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La fragua de una farsa

OPINI脫N de Carmen Boh贸rquez , Venezuela.- En esta nueva era que vive la humanidad en la que se ha producido una revoluci贸n comunicacional similar en sus efectos a la que represent贸 la revoluci贸n industrial, una de sus paradojales consecuencias es que se han borrado los l铆mites entre la verdad y la mentira. A los criterios de verdad existentes como el de la coherencia del sistema o el aristot茅lico de la adecuaci贸n entre la idea y la realidad, ahora habr铆a que agregar otro que tiene que ver con el medio desde el cual se origina cualquier afirmaci贸n que tenga pretensiones de verdad. Basta hoy con que el medio sea una transnacional de la comunicaci贸n para que lo dicho adquiera caracter铆sticas de verdad universal, aunque no haya sido m谩s que la 煤ltima farsa inventada. O bien, basta que alguien lance la m谩s escandalosa invectiva por las redes sociales para que los usuarios la tomen como la verdad que todos andaban buscando.




En este mundo al rev茅s del que tanto nos hablaba Galeano, la mentira circula con mayor velocidad que las certezas m谩s absolutas; m谩s a煤n, las certezas son avasalladas por la infamia, el chantaje o los falsos 铆dolos. Todo se reduce hoy a una permanente puesta en escena donde algunos se llevan la palma como los mejores guionistas o libretistas, mientras otros se vanaglorian del papel que se autoatribuyen o que sus amos les asignan. En esta atribuci贸n de roles y de invectivas la derecha internacional y con ella la mayor parte de sus militantes, ha dado muestras de dominar a perfecci贸n la t茅cnica del rumor, la t茅cnica de “crear” cualquier realidad que sirva a sus intereses y hasta de transmitirla por televisi贸n, como cuando quisieron hacer creer que Ghadafi estaba bombardeando a su pueblo y no era m谩s que un vulgar montaje hollywoodense.

Donde estos nuevos y anti茅ticos procederes se ponen m谩s de manifiesto es en los pa铆ses de la periferia que han dado pasos en firme para liberarse de la dependencia, del colonialismo y de cualquier otra forma de dominaci贸n con la que se intente mantenerlos sojuzgados y serviles a los intereses imperiales. Venezuela es, en este sentido, un caso m谩s que emblem谩tico. Aqu铆, s铆 es verdad que el 99 % de la imagen que se ha construido del pa铆s ante el resto del mundo ha sido producto de esta nueva forma de triturar la verdad que los medios han creado. Los roles reales que desempe帽an personas particulares han sido trastocados hasta el punto en que los villanos son h茅roes y los verdaderos h茅roes han sido convertidos en chusma despreciable. Para prueba baste el bot贸n de Leopoldo L贸pez y su Rapunzel viajera. Las 煤ltimas declaraciones de qui茅n se ha autoatribuido el papel de Conde de Montecristo, con barba y todo, as铆 lo demuestran. No s贸lo es que se atreve a anunciar como si fuera el propio Mes铆as, en este caso del Mal, que a la “dictadura” le quedan “horas” de vida, sino que se presenta como la prueba viviente de la “crueldad” de esa dictadura al mantenerlo en prisi贸n, cuando es el ser m谩s inocente que se pueda pensar:

“No he cometido ning煤n delito, lo han dicho los organismos de derechos humanos m谩s prestigiosos e importantes del mundo, Premios Nobel, gobernantes, parlamentarios. Todo el mundo sabe que mi juicio fue una farsa …. Hace 2 a帽os hicimos un llamado a los venezolanos a conquistar un cambio pac铆fico, democr谩tico y constitucional que nos cost贸 nuestra libertad”.

Lo que es realmente una farsa es precisamente la historia que se ha construido en torno a su figura, en el entendido de que toda “dictadura” necesita un “谩ngel” que represente el ejemplo m谩s cruel de su brutalidad. Basta, seg煤n 茅l, para probar que no ha cometido ning煤n delito el hecho de que lo digan organismos y personalidades de renombre mundial, ocultando, por supuesto, que puede encontrarse f谩cilmente igual n煤mero de organismos, de Premios Nobel y de personalidades mundiales que pueden afirmar lo contrario y que lo consideran abiertamente culpable. Lo que se pretende ocultar aqu铆 es que este se帽or forma parte de un engranaje de la derecha mundial que es capaz de defender al mismo Hitler, si Hitler les sirve para lograr sus prop贸sitos de dominio.

Podr铆a decirse, en t茅rminos de investigaci贸n criminal, que esos testimonios se invalidan por el mero hecho de que quienes los profieren son precisamente los sacerdotes mayores de la misma cofrad铆a de la que el se帽or L贸pez forma parte, por no decir que todos act煤an en un grado m谩ximo de complicidad en defensa de una de sus fichas locales. Corona la campa帽a medi谩tica internacional su esposa Lilian Tintori, cuya imagen no pod铆a ser m谩s c谩ndida y virginal que Heidi; aunque de vez en cuando deje asomar su otro yo, como cuando ataca a los familiares de las v铆ctimas que caus贸 su esposo por v铆as que no fueron ni pac铆ficas, ni democr谩ticas ni constitucionales, y por lo cual no perdi贸 arbitrariamente su libertad, sino que result贸 condenado en una proporci贸n que est谩 lejos de corresponder al da帽o causado.

脡ste es el mundo que la derecha ha venido construyendo y en el que quieren que todos nos resignemos a vivir. Sin embargo, mientras exista la poes铆a, mientras haya un ser humano capaz de so帽ar la utop铆a de la libertad y de la justicia, mientras haya un coraz贸n sensible a quien le duela la desgracia del otro, mientras haya un pueblo consciente de su historia de luchas, la certeza del triunfo de la verdad sobre la infamia y de la dignidad sobre la vileza de muchos, seguir谩 alumbrando el camino y guiando nuestros pasos hasta alcanzar la liberaci贸n definitiva de toda la humanidad.

1 de marzo de 2016

*http://www.sietealacarga.com.ve/?p=3076

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