OPINI脫N de Mauricio Casta帽o H., Colombia.- El equilibrista se balancea por la cuerda, su atenci贸n se vuelve tensa en la medida en que cualquier paso en falso va directo al precipicio. Las miradas atentas del p煤blico encarnan el miedo, la amenaza de muerte que se cierne sobre su espect谩culo. La tensi贸n que se vive es una sola, los espectadores encarnan la preocupaci贸n de caer al vac铆o, Similar es la preocupaci贸n de algunos analistas sociales sobre el acontecer pol铆tico en Colombia que se ha balanceado durante d茅cadas entre doctrinas Derechistas y Ultraderechistas.

Recordemos que este pa铆s tiene la particularidad de haber usado el recurso de la violencia como ejercicio de Poder para impedir, para contener cualquier disputa que se le pueda hacer a las clases dirigentes, industriales y terratenientes por parte de liderazgos de movimientos sociales alternos que ofrecen otras miradas m谩s democr谩ticas del desarrollo de un pa铆s. Puede sintetizarse que la diferencia estriba en fundamentos err谩ticos que han circulado generaciones enteras sobre las divisiones de clases.
Son falsas creencias que se quieren hacer pasar por valores de verdad, como por ejemplo, que existe una ley natural o divina que determina una gran minor铆a sean ricios y la gran mayor铆a sean pobres. Y para hacer valer tal determinismo se recurre a cualquier tipo de justificaci贸n verbal o de violencia. Los privilegios son reservados s贸lo para unos cu谩ntos que la naturaleza ha designado, para los otros pobres y miserables tan solo lo poco que les mitigue el hambre. La expresi贸n pol铆tica m谩s expedita en nuestra historia contempor谩nea ha sido el fascismo, r茅gimen de exclusi贸n social, incluso determinaba la muerte para las personas que tuvieran alguna discapacidad, pues no eran el prototipo de la perfecci贸n humana esperada.
Las preocupaciones de algunos cient铆ficos sociales tienen su raz贸n de ser porque en Colombia se d茅 un giro hacia un r茅gimen fascista, intolerante con los movimientos sociales que luchan por instaurar un Estado con condiciones dignas para toda la poblaci贸n. Los asesinatos de varios l铆deres de izquierda hacen surgir tales miedos, incluso rememora la 茅poca aquella en la que se asesinaron a mes de seis mil militantes de la Uni贸n Patri贸tica. Aqu铆 en Colombia hay mucho lun谩tico que sigue aferrado a viejas doctrinas de la muerte. Existen altas personalidades de la vida p煤blica que gustan quemar libros, plenos inquisidores gustosos de llevar a la hoguera u horca a quienes consideran imp铆os. Sus ej茅rcitos de paramilitares han hechos purgas despiadadas con sus seis millones de v铆ctimas. En la existencia humana a煤n se sigue insistiendo en estas soluciones depredadoras.
Anexamos dos escritos ilustrativos. El primero alerta sobre la posibilidad de que en Colombia se d茅 un giro hacia la ultraderecha. El segundo es una entrevista con un dirigente del gremio ganadero que deja surgir de manera natural un pensamiento naturalista del derecho a la tierra por parte la 茅lite latifundista, toda la naci贸n, todo el territorio, dejan entrever, tanto entrevistado como entrevistadora, est谩n a su disposici贸n, al servicio de esa gran 茅lite terrateniente, los campesinos no aparecen por ning煤n lado. Es una reflexi贸n sobre el ejercicio del Poder en Colombia. Un pa铆s que se balancea en una cuerda floja.

Recordemos que este pa铆s tiene la particularidad de haber usado el recurso de la violencia como ejercicio de Poder para impedir, para contener cualquier disputa que se le pueda hacer a las clases dirigentes, industriales y terratenientes por parte de liderazgos de movimientos sociales alternos que ofrecen otras miradas m谩s democr谩ticas del desarrollo de un pa铆s. Puede sintetizarse que la diferencia estriba en fundamentos err谩ticos que han circulado generaciones enteras sobre las divisiones de clases.
Son falsas creencias que se quieren hacer pasar por valores de verdad, como por ejemplo, que existe una ley natural o divina que determina una gran minor铆a sean ricios y la gran mayor铆a sean pobres. Y para hacer valer tal determinismo se recurre a cualquier tipo de justificaci贸n verbal o de violencia. Los privilegios son reservados s贸lo para unos cu谩ntos que la naturaleza ha designado, para los otros pobres y miserables tan solo lo poco que les mitigue el hambre. La expresi贸n pol铆tica m谩s expedita en nuestra historia contempor谩nea ha sido el fascismo, r茅gimen de exclusi贸n social, incluso determinaba la muerte para las personas que tuvieran alguna discapacidad, pues no eran el prototipo de la perfecci贸n humana esperada.
Las preocupaciones de algunos cient铆ficos sociales tienen su raz贸n de ser porque en Colombia se d茅 un giro hacia un r茅gimen fascista, intolerante con los movimientos sociales que luchan por instaurar un Estado con condiciones dignas para toda la poblaci贸n. Los asesinatos de varios l铆deres de izquierda hacen surgir tales miedos, incluso rememora la 茅poca aquella en la que se asesinaron a mes de seis mil militantes de la Uni贸n Patri贸tica. Aqu铆 en Colombia hay mucho lun谩tico que sigue aferrado a viejas doctrinas de la muerte. Existen altas personalidades de la vida p煤blica que gustan quemar libros, plenos inquisidores gustosos de llevar a la hoguera u horca a quienes consideran imp铆os. Sus ej茅rcitos de paramilitares han hechos purgas despiadadas con sus seis millones de v铆ctimas. En la existencia humana a煤n se sigue insistiendo en estas soluciones depredadoras.
Anexamos dos escritos ilustrativos. El primero alerta sobre la posibilidad de que en Colombia se d茅 un giro hacia la ultraderecha. El segundo es una entrevista con un dirigente del gremio ganadero que deja surgir de manera natural un pensamiento naturalista del derecho a la tierra por parte la 茅lite latifundista, toda la naci贸n, todo el territorio, dejan entrever, tanto entrevistado como entrevistadora, est谩n a su disposici贸n, al servicio de esa gran 茅lite terrateniente, los campesinos no aparecen por ning煤n lado. Es una reflexi贸n sobre el ejercicio del Poder en Colombia. Un pa铆s que se balancea en una cuerda floja.