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El patriarcado no es un concepto

OPINI脫N de Elizabeth Peredo Beltran, Bolivia.- Lucia P茅rez ten铆a 16 a帽os cuando fue asesinada brutalmente por un grupo de hombres vinculado al tr谩fico de droga y la trata en Mar del Plata, Argentina. Este horrendo crimen tal vez se hubiera sumado impunemente a tantos otros que suceden en Am茅rica Latina pasando como un hecho delincuencial. Pero no es cualquier crimen, es un crimen que ha develado un trasfondo sombr铆o de la sociedad latinoamericana que no se puede pasar por alto, no solo porque se suma a las miles de mujeres que mueren en manos de hombres violentos de diferentes estratos sociales y en diferentes formas, sino porque denuncia el deterioro de los sistemas sociales y econ贸micos perforados por redes delincuenciales y una debilidad end茅mica de los estados, incapaces de sentar bases m铆nimas de convivencia social segura para mujeres, ni帽as, ni帽os y hombres, a pesar de su desmedido entusiasmo y af谩n por el crecimiento de indicadores econ贸micos que, ha quedado claro, no est谩 haciendo prosperar verdaderamente a la sociedad.
Este crimen fue la expresi贸n grotesca de una violencia que se repite, que se acrecienta, que se transforma en horror y dolor; que se naturaliza y ensa帽a contra las mujeres y las ni帽as. Un crimen contra-el-cuerpo, contra la feminidad, contra la inocencia, contra la dulzura y la juventud, un crimen contra la humanidad que refleja c贸mo la violencia avanza sobre una frontera que los estados est谩n dejando crecer colocando a la sociedad latinoamericana y a las mujeres en una situaci贸n de alarmante indefensi贸n.

12 pa铆ses latinoamericanos se encuentran entre los primeros 25 pa铆ses del mundo con mayores 铆ndices de violencia contra las mujeres. El Salvador, Honduras y Guatemala encabezan la lista y, aunque su gobierno no proporciona cifras oficiales, Bolivia tiene una de las m谩s altas tasas de feminicidio en Latinoam茅rica. Cr铆menes por razones de g茅nero, secuestros, trata, violencia, sicarios pagados por corporaciones y por grupos pol铆ticos, asesinatos de l铆deres y defensoras ambientales y de derechos humanos, acoso pol铆tico a mujeres que toman parte en la vida pol铆tica, violencia intrafamiliar, violencia de pareja, embarazos infantiles y de j贸venes contra su voluntad, feminicidios y ataques mis贸ginos encabezan los titulares en una regi贸n que, al mismo tiempo ha tenido los 铆ndices de crecimiento econ贸mico m谩s destacados seg煤n el FMI, la CEPAL, el PNUD y el BM en la 煤ltima d茅cada[1].

Sin pretender simplificar la problem谩tica, --porque su complejidad incorpora varias entradas, entre ellas la resistencia cultural androc茅ntrica a asimilar la libertad y los derechos de las mujeres en igualdad, el crecimiento de las redes delincuenciales del narcotr谩fico (algo demasiado grave como para dejarlo en un simple “se trata de un ajuste de cuentas” como si no le incumbiera al Estado), la expansi贸n del extractivismo no regulado que se asocia a trabajo infantil, redes de trata, violencia de g茅nero, prostituci贸n y una enorme -pero enorme- deuda social en la educaci贸n y el cuidado--, habr谩 que preguntarse d贸nde est谩n poniendo el dinero y los recursos los gobiernos para que tengamos un resultado tan deprimente que se est谩 llevando vidas consigo.

Basta ver cu谩nto invierten los Estados en prevenci贸n y atenci贸n de casos de violencia contra las mujeres y feminicidio, vale decir: casas de acogida, capacitaci贸n de la polic铆a, eliminaci贸n de la corrupci贸n, sistemas de registro, sistemas de indicadores, servicios sociales, formaci贸n de personal, promoci贸n de la igualdad, programas de empoderamiento, reformas e innovaciones en educaci贸n, organizaci贸n de los cuidados, etc., etc.

De hecho, en Bolivia esa inversi贸n (o gasto como ellos preferir铆an llamarlo) no est谩 especificado en el esquema de presupuesto de inversiones nacionales y en los presupuestos municipales y de las gobernaciones est谩 en un orden de menos del 2 % (1.91%) cuando hablamos de g茅nero y grupos vulnerables, mientras que los fondos asignados a programas espec铆ficos para erradicaci贸n de la violencia a nivel de municipios y gobernaciones para las mujeres destinados a erradicaci贸n, prevenci贸n y protecci贸n de las v铆ctimas de la violencia, no pasa del 0,33% seg煤n un estudio sobre presupuestos de g茅nero del Centro de Promoci贸n de la Mujer Gregoria Apaza dirigido por Silvia Fern谩ndez[2]. Mientras tanto, los fondos del IDH destinados a seguridad ciudadana, que seg煤n la Ley 348 y el Decreto Supremo 2145 debieron haberse usado para construir casas de acogida (ni hablamos de educaci贸n o prevenci贸n), no fueron ejecutados en 6 de las 9 gobernaciones en 2015, como lo ha mostrado esta investigaci贸n. Por su parte, la Ley 348 para Garantizar a las Mujeres una vida libre de violencia ha sido criticada por su falta de efectividad, en parte porque no se invierte eficientemente en la institucionalidad que la deber铆a sostener[3].

Mientras tanto, las inversiones para la exploraci贸n y explotaci贸n de recursos naturales en nuestros bosques y las inversiones en infraestructuras para transportes, energ铆a e hidrocarburos juntas suman el 65% del presupuesto estatal para 2016[4]. El argumento para esta matriz de inversi贸n tan desigual que se considera estrat茅gica es que nos convertir谩 en una potencia energ茅tica regional para 2025 –con un alto componente en hidroel茅ctricas y energ铆as f贸siles con inversiones millonarias-- para abastecer de energ铆a al pa铆s y a Am茅rica del Sur, por lo tanto nos dar铆a m谩s dinero para redistribuir y, supuestamente, mayor prosperidad. Pero la redistribuci贸n social parece limitarse a los bonos y a las infraestructuras y hasta se le ha criticado al gobierno que la inversi贸n para diversificar la econom铆a no alcanza ni el 2% (Ibid.) mientras que no se escatima en gastos para mejorar los edificios e instalaciones de los funcionarios del poder central.

Curiosamente, en este esquema, para el 2025 las energ铆as renovables (que representar铆an un mejor pron贸stico para la preservaci贸n de la Naturaleza, los derechos humanos y la restauraci贸n del medio ambiente) andan por el 2% de la matriz energ茅tica que se est谩 construyendo para el futuro[5]. Algo parecido a lo que se invierte en las mujeres y todo esto con el agravante de que estas decisiones se toman en la c煤pula pol铆tica masculina que “sabe lo que es mejor” (como buen patriarca), es decir, “deciden unilateralmente lo que es bueno para todos” comprometiendo nuestro futuro, nuestro patrimonio y dejando una huella irreparable en los bienes naturales y en el tejido social.

La explotaci贸n y violencia contra las mujeres y la violencia contra la naturaleza son dos caras de una misma moneda, dos expresiones de un mismo sistema, el imperio del patriarcado co-gobernando con el del gran capital. Y el cuerpo de las mujeres se ha convertido hoy en la met谩fora de aquello que se sacrifica por mantener la ilusi贸n capitalista (porque no es otra cosa) del crecimiento infinito, androc茅ntrico, ecocida y desaprensivo con la Naturaleza, con la vida de las personas y las comunidades.

Las cifras de mujeres muertas, asesinadas y golpeadas por sus parejas, en sus casas y en la calle crecen de manera aberrante. En Octubre, casi 20 vidas se perdieron en Bolivia: Lourdes Ojhota ten铆a 33 a帽os y fue asesinada a golpes y gritos en frente de sus hijos en el barrio de Bajo Llojeta, Fabiola Layme luego de salir de su trabajo en una sucursal de Pollos IMBA en El Alto y dirigirse a un centro de formaci贸n profesional en el Instituto Bancario, Daniela Deleney, joven desaparecida, fue hallada muerta en Guanay, Marina Hilda Gutierrez, joven de 20 a帽os, fue estrangulada por su marido en Camiri. Y en Cochabamba, Tarija y Santa Cruz las vidas de Nilvia Rodr铆guez, Viviana Reque, Mar铆a Daysi Valladares, Ermelinda Padilla, Victoria Huallpa, Mirtha Alfaro, Roxana Salvatierra, Johsel铆n Alondra Hurtado, Elizabeth Balc谩zar, Laura Santa Rosa… se perdieron sin remedio. Hasta Octubre m谩s de 86 mujeres han muerto por la violencia machista en Bolivia, una cada tres d铆as en promedio. En Venezuela hab铆an muerto 75 en el primer semestre de este a帽o. En la Argentina una mujer muere cada 30 horas solo por ser mujer. En El Salvador cada 24. En Honduras cada 12 horas una mujer o una ni帽a pierde la vida asesinada por violencia machista, seg煤n informes de la ONU.

Las mujeres han salido a las calles para manifestarse ante el horror del asesinato de una joven argentina, lo hicimos tambi茅n en Bolivia, porque su sufrimiento ha pronunciado todos los nombres de las mujeres m谩rtires de la violencia machista de estos tiempos. Y no ha sido simplemente ante un crimen delincuencial, sino contra un sistema de patriarcado revitalizado que ha invadido inclusive la forma de hacer pol铆tica y la forma de hacer gesti贸n al establecer prioridades totalmente desconectadas del cuidado de la vida.

No solo fueron mujeres las que se manifestaron en las calles sino tambi茅n muchos hombres indignados para gritar: NI UNA MENOS. Salieron con una comprensi贸n f谩ctica del sentido destructivo del patriarcado y el machismo, la brutalidad de su violencia. Salieron para despojarse de la herencia machista reivindicando una masculinidad no violenta, pues el patriarcado produce seres incapaces de valorarse mutuamente, de reconocerse fr谩giles y vulnerables, de cuidarse y ser solidarios, de recordar el v铆nculo primigenio.

Pero ha sido tambi茅n una movilizaci贸n que ha reclamado la pasividad con la que responden los pol铆ticos a la violencia machista y siguen empe帽ados en explicar los vericuetos te贸ricos y conceptuales del patriarcado y de la famosa “despatriarcalizaci贸n”, como si se tratara de una vacuna reci茅n inventada contra la violencia de g茅nero.

Nada va a cambiar si no se educa integralmente a ni帽os y ni帽as, a hombres y mujeres, si no se reforma la justicia y la polic铆a, si no se castiga con justicia a los pol铆ticos mis贸ginos y violentos, si no se detiene la verborragia machista de los patriarcas en el poder que hacen escarnio de los cuerpos femeninos o censuran p煤blicamente la identidad de una mujer lesbiana, afrentas de gran peso simb贸lico consideradas por algunas personas como meras expresiones “culturales” a las que hay que disculpar… pues nuestros gobernantes ser铆an “feministas con chistes machistas”. La “despatriarcalizaci贸n” es una patra帽a si no se enfrenta seriamente la violencia y el feminicidio recogiendo los avances sustantivos de la propuesta feminista y los de cualquier estado que se respete en la aplicaci贸n de los elementales derechos humanos, si no se mejoran sustancialmente los presupuestos para detener la violencia con un enfoque de g茅nero, si no se aborda con recursos abundantes el desaf铆o de la educaci贸n incorporando innovaciones integrales que promuevan el potencial humano, pero sobre todo si no se cuestiona un modelo econ贸mico “modernizador-desarrollista” y extractivista que en un escenario mayor es violento y desaprensivo contra la naturaleza, las comunidades y contra la vida porque materializa el despojo.

La gente exige un giro de tim贸n urgente porque, sencillamente, esta violencia nos est谩 costando la vida.


*Elizabeth Peredo es Psic贸loga Social.

[1] http://datos.bancomundial.org/indicador/NY.GDP.MKTP.KD.ZG?locations=1W-ZJ
[2] Seis Gobernaciones no ejecutaron su presupuesto contra la violencia de G茅nero
http://www.lostiempos.com/actualidad/nacional/20160712/seis-gobernaciones-no-ejecutaron-su-presupuesto-contra-violencia-genero.
Contribuci贸n de la Inversi贸n P煤blica 2015 de Gobernaciones y Municipios a la Igualdad de g茅nero. Silvia Fern谩ndez (investigadora) https://drive.google.com/file/d/0B89nBJDcPa5lYlczYzNlTWNUUDg/view


[3] Problemas con la Ley 348 contra la Violencia de G茅nero http://www.datos-bo.com/Bolivia/Sociedad/8-problemas-de-Ley-Contra-Violencia-a-Mujeres


[4] An谩lisis del presupuesto de Estado 2016 (Fundaci贸n Jubileo)

http://www.jubileobolivia.org.bo/publicaciones/documentos/item/410-analisis-del-presupuesto-del-estado-2016.html


[5] Plan el茅ctrico del Estado Plurinacional de Bolivia 2025 http://www.cndc.bo/media/archivos/boletines/peebol2025.pdf

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