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Donald Trump y la estupidez

OPINI脫N de 脕lvaro Cuadra.- La estupidez es parte constitutiva de lo humano, pero alcanza su cumbre cuando se hace p煤blica y notoria, tal es el caso de quienes act煤an en lo pol铆tico. La estupidez se manifiesta como desatino, desprop贸sito, sutil forma de locura que est谩 en la ra铆z del humor negro; se trata de algo que a todas luces contradice lo racional y mesurado, por lo mismo, risible. Todos hacemos, alguna vez, cosas est煤pidas, sea por convicci贸n o por apasionado amor. Lo humano y la estupidez se llevan bien. Los est煤pidos nos hacen re铆r, nos entretienen y la mayor铆a de las veces contagian a sus p煤blicos.

Un oscuro artista franc茅s de fines del siglo XIX -Alfred Jarry-, posee el m茅rito de haber reclamado los derechos de la estupidez y el absurdo, creando la “Pataphysique”, es decir, todo aquello que est谩 m谩s all谩 de cualquier “metaf铆sica”. Creador de dos c茅lebres personajes: Ub煤 y el Doctor Faustroll. La obra de Jarry ha tenido un gran impacto en el dominio est茅tico, de hecho, la pataf铆sica est谩 en el germen del teatro del absurdo y su absurdo humor negro est谩 presente en el boom latinoamericano.

Al examinar someramente Ub煤 Rey –obra paradigm谩tica de Alfred Jarry- surge la imagen de un personaje que contiene en s铆 todos los rasgos del antih茅roe: la vulgaridad, la cobard铆a, la bajeza; la ausencia de todo criterio moral. Es lo absurdo convertido en norma, pues como exclama Ub煤 (Acto III, Escena I): “¿Es que acaso la sinraz贸n no vale nada?” La pregunta de Ub煤 es radical y ser谩 reivindicada por los dada铆stas, por el surrealismo desde el psicoan谩lisis y por el teatro del absurdo. Una pregunta que encuentra su plena pertinencia en el mundo de hoy, un mundo –al decir de Baudrillard- cada d铆a m谩s pataf铆sico. En la actualidad se hace dif铆cil discernir si estamos ante un noticiero de Fox News o frente a alguna serie de Cartoon Network.

Entre los personajes pataf铆sicos contempor谩neos, pocos discutir谩n que el candidato republicano a la presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump, merece sobradamente el Premio Mundial, tanto por sus m茅ritos exhibidos como por su escandalosa resonancia. Nadie podr谩 discutir que su idea de construir un muro a lo largo de la frontera con M茅xico que, adem谩s, sea pagada 铆ntegramente por el gobierno mexicano, es est煤pidamente creativa, y solo comparable a los ingenios del Padre Ub煤. ¡Qu茅 decir de sus procaces amenazas para expulsar a los latinos de los Estados Unidos!

Dig谩moslo con toda franqueza, si analizamos a Donald Trump con ojos de entom贸logo, no podemos sino concluir que se trata del personaje m谩s grotesco que ha protagonizado la pol铆tica norteamericana en las 煤ltimas d茅cadas. No obstante, su porte pataf铆sico, lo hace 煤nico y singular y, al igual que Cal铆gula o el Padre Ub煤, nos devuelve esa emoci贸n infantil, mezcla de miedo y risa. Un “loco de mierda”, teleg茅nico y millonario por a帽adidura, boc贸n y desmesurado, nos trae a la memoria lejanas tardes en que acud铆amos a los t铆teres infantiles y grit谩bamos contra el “malo”.

Donald Trump, con su seductora estupidez a cuestas, viene a actualizar una pregunta en el seno de la sociedad estadounidense, una pregunta que interpela a toda la clase pol铆tica y que llega hasta la Casa Blanca. En este mundo medi谩tico y pataf铆sico que nos ha tocado vivir, donde el exceso, la vulgaridad, el cinismo y la bajeza predominan por doquier y cuando lo que parec铆a una pesadilla bien puede convertirse en pasmosa realidad, el candidato Trump nos devuelve aquella inquietante pregunta: “¿Es que acaso la sinraz贸n no vale nada?”

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