OPINI脫N de Joan del Alc脿zar.- No es casual, antes al contrario, que en un pa铆s con una tasa de desempleo del 25 por ciento, con un gobierno en funciones y en precario desde hace dos meses, con el partido que lo sustenta acusado de ser una organizaci贸n criminal, y con tantas otras trascendentales cuestiones abiertas, no es casual digo que buena parte de los medios de comunicaci贸n intenten tener a la opini贸n p煤blica pendiente del juicio a Rita Maestre.
Se trata de una joven dirigente de Podemos que hace a帽os, cuando era estudiante, se qued贸 en ropa interior en la capilla de la Universidad Complutense de Madrid y profiri贸 consignas de g茅nero y contrarias a la existencia de un espacio confesional en el campus universitario. No, no es casual. Forma parte de una operaci贸n montada, coordinada, dirigida y amplificada por aquellos encargados de ocultar tanto los alt铆simos costes sociales de la crisis, como la incapacidad del m谩ximo dirigente conservador para formar gobierno, varado c贸mo est谩 su partido en la ci茅naga de la corrupci贸n.
Madrid ha sido 煤ltimamente el escenario central de esta operaci贸n de camuflaje general en la que, adem谩s, ha habido otra particular de acoso y derribo contra la jueza em茅rita Manuela Carmena, alcaldesa de la capital de Espa帽a al frente de una candidatura apoyada por Podemos [Ahora Madrid]. Manuela Carmena, militante del PCE hasta 1981, fue cofundadora del despacho laboralista en el que se produjo la Matanza de Atocha de 1977, y ha sido y es una persona de extraordinario prestigio pol铆tico y 茅tico, a la que el Partido Popular ha puesto sitio como los nazis a Stalingrado. La han difamado, amenazado, insultado, caricaturizado, ofendido y maltratado de palabra, obra y omisi贸n. Como no han podido con ella ni con su bonhom铆a y su prestigio, intentan desgastarla atacando a sus colaboradores.
Ahora es Rita Maestre, la muchacha acusada de ofensa a los sentimientos cat贸licos. Hace un par de semanas fueron dos titiriteros de inteligencia pol铆tica discutible, como antes lo fueron los responsables de los ropajes de los reyes magos en la cabalgata del 5 de enero, como antes el autor de unos tweets de humor negro de muy mal gusto, escritos a帽os atr谩s por un concejal. No importa. Todo vale, esa es la consigna. Acusa, difama, miente; ensucia, ese es el objetivo. Desde un partido que en cuatro a帽os ha visto c贸mo son imputados centenares de sus dirigentes y militantes [con bastantes ya en la c谩rcel] por cohecho, malversaci贸n, corrupci贸n generalizada y financiaci贸n ilegal del partido con cifras de millones de euros, ahora se utiliza cualquier acusaci贸n contra los dem谩s partidos por tangencial, banal o nimia que 茅sta sea. Un ejemplo: el PP ha acusado formalmente al alcalde de Zaragoza de haber gastado 15 euros en un art铆culo de aseo personal para tenerlo disponible en su despacho.
No es que el resto del arco pol铆tico espa帽ol sea precisamente ejemplar, que no son poca cosa la trama de la derecha nacionalista en Catalu帽a o el caso de los ERE en la Andaluc铆a gobernada por el PSOE, pero lo que sabemos de la corrupci贸n en el Partido Popular bate todos los records.
La derecha espa帽ola siempre ha sido muy consecuente con su concepci贸n del mundo. Lo natural para ellos es detentar el poder, y el gobierno claro. Necesitan mantener el poder econ贸mico, el gobierno pol铆tico y la hegemon铆a moral. Lo primero porque −para los cofrades conservadores− est谩 en la naturaleza de las cosas que los que tienen [capital y patrimonio] son los que han demostrado ser superiores; lo segundo como consecuencia de lo primero: si se tiene el poder econ贸mico no se puede caer en la simpleza de renunciar de buen grado a dirigir la pol铆tica, esto es a la forma de organizar la vida en sociedad; lo tercero, porque si se admite que se comience a cuestionar las grandes verdades administradas por los poderosos y por los cl茅rigos afines lo m谩s probable es que se acabe cuestionando todo lo dem谩s: primero las reglas de la reaccionaria moral cat贸lica hisp谩nica, luego el poder pol铆tico y, finalmente, la mism铆sima propiedad privada. Una propiedad entendida no solo desde la econom铆a, sino como forma de mantener un orden social como Dios manda.
La situaci贸n actual tiene m谩s que alterada a esa derecha que siempre se ha opuesto por las buenas o por las malas a todo lo que he cre铆do que pod铆a llegar a cuestionar ese escenario virtuoso. Tras los 煤ltimos cuatro a帽os ejerciendo de manera patrimonial el poder desde Madrid, ahogada en la ci茅naga de la corrupci贸n que ha convertido al m谩s potente de sus partidos pol铆ticos ―llamado Partido Popular, lo que no deja de resultar sarc谩stico― en una asociaci贸n criminal [seg煤n se dice en un auto procesal reciente], imponiendo sus intereses, su ideolog铆a y su inaceptable concepci贸n de la democracia, ahora la derecha pol铆tica tradicional se siente acorralada y sola.
Comandada por un personaje como Mariano Rajoy [a quien est谩 previsto que declaren persona non grata en su propia ciudad, lo que ya da una idea de las virtudes del caballero], no ha vacilado en aplicar una pol铆tica econ贸mica y social de cirug铆a mayor sin anestesia [como dec铆a C.S. Menem de la suya hace d茅cadas] sin pesta帽ear, y sin mostrar ni siquiera esas dosis m铆nimas de caridad cristiana que les ense帽aron de peque帽os en la catequesis. Adem谩s, con la excusa de la crisis y de la necesidad de ajustar a la baja todo lo p煤blico, han legislado en solitario y contra la opini贸n de todos los dem谩s partidos en materia laboral, fiscal, educativa, judicial, sanitaria y hasta han revertido derechos fundamentales con la aprobaci贸n de una ley que castiga con penas de prisi贸n la m谩s leve de las disidencias.
Ahora, esa derecha carcomida por la corrupci贸n, t贸xica y contaminante, est谩 aislada, sola, repudiada por todos. Rajoy ha sido incapaz de concitar el menor apoyo a su investidura, nadie quiere saber nada de 茅l ni de su cuadrilla, su extensa y muy poco honorable direcci贸n nacional del partido. Su 煤nica esperanza es que el candidato socialista fracase en su intento de formar gobierno, y que eso obligue a nuevas elecciones en las que encuentre una segunda oportunidad para 茅l y su gente.
Mientras tanto, el Partido Popular es una caldera a presi贸n. Los esc谩ndalos de corrupci贸n, los procesos judiciales y la p茅rdida de espacios de poder comienzan a tener efectos devastadores entre sus huestes. Las peticiones de condena est谩n soltando las lenguas de quienes se ven en el peligro de entrar en prisi贸n, y nadie sabe lo que puede pasar ma帽ana o pasado en torno al descubrimiento de nuevos casos, de nuevas pruebas, de m谩s registros de la polic铆a, de m谩s imputaciones. Como ya no se puede mantener la que fue la doctrina oficial: eran casos aislados que en absoluto implicaban al partido, sino que eran delincuentes que se hab铆a aprovechado de su felon铆a, ahora la consigna a defender a como d茅 lugar es: todos roban, todos tienen la corrupci贸n dentro de casa. Todos [los partidos] somos, por lo tanto, igual de culpables.
Es una huida hacia delante, a la desesperada. Pero el resultado no ser谩 el que querr铆an. Se han rebasado todas las l铆neas de lo aceptable. La derecha espa帽ola que el Partido Popular representa deber谩 regenerarse, reinventarse, limpiarse, depurarse. Y eso s贸lo podr谩 hacerlo en la oposici贸n. No podr谩 ser de otra forma. Los partidos que han padecido estos 煤ltimos a帽os su hegemon铆a deber铆an ser capaces de facilitarles ese pase a la oposici贸n. Ser铆a lo mejor para todos.
Se trata de una joven dirigente de Podemos que hace a帽os, cuando era estudiante, se qued贸 en ropa interior en la capilla de la Universidad Complutense de Madrid y profiri贸 consignas de g茅nero y contrarias a la existencia de un espacio confesional en el campus universitario. No, no es casual. Forma parte de una operaci贸n montada, coordinada, dirigida y amplificada por aquellos encargados de ocultar tanto los alt铆simos costes sociales de la crisis, como la incapacidad del m谩ximo dirigente conservador para formar gobierno, varado c贸mo est谩 su partido en la ci茅naga de la corrupci贸n.
Madrid ha sido 煤ltimamente el escenario central de esta operaci贸n de camuflaje general en la que, adem谩s, ha habido otra particular de acoso y derribo contra la jueza em茅rita Manuela Carmena, alcaldesa de la capital de Espa帽a al frente de una candidatura apoyada por Podemos [Ahora Madrid]. Manuela Carmena, militante del PCE hasta 1981, fue cofundadora del despacho laboralista en el que se produjo la Matanza de Atocha de 1977, y ha sido y es una persona de extraordinario prestigio pol铆tico y 茅tico, a la que el Partido Popular ha puesto sitio como los nazis a Stalingrado. La han difamado, amenazado, insultado, caricaturizado, ofendido y maltratado de palabra, obra y omisi贸n. Como no han podido con ella ni con su bonhom铆a y su prestigio, intentan desgastarla atacando a sus colaboradores.
Ahora es Rita Maestre, la muchacha acusada de ofensa a los sentimientos cat贸licos. Hace un par de semanas fueron dos titiriteros de inteligencia pol铆tica discutible, como antes lo fueron los responsables de los ropajes de los reyes magos en la cabalgata del 5 de enero, como antes el autor de unos tweets de humor negro de muy mal gusto, escritos a帽os atr谩s por un concejal. No importa. Todo vale, esa es la consigna. Acusa, difama, miente; ensucia, ese es el objetivo. Desde un partido que en cuatro a帽os ha visto c贸mo son imputados centenares de sus dirigentes y militantes [con bastantes ya en la c谩rcel] por cohecho, malversaci贸n, corrupci贸n generalizada y financiaci贸n ilegal del partido con cifras de millones de euros, ahora se utiliza cualquier acusaci贸n contra los dem谩s partidos por tangencial, banal o nimia que 茅sta sea. Un ejemplo: el PP ha acusado formalmente al alcalde de Zaragoza de haber gastado 15 euros en un art铆culo de aseo personal para tenerlo disponible en su despacho.
No es que el resto del arco pol铆tico espa帽ol sea precisamente ejemplar, que no son poca cosa la trama de la derecha nacionalista en Catalu帽a o el caso de los ERE en la Andaluc铆a gobernada por el PSOE, pero lo que sabemos de la corrupci贸n en el Partido Popular bate todos los records.
La derecha espa帽ola siempre ha sido muy consecuente con su concepci贸n del mundo. Lo natural para ellos es detentar el poder, y el gobierno claro. Necesitan mantener el poder econ贸mico, el gobierno pol铆tico y la hegemon铆a moral. Lo primero porque −para los cofrades conservadores− est谩 en la naturaleza de las cosas que los que tienen [capital y patrimonio] son los que han demostrado ser superiores; lo segundo como consecuencia de lo primero: si se tiene el poder econ贸mico no se puede caer en la simpleza de renunciar de buen grado a dirigir la pol铆tica, esto es a la forma de organizar la vida en sociedad; lo tercero, porque si se admite que se comience a cuestionar las grandes verdades administradas por los poderosos y por los cl茅rigos afines lo m谩s probable es que se acabe cuestionando todo lo dem谩s: primero las reglas de la reaccionaria moral cat贸lica hisp谩nica, luego el poder pol铆tico y, finalmente, la mism铆sima propiedad privada. Una propiedad entendida no solo desde la econom铆a, sino como forma de mantener un orden social como Dios manda.
La situaci贸n actual tiene m谩s que alterada a esa derecha que siempre se ha opuesto por las buenas o por las malas a todo lo que he cre铆do que pod铆a llegar a cuestionar ese escenario virtuoso. Tras los 煤ltimos cuatro a帽os ejerciendo de manera patrimonial el poder desde Madrid, ahogada en la ci茅naga de la corrupci贸n que ha convertido al m谩s potente de sus partidos pol铆ticos ―llamado Partido Popular, lo que no deja de resultar sarc谩stico― en una asociaci贸n criminal [seg煤n se dice en un auto procesal reciente], imponiendo sus intereses, su ideolog铆a y su inaceptable concepci贸n de la democracia, ahora la derecha pol铆tica tradicional se siente acorralada y sola.
Comandada por un personaje como Mariano Rajoy [a quien est谩 previsto que declaren persona non grata en su propia ciudad, lo que ya da una idea de las virtudes del caballero], no ha vacilado en aplicar una pol铆tica econ贸mica y social de cirug铆a mayor sin anestesia [como dec铆a C.S. Menem de la suya hace d茅cadas] sin pesta帽ear, y sin mostrar ni siquiera esas dosis m铆nimas de caridad cristiana que les ense帽aron de peque帽os en la catequesis. Adem谩s, con la excusa de la crisis y de la necesidad de ajustar a la baja todo lo p煤blico, han legislado en solitario y contra la opini贸n de todos los dem谩s partidos en materia laboral, fiscal, educativa, judicial, sanitaria y hasta han revertido derechos fundamentales con la aprobaci贸n de una ley que castiga con penas de prisi贸n la m谩s leve de las disidencias.
Ahora, esa derecha carcomida por la corrupci贸n, t贸xica y contaminante, est谩 aislada, sola, repudiada por todos. Rajoy ha sido incapaz de concitar el menor apoyo a su investidura, nadie quiere saber nada de 茅l ni de su cuadrilla, su extensa y muy poco honorable direcci贸n nacional del partido. Su 煤nica esperanza es que el candidato socialista fracase en su intento de formar gobierno, y que eso obligue a nuevas elecciones en las que encuentre una segunda oportunidad para 茅l y su gente.
Mientras tanto, el Partido Popular es una caldera a presi贸n. Los esc谩ndalos de corrupci贸n, los procesos judiciales y la p茅rdida de espacios de poder comienzan a tener efectos devastadores entre sus huestes. Las peticiones de condena est谩n soltando las lenguas de quienes se ven en el peligro de entrar en prisi贸n, y nadie sabe lo que puede pasar ma帽ana o pasado en torno al descubrimiento de nuevos casos, de nuevas pruebas, de m谩s registros de la polic铆a, de m谩s imputaciones. Como ya no se puede mantener la que fue la doctrina oficial: eran casos aislados que en absoluto implicaban al partido, sino que eran delincuentes que se hab铆a aprovechado de su felon铆a, ahora la consigna a defender a como d茅 lugar es: todos roban, todos tienen la corrupci贸n dentro de casa. Todos [los partidos] somos, por lo tanto, igual de culpables.
Es una huida hacia delante, a la desesperada. Pero el resultado no ser谩 el que querr铆an. Se han rebasado todas las l铆neas de lo aceptable. La derecha espa帽ola que el Partido Popular representa deber谩 regenerarse, reinventarse, limpiarse, depurarse. Y eso s贸lo podr谩 hacerlo en la oposici贸n. No podr谩 ser de otra forma. Los partidos que han padecido estos 煤ltimos a帽os su hegemon铆a deber铆an ser capaces de facilitarles ese pase a la oposici贸n. Ser铆a lo mejor para todos.