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Al otro lado del espejo negro

OPINI脫N de Ana Cuevas Pascual.- Mis hijos me aconsejaron que no me perdiera la serie "Black Mirror". Cada cap铆tulo cuenta una historia diferente y bucea en el retrato esperp茅ntico de una sociedad manipulada y gravemente enferma. El pen煤ltimo episodio "Hombres contra el fuego" es uno de los que m谩s invita a la reflexi贸n. Unos soldados son enviados a exterminar una plaga de cucarachas mutantes gigantescas que exhiben afilados y puntiagudos dientes. La tropa disfruta con la matanza llegando incluso al 茅xtasis sexual. Pero resulta que las cucarachas son seres humanos. Se descubre que a los soldados se les ha implantado algo para que visualicen a un grupo de inocentes civiles como si fueran monstruos sedientos de sangre.

Para que un individuo pierda la capacidad de empatizar con las v铆ctimas se necesita un proceso de deconstrucci贸n de 茅stas. Mostrarlas a los ojos de los dem谩s como seres inferiores, diferentes a nosotros y, por ende, potencialmente peligrosos. Es una estrategia recurrente en las grandes tropel铆as que narra la historia. Genocidios argumentados en una supuesta inferioridad 茅tnica predicada por pseudo-antrop贸logos que adjudicaban a determinadas razas menos derechos que a la flora o a la fauna. Lo hemos visto en la Alemania nazi, en la antigua Yugoslavia, en muchas regiones de 脕frica, Am茅rica, la India u Ocean铆a donde el colonialismo salvaje necesitaba deshumanizar a los ind铆genas para justificar masacres y saqueos.

Lo vivimos en la 茅poca contempor谩nea en la que, miles de personas que escapan de la guerra y sus horrores, son contemplados como presuntos terroristas, ladrones o violadores que asaltan nuestras costas. Como enemigos peligrosos. Alguien debe haber manipulado nuestra mente para evitar que empaticemos con su sufrimiento. Si no, no se entiende nuestra indiferencia ante el destino de una gente que podr铆an ser nuestros padres, hijos, hermanos o maridos. O nosotros mismos.

Evidentemente, descarto la posibilidad de que hayan implantado un chip anti-emp谩tico en todos nuestros cerebros. No es necesario. Como dec铆a mi paisano Goya: El sue帽o de la raz贸n produce monstruos. Y en la sociedad actual la raz贸n y el an谩lisis sosegado de los acontecimientos sufren violentos ataques de narcolepsia. Comas inducidos por corrientes de opini贸n cuyo 煤nico objetivo es manipular los sentimientos de las masas y adecuarlos a torticeros intereses.

La extrema derecha avanza por Europa enarbolando ese discurso deshumanizador. La injusticia se tolera mejor si recae sobre repugnantes cucarachas que si lo hace sobre seres humanos desvalidos. Por eso interesa producir monstruos.

De vez en cuando, el cuerpo sin vida de un ni帽o peque帽o llega a nuestras playas. Se produjo una gran conmoci贸n con el primero. Resulta que el cr铆o, apenas un beb茅, no ten铆a colmillos ni cuernos. Era muy parecido a cualquiera de nuestros hijos o nietos. Un brote de fraternidad, de compasi贸n, parec铆a nacer en esta Europa muerta. Sin embargo, cuando el gota a gota de cad谩veres se convierte en hemorragia, el foco de atenci贸n se desv铆a hacia otro lado. Pol铆ticos y grupos medi谩ticos trabajan enconadamente para socavar nuestra mirada en el espejo. Para que nos devuelva el reflejo que m谩s convenga a los poderosos.

En nuestro pa铆s sufrimos esa manipulaci贸n en carne propia. Pedro S谩nchez le relataba a Jordi 脡vole c贸mo los poderes financieros y el grupo Prisa presionaron para que Rajoy siguiera como presidente. Admiti贸 que personajes como Alierta(Telef贸nica) o Juan Luis Cebri谩n (El Pa铆s) le advirtieron de que no consentir铆an ning煤n pacto progresista que incluyera a Podemos. No hay mas que observar la l铆nea editorial del citado peri贸dico y la demonizaci贸n sistem谩tica que ha ejercido contra el partido emergente.

Contra Podemos no se ha hecho una cr铆tica objetiva (algo totalmente admisible y sano en democracia). Los voceros del capital han recurrido al m茅todo Black Mirror y han dibujado unos podemitas con cuernos y rabo. Una variedad de cucaracha bolivariana que roe con sus puntiagudos colmillos los cimientos del establishment que defienden las personas de orden. Una especie a exterminar. Y hay que hacerlo pronto. No vaya a ser que el pueblo salga de la modorra y se de cuenta de que le han hecho truco y trato. Antes de que recupere la raz贸n y vea que las cucarachas no son tales cucarachas ni son sus enemigas. Que solo son ciudadanos como ellas y ellos (con aciertos y defectos) intentando rescatar la democracia de donde permanece secuestrada. Al otro lado del espejo negro.




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