OPINI脫N de Ana Cuevas Pascual.- ¡Si es que es verdad! Los trabajadores espa帽oles somos unos malcriados que solicitamos privilegios propios del siglo diecinueve. Como el de tener un trabajo fijo y seguro, como los de entonces. (aunque se tratara de doce horas diarias picando en la mina con agua hasta la cintura por el salario del hambre). Las condiciones laborales eran una mierda pero, ¡oye! que te pod铆a durar toda la vida. Sobre todo considerando que pocos llegaban a viejos. M谩s a煤n si te met铆as en sindicalismos. Por lo que sea, los que reclamaban derechos laborales, eran propensos a tener una muerte prematura.
Esos abusos patronales fueron el germen de una guerra soterrada entre trabajadores reivindicativos (muchos de ellos de la CNT) y patronos que contrataban sicarios para deshacerse de los alborotadores. Las primeras d茅cadas del siglo XX. en Espa帽a transcurrieron con un continuo ruido de balaceras y juicios sumar铆simos que, poco a poco, muerto a muerto, sirvieron para que la clase trabajadora alcanzara algo de dignidad y se alejara someramente de la esclavitud.
Por eso no entiendo muy bien al sr. Rosell con eso del complejo decimon贸nico que, seg煤n 茅l, padecemos los curritos. El trabajo fijo y seguro es un concepto del sigo XIX- ha dejado caer don Joan. As铆, como al desgaire. La esclavitud andaba all谩 que all谩 en muchos pa铆ses por aquellos a帽os. Y donde no era legal, se practicaba una explotaci贸n exhaustiva del personal. El siglo diecinueve no me parece un escenario id铆lico para el proletariado. Al margen de que, tan alta dosis de miseria e injusticia, impulsaron el nacimiento del movimiento obrero. Pero a煤n as铆, no comprendo por qu茅 el presidente de la CEOE cree que nos pueden provocar nostalgia.
Y si aquellos d铆as eran tan malos para los trabajadores, aunque tuvieran contrato indefinido, y el se帽or Rossell insin煤a que no debemos ni so帽ar con algo parecido... ¡Por Manit煤!, ¿Qu茅 nos espera?
He le铆do que en EEUU, los trabajadores agr铆colas son obligados a llevar pa帽ales para no abandonar el puesto de trabajo. Defecan y orinan delante de sus compa帽eros y compa帽eras porque, de ir a aliviarse al servicio, pueden ser despedidos ipso facto. EEUU ha desterrado totalmente el concepto decimon贸nico de fijeza en el puesto de trabajo. Pero en cuanto a seguridad, ¿hay algo m谩s seguro que cagar a tu libre albedr铆o sabiendo que eso no le roba un segundo de tiempo a tu empresa?
Aqu铆 estamos malcriados. Queremos, sobre todo, trabajo. Ese que prometieron crear cuando nos amputaron las piernas con una reforma laboral que no ha bajado nada la tasa de desempleo. Pero adem谩s, no nos conformamos con eso. Queremos un salario digno (el SIM espa帽ol es casi tres veces menor que el de la mayor铆a de la UE y menor a煤n que el de Grecia). Y cierta seguridad en la contrataci贸n que permita a los j贸venes establecerse y desarrollar una vida plena y aut贸noma. No basura.
Ya se que nos estamos poniendo estupendos para el gusto de la patronal. Pero si las directrices que marca el nuevo orden mundial (que quieren imponer con el TIIP) incluyen llevar pa帽ales, que no cuenten conmigo. Prefiero echarme al monte y alimentarme de ra铆ces y moscas el resto de mi vida. Me parece m谩s digno.
Los seres humanos somos meras mercanc铆as a los ojos de los depredadores. Las multinacionales quieren imponer ese comercio carnal con los trabajadores europeos. Con el mayor secretismo, se negocia devolvernos a una situaci贸n anterior al siglo diecinueve para servir a un mayor fin, engordar su buchaca. Hay que competir con los amos de esos operarios orientales que entienden cu谩l es su lugar y duermen en su puesto de trabajo para rendir el m谩ximo tiempo posible. O con los de esos otros que, con relativa frecuencia, se suicidan por el maltrato, las vejaciones y las infernales jornadas laborales que padecen. O con los de esas ni帽as y ni帽os cuyos peque帽os dedos cosen la ropa de marcas importantes y multimillonarias en s贸rdidos s贸tanos.¡ Hay que exprimir hasta la 煤ltima gota de sangre! Y no se van a cortar en colocarnos argollas o, en su defecto, pa帽ales.
Rosell nos est谩 ense帽ando la patita del planazo que viene del otro lado del charco. Una versi贸n orwelliana de las relaciones laborales con matices altamente escatol贸gicos. Y no lo digo por lo de los pa帽ales. Lo digo porque el plan (conocido tambi茅n como tratado transatl谩ntico de libre comercio e inversi贸n) es una mierda como la copa de un pino. Al menos para los de siempre. Entre los que est谩 servidora y, muy probablemente, usted que me est谩 leyendo.
Lo dicho, antes de obligarme a ser copr贸faga y agradecida, yo me tiro al monte y que la naturaleza siga su curso. Total, tarde o temprano, acabar谩n sustituy茅ndonos masivamente por m谩quinas y no serviremos ni para fabricar el pienso que echan de comer a sus mascotas. Porque, una vez exanguinados hasta el l铆mite, tirar谩n nuestro pellejo. El planeta est谩 lleno de millones de personas dispuestos a ponerse unos pa帽ales por alejarse del hambre. Millones de almas a las que las multinacionales ven como odres humanos con los que saciar su codicia. La miseria es lo que tiene. No te da la oportunidad, como dir铆a Rosell, de ponerte exquisito. Por sobrevivir, tragas carros y carretas. Pero que no pretendan que nos comamos esto sin oponer resistencia. Est谩n pisando mierda.
Esos abusos patronales fueron el germen de una guerra soterrada entre trabajadores reivindicativos (muchos de ellos de la CNT) y patronos que contrataban sicarios para deshacerse de los alborotadores. Las primeras d茅cadas del siglo XX. en Espa帽a transcurrieron con un continuo ruido de balaceras y juicios sumar铆simos que, poco a poco, muerto a muerto, sirvieron para que la clase trabajadora alcanzara algo de dignidad y se alejara someramente de la esclavitud.
Por eso no entiendo muy bien al sr. Rosell con eso del complejo decimon贸nico que, seg煤n 茅l, padecemos los curritos. El trabajo fijo y seguro es un concepto del sigo XIX- ha dejado caer don Joan. As铆, como al desgaire. La esclavitud andaba all谩 que all谩 en muchos pa铆ses por aquellos a帽os. Y donde no era legal, se practicaba una explotaci贸n exhaustiva del personal. El siglo diecinueve no me parece un escenario id铆lico para el proletariado. Al margen de que, tan alta dosis de miseria e injusticia, impulsaron el nacimiento del movimiento obrero. Pero a煤n as铆, no comprendo por qu茅 el presidente de la CEOE cree que nos pueden provocar nostalgia.
Y si aquellos d铆as eran tan malos para los trabajadores, aunque tuvieran contrato indefinido, y el se帽or Rossell insin煤a que no debemos ni so帽ar con algo parecido... ¡Por Manit煤!, ¿Qu茅 nos espera?
He le铆do que en EEUU, los trabajadores agr铆colas son obligados a llevar pa帽ales para no abandonar el puesto de trabajo. Defecan y orinan delante de sus compa帽eros y compa帽eras porque, de ir a aliviarse al servicio, pueden ser despedidos ipso facto. EEUU ha desterrado totalmente el concepto decimon贸nico de fijeza en el puesto de trabajo. Pero en cuanto a seguridad, ¿hay algo m谩s seguro que cagar a tu libre albedr铆o sabiendo que eso no le roba un segundo de tiempo a tu empresa?
Aqu铆 estamos malcriados. Queremos, sobre todo, trabajo. Ese que prometieron crear cuando nos amputaron las piernas con una reforma laboral que no ha bajado nada la tasa de desempleo. Pero adem谩s, no nos conformamos con eso. Queremos un salario digno (el SIM espa帽ol es casi tres veces menor que el de la mayor铆a de la UE y menor a煤n que el de Grecia). Y cierta seguridad en la contrataci贸n que permita a los j贸venes establecerse y desarrollar una vida plena y aut贸noma. No basura.
Ya se que nos estamos poniendo estupendos para el gusto de la patronal. Pero si las directrices que marca el nuevo orden mundial (que quieren imponer con el TIIP) incluyen llevar pa帽ales, que no cuenten conmigo. Prefiero echarme al monte y alimentarme de ra铆ces y moscas el resto de mi vida. Me parece m谩s digno.
Los seres humanos somos meras mercanc铆as a los ojos de los depredadores. Las multinacionales quieren imponer ese comercio carnal con los trabajadores europeos. Con el mayor secretismo, se negocia devolvernos a una situaci贸n anterior al siglo diecinueve para servir a un mayor fin, engordar su buchaca. Hay que competir con los amos de esos operarios orientales que entienden cu谩l es su lugar y duermen en su puesto de trabajo para rendir el m谩ximo tiempo posible. O con los de esos otros que, con relativa frecuencia, se suicidan por el maltrato, las vejaciones y las infernales jornadas laborales que padecen. O con los de esas ni帽as y ni帽os cuyos peque帽os dedos cosen la ropa de marcas importantes y multimillonarias en s贸rdidos s贸tanos.¡ Hay que exprimir hasta la 煤ltima gota de sangre! Y no se van a cortar en colocarnos argollas o, en su defecto, pa帽ales.
Rosell nos est谩 ense帽ando la patita del planazo que viene del otro lado del charco. Una versi贸n orwelliana de las relaciones laborales con matices altamente escatol贸gicos. Y no lo digo por lo de los pa帽ales. Lo digo porque el plan (conocido tambi茅n como tratado transatl谩ntico de libre comercio e inversi贸n) es una mierda como la copa de un pino. Al menos para los de siempre. Entre los que est谩 servidora y, muy probablemente, usted que me est谩 leyendo.
Lo dicho, antes de obligarme a ser copr贸faga y agradecida, yo me tiro al monte y que la naturaleza siga su curso. Total, tarde o temprano, acabar谩n sustituy茅ndonos masivamente por m谩quinas y no serviremos ni para fabricar el pienso que echan de comer a sus mascotas. Porque, una vez exanguinados hasta el l铆mite, tirar谩n nuestro pellejo. El planeta est谩 lleno de millones de personas dispuestos a ponerse unos pa帽ales por alejarse del hambre. Millones de almas a las que las multinacionales ven como odres humanos con los que saciar su codicia. La miseria es lo que tiene. No te da la oportunidad, como dir铆a Rosell, de ponerte exquisito. Por sobrevivir, tragas carros y carretas. Pero que no pretendan que nos comamos esto sin oponer resistencia. Est谩n pisando mierda.