de la Agencia Internacional de la Energ铆a At贸mica; Washington, a su vez, deb铆a prestar ayuda energ茅tica y normalizar las relaciones diplom谩ticas. Este acuerdo fracas贸 en septiembre de 2008. Finalmente, en 2012 se firm贸 un cuarto acuerdo, con Obama en la presidencia de EE UU, que fue abortado en tan solo dos meses. La tercera prueba tuvo lugar en febrero de 2013.
Desde entonces ya no se han reanudado las conversaciones. Washington ya no tiene gran cosa que ofrecer –no en vano Corea del Norte est谩 muy poco integrada en el mundo (desde el punto de vista econ贸mico y diplom谩tico)– y mucho que reclamar: la renuncia al arma nuclear, de la que Corea del Norte ya dispone. Finalmente, Pyongyang sabe que ninguna potencia de la regi贸n desea en estos momentos un colapso brutal del r茅gimen, no solo porque Pek铆n no lo permitir铆a –por razones geopol铆ticas y no de afinidad pol铆tica–, sino tambi茅n porque esto abrir铆a una crisis de consecuencias imprevisibles en una de las regiones m谩s sensibles, en la que se enfrentan los intereses de las grandes potencias rivales (China, Rusia, EE UU, Jap贸n).
En este contexto, el r茅gimen norcoreano piensa que puede y debe “tensar la cuerda” nuclear tanto como sea posible. No cuenta con ning煤n aliado verdadero y tiene muchos enemigos jurados. Por eso multiplica su poder destructivo con el fin de aumentar la baza y congelar la situaci贸n en nombre de una pol铆tica de “disuasi贸n”. Es una opci贸n racional, pero ¿no se inspira en una l贸gica de “despu茅s de m铆, el diluvio”… nuclear?
La proliferaci贸n
Es justamente este aspecto racional el que resulta m谩s inquietante. La “disuasi贸n” del “d茅bil al fuerte” ha sido el argumento clave que ha justificado la proliferaci贸n nuclear, empezando por Rusia frente a EE UU, siguiendo con las “potencias secundarias”, como la Francia de De Gaulle o Gran Breta帽a en competencia con EE UU, o con China frente a Rusia: se trata de no dejar el monopolio del arma at贸mica a una o dos superpotencias militares, de las que en este terreno se pasa a depender totalmente. La proliferaci贸n en nombre de la disuasi贸n no ces贸 tras la formaci贸n del club de los cinco “pa铆ses nucleares” oficiales, miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Pakist谩n frente a India. Israel para emanciparse de la tutela estadounidense e imponerse en el teatro de Oriente Medio. Corea del Norte frente al despliegue nuclear masivo del ej茅rcito de EE UU en Asia del nordeste y para no depender de la diplomacia china…
Nada indica que vaya a cesar la proliferaci贸n, y de hecho ya hay otros Estados en situaci贸n “prenuclear”. La inestabilidad geopol铆tica general y la incapacidad de EE UU para establecer un nuevo orden mundial estable les inquieta: ¿seguir谩n teniendo asegurada la protecci贸n de Washington ante cualquier tesitura? Am茅rica Latina queda fuera del 谩mbito de confrontaci贸n nuclear. No se vislumbra qu茅 otro pa铆s europeo podr铆a lanzarse hoy a la aventura, pero ¿qu茅 suceder谩 cuando se agrave cualitativamente la crisis de la UE? El acuerdo con Ir谩n ha aplazado el choque frontal en Oriente Medio, pero ¿por cu谩nto tiempo, vista la virulencia de las contradicciones entre potencias regionales, la amenaza israel铆, las andadas de la pol铆tica estadounidense? Y ¿qu茅 decir del continente africano?
Sin embargo, es en Asia donde podr铆a nacer la pr贸xima potencia nuclear, no en vano all铆 est谩 instalado el mayor n煤mero de cabezas nucleares en muchos pa铆ses (en todos los que albergan bases militares estadounidenses, adem谩s de los pa铆ses que ya disponen de ellas), as铆 como en todo el mar de China (submarinos, flotas…). Tokio es el pretendiente m谩s inmediato. La derecha nipona utiliza cada “provocaci贸n” norcoreana para tratar de legitimar a los ojos de una poblaci贸n profundamente pacifista la desdemonizaci贸n del arma que redujo a cenizas las ciudades de Hiroshima y Nagasaki. En Corea del Sur tambi茅n hay pol铆ticos que defienden abiertamente esta opci贸n, entre ellos el diputado por el Saennuri, el partido en el poder, y presidente del grupo parlamentario de esta formaci贸n, Won Yoo-chul.
La proliferaci贸n nos acerca cada vez m谩s al momento en que se emplear谩 efectivamente el arma nuclear en un teatro de operaciones regional. Sin embargo, no es posible combatirla justificando al mismo tiempo el mantenimiento del monopolio de las cinco potencias que son miembros permanentes del Consejo de Seguridad. Lo que sigue plante谩ndose es justamente la cuesti贸n del desarme general, esperado y posible tras el fin de la guerra fr铆a.
Conviene recordarlo especialmente en Francia, donde prosigue, ante la indiferencia general, el desarrollo de nuevas armas nucleares destinadas a ser utilizadas. En el Reino Unido existe un movimiento activo contra el despliegue de los misiles Trident, pero en el pa铆s galo no ocurre nada parecido. Esta cuesti贸n no sale a relucir ni siquiera en las campa帽as electorales y jam谩s es objeto de negociaci贸n (ni siquiera por parte de los Verdes) de cara a un acuerdo de gobierno; en ning煤n momento el pu帽ado de f铆sicos o las peque帽as asociaciones que luchan con tenacidad en este terreno han recibido el apoyo que merecen (aunque por fortuna ha ca铆do finalmente el muro que separaba la lucha antinuclear civil y militar).
Los medios de comunicaci贸n reducen demasiado a menudo la cuesti贸n norcoreana a la autocracia y a la locura de la dinast铆a familiar de los Kim. Hay dictadura, eso es innegable; tal vez tambi茅n inestabilidad mental, pero los reg铆menes presidenciales y otros poderes personales tambi茅n provocan grandes titulares en otras partes. En materia nuclear, sin embargo, la pol铆tica de Pyongyang tiene sentido, desgraciadamente. Desde el punto de vista de los pueblos de la regi贸n, es una pol铆tica criminal, que atiza la espiral de militarizaci贸n que sigue su curso en Asia oriental. Se trata de una din谩mica mort铆fera iniciada por otras potencias, que los medios consideran, en este caso, “razonables”, cuando en realidad no son menos amenazadoras. Recordemos una vez m谩s que EE UU ha sido el 煤nico pa铆s que ha empleado efectivamente el arma, cometiendo un crimen de guerra, un crimen de lesa humanidad donde los haya.
Si no imponemos el desarme nuclear, pronto o tarde habr谩 una guerra nuclear. Estallar谩 probablemente a ra铆z de un conflicto regional y segar谩 millones de vidas. Y despu茅s, ¿qu茅 pasar谩?
*www.europe-solidaire.org/spip.php?article36919. Traducci贸n: VIENTO SUR