OPINI脫N de Ava G贸mez Daza.- El pasado 2 de abril tuvieron lugar en diversas ciudades de Colombia varias marchas convocadas para protestar en contra del gobierno de Juan Manuel Santos. Esta movilizaci贸n denominada “No M谩s” fue impulsada por el Partido Centro Democr谩tico y otros grupos de la extrema derecha del pa铆s. Los motivos que esgrimieron los convocantes fueron variados –los principales, visibles en el video de la convocatoria, son la corrupci贸n, el derroche, la inseguridad y el desempleo– pero el objetivo fundamental de la misma es el boicot del proceso de paz adelantado con el ELN y las FARC.

Marcha en Medell铆n (脕lvaro Uribe, v铆a Twitter)
La marcha fue precedida de un paro armado realizado por la organizaci贸n narcoparamilitar Los Urabe帽os (tambi茅n denominados Autodefensas Gaitanistas y Clan 脷suga) que paraliz贸 36 municipios del pa铆s. Por m谩s de 24 horas los integrantes de la organizaci贸n intimidaron a los habitantes de las regiones, quienes en muchos lugares establecieron un toque de queda por miedo a las represalias. Los Urabe帽os llevaron a cabo varias acciones violentas en contra de la poblaci贸n, la polic铆a y las infraestructuras, que se saldaron con la muerte de cinco personas (un civil y cuatro polic铆as). En el marco de este paro armado tambi茅n tuvo lugar en el Choc贸 un atentado contra Piedad C贸rdoba, del que la l铆der de la Marcha Patri贸tica sali贸 ilesa. Un hecho muy preocupante si se tiene en cuenta que en el 煤ltimo mes el asesinato a l铆deres sociales por parte del paramilitarismo ha sufrido un dr谩stico incremento.
El paro armado fue aprovechado por los grupos paramilitares para manifestar su apoyo a la iniciativa del uribismo: las 脕guilas Negras (otra organizaci贸n paramilitar participante del paro) reparti贸 en el Urab谩 un panfleto de apoyo a esta movilizaci贸n que versaba: “En busca de un mejor pa铆s y una mejor ciudad, el Comando de las 脕guilas Negras invita a los ciudadanos a marchar este 2 de abril en las calles. Reiteramos nuestro compromiso de evitar que terroristas destruyan nuestro orden democr谩tico y se castigue a los h茅roes de la patria que lucha igual que nosotros por ver a Colombia libre de terrorismo”, seg煤n se帽al贸 W Radio. Este hecho, sin lugar a duda, afea la convocatoria del uribismo y, una vez m谩s, recuerda la cercan铆a de algunos de los pol铆ticos del movimiento con los sanguinarios paramilitares. Precisamente hace varios d铆as el hermano de 脕lvaro Uribe, Santiago Uribe era capturado por su pertenencia al grupo paramilitar Los Doce Ap贸stoles, hecho que el uribismo no tard贸 en calificar de persecuci贸n pol铆tica a su formaci贸n.
A pesar de estos precedentes de terror, en las ciudades, la marcha transcurri贸 con normalidad y se desarroll贸 sin inconvenientes, bajo el liderazgo de personalidades del Partido Centro Democr谩tico, siendo definitivamente en Medell铆n, feudo del exmandatario 脕lvaro Uribe, donde la manifestaci贸n tuvo mayor acogida, especialmente porque el ahora senador era quien la presid铆a. En Bogot谩 la manifestaci贸n reuni贸 varios centenares de personas en el punto de partida Parque Nacional, aunque como es frecuente en estos casos, el baile de cifras var铆a en funci贸n del medio y del observador: los datos de asistencia que maneja la Polic铆a Nacional suman un total de 50.000 personas, cifra ya desmentida por el uribismo.
Contradictoriamente este tipo de movilizaciones ubican al presidente Santos en un plano de moderaci贸n y centralidad que no le corresponden. Con unos dirigentes populares desorientados, una izquierda pol铆tica atomizada y sin poder institucional y en ausencia de liderazgos sanos que balanceen el poder santista, el actual presidente busca reforzar su imagen de estadista. Desde el Palacio de Nari帽o se sigue una t谩ctica de doble juego: a la vez que se apuesta por los di谩logos de paz, se consienten y toleran marchas protagonizadas por el paramilitarismo violento, cuyo desmantelamiento definitivo tiene que empezar por una voluntad pol铆tica decidida, hoy ausente.
M谩s all谩 de los detalles de las cifras y de la discusi贸n sobre qui茅nes realmente salen beneficiados, pese al enorme despliegue en su convocatoria, pese a la apelaci贸n a los m谩s bajos instintos, nuevamente la marcha del d铆a 2 ha vuelto a poner de manifiesto, a ojos de quien quiera verlo, la complicidad entre sectores pertenecientes al terrorismo paramilitar y algunos dirigentes de la derecha pol铆tica. Este recuerdo de la violencia paramilitar que se revivi贸 en varias zonas del pa铆s durante m谩s de 24 horas es la materializaci贸n del fracaso de la convocatoria.
Ava G贸mez Daza/CELAG
Marcha en Medell铆n (脕lvaro Uribe, v铆a Twitter)
La marcha fue precedida de un paro armado realizado por la organizaci贸n narcoparamilitar Los Urabe帽os (tambi茅n denominados Autodefensas Gaitanistas y Clan 脷suga) que paraliz贸 36 municipios del pa铆s. Por m谩s de 24 horas los integrantes de la organizaci贸n intimidaron a los habitantes de las regiones, quienes en muchos lugares establecieron un toque de queda por miedo a las represalias. Los Urabe帽os llevaron a cabo varias acciones violentas en contra de la poblaci贸n, la polic铆a y las infraestructuras, que se saldaron con la muerte de cinco personas (un civil y cuatro polic铆as). En el marco de este paro armado tambi茅n tuvo lugar en el Choc贸 un atentado contra Piedad C贸rdoba, del que la l铆der de la Marcha Patri贸tica sali贸 ilesa. Un hecho muy preocupante si se tiene en cuenta que en el 煤ltimo mes el asesinato a l铆deres sociales por parte del paramilitarismo ha sufrido un dr谩stico incremento.
El paro armado fue aprovechado por los grupos paramilitares para manifestar su apoyo a la iniciativa del uribismo: las 脕guilas Negras (otra organizaci贸n paramilitar participante del paro) reparti贸 en el Urab谩 un panfleto de apoyo a esta movilizaci贸n que versaba: “En busca de un mejor pa铆s y una mejor ciudad, el Comando de las 脕guilas Negras invita a los ciudadanos a marchar este 2 de abril en las calles. Reiteramos nuestro compromiso de evitar que terroristas destruyan nuestro orden democr谩tico y se castigue a los h茅roes de la patria que lucha igual que nosotros por ver a Colombia libre de terrorismo”, seg煤n se帽al贸 W Radio. Este hecho, sin lugar a duda, afea la convocatoria del uribismo y, una vez m谩s, recuerda la cercan铆a de algunos de los pol铆ticos del movimiento con los sanguinarios paramilitares. Precisamente hace varios d铆as el hermano de 脕lvaro Uribe, Santiago Uribe era capturado por su pertenencia al grupo paramilitar Los Doce Ap贸stoles, hecho que el uribismo no tard贸 en calificar de persecuci贸n pol铆tica a su formaci贸n.
A pesar de estos precedentes de terror, en las ciudades, la marcha transcurri贸 con normalidad y se desarroll贸 sin inconvenientes, bajo el liderazgo de personalidades del Partido Centro Democr谩tico, siendo definitivamente en Medell铆n, feudo del exmandatario 脕lvaro Uribe, donde la manifestaci贸n tuvo mayor acogida, especialmente porque el ahora senador era quien la presid铆a. En Bogot谩 la manifestaci贸n reuni贸 varios centenares de personas en el punto de partida Parque Nacional, aunque como es frecuente en estos casos, el baile de cifras var铆a en funci贸n del medio y del observador: los datos de asistencia que maneja la Polic铆a Nacional suman un total de 50.000 personas, cifra ya desmentida por el uribismo.
Contradictoriamente este tipo de movilizaciones ubican al presidente Santos en un plano de moderaci贸n y centralidad que no le corresponden. Con unos dirigentes populares desorientados, una izquierda pol铆tica atomizada y sin poder institucional y en ausencia de liderazgos sanos que balanceen el poder santista, el actual presidente busca reforzar su imagen de estadista. Desde el Palacio de Nari帽o se sigue una t谩ctica de doble juego: a la vez que se apuesta por los di谩logos de paz, se consienten y toleran marchas protagonizadas por el paramilitarismo violento, cuyo desmantelamiento definitivo tiene que empezar por una voluntad pol铆tica decidida, hoy ausente.
M谩s all谩 de los detalles de las cifras y de la discusi贸n sobre qui茅nes realmente salen beneficiados, pese al enorme despliegue en su convocatoria, pese a la apelaci贸n a los m谩s bajos instintos, nuevamente la marcha del d铆a 2 ha vuelto a poner de manifiesto, a ojos de quien quiera verlo, la complicidad entre sectores pertenecientes al terrorismo paramilitar y algunos dirigentes de la derecha pol铆tica. Este recuerdo de la violencia paramilitar que se revivi贸 en varias zonas del pa铆s durante m谩s de 24 horas es la materializaci贸n del fracaso de la convocatoria.
Ava G贸mez Daza/CELAG