OPINI脫N de Soledad Betancur Betancur, Colombia.- La detenci贸n de Santiago Uribe para que rinda cuentas a la justicia por las violaciones a los derechos humanos y a la vida, deja un resquicio de esperanza para avanzar en la verdad y en la responsabilidad de los poderes econ贸micos y pol铆ticos que, en 煤ltima instancia, han sido los determinadores de parte del horror que ha vivido nuestra sociedad. Ya el Consejo de Estado conden贸 por segunda vez a la Naci贸n por cr铆menes cometido en el municipio de Yarumal por la estructura paramilitar de los “Doce Ap贸stoles”.

Foto: El Espectador
“Para el magistrado Gil Botero, es claro que existe negligencia del Estado, en especial de la Fiscal铆a, para investigar el crimen del joven Ardila y las selectivas masacres perpetradas en Yarumal, pese a los suficientes elementos materiales de prueba”. Por ello, “hace un fuerte llamado a la Justicia para que investiguen a fondo los hechos, se hallen los responsables y se eliminen posibles especulaciones respecto de la posible participaci贸n de Santiago Uribe –hermano del ex presidente 脕lvaro Uribe V茅lez- en el crimen.”[1]
Es necesario anotar que, en muchos casos, cuando la justicia quiso actuar para develar que actores de la elite pol铆tica o empresarial estaban detr谩s de los hechos, los funcionarios, muchos de ellos investigadores del CTI, fueron asesinados o en el mejor de los escenarios destituidos. Entre los a帽os 1995 y 1999, m谩s de 61 investigadores del CTI fueron asesinados en el pa铆s, de ellos 12 en Antioquia. El periodo con el mayor n煤mero de homicidios fue entre 1997 y 1998 cuando ocurrieron 36 asesinatos. (Para ampliar esta historia de impunidad ver: IPC y Corporaci贸n Jur铆dica Libertad (2010) “Memorias de Impunidad en Antioquia. Lo que la Justicia No quiso ver frente al paramilitarismo”)
Tras m谩s de 20 a帽os de investigaciones que han ido dejando el caso de la estructura paramilitar de los “Doce Ap贸stoles” en la impunidad, es apenas justo que esta sea una se帽al para que se gesten las condiciones de no repetici贸n en el postconflicto y de la visibilizaci贸n de los responsables del genocidio que ha vivido Colombia.
Las siguientes graficas muestran comparativamente en 30 a帽os como fue la huella de dolor, para los habitantes del municipio de Yarumal, dejada por estas estructuras entre 1992 y 1997, periodo de operaci贸n del grupo paramilitar “Los Doce Ap贸stoles” y tambi茅n periodo de Gobernaci贸n de 脕lvaro Uribe V茅lez en Antioquia (1995-1997).
No se puede, a trav茅s de una gran mentira, esconder la responsabilidad de esta 茅lite en la guerra que ha desangrado al pa铆s y ha dejado m谩s de 7 millones de v铆ctimas. No se puede convertir con mentiras a las v铆ctimas en victimarios. No se puede declarar como persecuci贸n pol铆tica a los peque帽os asomos de justicia que se vislumbran. No se puede declarar preso pol铆tico a quien ha usado la guerra para sus inter茅s de acumulaci贸n de poder y riqueza.
A prop贸sito Mar铆a Jimena Duzan, en una de sus columnas en la revista Semana, titulada “El m茅todo de Uribe”, publicada el 25 de mayo de 2014, pregunt贸 “¿Qu茅 es lo que le est谩 pasando a la sociedad colombiana como para que un candidato de extrema derecha est茅 sumando adeptos entre gente educada y pensante?”, a lo cual ella misma contest贸:
La respuesta a este interrogante puede estar en el 茅xito con que Uribe ha utilizado el m茅todo de la ‘Gran mentira’, plasmado por Adolf Hitler en su credo autobiogr谩fico, Mi lucha, considerado como uno de los manuales cl谩sicos de propaganda pol铆tica. En ese libro, Hitler afirma que el objetivo de la propaganda es convencer a las masas y ganar adeptos y que para lograrlo hab铆a que recurrir a una mentira monumental. Hitler sosten铆a que solo las mentiras descomunales y no las peque帽as eran cre铆bles por la masa y que una vez escogidas deb铆an ser repetidas una y otra vez hasta el cansancio con el objetivo de que “la gente creyera que el cielo es el infierno y el infierno el cielo”. De esa forma Hitler logr贸 montar en Alemania una poderosa coalici贸n de obreros sin empleo, de industriales del carb贸n quebrados y de financieros descontentos con la banca jud铆a, diez a帽os antes de que se declarara la Segunda Guerra Mundial y se produjera el Holocausto. [4]
Mantener en la post negociaci贸n un proceso de paz sostenible, requiere que la sociedad conozca las causas, los intereses y los actores que, en estas cinco d茅cadas, provocaron despojo, desplazamiento y muerte, e instalaron un proyecto cultural de ultra derecha, el cual ha basado su ascenso al poder en el odio, el miedo y la muerte. La verdad ser谩 lo m铆nimo que se les puede entregar a las v铆ctimas directas e indirectas y a estas generaciones que han crecido en el contexto de una democracia fr谩gil, y por momentos criminal, que ha impedido que este territorio sea un entorno de vida digna para todos y todas. De ah铆 la importancia que los perpetradores invisibles, instalados c贸modamente en el poder, sean visibilizados para la sociedad por la institucionalidad de la justicia colombiana.
Notas
[1] Semana, 2013, 20 de junio, “Estado condenado por cr铆menes de los ‘Doce Ap贸stoles’”, en Revista Semana, edici贸n nacional, secci贸n Naci贸n, disponible en Internet: http://www.semana.com/nacion/articulo/estado-condenado-crimen-doce-apostoles/348259-3
[2] Rugeles Gustavo, 2016, 29 de febrero, “El cap铆tulo oscuro de la vida de Santiago Uribe V茅lez”, en portal Las Dos Orillas, disponible en Internet: http://www.las2orillas.co/el-capitulo-oscuro-de-la-vida-de-santiago-uribe-velez/
[3] Ver: Tribunal de Justicia y Paz, contra Jos茅 Barney Veloza Garc铆a La Fiscal铆a 17 Unidad Nacional de Justicia y Paz en Enero 31 de 2012 –pagina 92-, Citando a Comisi贸n Interamericana de Derechos Humanos, tercer informe sobre la situaci贸n de los derechos humanos en Colombia, capitulo no. IV.
[4] Duz谩n Mar铆a Jimena, 2014, 25 de mayo, “El m茅todo de Uribe”, en Revista Semana, edici贸n nacional, secci贸n opini贸n, disponible en Internet: http://www.semana.com/opinion/articulo/maria-jimena-duzan-el-metodo-de-uribe/389493-3
*Soledad Betancur Betancur, investigadora del IPC. Fuente: http://www.ipc.org.co/agenciadeprensa/index.php/2016/03/08/la-detencion-de-santiago-uribe-una-esperanza-de-justicia/
Foto: El Espectador
“Para el magistrado Gil Botero, es claro que existe negligencia del Estado, en especial de la Fiscal铆a, para investigar el crimen del joven Ardila y las selectivas masacres perpetradas en Yarumal, pese a los suficientes elementos materiales de prueba”. Por ello, “hace un fuerte llamado a la Justicia para que investiguen a fondo los hechos, se hallen los responsables y se eliminen posibles especulaciones respecto de la posible participaci贸n de Santiago Uribe –hermano del ex presidente 脕lvaro Uribe V茅lez- en el crimen.”[1]
Es necesario anotar que, en muchos casos, cuando la justicia quiso actuar para develar que actores de la elite pol铆tica o empresarial estaban detr谩s de los hechos, los funcionarios, muchos de ellos investigadores del CTI, fueron asesinados o en el mejor de los escenarios destituidos. Entre los a帽os 1995 y 1999, m谩s de 61 investigadores del CTI fueron asesinados en el pa铆s, de ellos 12 en Antioquia. El periodo con el mayor n煤mero de homicidios fue entre 1997 y 1998 cuando ocurrieron 36 asesinatos. (Para ampliar esta historia de impunidad ver: IPC y Corporaci贸n Jur铆dica Libertad (2010) “Memorias de Impunidad en Antioquia. Lo que la Justicia No quiso ver frente al paramilitarismo”)
Tras m谩s de 20 a帽os de investigaciones que han ido dejando el caso de la estructura paramilitar de los “Doce Ap贸stoles” en la impunidad, es apenas justo que esta sea una se帽al para que se gesten las condiciones de no repetici贸n en el postconflicto y de la visibilizaci贸n de los responsables del genocidio que ha vivido Colombia.
Las siguientes graficas muestran comparativamente en 30 a帽os como fue la huella de dolor, para los habitantes del municipio de Yarumal, dejada por estas estructuras entre 1992 y 1997, periodo de operaci贸n del grupo paramilitar “Los Doce Ap贸stoles” y tambi茅n periodo de Gobernaci贸n de 脕lvaro Uribe V茅lez en Antioquia (1995-1997).
Fuente: elaboraci贸n propia con base en informaci贸n de la Unidad de Victimas.
Impunidad sobre los Doce Ap贸stoles y las Convivir
Olga Behar, en su libro El clan de los Doce Ap贸stoles, publicado en abril de 2011, le presenta a la sociedad la historia de horror e impunidad que se vivi贸 en varios municipios del norte de Antioquia, especialmente Yarumal. Afirma que “entre 1992 y 1994 hubo una estela de muerte que comenz贸 a ser investigada, pero no de manera aislada, sino en el contexto de una estrategia paramilitar que inclu铆a vastas zonas de Antioquia, C贸rdoba y el Magdalena Medio” y que ven铆a siendo investigada sin que encontrara eco en la justicia colombiana. Al respecto afirma que: “Los procesos judiciales que se abrieron a partir de 1994 nunca produjeron resultados concretos y tan s贸lo fueron encausados los mandos inferiores y algunos de los sicarios”. Solo una raz贸n: el poder econ贸mico y pol铆tico del que hacen parte estas estructuras se han encargado de dejarlo en la impunidad. Seg煤n el ex general Juan Carlos Meneses, cuyas declaraciones han implicado a Santiago Uribe, en Yarumal operaba un grupo conocido como de ‘limpieza’ “que ten铆a protectores del m谩s alto nivel”:
Sent铆amos mucha tranquilidad, porque sab铆amos que el que nos proteg铆a y estaba metido en todo era el futuro gobernador. En esos meses, 脕lvaro Uribe V茅lez gan贸 la Gobernaci贸n de Antioquia. Su hermano, Santiago, siempre nos dio tranquilidad. Nos dec铆a que ellos ten铆an muchos amigos en la Fiscal铆a, amigos magistrados, que eso no iba a pasar a mayores, porque ellos quedar铆an salpicados en el momento en que se abriera una investigaci贸n, ellos iban a ser los perjudicados y eso no lo iban a permitir. Entonces ellos siempre nos inspiraron confianza.[2]
Impunidad sobre los Doce Ap贸stoles y las Convivir
Olga Behar, en su libro El clan de los Doce Ap贸stoles, publicado en abril de 2011, le presenta a la sociedad la historia de horror e impunidad que se vivi贸 en varios municipios del norte de Antioquia, especialmente Yarumal. Afirma que “entre 1992 y 1994 hubo una estela de muerte que comenz贸 a ser investigada, pero no de manera aislada, sino en el contexto de una estrategia paramilitar que inclu铆a vastas zonas de Antioquia, C贸rdoba y el Magdalena Medio” y que ven铆a siendo investigada sin que encontrara eco en la justicia colombiana. Al respecto afirma que: “Los procesos judiciales que se abrieron a partir de 1994 nunca produjeron resultados concretos y tan s贸lo fueron encausados los mandos inferiores y algunos de los sicarios”. Solo una raz贸n: el poder econ贸mico y pol铆tico del que hacen parte estas estructuras se han encargado de dejarlo en la impunidad. Seg煤n el ex general Juan Carlos Meneses, cuyas declaraciones han implicado a Santiago Uribe, en Yarumal operaba un grupo conocido como de ‘limpieza’ “que ten铆a protectores del m谩s alto nivel”:
Sent铆amos mucha tranquilidad, porque sab铆amos que el que nos proteg铆a y estaba metido en todo era el futuro gobernador. En esos meses, 脕lvaro Uribe V茅lez gan贸 la Gobernaci贸n de Antioquia. Su hermano, Santiago, siempre nos dio tranquilidad. Nos dec铆a que ellos ten铆an muchos amigos en la Fiscal铆a, amigos magistrados, que eso no iba a pasar a mayores, porque ellos quedar铆an salpicados en el momento en que se abriera una investigaci贸n, ellos iban a ser los perjudicados y eso no lo iban a permitir. Entonces ellos siempre nos inspiraron confianza.[2]
Fuente: elaboraci贸n propia con base en informaci贸n de la Unidad de Victimas.
¿Hasta d贸nde dejamos que llegara el horror? Pregunta el Centro Nacional de Memoria Hist贸rica en su informe ¡Basta Ya! – Colombia: memorias de guerra y dignidad, el cual deja ver como en el pa铆s entre 1985 y 2012 se cometieron 1.982 masacres, de ellas 1.166 fueron cometidas por grupos paramilitares, solo por mencionar una de las modalidades m谩s cruentas que ha marcado el horror de la guerra en Colombia.
脕lvaro Uribe V茅lez, hoy Senador de la Rep煤blica ha sido promotor de las estructuras que mayor responsabilidad tienen en estos cr铆menes de lesa humanidad: las cooperativas de seguridad Convivir, las cuales favorecer铆an la consolidaci贸n del paramilitarismo. Como todas las subregiones del departamento, el Norte de Antioquia ha vivido en carne propia este horror que ha pretendido ser silenciado por los perpetradores, con la complacencia de un estado que en muchas ocasiones ha sido sordo a responsabilidades evidentes de actores de la 茅lite que ha gobernado al pa铆s. Ituango tiene su huella con la masacre del Aro, entre el 22 y el 25 de octubre de 1997, y con el consecuente asesinato de Jes煤s Mar铆a Valle, defensor de derechos humanos. Por la masacre de El Aro, en la cual murieron 15 personas, a fines del a帽o 2015 los magistrados de la Sala de Justicia y Paz del Tribunal Superior de Medell铆n ordenaron investigar a 脕lvaro Uribe V茅lez: “La Sala ratificar谩 la orden de expedir copias para investigarlo (a 脕lvaro Uribe V茅lez) por promover, auspiciar y apoyar grupos paramilitares y Convivir vinculadas con 茅stos y/o concertarse con ellos, no s贸lo como Gobernador de Antioquia, sino despu茅s y a煤n como Presidente de la Rep煤blica”. Yarumal e Ituango son solo una muestra de la din谩mica del genocidio.
Las Convivir se convirtieron en un ej茅rcito con al menos 120 mil colaboradores y 529 estructuras en todo el pa铆s -de ellas 87 en el departamento de Antioquia-[3]. Esa fue la herencia de estas cooperativas de seguridad, gestadas y autorizadas con firma de pu帽o y letra del ex Gobernador de Antioquia, ex presidente de Colombia y hoy Senador de la Rep煤blica 脕LVARO URIBE V脡LEZ. Ya su primo Mario Uribe fue condenado en febrero del a帽o 2011 a siete a帽os y seis meses de prisi贸n, como autor del delito de concierto para promover grupos armados al margen de la ley. Esto sin contar las condenas a una buena parte de los funcionarios que trabajaron en sus gobiernos y que hoy est谩n en la c谩rcel o fugitivos, entre ellos los ex directores del DAS.
¿Hasta d贸nde dejamos que llegara el horror? Pregunta el Centro Nacional de Memoria Hist贸rica en su informe ¡Basta Ya! – Colombia: memorias de guerra y dignidad, el cual deja ver como en el pa铆s entre 1985 y 2012 se cometieron 1.982 masacres, de ellas 1.166 fueron cometidas por grupos paramilitares, solo por mencionar una de las modalidades m谩s cruentas que ha marcado el horror de la guerra en Colombia.
脕lvaro Uribe V茅lez, hoy Senador de la Rep煤blica ha sido promotor de las estructuras que mayor responsabilidad tienen en estos cr铆menes de lesa humanidad: las cooperativas de seguridad Convivir, las cuales favorecer铆an la consolidaci贸n del paramilitarismo. Como todas las subregiones del departamento, el Norte de Antioquia ha vivido en carne propia este horror que ha pretendido ser silenciado por los perpetradores, con la complacencia de un estado que en muchas ocasiones ha sido sordo a responsabilidades evidentes de actores de la 茅lite que ha gobernado al pa铆s. Ituango tiene su huella con la masacre del Aro, entre el 22 y el 25 de octubre de 1997, y con el consecuente asesinato de Jes煤s Mar铆a Valle, defensor de derechos humanos. Por la masacre de El Aro, en la cual murieron 15 personas, a fines del a帽o 2015 los magistrados de la Sala de Justicia y Paz del Tribunal Superior de Medell铆n ordenaron investigar a 脕lvaro Uribe V茅lez: “La Sala ratificar谩 la orden de expedir copias para investigarlo (a 脕lvaro Uribe V茅lez) por promover, auspiciar y apoyar grupos paramilitares y Convivir vinculadas con 茅stos y/o concertarse con ellos, no s贸lo como Gobernador de Antioquia, sino despu茅s y a煤n como Presidente de la Rep煤blica”. Yarumal e Ituango son solo una muestra de la din谩mica del genocidio.
Las Convivir se convirtieron en un ej茅rcito con al menos 120 mil colaboradores y 529 estructuras en todo el pa铆s -de ellas 87 en el departamento de Antioquia-[3]. Esa fue la herencia de estas cooperativas de seguridad, gestadas y autorizadas con firma de pu帽o y letra del ex Gobernador de Antioquia, ex presidente de Colombia y hoy Senador de la Rep煤blica 脕LVARO URIBE V脡LEZ. Ya su primo Mario Uribe fue condenado en febrero del a帽o 2011 a siete a帽os y seis meses de prisi贸n, como autor del delito de concierto para promover grupos armados al margen de la ley. Esto sin contar las condenas a una buena parte de los funcionarios que trabajaron en sus gobiernos y que hoy est谩n en la c谩rcel o fugitivos, entre ellos los ex directores del DAS.
No se puede, a trav茅s de una gran mentira, esconder la responsabilidad de esta 茅lite en la guerra que ha desangrado al pa铆s y ha dejado m谩s de 7 millones de v铆ctimas. No se puede convertir con mentiras a las v铆ctimas en victimarios. No se puede declarar como persecuci贸n pol铆tica a los peque帽os asomos de justicia que se vislumbran. No se puede declarar preso pol铆tico a quien ha usado la guerra para sus inter茅s de acumulaci贸n de poder y riqueza.
A prop贸sito Mar铆a Jimena Duzan, en una de sus columnas en la revista Semana, titulada “El m茅todo de Uribe”, publicada el 25 de mayo de 2014, pregunt贸 “¿Qu茅 es lo que le est谩 pasando a la sociedad colombiana como para que un candidato de extrema derecha est茅 sumando adeptos entre gente educada y pensante?”, a lo cual ella misma contest贸:
La respuesta a este interrogante puede estar en el 茅xito con que Uribe ha utilizado el m茅todo de la ‘Gran mentira’, plasmado por Adolf Hitler en su credo autobiogr谩fico, Mi lucha, considerado como uno de los manuales cl谩sicos de propaganda pol铆tica. En ese libro, Hitler afirma que el objetivo de la propaganda es convencer a las masas y ganar adeptos y que para lograrlo hab铆a que recurrir a una mentira monumental. Hitler sosten铆a que solo las mentiras descomunales y no las peque帽as eran cre铆bles por la masa y que una vez escogidas deb铆an ser repetidas una y otra vez hasta el cansancio con el objetivo de que “la gente creyera que el cielo es el infierno y el infierno el cielo”. De esa forma Hitler logr贸 montar en Alemania una poderosa coalici贸n de obreros sin empleo, de industriales del carb贸n quebrados y de financieros descontentos con la banca jud铆a, diez a帽os antes de que se declarara la Segunda Guerra Mundial y se produjera el Holocausto. [4]
Mantener en la post negociaci贸n un proceso de paz sostenible, requiere que la sociedad conozca las causas, los intereses y los actores que, en estas cinco d茅cadas, provocaron despojo, desplazamiento y muerte, e instalaron un proyecto cultural de ultra derecha, el cual ha basado su ascenso al poder en el odio, el miedo y la muerte. La verdad ser谩 lo m铆nimo que se les puede entregar a las v铆ctimas directas e indirectas y a estas generaciones que han crecido en el contexto de una democracia fr谩gil, y por momentos criminal, que ha impedido que este territorio sea un entorno de vida digna para todos y todas. De ah铆 la importancia que los perpetradores invisibles, instalados c贸modamente en el poder, sean visibilizados para la sociedad por la institucionalidad de la justicia colombiana.
Notas
[1] Semana, 2013, 20 de junio, “Estado condenado por cr铆menes de los ‘Doce Ap贸stoles’”, en Revista Semana, edici贸n nacional, secci贸n Naci贸n, disponible en Internet: http://www.semana.com/nacion/articulo/estado-condenado-crimen-doce-apostoles/348259-3
[2] Rugeles Gustavo, 2016, 29 de febrero, “El cap铆tulo oscuro de la vida de Santiago Uribe V茅lez”, en portal Las Dos Orillas, disponible en Internet: http://www.las2orillas.co/el-capitulo-oscuro-de-la-vida-de-santiago-uribe-velez/
[3] Ver: Tribunal de Justicia y Paz, contra Jos茅 Barney Veloza Garc铆a La Fiscal铆a 17 Unidad Nacional de Justicia y Paz en Enero 31 de 2012 –pagina 92-, Citando a Comisi贸n Interamericana de Derechos Humanos, tercer informe sobre la situaci贸n de los derechos humanos en Colombia, capitulo no. IV.
[4] Duz谩n Mar铆a Jimena, 2014, 25 de mayo, “El m茅todo de Uribe”, en Revista Semana, edici贸n nacional, secci贸n opini贸n, disponible en Internet: http://www.semana.com/opinion/articulo/maria-jimena-duzan-el-metodo-de-uribe/389493-3
*Soledad Betancur Betancur, investigadora del IPC. Fuente: http://www.ipc.org.co/agenciadeprensa/index.php/2016/03/08/la-detencion-de-santiago-uribe-una-esperanza-de-justicia/