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Privar del derecho al voto es un crimen

OPINI脫N de Amy Goodman y Denis Moynihan.- Ahora que ha quedado atr谩s el “supermartes” y que se ha reducido la cantidad de candidatos a la presidencia con la suspensi贸n de la campa帽a del Dr. Ben Carson, se avecina una elecci贸n general que probablemente rompa con todos los paradigmas. “En estas elecciones hay m谩s en juego que nunca antes”, dijo la candidata dem贸crata Hillary Clinton en el discurso que pronunci贸 despu茅s de haberse declarado su victoria sobre el senador Bernie Sanders en siete de los once estados que tuvieron elecciones en el supermartes. Mientras Donald Trump se aproxima a paso firme a alcanzar la nominaci贸n republicana para la presidencia, coleccionando una victoria tras otra adem谩s de un insulto tras otro, el Partido Republicano se encuentra en caos y hay quienes pronostican que el tradicional partido va camino a una hist贸rica escisi贸n. La campa帽a electoral hasta la fecha ha sido muy bien descrita por una l铆nea del subtitulado del reciente debate republicano: “Gritos ininteligibles”. La atm贸sfera circense enmascara las declaraciones profundamente inquietantes que han realizado varios candidatos que avivan la llama del racismo, la supremac铆a blanca y la xenofobia. Ello desv铆a adem谩s la atenci贸n de un d茅ficit crucial presente en nuestra democracia, que se contin煤a agravando: el ataque al derecho al voto y, en especial, la masiva privaci贸n del derecho al voto a casi cinco millones de estadounidenses, la mayor铆a de ellos, personas de color.

La raza ha sido un tema decisivo en la campa帽a de cara a las elecciones 2016. Del lado republicano, hay declaraciones abiertamente racistas del candidato favorito Donald Trump, que ha despotricado contra los mexicanos, a quienes calific贸 de “violadores”, y que se ha negado a condenar al ex “gran mago” del Ku Klux Klan David Duke luego de que Duke expresara que lo apoya. En relaci贸n a un manifestante afroestadounidense atacado por sus simpatizantes durante uno de sus actos, Trump solo tuvo para decir: “Tal vez deber铆an haberle dado una paliza”. Trump defiende adem谩s con orgullo su reiterada publicaci贸n en twitter de una cita del dictador italiano Benito Mussolini. Cuando Chuck Todd de NBC le pregunt贸 si quer铆a que se lo asociara con un fascista, Trump le respondi贸: “Quiero que me asocien con las citas interesantes”.

Los republicanos temen que la posible candidatura de Donald Trump le cueste a su partido no solo la p茅rdida de la Casa Blanca sino tambi茅n el control del Senado y de la C谩mara de Representantes. Es all铆 donde entra en juego la avalancha de leyes que limitan el derecho al voto. La Uni贸n Estadounidense por las Libertados Civiles ha se帽alado que diez estados implementar谩n nuevas leyes que restringen el derecho al voto, las cuales afectar谩n a unos 80 millones de votantes y podr铆an resultar determinantes en la asignaci贸n de 129 votos electorales de los 270 que se necesitan para ganar las elecciones. Dale Ho, de la ACLU, escribi贸: “Estas leyes van desde la imposici贸n de nuevos obst谩culos para el registro en los padrones electorales a limitaciones a la votaci贸n temprana o a estrictos requisitos de identificaci贸n del votante”.

Negarle el derecho a votar a aquellas personas que han sido condenadas por cometer delitos es otra forma de impedir la participaci贸n de votantes a gran escala. Si bien cuenta con solo el 5% de la poblaci贸n mundial, Estados Unidos alberga al 25% de los prisioneros del mundo. Las leyes var铆an de un estado a otro. Maine y Vermont permiten que los prisioneros voten, pero desde 2014, seg煤n The Sentencing Project, todos los dem谩s estados y el Distrito de Columbia cuentan con alguna forma de privaci贸n del derecho al voto a consecuencia de un delito grave. En doce estados, el derecho a votar se revoca de forma definitiva. Lo que significa que la persona no podr谩 volver a votar, ni siquiera una vez que haya cumplido su sentencia y pagado su deuda a la sociedad. Esos estados son Alabama, Arizona, Delaware, Florida, Iowa, Kentucky, Mississippi, Nebraska, Nevada, Tennessee, Virginia y Wyoming.

Seg煤n un estudio desarrollado en 2002 por los soci贸logos Christopher Uggen y Jeff Manza, “si se hubiera permitido votar a los convictos a quienes se revoc贸 el derecho al voto en Florida, el candidato presidencial dem贸crata Al Gore habr铆a sin duda ganado en ese estado y, por lo tanto, en las elecciones nacionales”. En un informe de 2014, la organizaci贸n The Sentencing Project resumi贸: “A nivel nacional, uno de cada trece adultos afroestadounidenses no puede votar a consecuencia de una condena por delito grave y en tres estados, Florida, Kentucky y Virginia, a m谩s de uno de cada cinco adultos afroestadounidenses se les ha revocado el derecho al voto”.

Ari Berman, autor de “Give Us the Ballot: The Modern Struggle for Voting Rights in America” (en espa帽ol: “Dennos el voto: La lucha moderna por el derecho al voto en Estados Unidos”), dijo en el noticiero de “Democracy Now!”: “M谩s de cinco millones de estadounidenses no pueden votar debido a las leyes que imponen la suspensi贸n del derecho al voto a los convictos. La privaci贸n del derecho a votar es otro legado de Jim Crow contra el que todav铆a estamos luchando hoy en d铆a”.

Este es solamente uno de los muchos impactos devastadores de la encarcelaci贸n masiva en Estados Unidos. Y los republicanos no son los 煤nicos responsables. Es por eso que los activistas del movimiento Black Lives Matter han interrumpido actos de campa帽a de candidatos presidenciales dem贸cratas. Durante un reciente evento privado de recaudaci贸n de fondos para Hillary Clinton llevado a cabo en Charleston, Carolina del Sur, Ashley Williams despleg贸 una pancarta en la que pod铆a leerse: “Debemos llamarlos al orden”, en alusi贸n a los pol茅micos comentarios efectuados por Hillary Clinton en 1996 acerca de un sector de la juventud a la que calific贸 como “j贸venes superdepredadores”. Clinton expres贸 en ese momento: “Generalmente son el tipo de j贸venes a quienes llaman superdepredadores. No tienen conciencia ni empat铆a. Podemos hablar de los motivos por los que terminaron as铆 pero primero debemos llamarlos al orden”. Ashley Williams enfrent贸 a Clinton y le dijo: “No soy una superdepredadora”. Tras su intervenci贸n, Williams fue r谩pidamente expulsada del lugar. Durante el llamado supermartes, una joven somal铆-estadounidense tambi茅n confront贸 a Clinton en Minneapolis a prop贸sito de los mismos comentarios.

Las luchas por la justicia racial y por el derecho al voto est谩n estrechamente vinculadas. En este a帽o de elecciones con la mira puesta en la Casa Blanca, la cuesti贸n racial es, sin lugar a dudas, un tema central.

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