OPINI脫N de Ileana Alamilla.- La Constituci贸n Pol铆tica de la Rep煤blica, en el pre谩mbulo, reconoce la primac铆a de la persona humana como sujeto y fin del orden social, as铆 como la promoci贸n del bien com煤n.
Los derechos humanos son garant铆as que todos y todas tenemos y gozamos para vivir dignamente. Tienen caracter铆sticas intr铆nsecas; son universales, nos corresponden a todas y todas en cualquier parte donde nos encontremos, son intransferibles.
Son irrenunciables, nos acompa帽an siempre, no podemos abdicar de ellos; son interdependientes, se vinculan unos con otros; son inalienables, no pueden comercializarse. Son imprescriptibles, no caducan; son incondicionales; son inviolables, no pueden ser conculcados y son acumulativos, pueden irse sumando otros. As铆 lo establecen las declaraciones, convenciones y tratadistas sobre esos derechos, llamados de primera generaci贸n.
Pensando en los derechos de la ni帽ez, pero no de la que celebra hoy su d铆a acompa帽ados de sus seres queridos, rodeados de amor y de una vida con felicidad y realizaciones, como debe ser, sino de la mayor铆a de ni帽os(as) del pa铆s, esos que viven en el 谩rea rural, en las laderas de los barrancos, en las calles deambulando o “trabajando” de vendedores o de lustradores, en los asentamientos y en el campo, que acarrean agua, ayudan a sus progenitores en las tareas o son ni帽as madres.
Es un eufemismo asegurar que todos y todas disfrutamos de derechos, pues estos han sido permanente violados por el Estado, con la indiferencia de la sociedad.
La falta de inter茅s y de voluntad pol铆tica para que se atiendan con prioridad las necesidades de esos ni帽os y j贸venes nos tiene colocados en los primeros lugares en el mundo en desigualdad. En m谩s de 25 a帽os no hemos cambiado. En Am茅rica Latina fuimos el 煤nico pa铆s que report贸 crecimiento de la pobreza. De los 65 puntos a observar en cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que ya fueron evaluados y acordados otros, ¡s贸lo cumplimos seis!
Una reciente publicaci贸n realizada por una instituci贸n del Banco Mundial, “Los olvidados, pobreza cr贸nica en Am茅rica Latina y el Caribe”, se帽al贸 que uno de cada dos guatemaltecos ha sido “cr贸nicamente pobre” o sea que ha estado debajo del umbral de pobreza desde 2004. Seguimos reportando muertes por desnutrici贸n cr贸nica e incremento de desnutrici贸n aguda, secuela de la miseria; m谩s de tres millones est谩n en riesgo por vivir en asentamientos o en lugares peligros, seguramente la mayor铆a son j贸venes y ni帽os.
Los centros correccionales est谩n habitados por j贸venes en conflicto con la ley que pertenecen a ese sector marginado; otro gran n煤mero est谩 en las maras provocando sufrimiento; hay otros miles de v铆ctimas de trata de personas, un il铆cito en donde Guatemala tambi茅n tiene un lugar privilegiado.
El fen贸meno de la migraci贸n de peque帽os no acompa帽ados que emprendieron el camino hacia lo incierto desnud贸 este drama de la ni帽ez guatemalteca, el cual ir贸nicamente se convirti贸 en un problema de seguridad para los Estados Unidos.
Las condiciones de pobreza y de desigualdad han sido las detonantes de este ins贸lito caso de migraci贸n en un pa铆s en donde la estabilidad macrofinanciera es reconocida, pero que no ha impactado en el desarrollo humano. Y por eso es tan importante e imprescindible el derecho a saber, que permite conocer y exigir pol铆ticas p煤blicas que aborden ese dram谩tico diagn贸stico del Estado que tenemos, violador de derechos humanos.
No pretendemos opacar esta celebraci贸n para la ni帽ez afortunada, pero ser铆a injusto volver la vista a otro lado y olvidarnos de esas ni帽as y ni帽os que ni saben que hay un d铆a dedicado a ellos, ni tienen algo que celebrar m谩s que su existencia, que se debe a la admirable resiliencia que los caracteriza.
Tenemos el derecho y la obligaci贸n de exigir que todos los ni帽os(as) disfruten de lo que les corresponde.
Guatemala, 1 de octubre de 2016.
- Ileana Alamilla, periodista guatemalteca, es directora de la Agencia CERIGUA
Los derechos humanos son garant铆as que todos y todas tenemos y gozamos para vivir dignamente. Tienen caracter铆sticas intr铆nsecas; son universales, nos corresponden a todas y todas en cualquier parte donde nos encontremos, son intransferibles.
Son irrenunciables, nos acompa帽an siempre, no podemos abdicar de ellos; son interdependientes, se vinculan unos con otros; son inalienables, no pueden comercializarse. Son imprescriptibles, no caducan; son incondicionales; son inviolables, no pueden ser conculcados y son acumulativos, pueden irse sumando otros. As铆 lo establecen las declaraciones, convenciones y tratadistas sobre esos derechos, llamados de primera generaci贸n.
Pensando en los derechos de la ni帽ez, pero no de la que celebra hoy su d铆a acompa帽ados de sus seres queridos, rodeados de amor y de una vida con felicidad y realizaciones, como debe ser, sino de la mayor铆a de ni帽os(as) del pa铆s, esos que viven en el 谩rea rural, en las laderas de los barrancos, en las calles deambulando o “trabajando” de vendedores o de lustradores, en los asentamientos y en el campo, que acarrean agua, ayudan a sus progenitores en las tareas o son ni帽as madres.
Es un eufemismo asegurar que todos y todas disfrutamos de derechos, pues estos han sido permanente violados por el Estado, con la indiferencia de la sociedad.
La falta de inter茅s y de voluntad pol铆tica para que se atiendan con prioridad las necesidades de esos ni帽os y j贸venes nos tiene colocados en los primeros lugares en el mundo en desigualdad. En m谩s de 25 a帽os no hemos cambiado. En Am茅rica Latina fuimos el 煤nico pa铆s que report贸 crecimiento de la pobreza. De los 65 puntos a observar en cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que ya fueron evaluados y acordados otros, ¡s贸lo cumplimos seis!
Una reciente publicaci贸n realizada por una instituci贸n del Banco Mundial, “Los olvidados, pobreza cr贸nica en Am茅rica Latina y el Caribe”, se帽al贸 que uno de cada dos guatemaltecos ha sido “cr贸nicamente pobre” o sea que ha estado debajo del umbral de pobreza desde 2004. Seguimos reportando muertes por desnutrici贸n cr贸nica e incremento de desnutrici贸n aguda, secuela de la miseria; m谩s de tres millones est谩n en riesgo por vivir en asentamientos o en lugares peligros, seguramente la mayor铆a son j贸venes y ni帽os.
Los centros correccionales est谩n habitados por j贸venes en conflicto con la ley que pertenecen a ese sector marginado; otro gran n煤mero est谩 en las maras provocando sufrimiento; hay otros miles de v铆ctimas de trata de personas, un il铆cito en donde Guatemala tambi茅n tiene un lugar privilegiado.
El fen贸meno de la migraci贸n de peque帽os no acompa帽ados que emprendieron el camino hacia lo incierto desnud贸 este drama de la ni帽ez guatemalteca, el cual ir贸nicamente se convirti贸 en un problema de seguridad para los Estados Unidos.
Las condiciones de pobreza y de desigualdad han sido las detonantes de este ins贸lito caso de migraci贸n en un pa铆s en donde la estabilidad macrofinanciera es reconocida, pero que no ha impactado en el desarrollo humano. Y por eso es tan importante e imprescindible el derecho a saber, que permite conocer y exigir pol铆ticas p煤blicas que aborden ese dram谩tico diagn贸stico del Estado que tenemos, violador de derechos humanos.
No pretendemos opacar esta celebraci贸n para la ni帽ez afortunada, pero ser铆a injusto volver la vista a otro lado y olvidarnos de esas ni帽as y ni帽os que ni saben que hay un d铆a dedicado a ellos, ni tienen algo que celebrar m谩s que su existencia, que se debe a la admirable resiliencia que los caracteriza.
Tenemos el derecho y la obligaci贸n de exigir que todos los ni帽os(as) disfruten de lo que les corresponde.
Guatemala, 1 de octubre de 2016.
- Ileana Alamilla, periodista guatemalteca, es directora de la Agencia CERIGUA