Ir al contenido principal

Es posible la reinserci贸n

OPINI脫N de Claudia Brihuega Ortiz.- Otis Johnson ha pasado 44 a帽os de su vida en prisi贸n. Desde su ingreso en 1971, el mundo tal y como lo conoc铆a se ha transformado. La tecnolog铆a, los sonidos, las luces, las personas y la velocidad a la que se suceden las cosas forman parte de su nueva realidad.

La dificultad que encuentran estas personas reside en la adaptaci贸n a un ritmo de vida diferente del que dejaron atr谩s al entrar en prisi贸n.

La isla de Bastoy, en Noruega, es un recurso penal institucional alternativo. “Los presos env铆an sus solicitudes de ingreso pero, no podemos aceptar a todos”, explica Tom Eberhardt, director del recurso. Durante cinco a帽os pueden vivir en la isla quienes hayan cumplido la mayor铆a de su condena y busquen su reinserci贸n.

Desde el momento en que la persona pisa tierra su pasado es olvidado, el delito pierde importancia. “Yo no puedo hacer nada para cambiar lo que hicieron pero s铆 puedo hacer algo para cambiar lo que son ahora y lo que ser谩n ma帽ana”, dice el director.

Los reclusos tienen entre su material de trabajo sierras, cuchillos de cocina, destornilladores y la llave de su cuarto. El hecho de poseer esta llave es una declaraci贸n de confianza en ellos, se les empodera e integra de manera activa en su proceso de reinserci贸n. En Bastoy residen 115 presos de los 3.872 que hay en las c谩rceles noruegas. La estructura de Bastoy cuesta al Estado unos ocho millones de euros al a帽o. El coste total del sistema penitenciario noruego alcanza los 2.000 millones de euros. La tasa de reincidencia al salir es del 16%.

El sistema penitenciario debe servir para reeducar a las personas y encontrar los fallos de una sociedad transformados en los delitos de aquellos que entran en prisi贸n. Son muchas las carencias y necesidades que hay que trabajar con estas personas, muchas de ellas proceden de ambientes desestructurados.

La intervenci贸n interdisciplinar es necesaria no s贸lo con los presos sino con la sociedad para prevenir la estigmatizaci贸n y el rechazo social. Las penas privativas de libertad son una oportunidad para intervenir y enfocar el tiempo de condena hacia la reeducaci贸n y la reinserci贸n social, no un mero castigo. La b煤squeda de medidas alternativas es clave en el desarrollo socioeducativo.

“Recuerda aquellos a帽os desaparecidos, como si mirase a trav茅s de una polvorienta ventana. El pasado es algo que pod铆a ver pero no tocar. Todo lo que ve es borroso y confuso”, dice el cineasta Wong Kar-Wai.

Toda elecci贸n supone una renuncia, quien inicia un proceso de cambio guarda en un caj贸n todo lo anterior para mejorar. Las cartas est谩n sobre la mesa pero existen muchas maneras de jugarlas. S贸lo se debe aprender cu谩l es la manera correcta.

Claudia Brihuega Ortiz
Periodista

ARCHIVOS

Mostrar m谩s


OTRA INFORMACI脫N ES POSIBLE

Informaci贸n internacional, derechos humanos, cultura, minor铆as, mujer, infancia, ecolog铆a, ciencia y comunicaci贸n

El Mercurio (elmercuriodigital.es), editado por mercurioPress/El Mercurio de Espa帽a bajo licencia de Creative Commons
©Desde 2002 en internet
Otra informaci贸n es posible