OPINI脫N de Javier Madrazo Lav铆n.- Leo con inter茅s las diferentes encuestas que se vienen publicando, en un empe帽o loable por anticipar el resultado de la voluntad ciudadana ante la inminente cita electoral. En esta ocasi贸n, todos los estudios coinciden en destacar un aumento de la abstenci贸n, que se puede interpretar como un toque de atenci贸n a las formaciones pol铆ticas por su manifiesta incapacidad para buscar acuerdos que contribuyan a dar respuesta a los graves problemas a los que se enfrenta una poblaci贸n castigada por una crisis cr贸nica, que se traduce en desempleo, precariedad, recortes sociales y empobrecimiento.
Debo reconocer que comprendo a las personas que el pasado 20 de diciembre acudieron a las urnas y el pr贸ximo 26 de junio, en cambio, optar谩n por no hacerlo. En Espa帽a hay razones fundadas para desconfiar de los partidos que han tenido responsabilidades en la gesti贸n de la vida p煤blica. Los casos de corrupci贸n y abusos de poder se suceden unos a otros a tal ritmo y alcanzan tal magnitud que lesionan la confianza en la democracia y convierten en papel mojado la pretendida igualdad de todas las personas ante la ley.
Las formaciones nuevas, imprescindibles para quebrar el bipartidismo, regenerar la vida p煤blica y recuperar la confianza de una ciudadan铆a cansada de la alternancia PPPSOE, se han instalado en el sistema en un tiempo r茅cord. Ciudadanos apoya y pacta, al mismo tiempo, con Susana D铆az, Cristina Cifuentes y Pedro S谩nchez, mientras Podemos abandona la movilizaci贸n en la calle, olvida de facto el esp铆ritu del 15M y los c铆rculos dejan de ser espacios de debate, participaci贸n y decisi贸n. El poder te atrapa en su tela de ara帽a el d铆a en el que antepones los intereses personales o de partido a los intereses generales.
Siempre he defendido, por coherencia, la unidad de acci贸n de la izquierda. El trabajo compartido es clave para articular una mayor铆a pol铆tica y social con capacidad real de influencia y transformaci贸n social. Del mismo modo que una mayor abstenci贸n beneficia al
Partido Popular, como ha ocurrido siempre desde la transici贸n con la 煤nica excepci贸n de los comicios de 1989, la divisi贸n perjudica a la izquierda, suficientemente penalizada ya por una ley electoral injusta. La colaboraci贸n encierra un gran valor que no se debe minusvalorar. En las elecciones del 26 de junio, la coalici贸n Podemos-IU ser谩, de hecho, una importante novedad, que habr谩 de pasar el examen de la ciudadan铆a para conocer el nivelBde adhesi贸n que genera.
Me consta que existe expectaci贸n y esperanza ante esta alianza, aunque hay que admitir que parece m谩s motivada por la necesidad que por la convicci贸n. En la mente de muchas personas resuenan a煤n las declaraciones de Pablo Iglesias, calificando a IU como un “pitufo gru帽贸n” y acusando a sus dirigentes de chantaje, por defender la unidad de acci贸n. Podemos rechaz贸 en diciembre de 2015, sin escatimar cr铆ticas, aquello que hoy reivindica como la mejor soluci贸n. No es este un buen punto de partida para ganar en credibilidad, especialmente si no se explica con honestidad el porqu茅 de este cambio.
Es evidente que el escenario para la formaci贸n de Pablo Iglesias ha cambiado. La crisis interna, el desgaste de su l铆der y un previsible retroceso en las urnas podr铆an ser las razones que justifican este giro. Podemos ha tenido que tomar conciencia, por fin, del peso y el reconocimiento social de IU, pero es preciso admitir que lo ha hecho forzado por las circunstancias y el deseo leg铆timo de superar al PSOE el 26 de junio, haciendo realidad la defensa del liderazgo en la izquierda, que con tanta coherencia y valent铆a defendi贸 Julio Anguita.
El pacto Podemos-IU obliga a esta 煤ltima fuerza a redoblar esfuerzos y a reivindicar su identidad si apuesta por mantener su viabilidad futura y su proyecto aut贸nomo. La coalici贸n electoral se materializa en un buen momento para la formaci贸n liderada por Alberto Garz贸n, que goza de un clara expectativa de crecimiento. Son muchas las personas en el seno de IU, que observan con preocupaci贸n un acuerdo que puede relegarles a un papel secundario, desdibujando un perfil logrado tras a帽os de lucha contra las injusticias derivadas de la aplicaci贸n del modelo de desarrollo capitalista.
En pol铆tica la suma de siglas no implica la suma matem谩tica de apoyos. Es posible que en ocasi贸n tambi茅n ocurra as铆, pero, al mismo tiempo, es sensato pensar que Podemos e Izquierda Unida han hecho lo 煤nico que pod铆an hacer. Lamentablemente, no dieron este paso el 20 de diciembre. El escenario podr铆a haber sido otro y estos cinco meses transcurridos no hubieran sido tan nefastos para un pa铆s en el que el paro, la precariedad, la p茅rdida de calidad de vida y el empobrecimiento de la inmensa mayor铆a conviven con el ego铆smo y la insolidaridad de una minor铆a que asalta las arcas p煤blicas, esconde su bot铆n en para铆sos fiscales y burla la ley para no pagar impuestos. Dec铆a Norberto Bobbio que la izquierda, a diferencia de la derecha, se define porque se indigna ante la injusticia social.
La coalici贸n Podemos-Izquierda Unida tiene ahora el doble reto de convencer a quienes dudan de la bondad de la confluencia y, al mismo tiempo, no frustrar la esperanza de quienes avalan la unidad de acci贸n. Tambi茅n se enfrenta a la dif铆cil tarea de ilusionar a una ciudadan铆a cr铆tica, que puede caer en la tentaci贸n de la abstenci贸n en lugar de reforzar el espacio de la izquierda real para conformar una mayor铆a de gobierno progresista, en la que no est茅n representados ni el Partido Popular ni Albert Rivera. Sin duda alguna, se trata de mucha responsabilidad.
Bilbao, 16 de Mayo de 2015
Javier Madrazo Lav铆n
Debo reconocer que comprendo a las personas que el pasado 20 de diciembre acudieron a las urnas y el pr贸ximo 26 de junio, en cambio, optar谩n por no hacerlo. En Espa帽a hay razones fundadas para desconfiar de los partidos que han tenido responsabilidades en la gesti贸n de la vida p煤blica. Los casos de corrupci贸n y abusos de poder se suceden unos a otros a tal ritmo y alcanzan tal magnitud que lesionan la confianza en la democracia y convierten en papel mojado la pretendida igualdad de todas las personas ante la ley.
Las formaciones nuevas, imprescindibles para quebrar el bipartidismo, regenerar la vida p煤blica y recuperar la confianza de una ciudadan铆a cansada de la alternancia PPPSOE, se han instalado en el sistema en un tiempo r茅cord. Ciudadanos apoya y pacta, al mismo tiempo, con Susana D铆az, Cristina Cifuentes y Pedro S谩nchez, mientras Podemos abandona la movilizaci贸n en la calle, olvida de facto el esp铆ritu del 15M y los c铆rculos dejan de ser espacios de debate, participaci贸n y decisi贸n. El poder te atrapa en su tela de ara帽a el d铆a en el que antepones los intereses personales o de partido a los intereses generales.
Siempre he defendido, por coherencia, la unidad de acci贸n de la izquierda. El trabajo compartido es clave para articular una mayor铆a pol铆tica y social con capacidad real de influencia y transformaci贸n social. Del mismo modo que una mayor abstenci贸n beneficia al
Partido Popular, como ha ocurrido siempre desde la transici贸n con la 煤nica excepci贸n de los comicios de 1989, la divisi贸n perjudica a la izquierda, suficientemente penalizada ya por una ley electoral injusta. La colaboraci贸n encierra un gran valor que no se debe minusvalorar. En las elecciones del 26 de junio, la coalici贸n Podemos-IU ser谩, de hecho, una importante novedad, que habr谩 de pasar el examen de la ciudadan铆a para conocer el nivelBde adhesi贸n que genera.
Me consta que existe expectaci贸n y esperanza ante esta alianza, aunque hay que admitir que parece m谩s motivada por la necesidad que por la convicci贸n. En la mente de muchas personas resuenan a煤n las declaraciones de Pablo Iglesias, calificando a IU como un “pitufo gru帽贸n” y acusando a sus dirigentes de chantaje, por defender la unidad de acci贸n. Podemos rechaz贸 en diciembre de 2015, sin escatimar cr铆ticas, aquello que hoy reivindica como la mejor soluci贸n. No es este un buen punto de partida para ganar en credibilidad, especialmente si no se explica con honestidad el porqu茅 de este cambio.
Es evidente que el escenario para la formaci贸n de Pablo Iglesias ha cambiado. La crisis interna, el desgaste de su l铆der y un previsible retroceso en las urnas podr铆an ser las razones que justifican este giro. Podemos ha tenido que tomar conciencia, por fin, del peso y el reconocimiento social de IU, pero es preciso admitir que lo ha hecho forzado por las circunstancias y el deseo leg铆timo de superar al PSOE el 26 de junio, haciendo realidad la defensa del liderazgo en la izquierda, que con tanta coherencia y valent铆a defendi贸 Julio Anguita.
El pacto Podemos-IU obliga a esta 煤ltima fuerza a redoblar esfuerzos y a reivindicar su identidad si apuesta por mantener su viabilidad futura y su proyecto aut贸nomo. La coalici贸n electoral se materializa en un buen momento para la formaci贸n liderada por Alberto Garz贸n, que goza de un clara expectativa de crecimiento. Son muchas las personas en el seno de IU, que observan con preocupaci贸n un acuerdo que puede relegarles a un papel secundario, desdibujando un perfil logrado tras a帽os de lucha contra las injusticias derivadas de la aplicaci贸n del modelo de desarrollo capitalista.
En pol铆tica la suma de siglas no implica la suma matem谩tica de apoyos. Es posible que en ocasi贸n tambi茅n ocurra as铆, pero, al mismo tiempo, es sensato pensar que Podemos e Izquierda Unida han hecho lo 煤nico que pod铆an hacer. Lamentablemente, no dieron este paso el 20 de diciembre. El escenario podr铆a haber sido otro y estos cinco meses transcurridos no hubieran sido tan nefastos para un pa铆s en el que el paro, la precariedad, la p茅rdida de calidad de vida y el empobrecimiento de la inmensa mayor铆a conviven con el ego铆smo y la insolidaridad de una minor铆a que asalta las arcas p煤blicas, esconde su bot铆n en para铆sos fiscales y burla la ley para no pagar impuestos. Dec铆a Norberto Bobbio que la izquierda, a diferencia de la derecha, se define porque se indigna ante la injusticia social.
La coalici贸n Podemos-Izquierda Unida tiene ahora el doble reto de convencer a quienes dudan de la bondad de la confluencia y, al mismo tiempo, no frustrar la esperanza de quienes avalan la unidad de acci贸n. Tambi茅n se enfrenta a la dif铆cil tarea de ilusionar a una ciudadan铆a cr铆tica, que puede caer en la tentaci贸n de la abstenci贸n en lugar de reforzar el espacio de la izquierda real para conformar una mayor铆a de gobierno progresista, en la que no est茅n representados ni el Partido Popular ni Albert Rivera. Sin duda alguna, se trata de mucha responsabilidad.
Bilbao, 16 de Mayo de 2015
Javier Madrazo Lav铆n