OPINI脫N de Esther Vivas.- Algunos independentistas se han sorprendido por la decisi贸n de Barcelona en Com煤 y de Podem Catalunya de ir a la manifestaci贸n del 11 de septiembre. Y algunos incluso, parece, que la presencia de Ada Colau en la marcha les molesta. Curiosa la reacci贸n de determinados sectores del independentismo catal谩n que todo lo que haga el mundo de los Comunes en relaci贸n al proc茅s les parece mal: si van a la manifestaci贸n de la Diada, porqu茅 van; y si no van, porqu茅 no van. Entonces, ¿en qu茅 quedamos?
Si se quiere la independencia de Catalunya es condici贸n sine qua non ganar la mayor铆a social en Catalunya, y esto 煤nicamente es posible no solo contando con aquellos que hoy se declaran fervientemente independentistas sino con aquellos que defienden sin matices el derecho a decidir, algunos de los cuales, por cierto, apuestan o apostar铆an por un estado independiente siempre y cuando 茅ste significara otras pol铆ticas econ贸micas y mayor inversi贸n social.
El entorno de los Comunes, en este sentido, deber铆a ser percibido por el movimiento independentista como un aliado estrat茅gico potencial en la defensa del derecho democr谩tico a la independencia y a la celebraci贸n de un refer茅ndum. Sin embargo, a menudo, es identificado como el enemigo a batir, e incluso puede llegar a despertar m谩s animadversi贸n que los f茅rreos partidarios de la unidad inquebrantable del Estado como el Partido Popular y Ciudadanos. ¿Por qu茅?
Soberan铆a e independencia
En primer lugar, los Comunes plantean un debate que va m谩s all谩 de independencia s铆 o independencia no, se帽alando la cuesti贸n de la soberan铆a desde el punto de vista nacional pero no exclusivamente. Con un a帽adido: su capacidad para llegar a un espectro social dif铆cilmente asequible para el campo independentista. Abrir el zoom del debate y amplificarlo a nuevos sectores, parece ser percibido como una amenaza a las demandas independentistas. ¿Cu谩l es el peligro? Que m谩s all谩 del eje nacional se sit煤a en el debate el eje abajo-arriba, ciudadan铆a-poder financiero, que la derecha independentista, ahora reconvertida mayoritariamente en el Partit Dem貌crata Catal脿, quiere evitar, as铆 como aquellos que consideran a esta derecha imprescindible para concluir de forma 贸ptima elproc茅s.
Sin embargo, el eje unidimensional sobre la independencia no permite al independentismo llegar a la mayor铆a social que necesita, pues su credibilidad se ve minada por el sesgo neoliberal de los exconvergentes Me explico. Junts pel S铆 dice presentar “los presupuestos m谩s sociales de la historia”, pero esta grandilocuente afirmaci贸n se queda en papel mojado cuando vemos que, por ejemplo, el presupuesto del a帽o 2010, con el Tripartit, conten铆a mayor inversi贸n social que el ahora presentado, por m谩s que 茅ste dejara tambi茅n mucho que desear. Cap铆tulo aparte merecen otros proyectos defendidos desde las filas dem贸cratas -antes convergents- y republicanas como el Barcelona World, que por m谩s reformulaciones que presente mantiene la esencia original, rebajando la fiscalidad de los casinos del 55% al 10% y dejando dichas salas de juego en manos de compa帽铆as como Melco, con v铆nculos directos con la mafia china y el crimen organizado.
Otro ejemplo es el aval de Junts pel S铆 al uso de las pistolas el茅ctricas Taser por parte de los Mossos de Esquadra, incluso en supuestos vetados por el Comit茅 contra la Tortura de las Naciones Unidas. Un aval, por cierto, conseguido de la mano del Partido Popular y Ciudadanos. Visto lo visto, ¿d贸nde quedar铆an los derechos humanos en la rep煤blica catalana de Junts pel S铆? ¿Son estas medidas, aprobadas “curiosamente” despu茅s de las elecciones del 26J, la mejor manera de convencer a quienes tienen dudas acerca del modelo de pa铆s por el que apuesta Junts pel S铆? ¿Independencia -una vez m谩s- para qu茅 y en beneficio de qui茅n? ¿Independencia formal sin soberan铆a real?
Con esto no quiero decir que una mayor铆a independentista en Catalunya sea posible sin el entorno de Junts pel S铆, pero un nuevo pa铆s hegemonizado por una confluencia donde la antigua Converg猫ncia y sus pol铆ticas copan el 60% de la cuota de poder y la presidencia de la Generalitat dif铆cilmente traer谩 mejoras econ贸micas y sociales sustanciales. Y este es, precisamente, el debate que plantean con m谩s o menos matices los Comunes. Para los esc茅pticos a帽adir铆a una reflexi贸n: en su momento hab铆a quien dec铆a que sin Artur Mas el proc茅sdescarrilaba, y sin embargo se ha visto que el proc茅s sigue igual e incluso, parece, que el nuevo president genera mayores consensos que su antecesor. Entonces, ¿y si pasara lo mismo con el liderazgo artificialmente mantenido ahora por el Partit Dem貌crata Catal脿?
Hegemon铆a pol铆tica
En segundo lugar, nos encontramos ante una clara pugna por la hegemon铆a pol铆tica y electoral en el tablero catal谩n. De aqu铆 que en las pasadas elecciones generales del 26J, el enemigo a batir por parte de ERC fuese En Com煤 Podem, la lista m谩s votada en la contienda del 20D y a quien ERC aspiraba a ara帽ar un buen pu帽ado de votos. Solo hace falta volver a ver algunos de los debates electorales para darse cuenta del cambio discursivo respecto a la campa帽a del 20D, y la b煤squeda del t锚te 脿 t锚te con los Comunes. Una pugna que continu贸 semanas despu茅s con la pol茅mica por la estatua del Franco ecuestre que el gobierno de Barcelona en Com煤 tiene previsto exhibir en el Born Centre Cultural.
ERC ve amenazado el liderazgo de la pol铆tica catalana al cual aspira. Y el Partit Dem貌crata Catal脿 teme que el ascenso de los Comunes plantee otros escenarios pol铆ticos que rompan con el discurso 煤nico de “primero la independencia”, que encadena a todos los actores bajo su rueda, y se ponga encima de la mesa un debate centrado en la cuesti贸n econ贸mica y social. Un escenario que de darse y tomar fuerza podr铆a alejar definitivamente a los republicanos de la alianza con los ex-convergentes, de la cual estos 煤ltimos necesitan como el agua si no quieren hundirse bajo el nivel de flotaci贸n.
Dilemas Comunes
Si para el independentismo la relaci贸n con los Comunes es controvertida, al rev茅s tampoco resulta nada f谩cil. El proceso independentista no encaja del todo en el relato en com煤n, que est谩 obligado a escoger entre una pol铆tica pasiva y reactiva hacia el proc茅s o una intervenci贸n activa en 茅l, en vistas a reformularlo y ampliar sus objetivos. La decisi贸n de participar en la manifestaci贸n de la Diada apunta en esta direcci贸n, pero el desarrollo de dicho relato y su consiguiente planteamiento estrat茅gico a煤n est谩 por hacer.
Apostar por ser activos en el proc茅s requerir铆a de tener una hoja de ruta propia, con un elemento central: la defensa de un proceso constituyente desde abajo para construir una Rep煤blica catalana que pueda decidir libremente en refer茅ndum su v铆nculo con el resto de los pueblos del Estado espa帽ol, y cuya decisi贸n final -ya sea la independencia o la confederaci贸n- no est茅 predeterminada de entrada. Una Rep煤blica catalana que podr铆a ser el punto de acuerdo estrat茅gico para articular una nueva mayor铆a pol铆tica y social sin el liderazgo de la derecha.
Tras la tensi贸n entre Comunes e independentistas late no s贸lo el fin sino tambi茅n la forma de llegar a 茅l, el debate entre unilateralidad y fraternidad. Lejos de oponerlas maniqueamente, la realidad es que son complementarias y se necesitan entre s铆. La unilateralidad, si no quiere quedarse aislada, necesita de la fraternidad y del apoyo entre los pueblos, y dicha fraternidad pasa por respetar la soberan铆a de los otros y funciona como un apoyo a la decisi贸n soberana del propio pueblo catal谩n. As铆 que a pesar del interesado ruido de fondo, una Catalunya al servicio de la mayor铆a pasa por el necesario entendimiento entre aquellos que apuestan por una independencia real y desde abajo y los que sin ambig眉edades defienden el derecho a decidir de los pueblos y la constituci贸n de una Rep煤blica catalana.
Si se quiere la independencia de Catalunya es condici贸n sine qua non ganar la mayor铆a social en Catalunya, y esto 煤nicamente es posible no solo contando con aquellos que hoy se declaran fervientemente independentistas sino con aquellos que defienden sin matices el derecho a decidir, algunos de los cuales, por cierto, apuestan o apostar铆an por un estado independiente siempre y cuando 茅ste significara otras pol铆ticas econ贸micas y mayor inversi贸n social.
El entorno de los Comunes, en este sentido, deber铆a ser percibido por el movimiento independentista como un aliado estrat茅gico potencial en la defensa del derecho democr谩tico a la independencia y a la celebraci贸n de un refer茅ndum. Sin embargo, a menudo, es identificado como el enemigo a batir, e incluso puede llegar a despertar m谩s animadversi贸n que los f茅rreos partidarios de la unidad inquebrantable del Estado como el Partido Popular y Ciudadanos. ¿Por qu茅?
Soberan铆a e independencia
En primer lugar, los Comunes plantean un debate que va m谩s all谩 de independencia s铆 o independencia no, se帽alando la cuesti贸n de la soberan铆a desde el punto de vista nacional pero no exclusivamente. Con un a帽adido: su capacidad para llegar a un espectro social dif铆cilmente asequible para el campo independentista. Abrir el zoom del debate y amplificarlo a nuevos sectores, parece ser percibido como una amenaza a las demandas independentistas. ¿Cu谩l es el peligro? Que m谩s all谩 del eje nacional se sit煤a en el debate el eje abajo-arriba, ciudadan铆a-poder financiero, que la derecha independentista, ahora reconvertida mayoritariamente en el Partit Dem貌crata Catal脿, quiere evitar, as铆 como aquellos que consideran a esta derecha imprescindible para concluir de forma 贸ptima elproc茅s.
Sin embargo, el eje unidimensional sobre la independencia no permite al independentismo llegar a la mayor铆a social que necesita, pues su credibilidad se ve minada por el sesgo neoliberal de los exconvergentes Me explico. Junts pel S铆 dice presentar “los presupuestos m谩s sociales de la historia”, pero esta grandilocuente afirmaci贸n se queda en papel mojado cuando vemos que, por ejemplo, el presupuesto del a帽o 2010, con el Tripartit, conten铆a mayor inversi贸n social que el ahora presentado, por m谩s que 茅ste dejara tambi茅n mucho que desear. Cap铆tulo aparte merecen otros proyectos defendidos desde las filas dem贸cratas -antes convergents- y republicanas como el Barcelona World, que por m谩s reformulaciones que presente mantiene la esencia original, rebajando la fiscalidad de los casinos del 55% al 10% y dejando dichas salas de juego en manos de compa帽铆as como Melco, con v铆nculos directos con la mafia china y el crimen organizado.
Otro ejemplo es el aval de Junts pel S铆 al uso de las pistolas el茅ctricas Taser por parte de los Mossos de Esquadra, incluso en supuestos vetados por el Comit茅 contra la Tortura de las Naciones Unidas. Un aval, por cierto, conseguido de la mano del Partido Popular y Ciudadanos. Visto lo visto, ¿d贸nde quedar铆an los derechos humanos en la rep煤blica catalana de Junts pel S铆? ¿Son estas medidas, aprobadas “curiosamente” despu茅s de las elecciones del 26J, la mejor manera de convencer a quienes tienen dudas acerca del modelo de pa铆s por el que apuesta Junts pel S铆? ¿Independencia -una vez m谩s- para qu茅 y en beneficio de qui茅n? ¿Independencia formal sin soberan铆a real?
Con esto no quiero decir que una mayor铆a independentista en Catalunya sea posible sin el entorno de Junts pel S铆, pero un nuevo pa铆s hegemonizado por una confluencia donde la antigua Converg猫ncia y sus pol铆ticas copan el 60% de la cuota de poder y la presidencia de la Generalitat dif铆cilmente traer谩 mejoras econ贸micas y sociales sustanciales. Y este es, precisamente, el debate que plantean con m谩s o menos matices los Comunes. Para los esc茅pticos a帽adir铆a una reflexi贸n: en su momento hab铆a quien dec铆a que sin Artur Mas el proc茅sdescarrilaba, y sin embargo se ha visto que el proc茅s sigue igual e incluso, parece, que el nuevo president genera mayores consensos que su antecesor. Entonces, ¿y si pasara lo mismo con el liderazgo artificialmente mantenido ahora por el Partit Dem貌crata Catal脿?
Hegemon铆a pol铆tica
En segundo lugar, nos encontramos ante una clara pugna por la hegemon铆a pol铆tica y electoral en el tablero catal谩n. De aqu铆 que en las pasadas elecciones generales del 26J, el enemigo a batir por parte de ERC fuese En Com煤 Podem, la lista m谩s votada en la contienda del 20D y a quien ERC aspiraba a ara帽ar un buen pu帽ado de votos. Solo hace falta volver a ver algunos de los debates electorales para darse cuenta del cambio discursivo respecto a la campa帽a del 20D, y la b煤squeda del t锚te 脿 t锚te con los Comunes. Una pugna que continu贸 semanas despu茅s con la pol茅mica por la estatua del Franco ecuestre que el gobierno de Barcelona en Com煤 tiene previsto exhibir en el Born Centre Cultural.
ERC ve amenazado el liderazgo de la pol铆tica catalana al cual aspira. Y el Partit Dem貌crata Catal脿 teme que el ascenso de los Comunes plantee otros escenarios pol铆ticos que rompan con el discurso 煤nico de “primero la independencia”, que encadena a todos los actores bajo su rueda, y se ponga encima de la mesa un debate centrado en la cuesti贸n econ贸mica y social. Un escenario que de darse y tomar fuerza podr铆a alejar definitivamente a los republicanos de la alianza con los ex-convergentes, de la cual estos 煤ltimos necesitan como el agua si no quieren hundirse bajo el nivel de flotaci贸n.
Dilemas Comunes
Si para el independentismo la relaci贸n con los Comunes es controvertida, al rev茅s tampoco resulta nada f谩cil. El proceso independentista no encaja del todo en el relato en com煤n, que est谩 obligado a escoger entre una pol铆tica pasiva y reactiva hacia el proc茅s o una intervenci贸n activa en 茅l, en vistas a reformularlo y ampliar sus objetivos. La decisi贸n de participar en la manifestaci贸n de la Diada apunta en esta direcci贸n, pero el desarrollo de dicho relato y su consiguiente planteamiento estrat茅gico a煤n est谩 por hacer.
Apostar por ser activos en el proc茅s requerir铆a de tener una hoja de ruta propia, con un elemento central: la defensa de un proceso constituyente desde abajo para construir una Rep煤blica catalana que pueda decidir libremente en refer茅ndum su v铆nculo con el resto de los pueblos del Estado espa帽ol, y cuya decisi贸n final -ya sea la independencia o la confederaci贸n- no est茅 predeterminada de entrada. Una Rep煤blica catalana que podr铆a ser el punto de acuerdo estrat茅gico para articular una nueva mayor铆a pol铆tica y social sin el liderazgo de la derecha.
Tras la tensi贸n entre Comunes e independentistas late no s贸lo el fin sino tambi茅n la forma de llegar a 茅l, el debate entre unilateralidad y fraternidad. Lejos de oponerlas maniqueamente, la realidad es que son complementarias y se necesitan entre s铆. La unilateralidad, si no quiere quedarse aislada, necesita de la fraternidad y del apoyo entre los pueblos, y dicha fraternidad pasa por respetar la soberan铆a de los otros y funciona como un apoyo a la decisi贸n soberana del propio pueblo catal谩n. As铆 que a pesar del interesado ruido de fondo, una Catalunya al servicio de la mayor铆a pasa por el necesario entendimiento entre aquellos que apuestan por una independencia real y desde abajo y los que sin ambig眉edades defienden el derecho a decidir de los pueblos y la constituci贸n de una Rep煤blica catalana.