OPINI脫N de Esther Vivas.- Nuestro cuerpo, como mujeres, est谩 preparado para gestar un beb茅, parirlo y alimentarlo. Lo que es una verdad irrefutable para la naturaleza, salvo algunas excepciones, es algo que el sistema patriarcal y capitalista se ha encargado y mucho de poner en duda. Demasiado poder en manos de las mujeres, excesivo amor, cuidado, cari帽o y ternura… y cero negocio.
De aqu铆 que nos hayan hecho creer que no podemos. As铆, no solo han convertido en objeto de lucro el alimentar a nuestros peque帽os, a base de leche de f贸rmula, del que grandes empresas, farmac茅uticas, distribuidoras e incluso psic贸logos del sue帽o… sacan jugosos beneficio, sino que adem谩s nos han robado incontables horas de afecto, dici茅ndonos para m谩s inri que era lo mejor para nosotras y nuestras criaturas. Y no digo que no se pueda dar el biber贸n con amor y cari帽o, al contrario muchas mujeres que por distintas circunstancias toman esta opci贸n o no tienen otra alternativa as铆 lo hacen. Sin embargo, me refiero a todas esas corrientes que durante largo tiempo, y a煤n hoy, han prescrito, con la correspondiente complicidad m茅dica, una maternidad alejada del apego y la ternura y que adem谩s nos han robado nuestro derecho a dar la teta.
Mi madre, cuarenta a帽os atr谩s, se resisti贸 a ello. Me lo cuenta heroica: “Despu茅s del parto, el m茅dico me pregunt贸 si dar铆a el biber贸n. Yo le dije que ‘no’, que quer铆a dar el pecho. Sin embargo 茅l insisti贸 y me dijo que el biber贸n era lo mejor, que as铆 la criatura -quien ahora escribe estas l铆neas- engordar铆a m谩s, ser铆a m谩s bonita y hermosa. Me negu茅. Mis amigas en cambio daban el biber贸n. Era lo que tocaba en la 茅poca”. As铆, a pesar de los pesares, mi madre nos dio el pecho a mi hermano y a m铆 hasta bien pasado el a帽o. Yo se lo agradezco orgullosa.
Lactancia materna en cuesti贸n
De hecho, el uso del biber贸n es una pr谩ctica muy reciente en la historia de la humanidad, que empez贸 a finales del siglo XIX. Hasta entonces, nunca la capacidad de las mujeres para dar de mamar hab铆a sido cuestionada. Los peque帽os eran alimentados o bien por sus madres o bien por nodrizas, como ha sido el caso en varios per铆odos hist贸ricos. Si la mujer no pod铆a o no quer铆a, siempre hab铆a la opci贸n de la llamada lactancia mercenaria, en la que otra madre daba el pecho a cambio de alg煤n tipo de remuneraci贸n.
Ya en la Grecia cl谩sica, las nodrizas eran muy comunes y a las mejores se les ten铆a gran respeto. En el Imperio Romano, la mayor铆a de las mujeres nobles recurr铆an a amas de cr铆a para amamantar a sus hijos. En Europa, en los siglos XV y XVI, la lactancia mercenaria se extendi贸 de tal modo, principalmente en Francia e Italia, que la mayor铆a de mujeres no solo daban el pecho a su criatura sino a otra dejada en cuidado. Sin embargo, lo que empez贸 siendo una pr谩ctica exclusiva de la aristocracia, a lo largo del siglo XVII se extendi贸 a la burgues铆a, as铆 las mujeres pod铆an atender sus “obligaciones”, y en el XVIII alcanz贸 a las mujeres de las clases populares, que mediante el sistema de leche de pago pod铆an ir a trabajar. As铆 lo explica el pediatra Jos茅 Mar铆a Paricio Talayero en su art铆culo ‘Aspectos hist贸ricos de la alimentaci贸n al seno materno‘: “En 1780, de 21 mil ni帽os nacidos en Par铆s, 1.801 son amamantados por sus madres, 19 mil por una nodriza en el domicilio familiar, nourrice sur lieu, o en la inclusa y 199 en casa de una nodriza, generalmente en el campo”. En Francia, el sistema de amas de leche lleg贸 a tales proporciones que fue el 煤nico en Europa que reglament贸 oficialmente la lactancia mercenaria, con el objetivo tanto de proteger a las criaturas amamantadas como garantizar la remuneraci贸n de las nodrizas.
Hasta finales del siglo XIX, la lactancia por parte de las mujeres hab铆a sido la 煤nica fuente de alimentaci贸n y cuidado de los peque帽os, pero a partir de entonces las cosas empezaron a cambiar en los pa铆ses industrializados. La p茅rdida de la cultura del amamantamiento as铆 como de la crianza natural se da en aquel momento y en estos pa铆ses debido fundamentalmente, como se帽ala Paricio Talayero, a tres factores. El primero, los avances cient铆ficos conseguidos en la modificaci贸n de la leche de vaca, convirti茅ndola en apta y digerible para los beb茅s. Hasta entonces, la mortalidad de las criaturas alimentadas con leche distinta a la de mujer era muy alta, alrededor del 90% el primer a帽o de vida. Segundo, los cambios en las sociedades industriales de los siglos XIX y XX, como la incorporaci贸n de la mujer al trabajo asalariado, la modernidad asociada a los avances cient铆fico-t茅cnicos que dictaba que lo artificial era mejor que lo natural, las primeras corrientes feministas y los intereses econ贸micos y empresariales. Tercero, la intervenci贸n de la clase m茅dica en el parto y la crianza defendiendo la alimentaci贸n artificial y la llamada maternidad cient铆fica, impuesta por unos pocos expertos.
Conejillos de indias
Adem谩s, la leche de f贸rmula de hoy tiene muy poco que ver con la de finales del siglo XIX y principios del XX. De hecho, las regulaciones actuales impedir铆an el suministro de esa leche artificial. Lo que lleva a preguntarnos si no hemos sido, y a煤n somos, conejillos de indias en manos de la industria. As铆 lo han se帽alado varios autores al afirmar que la sustituci贸n de leche materna por leche de f贸rmula es el mayor experimento al que ha sido sometida una especie animal, al cambiar la alimentaci贸n original de los reci茅n nacidos por una leche modificada de una especie distinta. Por otro lado, y a pesar de las regulaciones existentes en materia de alimentaci贸n infantil, en la medida en que la leche de f贸rmula no es considerada un medicamento, esto da a las empresas mayor libertad para poner en el mercado unos productos que de otra manera ser铆an sometidos a un mayor n煤mero de controles.
El origen de la leche artificial lo podemos situar entre los a帽os 1865 y 1867, cuando el qu铆mico alem谩n Justus von Liebig desarroll贸, patent贸 y comercializ贸 un alimento infantil, primero en forma l铆quida y despu茅s en polvo, a base de harina de trigo, leche de vaca, harina de malta y bicarbonato de potasio. Su venta empuj贸 a sus competidores, Mellin’s Food y Nestl茅, entre otros, a sacar productos similares. A finales del siglo XIX, se calcula que hab铆a unas 27 marcas distintas que se presentaban en polvo y conten铆an carbohidratos como az煤cares, almidones y dextrinas que ten铆an que a帽adirse a la leche. Se trataba de productos que engordaban, pero que carec铆an de los nutrientes necesarios como prote铆nas, vitaminas y minerales, los cuales se fueron a帽adiendo individualmente con el paso del tiempo. Algunos m茅dicos empezaron entonces a proclamar las virtudes de la leche de f贸rmula, afirmando que era mejor que la de las nodrizas.
A principios del siglo XX, en Estados Unidos, la mayor铆a de los lactantes tomaban el pecho, aunque muchos recib铆an tambi茅n alg煤n tipo de leche artificial preparada en casa. Se calcula, seg煤n un estudio de los centros urbanos estadounidenses de entre 1912 y 1919, que al a帽o de edad un 13% de los beb茅s eran amamantados en exclusiva y un 45% lo eran parcialmente. Hay una raz贸n para creer que la alimentaci贸n en f贸rmula, a principios del siglo XX, era m谩s exitosa en Europa que en Estados Unidos. En Europa, al menos en Alemania, la leche se herv铆a antes de preparar la f贸rmula, mientras que en Estados Unidos no, lo que implicaba mayores infecciones bacterianas asociadas a su uso.
A partir de los a帽os 20 y 30, la leche de f贸rmula evaporada, tambi茅n conocida como leche deshidratada, empez贸 a distribuirse ampliamente y a precios asequibles en los comercios estadounidenses, siendo promovida por varios de los principales pediatras de la 茅poca. Se trataba de una leche barata, f谩cil de almacenar a temperatura ambiente y libre de contaminaci贸n bacteriana hasta su apertura. Entre los a帽os 30 y principios de los 40, la mayor铆a de los beb茅s estadounidenses alimentados con f贸rmula tomaban un preparado que mezclaba leche evaporada o leche de vaca fresca con agua y carbohidratos. La leche artificial, en paralelo al abandono de la lactancia materna en los pa铆ses industrializados, sigui贸 evolucionando a medida que los cient铆ficos profundizaron en el an谩lisis de la leche de las mujeres, con el objetivo de conseguir una f贸rmula con una composici贸n lo m谩s parecida posible a la humana. Sin embargo, la leche artificial nada tiene que ver con la materna ni con los beneficios tan positivos para el desarrollo del beb茅 que conlleva esta 煤ltima.
De 1930 a 1970, a lo largo de cuarenta a帽os, muchos beb茅s tuvieron que decir “adi贸s a la teta” y no por falta de ganas sino por prescripci贸n m茅dica. La lactancia materna en este per铆odo en Estados Unidos se fue reduciendo, mientras la lactancia artificial se introduc铆a cada vez a edades m谩s tempranas. Si de 1931 a 1935, m谩s del 70% de los beb茅s primog茅nitos eran amamantados, un porcentaje menor si era la segunda criatura, y a un 40% se les daba el pecho hasta los seis meses; entre los a帽os 1946-1950, la lactancia materna inicial hab铆a ca铆do hasta el 50% y solo el 20% eran amamantados hasta el medio a帽o. De la d茅cada de los 50 a los 60, la lactancia materna continu贸 a la baja y en la d茅cada de los 70 solo el 25% de los beb茅s de una semana tomaban el pecho y 煤nicamente el 14% de los que ten铆an entre dos y tres meses, seg煤n un an谩lisis publicado en The Journal of Nutrition. Muchos peque帽os por culpa de las “supuestas” bondades asociadas a la lactancia artificial que prescrib铆a la medicina oficial acabaron pegados al biber贸n.
Mentiras y muertes
En la medida en que la tasa de natalidad en el Norte fue disminuyendo, a partir de la d茅cada de los 60, la industria de la lactancia artificial busc贸 nuevos mercados para seguir incrementando y asegurar su tasa de beneficios. Los pa铆ses del Sur se convirtieron en el nuevo objetivo de dichas empresas, dispuestas a todo para ganar dinero. Las agresivas campa帽as de marketing y promoci贸n de la lactancia artificial, repletas de mentiras y datos falsos, se convirtieron en la norma, con consecuencias dram谩ticas para las criaturas de estos pa铆ses. La introducci贸n, y consiguiente generalizaci贸n, del uso de la leche de f贸rmula en un continente como 脕frica, en palabras de la Organizaci贸n Mundial de la Salud, provoc贸 un aument贸 de la mortalidad infantil, debido a las pocas garant铆as higi茅nicas y de potabilidad del agua con las que se preparaban los biberones.
Un drama que dio lugar a una de la campa帽as de boicot m谩s relevantes a nivel internacional: la que tuvo lugar contra Nestl茅 en 1977, la empresa n煤mero uno del sector. Los antecedentes de esta campa帽a se remontan a principios de los a帽os 70, cuando The New Internationalist, en 1973, con el reportaje The baby food tragedy y despu茅s la ONG War on Want, en 1974, con la investigaci贸n The baby killer encendieron las luces de alarma sobre las malas pr谩cticas de la multinacional. Su agresiva publicidad en los pa铆ses perif茅ricos instaba a las madres a abandonar la lactancia materna en favor de la artificial, asegur谩ndoles que era lo mejor para las criaturas. Mentiras de las que Nestl茅 sacaba jugosos rendimientos econ贸micos.
Asimismo, y como se帽alaba el informe de War on Want, la empresa no solo utilizaba publicidad enga帽osa para conseguir sus objetivos sino que incluso contrataba a j贸venes a las que vest铆a con uniforme de enfermeras para que recorrieran los vecindarios “asesorando” sobre las virtudes de la leche de f贸rmula y regalando muestras, por solo citar algunas de sus artima帽as. ¿Con qu茅 consecuencias? La investigaci贸n The baby killer lo dejaba claro: “Los beb茅s del Tercer Mundo est谩n muriendo porque sus madres los alimentan con biberones al estilo occidental. Muchos de los que no mueren son arrastrados a un c铆rculo vicioso de malnutrici贸n y enfermedad que les dejar谩 secuelas f铆sicas e intelectuales de por vida”. Unas pol铆ticas que contaron con la complicidad de la mayor parte del sector sanitario, como recuerda la Organizaci贸n de las Naciones para la Alimentaci贸n y la Agricultura, la FAO: “Casi todos los m茅dicos y trabajadores de la salud en pa铆ses del Norte y del Sur ni siquiera apoyaban la creciente presi贸n del p煤blico para detener las actividades promocionales de las compa帽铆as; lo peor consisti贸 en que los m茅dicos se pusieron al lado de los fabricantes”.
A pesar de los obst谩culos, el impacto a escala global del boicot fue muy importante y empuj贸 a la Organizaci贸n Mundial de la Salud en 1981 a elaborar un C贸digo Internacional para la Comercializaci贸n de Suced谩neos de la Leche Materna, el cual Nestl茅 se vio forzada a ratificar. Pero, sus malas pr谩cticas contin煤an a d铆a de hoy, por lo que la asociaci贸n Baby Milk Action sigue con la campa帽a de boicot. Nestl茅 sin embargo no es la 煤nica, Danone, la n煤mero dos del sector, fue acusada en 2013 de sobornar a m茅dicos y a enfermeras en Chinapara que recomendasen su leche en polvo y, el mismo a帽o, en Turqu铆a porpublicidad enga帽osa, al insinuar a las madres que no tendr铆an suficiente leche para sus criaturas y sugerirles utilizar la leche de f贸rmula de la empresa.
A煤n y las denuncias, multinacionales como Nestl茅 o Danone siguen insistiendo, campa帽a publicitaria tras campa帽a publicitaria, que su leche es mejor que la materna. Los efectos en los pa铆ses del Sur son especialmente tr谩gicos. As铆 lo asegura UNICEF, cuando sentencia que la leche artificial “es cara y conlleva riesgos de enfermedades adicionales y la muerte”, especialmente en aquellas latitudes con altos niveles de dolencias infecciosas y con deficiente acceso al agua potable. En dichos pa铆ses, sin embargo, la percepci贸n social es otra y a menudo se asocia el biber贸n a una mejor alimentaci贸n porque, a decir de la calle, es “como hacen en Europa”. Por otro lado, si una mam谩 deja de dar el pecho, su producci贸n de leche disminuir谩, encontr谩ndose, si esto sucede, con la 煤nica opci贸n de administrar leche artificial al beb茅 que, eso s铆, tendr谩 que pagar y comprar.
Amistades peligrosas
Las malas pr谩cticas en Europa tampoco son una excepci贸n. En 2014, en Italia,doce pediatras fueron arrestados por aceptar sobornos de los fabricantes de leche artificial a cambio de promover el uso del biber贸n en lugar de la lactancia materna. Seg煤n informes policiales, se trata de un m茅todo “com煤n y extendido” en el que los m茅dicos “prescriben la leche de f贸rmula para los reci茅n nacidos a cambio de recompensas en forma de lujosos regalos y estancias vacacionales”. Un atentado contra los derechos de la infancia. No es un incidente aislado. Tanto en Europa como en Norte Am茅rica, se han denunciado las “amistades peligrosas” entre la industria de la leche artificial y un sector sanitario (hospitales, cl铆nicas, consultorios m茅dicos…) que promociona o distribuye muestras gratuitas de estas empresas.
En definitiva, el negocio del biber贸n est谩 servido. Y aunque la promoci贸n de la lactancia materna es la norma hoy aqu铆 en los centros hospitalarios donde la mayor铆a de mujeres pare, el acompa帽amiento deja mucho que desear. Solo es necesario mirar las cifras. Las del Instituto Nacional de Estad铆stica no dejan lugar a dudas. A las seis semanas, y a pesar del fomento en hospitales de la lactancia materna, solo el 66% de los beb茅s toma el pecho en exclusiva. A los seis meses, como recomienda la Organizaci贸n Mundial de la Salud, la cifra descienda a un 28%. Si lo comparamos con aquellos beb茅s que a los seis meses toman como 煤nico alimento la leche artificial, el n煤mero sube hasta el 53%. Lo que significa enormes beneficios para la industria de la leche de f贸rmula. Mucho trabajo es el que a煤n queda por hacer.
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De aqu铆 que nos hayan hecho creer que no podemos. As铆, no solo han convertido en objeto de lucro el alimentar a nuestros peque帽os, a base de leche de f贸rmula, del que grandes empresas, farmac茅uticas, distribuidoras e incluso psic贸logos del sue帽o… sacan jugosos beneficio, sino que adem谩s nos han robado incontables horas de afecto, dici茅ndonos para m谩s inri que era lo mejor para nosotras y nuestras criaturas. Y no digo que no se pueda dar el biber贸n con amor y cari帽o, al contrario muchas mujeres que por distintas circunstancias toman esta opci贸n o no tienen otra alternativa as铆 lo hacen. Sin embargo, me refiero a todas esas corrientes que durante largo tiempo, y a煤n hoy, han prescrito, con la correspondiente complicidad m茅dica, una maternidad alejada del apego y la ternura y que adem谩s nos han robado nuestro derecho a dar la teta.
Mi madre, cuarenta a帽os atr谩s, se resisti贸 a ello. Me lo cuenta heroica: “Despu茅s del parto, el m茅dico me pregunt贸 si dar铆a el biber贸n. Yo le dije que ‘no’, que quer铆a dar el pecho. Sin embargo 茅l insisti贸 y me dijo que el biber贸n era lo mejor, que as铆 la criatura -quien ahora escribe estas l铆neas- engordar铆a m谩s, ser铆a m谩s bonita y hermosa. Me negu茅. Mis amigas en cambio daban el biber贸n. Era lo que tocaba en la 茅poca”. As铆, a pesar de los pesares, mi madre nos dio el pecho a mi hermano y a m铆 hasta bien pasado el a帽o. Yo se lo agradezco orgullosa.
Lactancia materna en cuesti贸n
De hecho, el uso del biber贸n es una pr谩ctica muy reciente en la historia de la humanidad, que empez贸 a finales del siglo XIX. Hasta entonces, nunca la capacidad de las mujeres para dar de mamar hab铆a sido cuestionada. Los peque帽os eran alimentados o bien por sus madres o bien por nodrizas, como ha sido el caso en varios per铆odos hist贸ricos. Si la mujer no pod铆a o no quer铆a, siempre hab铆a la opci贸n de la llamada lactancia mercenaria, en la que otra madre daba el pecho a cambio de alg煤n tipo de remuneraci贸n.
Ya en la Grecia cl谩sica, las nodrizas eran muy comunes y a las mejores se les ten铆a gran respeto. En el Imperio Romano, la mayor铆a de las mujeres nobles recurr铆an a amas de cr铆a para amamantar a sus hijos. En Europa, en los siglos XV y XVI, la lactancia mercenaria se extendi贸 de tal modo, principalmente en Francia e Italia, que la mayor铆a de mujeres no solo daban el pecho a su criatura sino a otra dejada en cuidado. Sin embargo, lo que empez贸 siendo una pr谩ctica exclusiva de la aristocracia, a lo largo del siglo XVII se extendi贸 a la burgues铆a, as铆 las mujeres pod铆an atender sus “obligaciones”, y en el XVIII alcanz贸 a las mujeres de las clases populares, que mediante el sistema de leche de pago pod铆an ir a trabajar. As铆 lo explica el pediatra Jos茅 Mar铆a Paricio Talayero en su art铆culo ‘Aspectos hist贸ricos de la alimentaci贸n al seno materno‘: “En 1780, de 21 mil ni帽os nacidos en Par铆s, 1.801 son amamantados por sus madres, 19 mil por una nodriza en el domicilio familiar, nourrice sur lieu, o en la inclusa y 199 en casa de una nodriza, generalmente en el campo”. En Francia, el sistema de amas de leche lleg贸 a tales proporciones que fue el 煤nico en Europa que reglament贸 oficialmente la lactancia mercenaria, con el objetivo tanto de proteger a las criaturas amamantadas como garantizar la remuneraci贸n de las nodrizas.
Hasta finales del siglo XIX, la lactancia por parte de las mujeres hab铆a sido la 煤nica fuente de alimentaci贸n y cuidado de los peque帽os, pero a partir de entonces las cosas empezaron a cambiar en los pa铆ses industrializados. La p茅rdida de la cultura del amamantamiento as铆 como de la crianza natural se da en aquel momento y en estos pa铆ses debido fundamentalmente, como se帽ala Paricio Talayero, a tres factores. El primero, los avances cient铆ficos conseguidos en la modificaci贸n de la leche de vaca, convirti茅ndola en apta y digerible para los beb茅s. Hasta entonces, la mortalidad de las criaturas alimentadas con leche distinta a la de mujer era muy alta, alrededor del 90% el primer a帽o de vida. Segundo, los cambios en las sociedades industriales de los siglos XIX y XX, como la incorporaci贸n de la mujer al trabajo asalariado, la modernidad asociada a los avances cient铆fico-t茅cnicos que dictaba que lo artificial era mejor que lo natural, las primeras corrientes feministas y los intereses econ贸micos y empresariales. Tercero, la intervenci贸n de la clase m茅dica en el parto y la crianza defendiendo la alimentaci贸n artificial y la llamada maternidad cient铆fica, impuesta por unos pocos expertos.
Conejillos de indias
Adem谩s, la leche de f贸rmula de hoy tiene muy poco que ver con la de finales del siglo XIX y principios del XX. De hecho, las regulaciones actuales impedir铆an el suministro de esa leche artificial. Lo que lleva a preguntarnos si no hemos sido, y a煤n somos, conejillos de indias en manos de la industria. As铆 lo han se帽alado varios autores al afirmar que la sustituci贸n de leche materna por leche de f贸rmula es el mayor experimento al que ha sido sometida una especie animal, al cambiar la alimentaci贸n original de los reci茅n nacidos por una leche modificada de una especie distinta. Por otro lado, y a pesar de las regulaciones existentes en materia de alimentaci贸n infantil, en la medida en que la leche de f贸rmula no es considerada un medicamento, esto da a las empresas mayor libertad para poner en el mercado unos productos que de otra manera ser铆an sometidos a un mayor n煤mero de controles.
El origen de la leche artificial lo podemos situar entre los a帽os 1865 y 1867, cuando el qu铆mico alem谩n Justus von Liebig desarroll贸, patent贸 y comercializ贸 un alimento infantil, primero en forma l铆quida y despu茅s en polvo, a base de harina de trigo, leche de vaca, harina de malta y bicarbonato de potasio. Su venta empuj贸 a sus competidores, Mellin’s Food y Nestl茅, entre otros, a sacar productos similares. A finales del siglo XIX, se calcula que hab铆a unas 27 marcas distintas que se presentaban en polvo y conten铆an carbohidratos como az煤cares, almidones y dextrinas que ten铆an que a帽adirse a la leche. Se trataba de productos que engordaban, pero que carec铆an de los nutrientes necesarios como prote铆nas, vitaminas y minerales, los cuales se fueron a帽adiendo individualmente con el paso del tiempo. Algunos m茅dicos empezaron entonces a proclamar las virtudes de la leche de f贸rmula, afirmando que era mejor que la de las nodrizas.
A principios del siglo XX, en Estados Unidos, la mayor铆a de los lactantes tomaban el pecho, aunque muchos recib铆an tambi茅n alg煤n tipo de leche artificial preparada en casa. Se calcula, seg煤n un estudio de los centros urbanos estadounidenses de entre 1912 y 1919, que al a帽o de edad un 13% de los beb茅s eran amamantados en exclusiva y un 45% lo eran parcialmente. Hay una raz贸n para creer que la alimentaci贸n en f贸rmula, a principios del siglo XX, era m谩s exitosa en Europa que en Estados Unidos. En Europa, al menos en Alemania, la leche se herv铆a antes de preparar la f贸rmula, mientras que en Estados Unidos no, lo que implicaba mayores infecciones bacterianas asociadas a su uso.
A partir de los a帽os 20 y 30, la leche de f贸rmula evaporada, tambi茅n conocida como leche deshidratada, empez贸 a distribuirse ampliamente y a precios asequibles en los comercios estadounidenses, siendo promovida por varios de los principales pediatras de la 茅poca. Se trataba de una leche barata, f谩cil de almacenar a temperatura ambiente y libre de contaminaci贸n bacteriana hasta su apertura. Entre los a帽os 30 y principios de los 40, la mayor铆a de los beb茅s estadounidenses alimentados con f贸rmula tomaban un preparado que mezclaba leche evaporada o leche de vaca fresca con agua y carbohidratos. La leche artificial, en paralelo al abandono de la lactancia materna en los pa铆ses industrializados, sigui贸 evolucionando a medida que los cient铆ficos profundizaron en el an谩lisis de la leche de las mujeres, con el objetivo de conseguir una f贸rmula con una composici贸n lo m谩s parecida posible a la humana. Sin embargo, la leche artificial nada tiene que ver con la materna ni con los beneficios tan positivos para el desarrollo del beb茅 que conlleva esta 煤ltima.
De 1930 a 1970, a lo largo de cuarenta a帽os, muchos beb茅s tuvieron que decir “adi贸s a la teta” y no por falta de ganas sino por prescripci贸n m茅dica. La lactancia materna en este per铆odo en Estados Unidos se fue reduciendo, mientras la lactancia artificial se introduc铆a cada vez a edades m谩s tempranas. Si de 1931 a 1935, m谩s del 70% de los beb茅s primog茅nitos eran amamantados, un porcentaje menor si era la segunda criatura, y a un 40% se les daba el pecho hasta los seis meses; entre los a帽os 1946-1950, la lactancia materna inicial hab铆a ca铆do hasta el 50% y solo el 20% eran amamantados hasta el medio a帽o. De la d茅cada de los 50 a los 60, la lactancia materna continu贸 a la baja y en la d茅cada de los 70 solo el 25% de los beb茅s de una semana tomaban el pecho y 煤nicamente el 14% de los que ten铆an entre dos y tres meses, seg煤n un an谩lisis publicado en The Journal of Nutrition. Muchos peque帽os por culpa de las “supuestas” bondades asociadas a la lactancia artificial que prescrib铆a la medicina oficial acabaron pegados al biber贸n.
Mentiras y muertes
En la medida en que la tasa de natalidad en el Norte fue disminuyendo, a partir de la d茅cada de los 60, la industria de la lactancia artificial busc贸 nuevos mercados para seguir incrementando y asegurar su tasa de beneficios. Los pa铆ses del Sur se convirtieron en el nuevo objetivo de dichas empresas, dispuestas a todo para ganar dinero. Las agresivas campa帽as de marketing y promoci贸n de la lactancia artificial, repletas de mentiras y datos falsos, se convirtieron en la norma, con consecuencias dram谩ticas para las criaturas de estos pa铆ses. La introducci贸n, y consiguiente generalizaci贸n, del uso de la leche de f贸rmula en un continente como 脕frica, en palabras de la Organizaci贸n Mundial de la Salud, provoc贸 un aument贸 de la mortalidad infantil, debido a las pocas garant铆as higi茅nicas y de potabilidad del agua con las que se preparaban los biberones.
Un drama que dio lugar a una de la campa帽as de boicot m谩s relevantes a nivel internacional: la que tuvo lugar contra Nestl茅 en 1977, la empresa n煤mero uno del sector. Los antecedentes de esta campa帽a se remontan a principios de los a帽os 70, cuando The New Internationalist, en 1973, con el reportaje The baby food tragedy y despu茅s la ONG War on Want, en 1974, con la investigaci贸n The baby killer encendieron las luces de alarma sobre las malas pr谩cticas de la multinacional. Su agresiva publicidad en los pa铆ses perif茅ricos instaba a las madres a abandonar la lactancia materna en favor de la artificial, asegur谩ndoles que era lo mejor para las criaturas. Mentiras de las que Nestl茅 sacaba jugosos rendimientos econ贸micos.
Asimismo, y como se帽alaba el informe de War on Want, la empresa no solo utilizaba publicidad enga帽osa para conseguir sus objetivos sino que incluso contrataba a j贸venes a las que vest铆a con uniforme de enfermeras para que recorrieran los vecindarios “asesorando” sobre las virtudes de la leche de f贸rmula y regalando muestras, por solo citar algunas de sus artima帽as. ¿Con qu茅 consecuencias? La investigaci贸n The baby killer lo dejaba claro: “Los beb茅s del Tercer Mundo est谩n muriendo porque sus madres los alimentan con biberones al estilo occidental. Muchos de los que no mueren son arrastrados a un c铆rculo vicioso de malnutrici贸n y enfermedad que les dejar谩 secuelas f铆sicas e intelectuales de por vida”. Unas pol铆ticas que contaron con la complicidad de la mayor parte del sector sanitario, como recuerda la Organizaci贸n de las Naciones para la Alimentaci贸n y la Agricultura, la FAO: “Casi todos los m茅dicos y trabajadores de la salud en pa铆ses del Norte y del Sur ni siquiera apoyaban la creciente presi贸n del p煤blico para detener las actividades promocionales de las compa帽铆as; lo peor consisti贸 en que los m茅dicos se pusieron al lado de los fabricantes”.
A pesar de los obst谩culos, el impacto a escala global del boicot fue muy importante y empuj贸 a la Organizaci贸n Mundial de la Salud en 1981 a elaborar un C贸digo Internacional para la Comercializaci贸n de Suced谩neos de la Leche Materna, el cual Nestl茅 se vio forzada a ratificar. Pero, sus malas pr谩cticas contin煤an a d铆a de hoy, por lo que la asociaci贸n Baby Milk Action sigue con la campa帽a de boicot. Nestl茅 sin embargo no es la 煤nica, Danone, la n煤mero dos del sector, fue acusada en 2013 de sobornar a m茅dicos y a enfermeras en Chinapara que recomendasen su leche en polvo y, el mismo a帽o, en Turqu铆a porpublicidad enga帽osa, al insinuar a las madres que no tendr铆an suficiente leche para sus criaturas y sugerirles utilizar la leche de f贸rmula de la empresa.
A煤n y las denuncias, multinacionales como Nestl茅 o Danone siguen insistiendo, campa帽a publicitaria tras campa帽a publicitaria, que su leche es mejor que la materna. Los efectos en los pa铆ses del Sur son especialmente tr谩gicos. As铆 lo asegura UNICEF, cuando sentencia que la leche artificial “es cara y conlleva riesgos de enfermedades adicionales y la muerte”, especialmente en aquellas latitudes con altos niveles de dolencias infecciosas y con deficiente acceso al agua potable. En dichos pa铆ses, sin embargo, la percepci贸n social es otra y a menudo se asocia el biber贸n a una mejor alimentaci贸n porque, a decir de la calle, es “como hacen en Europa”. Por otro lado, si una mam谩 deja de dar el pecho, su producci贸n de leche disminuir谩, encontr谩ndose, si esto sucede, con la 煤nica opci贸n de administrar leche artificial al beb茅 que, eso s铆, tendr谩 que pagar y comprar.
Amistades peligrosas
Las malas pr谩cticas en Europa tampoco son una excepci贸n. En 2014, en Italia,doce pediatras fueron arrestados por aceptar sobornos de los fabricantes de leche artificial a cambio de promover el uso del biber贸n en lugar de la lactancia materna. Seg煤n informes policiales, se trata de un m茅todo “com煤n y extendido” en el que los m茅dicos “prescriben la leche de f贸rmula para los reci茅n nacidos a cambio de recompensas en forma de lujosos regalos y estancias vacacionales”. Un atentado contra los derechos de la infancia. No es un incidente aislado. Tanto en Europa como en Norte Am茅rica, se han denunciado las “amistades peligrosas” entre la industria de la leche artificial y un sector sanitario (hospitales, cl铆nicas, consultorios m茅dicos…) que promociona o distribuye muestras gratuitas de estas empresas.
En definitiva, el negocio del biber贸n est谩 servido. Y aunque la promoci贸n de la lactancia materna es la norma hoy aqu铆 en los centros hospitalarios donde la mayor铆a de mujeres pare, el acompa帽amiento deja mucho que desear. Solo es necesario mirar las cifras. Las del Instituto Nacional de Estad铆stica no dejan lugar a dudas. A las seis semanas, y a pesar del fomento en hospitales de la lactancia materna, solo el 66% de los beb茅s toma el pecho en exclusiva. A los seis meses, como recomienda la Organizaci贸n Mundial de la Salud, la cifra descienda a un 28%. Si lo comparamos con aquellos beb茅s que a los seis meses toman como 煤nico alimento la leche artificial, el n煤mero sube hasta el 53%. Lo que significa enormes beneficios para la industria de la leche de f贸rmula. Mucho trabajo es el que a煤n queda por hacer.
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