OPINI脫N de Ana Cuevas Pascual.- Con frecuencia cuesta creer que estamos en el s. XXI. Sobre todo si eres mujer. En pa铆ses "menos civilizados" que el nuestro las mujeres son cosificadas. Carecen de derechos humanos elementales. Son mutiladas genitalmente, lapidadas, azotadas, ejecutadas, violadas, prostituidas desde la ni帽ez, vendidas como mercanc铆a c谩rnica, explotadas sexual y laboralmente...

Millones de hermanas en todo el mundo padecen todo tipo de abusos y vejaciones de parte de sociedades patriarcales y gobiernos teocr谩ticos que ejercen la violencia institucional mostrando su odio y su desprecio por el g茅nero femenino. Una plaga que no cesa y que no impide que pa铆ses occidentales, como Espa帽a, mantengan relaciones comerciales y diplom谩ticas con estados feminicidas y represores como Arabia Saud铆.
Una cosa es predicar y otra, muy diferente, dar trigo. Y el humillante maltrato que recibe la mitad de la poblaci贸n mundial no es 贸bice ni cortapisa para que nuestro soberano o nuestros dirigentes pol铆ticos estrechen amistosamente la mano de los verdugos. Al final, solo son mujeres, ni帽as o adolescentes cuya vida no significa gran cosa si la comparamos con los ping眉es beneficios que se pueden obtener haciendo la vista gorda.
Pero incluso aqu铆, donde la constituci贸n pretende avalar la igualdad entre los g茅neros, nos encontramos con comportamientos retr贸grados y machistas que impregnan todos los estratos sociales. Mirar para otro lado cuando se producen equivale a ser c贸mplices de tan deleznables comportamientos.
Hace unos d铆as, unos taxistas madrile帽os decidieron no hacerlo cuando un cliente neandertal se neg贸 a tomar un taxi porque iba conducido por una mujer. Ninguno de los otros compa帽eros de la parada accedieron a transportar al energ煤meno que tuvo que largarse a patita bajo un sol de justicia (nunca mejor dicho). Son peque帽os-grandes gestos que marcan la diferencia. Que aportan esperanza en que algo est谩 cambiando pese a otras noticias que provocan desaz贸n.
Como la de un galeno de Murcia que escupi贸 un ins贸lito diagn贸stico a una paciente. Seg煤n su profesional opini贸n, mientras apuraba un cigarrillo en mitad de la consulta, el problema es que la muchacha no estaba bien follada. O en cualquier caso, la mal follada era su madre, apostill贸. Desconozco si la prescripci贸n facultativa fue la de administrarle un falo cada ocho horas o si, 茅l mismo, ofreci贸 su pat茅tica pilila para paliar la dolencia de la joven. En cualquier caso, lo m谩s lamentable del asunto es que, pese a que el menda dej贸 plasmado en un informe semejante infamia, la consejer铆a de sanidad no le ha separado cautelarmente del ejercicio de su profesi贸n mientras dura la investigaci贸n. ¿Acaso entienden que la patolog铆a que describe este p谩jaro debiera incluirse en el vadem茅cum del colegio oficial de m茅dicos?
Desgraciadamente, no es el 煤nico caso en el que la discriminaci贸n humillante de alg煤n macho alfa queda impune frente a la justicia. Un jefe de unos grandes almacenes que se dirig铆a a sus empleadas llam谩ndoles "chochitos" y dejaba notas alusivas a su f铆sico en sus taquillas fue absuelto al entender que sus actos no era constitutivos de delito. Tampoco la Universidad est谩 libre del ejercicio del machismo "cum laude". Un profesor de Santiago de Compostela aprovech贸 la jerarqu铆a docente para criticar p煤blicamente el escote de una alumna. Al parecer le desconcertaba su canalillo. Al ser tachado de machista por el alumnado su respuesta fue muy esclarecedora: Si fuera machista, te pegar铆a una hostia.Aunque sus actos se desarrollaron frente a toda la clase, los responsables de la Universidad no tomaron medidas contra el profesor. A cambio, reubicaron a la alumna en otra clase re-victimiz谩ndola por no saber encajar la " respetable" opini贸n del catedr谩tico.
Por desgracia, culpabilizar a las v铆ctimas de insultos o agresiones machistas no es un hecho infrecuente. Si una mujer es violada se cuestiona su forma de vestir o la imprudencia de andar de noche por una calle oscura. Como si ello supusieran un consentimiento t谩cito para ser objeto de esta clase de violencia. ¡Es que van provocando!- Tenemos que o铆r de algunos respetables padres de familia. ¿Si fueran sus hijas... lo justificar铆an con el mismo argumento? ¿Dar铆an una palmada de complicidad en la espalda de sus agresores?
Casi todas las mujeres padecemos alg煤n tipo de vejaci贸n a lo largo de nuestra vida. Tocamientos, insultos o menosprecios que ocurren con total impunidad y que son normalizados por las autoridades e incluso por gran parte de la sociedad.
Cuando alguno de estos tarados discrepa ideol贸gicamente con una mujer recurre al sexismo m谩s bajuno. Lo digo por experiencia. M谩s de una vez se me ha tachado de "mal follada" cuando discrepan de mis opiniones y no se les ocurre mejor argumento para rebatirlas que atribuirlo a mi necesidad de ser penetrada por un iluminador pene que me ayude a ver la luz.
A lo mejor se hacen un l铆o con la sintaxis y, en vez de mal follada, lo que quieren decir es que tenemos "mala folla". Es decir, que no estamos dispuestas a someternos a ning煤n imb茅cil que pretenda iluminarnos a pollazo limpio. Ser铆a necesario ilustrarles acerca de que, al contrario de lo que les pasa a ellos, nuestras neuronas no residen en las g贸nadas sexuales.
Pero para que la igualdad y el respeto inter-gen茅rico sea posible se necesita la intervenci贸n de una sociedad sana y equilibrada. Mirar para otro lado, justificar o minimizar estos hechos forman parte del problema. No se puede cambiar lo que nos ofende por cojones o por ovarios. Solo una educaci贸n equitativa y libre de prejuicios puede darle la vuelta a la tortilla. Pero mientras ese d铆a llega, 煤nicamente podemos combatir su estupidez a fuerza de "mala folla". De mucha, mucha mala folla.
Millones de hermanas en todo el mundo padecen todo tipo de abusos y vejaciones de parte de sociedades patriarcales y gobiernos teocr谩ticos que ejercen la violencia institucional mostrando su odio y su desprecio por el g茅nero femenino. Una plaga que no cesa y que no impide que pa铆ses occidentales, como Espa帽a, mantengan relaciones comerciales y diplom谩ticas con estados feminicidas y represores como Arabia Saud铆.
Una cosa es predicar y otra, muy diferente, dar trigo. Y el humillante maltrato que recibe la mitad de la poblaci贸n mundial no es 贸bice ni cortapisa para que nuestro soberano o nuestros dirigentes pol铆ticos estrechen amistosamente la mano de los verdugos. Al final, solo son mujeres, ni帽as o adolescentes cuya vida no significa gran cosa si la comparamos con los ping眉es beneficios que se pueden obtener haciendo la vista gorda.
Pero incluso aqu铆, donde la constituci贸n pretende avalar la igualdad entre los g茅neros, nos encontramos con comportamientos retr贸grados y machistas que impregnan todos los estratos sociales. Mirar para otro lado cuando se producen equivale a ser c贸mplices de tan deleznables comportamientos.
Hace unos d铆as, unos taxistas madrile帽os decidieron no hacerlo cuando un cliente neandertal se neg贸 a tomar un taxi porque iba conducido por una mujer. Ninguno de los otros compa帽eros de la parada accedieron a transportar al energ煤meno que tuvo que largarse a patita bajo un sol de justicia (nunca mejor dicho). Son peque帽os-grandes gestos que marcan la diferencia. Que aportan esperanza en que algo est谩 cambiando pese a otras noticias que provocan desaz贸n.
Como la de un galeno de Murcia que escupi贸 un ins贸lito diagn贸stico a una paciente. Seg煤n su profesional opini贸n, mientras apuraba un cigarrillo en mitad de la consulta, el problema es que la muchacha no estaba bien follada. O en cualquier caso, la mal follada era su madre, apostill贸. Desconozco si la prescripci贸n facultativa fue la de administrarle un falo cada ocho horas o si, 茅l mismo, ofreci贸 su pat茅tica pilila para paliar la dolencia de la joven. En cualquier caso, lo m谩s lamentable del asunto es que, pese a que el menda dej贸 plasmado en un informe semejante infamia, la consejer铆a de sanidad no le ha separado cautelarmente del ejercicio de su profesi贸n mientras dura la investigaci贸n. ¿Acaso entienden que la patolog铆a que describe este p谩jaro debiera incluirse en el vadem茅cum del colegio oficial de m茅dicos?
Desgraciadamente, no es el 煤nico caso en el que la discriminaci贸n humillante de alg煤n macho alfa queda impune frente a la justicia. Un jefe de unos grandes almacenes que se dirig铆a a sus empleadas llam谩ndoles "chochitos" y dejaba notas alusivas a su f铆sico en sus taquillas fue absuelto al entender que sus actos no era constitutivos de delito. Tampoco la Universidad est谩 libre del ejercicio del machismo "cum laude". Un profesor de Santiago de Compostela aprovech贸 la jerarqu铆a docente para criticar p煤blicamente el escote de una alumna. Al parecer le desconcertaba su canalillo. Al ser tachado de machista por el alumnado su respuesta fue muy esclarecedora: Si fuera machista, te pegar铆a una hostia.Aunque sus actos se desarrollaron frente a toda la clase, los responsables de la Universidad no tomaron medidas contra el profesor. A cambio, reubicaron a la alumna en otra clase re-victimiz谩ndola por no saber encajar la " respetable" opini贸n del catedr谩tico.
Por desgracia, culpabilizar a las v铆ctimas de insultos o agresiones machistas no es un hecho infrecuente. Si una mujer es violada se cuestiona su forma de vestir o la imprudencia de andar de noche por una calle oscura. Como si ello supusieran un consentimiento t谩cito para ser objeto de esta clase de violencia. ¡Es que van provocando!- Tenemos que o铆r de algunos respetables padres de familia. ¿Si fueran sus hijas... lo justificar铆an con el mismo argumento? ¿Dar铆an una palmada de complicidad en la espalda de sus agresores?
Casi todas las mujeres padecemos alg煤n tipo de vejaci贸n a lo largo de nuestra vida. Tocamientos, insultos o menosprecios que ocurren con total impunidad y que son normalizados por las autoridades e incluso por gran parte de la sociedad.
Cuando alguno de estos tarados discrepa ideol贸gicamente con una mujer recurre al sexismo m谩s bajuno. Lo digo por experiencia. M谩s de una vez se me ha tachado de "mal follada" cuando discrepan de mis opiniones y no se les ocurre mejor argumento para rebatirlas que atribuirlo a mi necesidad de ser penetrada por un iluminador pene que me ayude a ver la luz.
A lo mejor se hacen un l铆o con la sintaxis y, en vez de mal follada, lo que quieren decir es que tenemos "mala folla". Es decir, que no estamos dispuestas a someternos a ning煤n imb茅cil que pretenda iluminarnos a pollazo limpio. Ser铆a necesario ilustrarles acerca de que, al contrario de lo que les pasa a ellos, nuestras neuronas no residen en las g贸nadas sexuales.
Pero para que la igualdad y el respeto inter-gen茅rico sea posible se necesita la intervenci贸n de una sociedad sana y equilibrada. Mirar para otro lado, justificar o minimizar estos hechos forman parte del problema. No se puede cambiar lo que nos ofende por cojones o por ovarios. Solo una educaci贸n equitativa y libre de prejuicios puede darle la vuelta a la tortilla. Pero mientras ese d铆a llega, 煤nicamente podemos combatir su estupidez a fuerza de "mala folla". De mucha, mucha mala folla.