OPINI脫N de Ana Cuevas Pascual.- I帽aki Gabilondo describe en su video-blog la actualidad corrupta de nuestra pol铆tica como un hedor indescriptible que se agarra a los cerebros y que impide pensar con claridad sobre los acontecimientos. Algo as铆 como una cloaca cuya pestilencia tiene narcotizada a la sociedad. Y es que no hay d铆a que no amanezcamos con un nuevo esc谩ndalo, o se reavive uno antiguo, para estupefacci贸n saturada de la ciudadan铆a.

Los dos partidos que se han alternado hist贸ricamente en el poder han consentido, cuando no compartido, comportamientos delictivos y poco dignos con absoluta normalidad. Sacar tajada de la pol铆tica era lo normal. Algunos hab铆an mamado esta conducta directamente de sus padres y de esa 茅poca de "extraordinaria placidez" que fue el franquismo y la democracia no hab铆a supuesto ning煤n obst谩culo para seguir con sus tejemanejes. Otros no se sabe bien si ya ven铆an corruptos de serie, y por ello se metieron en pol铆tica, o se fueron pudriendo al tocar un poco de poder. En cualquier caso parece que las mordidas, las comisiones y todas las dem谩s miserias de las que nos vamos enterando se toleraban como una tradici贸n no expl铆cita de cuya existencia los gerifaltes de los partidos ten铆an que ser sabedores. O sea, c贸mplices.
Esto de hablar de tradiciones repugnantes, como la del latrocinio al pueblo por parte de los servidores de la patria, me ha tra铆do a la cabeza el asunto del Toro de la Vega y la defensa de la tradici贸n gore de lancearlo hasta la muerte que hacen sus partidarios. Ustedes pensar谩n que no guarda relaci贸n. M谩s de lo que parece. En defensa de la tradici贸n un lugare帽o enarbol贸 una lanza, pese a su prohibici贸n este a帽o, que llevaba una peque帽a bandera de Espa帽a atada a su alrededor. Mientras la guardia civil se lo llevaba, el bragado croma帽贸n gritaba que lancear al toro era una sagrada tradici贸n. Una tradici贸n muy espa帽ola.
Luego tuve la oportunidad de escuchar en televisi贸n a un caballero que se present贸 como presidente del observatorio del toro franc茅s. Flip茅 con el gabacho tanto casi tanto como con que existiera un observatorio del toro en Francia. Entre otras perlas, el buen hombre compar贸 a los veganos animalistas con los nazis, asegur贸 que los animales no tienen derechos ni sentimientos y remat贸 la faena aseverando que los anti-taurinos eran los que, antes que los yihadistas, iban a provocar una gran confrontaci贸n de civilizaciones.
Boutades aparte, no le faltaba raz贸n al energ煤meno del otro lado de los Pirineos. Dos civilizaciones se est谩n enfrentando continuamente en el coso patrio. Pasa en pol铆tica y pasa en otros 谩mbitos de la vida como la tauromaquia. Dos maneras contrapuestas de pensar y entender la realidad.
Esta patria que defienden es enemiga de la m铆a. Efluvios de la cloaca de la que hablaba I帽aki. Un pozo negro y maloliente que no se ha cerrado desde la dictadura y del que surgen reptando personajes siniestros que pretenden apropiarse la patente de la patria en su inter茅s personal. Pueden situarse a la izquierda o a la derecha. Son camale贸nicos. Y se ponen la sensibilidad y la verg眉enza por montera.
Son la Espa帽a negra y profunda. Esa Espa帽a que lancea a la otra media.
A煤n no hemos salido del shock de todo el asunto de Soria y su frustrado nombramiento cuando do帽a Rita nos ofrece otra lecci贸n de la desfachatez en la que se mueven algunas 茅lites pol铆ticas. Pese a ser "investigada" y haber abandonado "voluntariamente" el PP, se agarra como una lapa a su sill贸n de senadora y los cinco mil y pico eurejos mensuales que conlleva el puesto. Pero no es solo el PP qui茅n tiene muertos vivientes abarrotando sus armarios. Susana D铆ez y el PS de Andaluc铆a tambi茅n van a ver como sus zombis desfilan salerosamente a los juzgados por haberse apropiado del dinero ajeno.
Los dos partidos que se han alternado hist贸ricamente en el poder han consentido, cuando no compartido, comportamientos delictivos y poco dignos con absoluta normalidad. Sacar tajada de la pol铆tica era lo normal. Algunos hab铆an mamado esta conducta directamente de sus padres y de esa 茅poca de "extraordinaria placidez" que fue el franquismo y la democracia no hab铆a supuesto ning煤n obst谩culo para seguir con sus tejemanejes. Otros no se sabe bien si ya ven铆an corruptos de serie, y por ello se metieron en pol铆tica, o se fueron pudriendo al tocar un poco de poder. En cualquier caso parece que las mordidas, las comisiones y todas las dem谩s miserias de las que nos vamos enterando se toleraban como una tradici贸n no expl铆cita de cuya existencia los gerifaltes de los partidos ten铆an que ser sabedores. O sea, c贸mplices.
Esto de hablar de tradiciones repugnantes, como la del latrocinio al pueblo por parte de los servidores de la patria, me ha tra铆do a la cabeza el asunto del Toro de la Vega y la defensa de la tradici贸n gore de lancearlo hasta la muerte que hacen sus partidarios. Ustedes pensar谩n que no guarda relaci贸n. M谩s de lo que parece. En defensa de la tradici贸n un lugare帽o enarbol贸 una lanza, pese a su prohibici贸n este a帽o, que llevaba una peque帽a bandera de Espa帽a atada a su alrededor. Mientras la guardia civil se lo llevaba, el bragado croma帽贸n gritaba que lancear al toro era una sagrada tradici贸n. Una tradici贸n muy espa帽ola.
Luego tuve la oportunidad de escuchar en televisi贸n a un caballero que se present贸 como presidente del observatorio del toro franc茅s. Flip茅 con el gabacho tanto casi tanto como con que existiera un observatorio del toro en Francia. Entre otras perlas, el buen hombre compar贸 a los veganos animalistas con los nazis, asegur贸 que los animales no tienen derechos ni sentimientos y remat贸 la faena aseverando que los anti-taurinos eran los que, antes que los yihadistas, iban a provocar una gran confrontaci贸n de civilizaciones.
Boutades aparte, no le faltaba raz贸n al energ煤meno del otro lado de los Pirineos. Dos civilizaciones se est谩n enfrentando continuamente en el coso patrio. Pasa en pol铆tica y pasa en otros 谩mbitos de la vida como la tauromaquia. Dos maneras contrapuestas de pensar y entender la realidad.
Normalmente, quienes postulan tradiciones deleznables como meter la mano en la caja com煤n, evadir capitales o blanquear dinero se llenan la boca proclam谩ndose patriotas. Los salvajes que se empecinan en lancear una bestia hasta la muerte tambi茅n.
Esta patria que defienden es enemiga de la m铆a. Efluvios de la cloaca de la que hablaba I帽aki. Un pozo negro y maloliente que no se ha cerrado desde la dictadura y del que surgen reptando personajes siniestros que pretenden apropiarse la patente de la patria en su inter茅s personal. Pueden situarse a la izquierda o a la derecha. Son camale贸nicos. Y se ponen la sensibilidad y la verg眉enza por montera.
Son la Espa帽a negra y profunda. Esa Espa帽a que lancea a la otra media.