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El poder suave y el reino animal

OPINIÓN de María Cristina Rosas.- El poder es la capacidad que posee un ente –léase persona, Estado, empresa, organismo no gubernamental, etcétera– para lograr que otros hagan lo que él quiere. Para ello, dicho ente cuenta con diversos instrumentos: diplomacia, cooptación, estímulos, sanciones, represalias y la guerra, entre otros. En el mundo de hoy, en que los países buscan trascender en la escena internacional y además promover sus intereses, el llamado poder suave parece la herramienta idónea para lograr estos objetivos.

A diferencia del poder duro, basado en las capacidades económicas y militares el poder suave es intangible y, especialmente, aspiracional. La producción artística, cultural, musical, el cine, el prestigio educativo y científico, el atractivo turístico, el cuidado ambiental, la capacidad para exportar modas y tendencias, la gastronomía, las bebidas típicas –vino, destilados, cervezas, etcétera– constituyen elementos clave del poder suave. El Estado que cuenta con una estrategia que reposa en los aspectos referidos, tiene la posibilidad de influir en los demás y de obtener de ellos, lo que desea –o casi–, sin necesidad de amenazarlos con un conflicto armado o por la vía de las presiones económicas. El Poder Suave es un poder de cooptación.

El concepto de Poder Suave debe mucho de su perfil al estadounidense Joseph S. Nye Jr., estudioso del tema siempre teniendo como referente a Estados Unidos. Esta noción se origina en el debate sobre el declive de la Unión Americana, en particular, tras la publicación, en 1987, del libro de Paul Kennedy Auge y caída de las grandes potencias, en el que el británico postula que Estados Unidos repetirá la historia de otros grandes poderes que vivieron ciclos de desarrollo, auge y decadencia. Nye, crítico de Kennedy, postula que no es que ese país esté colapsando, sino la configuración del poder ha cambiado, argumentando que antaño bastaba con tener una economía sólida y un ejército importante, en tanto ahora, los recursos del poder son más diversos, y muchos de ellos intangibles como los que integran al llamado poder suave.

La polémica en torno a esto se acentúa cuando al analizar la historia de la humanidad, donde se observa que en todas las épocas quienes ejercen el poder echan mano de sus capacidades “duras”, al igual que de las “suaves.” Pensar que el poder se ha ejercido desde tiempo inmemorial sólo a punta de pistola, niega el hecho de que para dominar no basta con amenazar, intimidar y ganar las batallas, sino que también se requiere ser admirado, imitado y claro está, respetado.

Obama y el poder suave

Lo planteado por Nye caló hondo en Barack Obama. Para muestra están las estrategias de seguridad nacional (ESN) que puso en marcha en 2010 y, de manera más reciente, la de 2015. En la ESN de 2015 no hay una clara estrategia que conecte objetivos y capacidades (es decir, no se presenta una doctrina estratégica), pero sí hay elementos sumamente interesantes que pueden definir la orientación de EU para el período final de su administración. Aunque carece de las medidas y requeridas para solucionar los problemas del planeta, la ESN de 2015 es un planteamiento que describe de manera inteligente el actual estado del mundo. Así, explica al planeta como un lugar en que el poder se divide y disputa entre Estados, individuos y actores no estatales; donde la vertiginosa dinámica imperante supera la habilidad para planear una respuesta de forma integral; y donde las transiciones en el liderazgo entre las distintas regiones del mundo y dentro de ellas se modifican continuamente.

Desde 2010 Obama dejaba entrever en su ESN que es necesario gestionar los retos comunes, dejando de lado las típicas acciones geopolíticas que caracterizan a las potencias. Si bien una afirmación de este tipo parece descabellada, lo cierto es que en la ESN de 2015, su gobierno plantea puntualmente ocho grandes riesgos estratégicos que demandan acciones conjuntas y de cooperación entre todas las naciones del orbe. Dichos riesgos estratégicos son:

-Un ataque en EU o contra sus infraestructuras críticas;
-La amenaza o ataque contra sus ciudadanos y aliados;
-Una crisis económica global;
-La proliferación de armas de destrucción en masa;
-Brotes de enfermedades infecciosas;
-Cambio climático;
-Alteraciones en los mercados energéticos; y
-Consecuencias derivadas de un Estado fallido.

Pero lo más interesante de la ESN de 2015 es que Estados Unidos pasó de ser, en palabras de William Clinton, “la única nación indispensable” a, en palabras de Obama, “el socio indispensable” para coadyuvar a la solución de las crisis que se presenten. De esta manera Estados Unidos transita de la dominación a la de “actor central”, motivando a otros a compartir la gestión de los asuntos globales. Claro está que este tipo de planteamientos no son del agrado de diversos sectores conservadores dentro de la Unión Americana, pero en el mundo la percepción que se tiene de ese país ha cambiado y se puede corroborar, inclusive, con los dramáticos acontecimientos del año pasado en lo que al terrorismo se refiere. El país atacado no fue Estados Unidos sino Francia, lo que parecería sugerir que Washington ha tenido éxito al modificar su imagen en el mundo y ello, entre otras medidas, empleando su poder de cooptación, la diplomacia, la gestión política y, a final de cuentas, la zanahoria. Es verdad que Estados Unidos sigue reposando su proyección en el mundo en sus capacidades militares, si bien el propio Obama en la ESN de 2015 le da la razón a Paul Kennedy al considerar que es una combinación de poder militar con poder económico lo que el mundo necesita de Estados Unidos. Por lo tanto, sin descartar la opción militar, ésta no parece ser la primera línea de defensa de ese país, a diferencia de lo visto en la administración de George W. Bush. En suma, Estados Unidos con Obama combina su poder duro con su poder suave con lo que pretende promover sus intereses pero ganando al mismo tiempo, el apoyo, la admiración y la cooperación de parte de la comunidad internacional. A la combinación de ambos poderes, Joseph S. Nye Jr. la ha denominado poder inteligente o smart power.

El poder suave al alcance de los demás

Es muy interesante observar la manera en que algunos países utilizan, los argumentos que preconizan el cuidado del medio ambiente, entre otros temas, en su beneficio particular. La agenda ambiental pasa por un buen momento y pese a la pretendida omnipresencia del terrorismo en el mundo, cada vez más naciones reconocen el deterioro de los ecosistemas. Este contexto le viene bien a los países que al amparo de la agenda ambiental internacional buscan trascender en el entorno global, promoviendo de paso sus aspiraciones particulares.

Quizá el mejor ejemplo de esto sea la República Popular China (RP China), que ha encontrado en el poder suave elementos para impulsar su agenda y mitigar, al mismo tiempo, la imagen de la amenaza china que tanto preocupa en Occidente. China postula que su vertiginoso desarrollo no debería preocupar al mundo porque en las condiciones de interdependencia que prevalecen en el planeta, lo que beneficia al país asiático, tiene repercusiones favorables en el resto del mundo. De ahí que Beijing pusiera énfasis en difundir en el discurso político la noción del ascenso pacífico y, de manera más reciente, la del sueño chino. Claro que además de palabras, China necesita de acciones para convencer a los escépticos de sus “buenas intenciones.” En este sentido se puede entender el apoyo que brinda desde los años 90 del siglo pasado a las operaciones de mantenimiento de la paz (OMPs) de la ONU, lo que transmite el mensaje de que si bien Beijing tiene el segundo presupuesto militar más elevado del planeta, lo usa para modernizar a sus fuerzas armadas, las que, en cambio, como cascos azules, se erigen en fuerzas de paz al servicio de la humanidad.

Este es un giro en la imagen que China tuvo en la Guerra Fría, cuando apoyó a diversas guerrillas y regímenes parias, como el de Camboya, en los tiempos de Pol Pot y el Khmer Rouge. Ahora Beijing toma distancia de esas experiencias y provee a la ONU de soldados eficaces, disciplinados, bien entrenados y calificados para llevar a cabo las tareas del mantenimiento de la paz. Los resultados no se han hecho esperar: tanto Naciones Unidas como diversos países occidentales han condecorado y/o felicitado al Ejército de Liberación Popular, por su contribución a las OMPs, algo que no deja de sorprender, considerando que en los tiempos de la guerra fría, China se oponía a dichas misiones por considerarlas instrumentos de Occidente. Así, las OMPs son un ejemplo del poder suave que emplea Beijing para promover sus intereses en el mundo, acudiendo en auxilio de naciones en conflicto, donde, coincidentemente, las empresas chinas mantienen importantes actividades económicas y comerciales.

La pandaplomacy

Otro ejemplo del ejercicio del poder suave por parte de China es la llamada diplomacia del panda o pandaplomacy. Este tema, abordado en entregas anteriores (1), muestra que el panda es un verdadero zoon politikon usado por China para mejorar su imagen internacional, y de paso, acceder a ciertos beneficios económicos y políticos de parte de las naciones a las que les “renta” estos mamíferos. El panda es un animal icónico, amado y reverenciado, que sólo existe en el país asiático y que está en peligro de extinción. Se estima que hay poco menos de dos mil pandas en estado salvaje, más doscientos en cautiverio en diversos zoológicos del mundo.

A través de la pandaplomacy China ha logrado mejorar las relaciones diplomáticas con diversos países y territorios, incluyendo Estados Unidos, Japón, Taiwán y un buen número de naciones europeas. Los pandas son “arrendados” a diversos países por períodos de diez años a un costo anual de un millón de dólares (aunque el zoológico de San Diego paga dos millones anuales) o euros. El contrato entre China y el país receptor especifica que si en el transcurso de esos diez años llegara a nacer un bebé panda, éste será propiedad de Beijing. Lo anterior también significa que sólo los zoológicos mejor financiados del planeta pueden darse el lujo de albergar pandas en las condiciones descritas, dado que además del arriendo, su manutención es, junto con la de los elefantes, la más cara respecto a otras especies en cautiverio.

La racionalidad económica es una motivación de Beijing para, vía la pandaplomacy, conseguir materias primas estratégicas o cerrar negocios con distintas naciones. Por ejemplo, recientemente Canadá y Francia firmaron acuerdos de exportación de uranio por millones de dólares que coincidieron con los préstamos de pandas a ambos países. Australia –que cuenta con las mayores reservas de uranio en el mundo– recibió un par de pandas en 2009 tras llegar a un acuerdo para suministrar uranio a China en 2006. Historias similares existen en las relaciones de Beijing conotras naciones.

Sólo hay 16 zoológicos en el planeta con pandas gigantes. Las visitas a los zoológicos son frecuentes, pero el número de espectadores es altísimo en donde existen esos mamíferos. Además, quienes albergan a los pandas en los zoológicos, pueden presumir de contribuir a su conservación, por lo que también proyectan una imagen ecológica y de responsabilidad ambiental. Lo mismo puede decirse respecto a China. Ese país es uno de los que más emisiones contaminantes responsables del efecto de invernadero genera en el mundo. Así que a través de la pandaplomacy se cura de la imagen depredadora que tiene en el planeta.

Gorilas en la niebla

Que los gorilas de la montaña que residen en las fronteras entre Ruanda, Uganda y la República Democrática del Congo, son una especie amenazada, es harto conocido. La atención internacional se acentuó tras los trabajos de la zoóloga, primatóloga y antropóloga estadounidense, Dian Fossey, quien durante 22 años llevó a cabo estudios exhaustivos en torno a primates en su ambiente natural. Como se recordará, Fossey fue asesinada en 1985 y se especula que sus verdugos fueron quienes lucraban con la venta de gorilas y veían en el trabajo de Fossey un obstáculo para sus intereses comerciales.

Ahora la población estimada de los gorilas es de apenas 880, menos de la mitad que los pandas. Varios hechos han mermado su existencia y reproducción. En los tiempos en que tuvo lugar el genocidio en Ruanda (1994), la inestabilidad política benefició a los traficantes de gorilas. Pero hay otra realidad menos conocida: los humanos y los gorilas de la montaña comparten entre el 88 y el 98% de sus genes.2 Ello significa, al margen de las tesis darwinianas, que las enfermedades de los humanos afectan igualmente a los gorilas.

Otro hecho a considerar son las grandes reservas de coltán que hay en la región. El coltán es la abreviatura derivada de columbita-tantalita, una valiosa aleación de minerales que en alta concentración contienen los elementos tantalio y niobio. Entre las propiedades del coltán se encuentra la superconductividad, la capacidad de soportar temperaturas muy elevadas sin alterarse, la alta resistencia a la corrosión y su ductilidad para transformarse en alambres, láminas o tubos. Se le usa casi exclusivamente para fabricar condensadores electrolíticos de tantalio, componentes capaces de almacenar y liberar lentamente una determinada carga eléctrica, lo que hace que se cotice ampliamente por parte de las empresas de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs) de todo el mundo. Con el coltán se fabrican, entre otros insumos, las baterías de larga duración de teléfonos, laptops y tablets entre otros gadgets de moda. Al residir los principales yacimientos de coltán justamente en la triple frontera donde se asientan los gorilas de la montaña, los mineros han destruido parte del hábitat natural de esta especie, lo que ha contribuido a su reducción.3

Pese a lo descrito, hay una buena noticia. Ruanda, el país que vivió el trágico genocidio, requiere recursos económicos para ponerse de pie. En este sentido, el gobierno de Kigali ha apostado al turismo “ecológico” o “conservacionista”. Así, turistas procedentes de todo el mundo se dan cita en la selva de los Virunga, ubicada en las montañas para presenciar, por espacio de una hora, el espectáculo de los gorilas y verlos desde una prudente distancia. Esta aventura cuesta unos 750 dólares por persona y cada día son 80 turistas los que visitan la zona. Hay que caminar mucho, pero el espectáculo, vale la pena. Los turistas son acompañados de guías calificados, quienes los ubican cerca de los gorilas, y los hacen sentar y mantenerse quietos para no atemorizar a los primates y menos aún, despertar la furia del gorila macho alfa dominante.

Ruanda busca superar la imagen barbárica de hace dos décadas y cambiarla por la de una nación ambientalmente responsable que protege a los famosos gorilas de la montaña, sobre la base de que parte de los ingresos que percibe por concepto de este “turismo ecológico” los utiliza para protegerlos, cuidarlos y estudiarlos. En este sentido, parece estar siguiendo los pasos de China.

Los kiwis de Nueva Zelanda

Si del poder suave se trata, Nueva Zelanda tiene varios bienes culturales y gastronómicos con los que puede seducir al mundo. Produce, por ejemplo, uno de los mejores vinos blancos del planeta a base de la cepa sauvignon blanc. Asimismo, la fama de este país en años recientes se vio catapultada por ser el lugar en que se filmó la producción dirigida por Peter Jackson, El señor de los anillos y sus secuelas. Adicionalmente, posee una fauna única que cada vez más atrae la atención de la comunidad internacional. Entre la fama exótica que posee figuran los kiwis, unas aves pequeñas que tienen alas diminutas –apenas visibles– y cuya población, lamentablemente, va en declive.

Los números podrían jugarle una mala pasada a los lectores. Se calcula que en la actualidad, la población de estas curiosas aves, que aparecieron en el pleistoceno, oscila entre los 50 mil y los 60 mil ejemplares, cifras muy superiores a las de los pandas y los gorilas de la montaña. Sin embargo, hace 80 años, la población de kiwis en Nueva Zelanda ascendía a unos cinco millones de pájaros. ¿Qué ha sucedido con esta ave que es símbolo nacional en la tierra de los maoríes?

Existen cinco especies de kiwis en el país, entre las que el kiwi café de la isla norte es la más común, con una población de unos 35 mil ejemplares. Estas aves aparecieron en el paleoceno y han vivido en la Tierra desde hace 56 millones de años. Su aspecto es singular. Son pequeños, tienen alas muy reducidas –por lo tanto, no pueden volar– y un pico largo y angosto similar al de los colibríes que les sirva para extraer del suelo su alimento, por ejemplo, gusanos. Las hembras ponen uno o dos huevos como máximo, pero estos son sumamente grandes comparados con el tamaño de la mamá. De hecho, la hembra debe comer tres veces más a lo largo de 30 días, para producir el huevote, y al final, el polluelo tiene el peso de hasta la cuarta parte del de sus padres. Poniéndolo en perspectiva, esto equivaldría a que una mujer diera a luz un bebé de 15 kilogramos.

Para los maoríes, la comunidad indígena más importante de Nueva Zelanda –o Aotearoa como la llaman ellos–, el kiwi es un animal sagrado, protegido de Tāne Mahuta, Dios de los bosques y las aves. Las plumas de los kiwis eran usadasen ceremonias, pero las autoridades ahora han prohibido la caza de estas aves, y sólo se usan las de animales muertos o de aquellos que fueron atropellados.4 Hace 100 millones de años, Nueva Zelanda estaba cubierto, casi en su totalidad, por bosques, pero hoy sólo posee el 25% de los que alguna vez tuvo. Ello ha tenido un impacto devastador en diversas especies vegetales y animales, entre ellas, los kiwis. De hecho, la razón por la que los kiwis figuran en la lista de especies amenazadas, es por la dramática reducción de su población en los pasados 80 años. ¿Qué ha pasado? En la medida en que los asentamientos humanos introdujeron otras especies, los kiwis han sufrido depredación de parte de perros, gatos, cerdos, zarigüeyas, armiños y hurones, entre otros, quienes consumen sus huevos. Asimismo, al reducirse las hectáreas de bosque para desarrollar actividades agrícolas y ganaderas, los kiwis han sido víctimas de la fragmentación de su ecosistema.

Los kiwis generalmente duermen durante el día y de noche buscan alimento. Al no poder volar, hacen sus nidos en la tierra, a la manera de madrigueras. Si bien la hembra es la que pone el huevo, es el macho quien lo empolla. Cuando el polluelo nace, sus padres no le procuran alimento, sino que aquel debe buscarlo por sí mismo y muy pronto, abandona el hogar. La hembra y el macho, una vez que viven juntos, ya no se separan a menos que la hembra busque a otro macho.

En Nueva Zelanda continúa el debate en torno a la adopción de una nueva bandera que sustituya a la actual, que es muy similar a la bandera australiana y que además presenta la Union Jack en el ángulo superior derecho. Este es un símbolo de la pertenencia a la Commonwealth, pero con la que los habitantes del austral país no se identifican. No se contempla incluir al kiwi en su diseño. Sin embargo, esta ave ya desde finales del siglo XIX era empleada en billetes bancarios, estampillas postales, y diversos promocionales del país. En la primera guerra mundial, “kiwi” se convirtió en el gentilicio informal con el que la comunidad internacional identificaba a los neozelandeses. En la actualidad, el kiwi figura en las monedas de un dólar neozelandés. Dada su rareza y tipicidad, cada vez más personas de todo el mundo viajan a Nueva Zelanda para disfrutar del espectáculo de los kiwis.

Reflexiones finales

En estos tres países se observa el empleo de argumentos ambientales como sustento del poder suave. China busca modificar la imagen de la “amenaza china” que impera en torno a esta nación en el mundo. Ruanda, a 25 años del genocidio en el que murieron uno de cada ocho de sus habitantes, requiere ponerse de pie en momentos en que el mundo vive una crisis económica y difícilmente puede comprometer recursos para contribuir al desarrollo de esa nación. De ahí la opción del turismo ambiental, ofertando estancias en las montañas de los Virunga para que turistas de todo el mundo convivan con los gorilas. Nueva Zelanda, por su parte, lucha por tornarse relevante en la escena mundial. Hoy ocupa un asiento como miembro permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, pero eso no le provee de una gran visibilidad en este entorno tan globalizado donde la mayoría, si no es que todas las naciones del mundo, buscan trascender, compitiendo por ganar la atención de turistas e inversionistas. La peculiaridad del kiwi, sin duda reviste un gran atractivo, al amparo de la agenda ambiental que en todas partes goza de gran popularidad. ¿Obtendrán China, Ruanda y Nueva Zelanda lo que desean del mundo? Es posible. Pero es deseable que así como han empleado al reino animal como un instrumento al servicio de sus intereses políticos, trabajen igualmente en la conservación y al protección de esas y otras especies amenazadas y también en las no amenazadas.


Notas:
1. María Cristina Rosas (25/02/2014), La diplomaciadel panda, disponible en http://www.alainet.org/es/active/71617
2. Teresa Guerrero (02/09/2015), “Los últimos gorilas en la niebla”, en El Mundo, disponible en http://www.elmundo.es/ciencia/2014/10/24/5444f44222601d2d738b458e.html
3. Silvina Dell’Isola (14 de abril de 2013), “Una llamada desde África”, en La Nación, disponible en http://www.lanacion.com.ar/1572559-una-llamada-desde-africa
4. VeoVerde (18 de julio de 2014), El kiwi, símbolo nacional de Nueva Zelanda, disponible en https://www.veoverde.com/2014/07/el-kiwisimbolo-nacional-de-nueva-zeland...


*María Cristina Rosas es profesora e investigadora en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México. http://www.etcetera.com.mx/articulo/El+Poder+Suave+y+el+reino+animal/43706






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