OPINI脫N de Ram贸n Cotarelo/ Palinuro.- Palinuro se qued贸 corto ayer en su post sobre la era G眉rtel. El panorama de trincones y corruptos de toda laya ten铆a detr谩s una estructura, una meditada organizaci贸n, que establec铆a el modus operandipor el que los cargos municipales, a falta de G眉rteles y P煤nicas, siempre fastuosas, pillaban el dinero por v铆as trapaceras para atender a la financiaci贸n de sus campa帽as electorales burlando la vigilancia (por lo dem谩s laxa) del Tribunal de Cuentas. Quien dice de las campa帽as electorales, dice de una capea o un jolgorio en cualquier lugar de alterne de la carretera. Las cosas est谩n as铆. De momento. Ma帽ana puede salir una estafa piramidal tipo Ponzi de alg煤n alcalde o consejero o presidente de diputaci贸n. Lo dicho, la era G眉rtel que prosper贸 justo cuando la mayor铆a tuvo que apretarse el cintur贸n. Cosas de la vida.

El PP no es un partido convencional. Es m谩s bien una asociaci贸n de intereses. Para algunos jueces, una presunta asociaci贸n para delinquir. Los mismos, seguramente, que lo han sentado en el banquillo imput谩ndole complicidad en los supuestos delitos a t铆tulo lucrativo. Un partido imputado en varios procesos penales. El partido del gobierno. Y no pasa nada. Claro, ni puede pasar, porque ni el partido es partido ni el gobierno es gobierno. Son otra cosa. Acostumbramos a pensar que la delincuencia organizada es cosa de ajustes sangrientos de cuentas, de esbirros que descuartizan a una familia para dar ejemplo o de trata de blancas. Eso es lo truculento. Pero la delincuencia pac铆fica, econ贸mica, simulando acatar la ley, si est谩 organizada, no es menos delincuencia organizada. Y sus miembros, delincuentes. As铆 que no me parece un disparate pedir la ilegalizacion del PP. Es una idea que tiene apoyo creciente.
Supongo que el gran obst谩culo es qu茅 hacer con Rajoy. Es absolutamente imposible admitir la hip贸tesis de que quien ha controlado este partido hace m谩s de veinte a帽os habiendo sido todo, secretario general, no s茅 si tesorero y, desde luego presidente, no supiera nada de nada, nada de lo que hac铆an sus ministros, sus allegados, sus directores generales, diputados, presidentes de comunidades aut贸nomas, consejeros, alcaldes y concejales. Que no vio nada ni escuch贸 nada ni se percat贸 de nada. Y eso que la P煤nica ten铆a una n贸mina de regalos de lujo para todo tipo de cargos, televisores de plasma, relojes, bolsos, bol铆grafos, vamos un bazar. Y los de las black iban d谩ndose pote por los locales de lujo. Y las cacer铆as y las fiestas y las bodas, convertidas en espect谩culos. All铆 nadie hablaba de nada, de subvenciones, de negocios, de pelotazos, nada. Y, si alguien tuviera alguna duda, bastar铆a con preguntar directamente a Rajoy a cu谩nto ascendieron los sobresueldos de B谩rcenas.
No obstante la p茅trea actitud del presidente de la era G眉rtel, eso que los medios llaman su "dontacredismo", merecer铆a alg煤n premio. Tiene su m茅rito aferrarse a un cargo del que deber铆a haber dimitido desde el primer momento de acuerdo con todas las reglas de la pol铆tica democr谩tica en un Estado de derecho en el que el poder no est谩 por encima de la ley. As铆 pues, pru茅bese una soluci贸n intermedia. Dado que, siempre que puede, Rajoy afirma haber luchado contra la corrupci贸n como San Jorge con el drag贸n y ser el adalid de la transparencia y la rendici贸n de cuentas, lo m谩s sensato es que se separe del cuerpo infecto de su partido, que renuncie a seguir sienso su presidente y lo entregue a los jueces.
Y ¿qu茅 pasa con 茅l? Puede imitar a Napole贸n III y constituirse a s铆 mismo en objeto de un plebiscito: Rajoy s铆 o Rajoy no. Napole贸n llego as铆 a emperador, tras haber pasado por el purgatorio de una presidencia de la Rep煤blica. Marx lo ten铆a en realidad por un rey del hampa, el l铆der del lumpenproletariado. Me parece que, como a todos los decimon贸nicos, a Marx le fascinaba Napole贸n I y, por eso, a su lado, su sobrino le parec铆a un estafador. Lo mismo le pasaba a Victor Hugo, que lo llamaba "Napole贸n el Peque帽o". Y si lo hizo Napole贸n el Peque帽o, ¿por qu茅 no lo har铆a Mariano Rajoy, presidente de una gran naci贸n?
A prop贸sito, los azorados c谩lculos de la investidura asumen que el Rey tenga que recibir a todos los l铆deres el mismo d铆a. ¿Y? En realidad, puede recibirlos a todos juntos, lo que tampoco servir谩 para nada, pero es m谩s relajado. Claro que no se pueden contar chistes. Est谩 bien que aparezca el Rey. Da confianza en las instituciones y el personal se entera de que est谩 ah铆, como el hombre de Zubiri y Heidegger; est谩 o es ah铆 que, para el caso, es lo mismo pues no parece enterarse de mucho. Aunque, seg煤n los expertos, eso es una ventaja al tratarse de un Borb贸n.
El PP no es un partido convencional. Es m谩s bien una asociaci贸n de intereses. Para algunos jueces, una presunta asociaci贸n para delinquir. Los mismos, seguramente, que lo han sentado en el banquillo imput谩ndole complicidad en los supuestos delitos a t铆tulo lucrativo. Un partido imputado en varios procesos penales. El partido del gobierno. Y no pasa nada. Claro, ni puede pasar, porque ni el partido es partido ni el gobierno es gobierno. Son otra cosa. Acostumbramos a pensar que la delincuencia organizada es cosa de ajustes sangrientos de cuentas, de esbirros que descuartizan a una familia para dar ejemplo o de trata de blancas. Eso es lo truculento. Pero la delincuencia pac铆fica, econ贸mica, simulando acatar la ley, si est谩 organizada, no es menos delincuencia organizada. Y sus miembros, delincuentes. As铆 que no me parece un disparate pedir la ilegalizacion del PP. Es una idea que tiene apoyo creciente.
Supongo que el gran obst谩culo es qu茅 hacer con Rajoy. Es absolutamente imposible admitir la hip贸tesis de que quien ha controlado este partido hace m谩s de veinte a帽os habiendo sido todo, secretario general, no s茅 si tesorero y, desde luego presidente, no supiera nada de nada, nada de lo que hac铆an sus ministros, sus allegados, sus directores generales, diputados, presidentes de comunidades aut贸nomas, consejeros, alcaldes y concejales. Que no vio nada ni escuch贸 nada ni se percat贸 de nada. Y eso que la P煤nica ten铆a una n贸mina de regalos de lujo para todo tipo de cargos, televisores de plasma, relojes, bolsos, bol铆grafos, vamos un bazar. Y los de las black iban d谩ndose pote por los locales de lujo. Y las cacer铆as y las fiestas y las bodas, convertidas en espect谩culos. All铆 nadie hablaba de nada, de subvenciones, de negocios, de pelotazos, nada. Y, si alguien tuviera alguna duda, bastar铆a con preguntar directamente a Rajoy a cu谩nto ascendieron los sobresueldos de B谩rcenas.
No obstante la p茅trea actitud del presidente de la era G眉rtel, eso que los medios llaman su "dontacredismo", merecer铆a alg煤n premio. Tiene su m茅rito aferrarse a un cargo del que deber铆a haber dimitido desde el primer momento de acuerdo con todas las reglas de la pol铆tica democr谩tica en un Estado de derecho en el que el poder no est谩 por encima de la ley. As铆 pues, pru茅bese una soluci贸n intermedia. Dado que, siempre que puede, Rajoy afirma haber luchado contra la corrupci贸n como San Jorge con el drag贸n y ser el adalid de la transparencia y la rendici贸n de cuentas, lo m谩s sensato es que se separe del cuerpo infecto de su partido, que renuncie a seguir sienso su presidente y lo entregue a los jueces.
Y ¿qu茅 pasa con 茅l? Puede imitar a Napole贸n III y constituirse a s铆 mismo en objeto de un plebiscito: Rajoy s铆 o Rajoy no. Napole贸n llego as铆 a emperador, tras haber pasado por el purgatorio de una presidencia de la Rep煤blica. Marx lo ten铆a en realidad por un rey del hampa, el l铆der del lumpenproletariado. Me parece que, como a todos los decimon贸nicos, a Marx le fascinaba Napole贸n I y, por eso, a su lado, su sobrino le parec铆a un estafador. Lo mismo le pasaba a Victor Hugo, que lo llamaba "Napole贸n el Peque帽o". Y si lo hizo Napole贸n el Peque帽o, ¿por qu茅 no lo har铆a Mariano Rajoy, presidente de una gran naci贸n?
A prop贸sito, los azorados c谩lculos de la investidura asumen que el Rey tenga que recibir a todos los l铆deres el mismo d铆a. ¿Y? En realidad, puede recibirlos a todos juntos, lo que tampoco servir谩 para nada, pero es m谩s relajado. Claro que no se pueden contar chistes. Est谩 bien que aparezca el Rey. Da confianza en las instituciones y el personal se entera de que est谩 ah铆, como el hombre de Zubiri y Heidegger; est谩 o es ah铆 que, para el caso, es lo mismo pues no parece enterarse de mucho. Aunque, seg煤n los expertos, eso es una ventaja al tratarse de un Borb贸n.