OPINI脫N de Cecilia Vergara Mattei.- Chile entra en una vor谩gine electoral de 14 meses que comienza este domingo 23 de octubre cuando se elijan 346 alcaldes en todo el pa铆s y culminar谩 en diciembre del 2017, con las elecciones presidenciales y parlamentarias. La indiferencia que rodea las elecciones municipales es una prueba m谩s de la crisis pol铆tica e institucional que vive el pa铆s.

Se supone que en una democracia, la comuna es el espacio donde puede hacerse efectiva la igualdad de los ciudadanos para que el rumbo de la naci贸n se determine desde la base de la sociedad, pero los municipios sufren ahora el mismo fen贸meno de deterioro y deslegitimaci贸n que afecta al conjunto de la institucionalidad.
En los hechos la pir谩mide de la corrupci贸n pol铆tica comienza en el municipio. All铆 nacen los oscuros manejos que han convertido a la pol铆tica en socia de los negocios, se帽ala el director de Punto Final, Manuel Cabieses.
En vez de escuelas de la democracia y la 茅tica pol铆tica, las municipalidades son feudos del partido o coalici贸n que gana elecciones cada vez m谩s menguadas en asistencia de ciudadanos. Muchos de los esc谩ndalos conocidos en los 煤ltimos a帽os -sobre todo en los rubros inmobiliario, reciclaje de basura, patentes, etc.- nacieron en las municipalidades y escalaron hasta los m谩s altos niveles de la administraci贸n p煤blica, a帽ade..
Si bien Chile vive una din谩mica movilizaci贸n del activo electoral de izquierda que contrasta con una fragmentaci贸n estructural que debilita las posibilidades de hacer fecunda esta enorme energ铆a pol铆tico-social en un fen贸meno que el acad茅mico Claudio Fuentes llama “la paradoja de la autodestrucci贸n de los descontentos”.
La competencia municipal muestra que frente a una cr铆tica descarnada respecto de la vigencia del duopolio -levantado por izquierdas y derechas- la respuesta no ha sido de unidad o coordinaci贸n… sino la fragmentaci贸n. No se ha logrado construir un frente com煤n capaz de desafiar pol铆ticamente a quienes detentan el poder, sino que competir谩n unos con otros en forma separada.
Hay unos 30 partidos en competencia, de los cuales casi la mitad son del espectro “progresista”, que compiten en cinco listas distintas. La misma fragmentaci贸n existe entre los partidos regionalistas. En las listas de concejales la dispersi贸n es total, ya que incluso en la derecha, Nueva Mayor铆a y Chile Vamos compiten en listas separadas.
Y, en un escenario de alta fragmentaci贸n, la probabilidad que el escenario pol铆tico se modifique es baj铆sima. Habr谩 m谩s competencia, pero menor posibilidad de cambio…
La corrupci贸n
Estos comicios municipales ser谩n los primeros en el pa铆s desde 2014, cuando el pa铆s comenz贸 a despertarse con los ruidosos esc谩ndalos de corrupci贸n pol铆tica que afect贸 tanto a la derecha como a la oficialista Concertaci贸n Democr谩tica. La que no entr贸 en el c煤mulo de denuncias fue la izquierda extraparlamentaria, que, para algunos analistas, les da cierta fortaleza.
La corrupci贸n es la sombra de todo sistema en que los ciudadanos carezcan del derecho de revocar el mandato de las autoridades, facultad incompatible con el sistema capitalista extremo, basado en una brutal injusticia y en la ausencia de todo escr煤pulo que dificulte la codicia. El cohecho de autoridades y pol铆ticos es una pr谩ctica corriente en Chile. Algunos casos se han develado con estr茅pito period铆stico, por ejemplo sobre la Ley de Pesca, Soquimich, Penta, Caval, etc. Con seguridad no son los 煤nicos.
El 煤ltimo esc谩ndalo sorprendi贸 a muchos: a medio mill贸n de chilenos y chilenas los pocos confiables Registro Civil y el Servicio Electoral, dirigidos por funcionarios democratacristianos, les cambi贸 el local de votaci贸n sin previo aviso ni autorizaci贸n. Por el ejemplo, el diputado de la izquierda emergente, Gabriel Boric, quien reside en la ciudad m谩s austral del pa铆s, Punta Arenas, apareci贸 inscrito en Santiago y, por ende, no podr铆a votar en su territorio.
Ya en las elecciones municipales del 2012, donde se registr贸 una abstenci贸n del 57%, hubo una diferencia en el recuento de un mill贸n de votos entre las papeletas de alcaldes y las de concejales. No ser铆a nada raro que en estos comicios la abstenci贸n aumente. El senador Alejandro Navarro fue tajante al respecto:“Si todo esto hubiese ocurrido en Venezuela, el caso ya habr铆a sido denunciado en la OEA”.
Hay un manifiesto desinter茅s por parte del gobierno y de los organismos del Estado respecto a los ciudadanos. La clase pol铆tica act煤a para que los ciudadanos tengan desinter茅s por votar, alimentando el fantasma de la abstenci贸n, denuncia radio Bio Bio, la principal del pa铆s.
Y cuela otro dato “raro”: en algunas comunas los registros muestran m谩s personas habilitadas para votar que habitantes. La explicaci贸n para ello puede ir de la mano de la migraci贸n, con trabajadores y estudiantes que no residen en la comuna y que a煤n as铆 prefieren votar en ella. Pero tambi茅n se plantean casos de acarreo de votantes, para abultar artificialmente el padr贸n electoral e intervenir en el resultado de las elecciones.
De los 17 millones y medio de chilenos, diez personas re煤nen fortunas que superan a toda la poblaci贸n: Iris Fontbona de Luksic, 10.400 millones de d贸lares; Horst Paulmann 5 mil millones; el expresidente Sebasti谩n Pi帽era 2.500 millones; Alvaro Saieh 2.300 millones; Bernardo, Patricia y Eliodor Matte Larra铆n 2.300 millones cada uno; Julio Ponce Lerou 2 mil millones; Roberto Angelini 1.200 millones, y Luis Enrique Yarur, 1.100 millones de d贸lares. Mientras, dos millones 300 mil trabajadores se desloman para cobrar un salario igual o inferior a 500 mil pesos (menos de 700 d贸lares al mes).
La dispersi贸n de la izquierda es significativa: 12 partidos en cinco listas distintas se presentan con sus candidatos, salvo en Valpara铆so, donde habr谩 un solo candidato, el exdirigente estudiantil Jorge Sharp. De ganar, el mensaje ser铆a contundente: el 煤nico camino para romper el binominalismo y comenzar a golpear en serio al neoliberalismo es la unidad de la izquierda, se帽ala el acad茅mico Pedro Santander.
Cecilia Vergara Mattei
Periodista chilena, asociada al Centro Latinoamericano de An谩lisis Estrat茅gico.
Se supone que en una democracia, la comuna es el espacio donde puede hacerse efectiva la igualdad de los ciudadanos para que el rumbo de la naci贸n se determine desde la base de la sociedad, pero los municipios sufren ahora el mismo fen贸meno de deterioro y deslegitimaci贸n que afecta al conjunto de la institucionalidad.
En los hechos la pir谩mide de la corrupci贸n pol铆tica comienza en el municipio. All铆 nacen los oscuros manejos que han convertido a la pol铆tica en socia de los negocios, se帽ala el director de Punto Final, Manuel Cabieses.
En vez de escuelas de la democracia y la 茅tica pol铆tica, las municipalidades son feudos del partido o coalici贸n que gana elecciones cada vez m谩s menguadas en asistencia de ciudadanos. Muchos de los esc谩ndalos conocidos en los 煤ltimos a帽os -sobre todo en los rubros inmobiliario, reciclaje de basura, patentes, etc.- nacieron en las municipalidades y escalaron hasta los m谩s altos niveles de la administraci贸n p煤blica, a帽ade..
Si bien Chile vive una din谩mica movilizaci贸n del activo electoral de izquierda que contrasta con una fragmentaci贸n estructural que debilita las posibilidades de hacer fecunda esta enorme energ铆a pol铆tico-social en un fen贸meno que el acad茅mico Claudio Fuentes llama “la paradoja de la autodestrucci贸n de los descontentos”.
La competencia municipal muestra que frente a una cr铆tica descarnada respecto de la vigencia del duopolio -levantado por izquierdas y derechas- la respuesta no ha sido de unidad o coordinaci贸n… sino la fragmentaci贸n. No se ha logrado construir un frente com煤n capaz de desafiar pol铆ticamente a quienes detentan el poder, sino que competir谩n unos con otros en forma separada.
Hay unos 30 partidos en competencia, de los cuales casi la mitad son del espectro “progresista”, que compiten en cinco listas distintas. La misma fragmentaci贸n existe entre los partidos regionalistas. En las listas de concejales la dispersi贸n es total, ya que incluso en la derecha, Nueva Mayor铆a y Chile Vamos compiten en listas separadas.
Y, en un escenario de alta fragmentaci贸n, la probabilidad que el escenario pol铆tico se modifique es baj铆sima. Habr谩 m谩s competencia, pero menor posibilidad de cambio…
La corrupci贸n
Estos comicios municipales ser谩n los primeros en el pa铆s desde 2014, cuando el pa铆s comenz贸 a despertarse con los ruidosos esc谩ndalos de corrupci贸n pol铆tica que afect贸 tanto a la derecha como a la oficialista Concertaci贸n Democr谩tica. La que no entr贸 en el c煤mulo de denuncias fue la izquierda extraparlamentaria, que, para algunos analistas, les da cierta fortaleza.
La corrupci贸n es la sombra de todo sistema en que los ciudadanos carezcan del derecho de revocar el mandato de las autoridades, facultad incompatible con el sistema capitalista extremo, basado en una brutal injusticia y en la ausencia de todo escr煤pulo que dificulte la codicia. El cohecho de autoridades y pol铆ticos es una pr谩ctica corriente en Chile. Algunos casos se han develado con estr茅pito period铆stico, por ejemplo sobre la Ley de Pesca, Soquimich, Penta, Caval, etc. Con seguridad no son los 煤nicos.
El 煤ltimo esc谩ndalo sorprendi贸 a muchos: a medio mill贸n de chilenos y chilenas los pocos confiables Registro Civil y el Servicio Electoral, dirigidos por funcionarios democratacristianos, les cambi贸 el local de votaci贸n sin previo aviso ni autorizaci贸n. Por el ejemplo, el diputado de la izquierda emergente, Gabriel Boric, quien reside en la ciudad m谩s austral del pa铆s, Punta Arenas, apareci贸 inscrito en Santiago y, por ende, no podr铆a votar en su territorio.
Ya en las elecciones municipales del 2012, donde se registr贸 una abstenci贸n del 57%, hubo una diferencia en el recuento de un mill贸n de votos entre las papeletas de alcaldes y las de concejales. No ser铆a nada raro que en estos comicios la abstenci贸n aumente. El senador Alejandro Navarro fue tajante al respecto:“Si todo esto hubiese ocurrido en Venezuela, el caso ya habr铆a sido denunciado en la OEA”.
Hay un manifiesto desinter茅s por parte del gobierno y de los organismos del Estado respecto a los ciudadanos. La clase pol铆tica act煤a para que los ciudadanos tengan desinter茅s por votar, alimentando el fantasma de la abstenci贸n, denuncia radio Bio Bio, la principal del pa铆s.
Y cuela otro dato “raro”: en algunas comunas los registros muestran m谩s personas habilitadas para votar que habitantes. La explicaci贸n para ello puede ir de la mano de la migraci贸n, con trabajadores y estudiantes que no residen en la comuna y que a煤n as铆 prefieren votar en ella. Pero tambi茅n se plantean casos de acarreo de votantes, para abultar artificialmente el padr贸n electoral e intervenir en el resultado de las elecciones.
De los 17 millones y medio de chilenos, diez personas re煤nen fortunas que superan a toda la poblaci贸n: Iris Fontbona de Luksic, 10.400 millones de d贸lares; Horst Paulmann 5 mil millones; el expresidente Sebasti谩n Pi帽era 2.500 millones; Alvaro Saieh 2.300 millones; Bernardo, Patricia y Eliodor Matte Larra铆n 2.300 millones cada uno; Julio Ponce Lerou 2 mil millones; Roberto Angelini 1.200 millones, y Luis Enrique Yarur, 1.100 millones de d贸lares. Mientras, dos millones 300 mil trabajadores se desloman para cobrar un salario igual o inferior a 500 mil pesos (menos de 700 d贸lares al mes).
La dispersi贸n de la izquierda es significativa: 12 partidos en cinco listas distintas se presentan con sus candidatos, salvo en Valpara铆so, donde habr谩 un solo candidato, el exdirigente estudiantil Jorge Sharp. De ganar, el mensaje ser铆a contundente: el 煤nico camino para romper el binominalismo y comenzar a golpear en serio al neoliberalismo es la unidad de la izquierda, se帽ala el acad茅mico Pedro Santander.
Cecilia Vergara Mattei
Periodista chilena, asociada al Centro Latinoamericano de An谩lisis Estrat茅gico.