El artista pillareño Ítalo Espín elabora máscaras y otras piezas de arte que guardan el significado de la Diablada de Píllaro. Foto: Micaela Ayala V./Andes
Dayana Vinueza. Píllaro, Tungurahua, 18 dic (Andes).- Del 1 al 6 de enero se desarrolla en la provincia de Tungurahua, centro-norte del país, una de las fiestas tradicionales más importantes del Ecuador, que incluso fue declarada Patrimonio Cultural Intangible en 2009. Se trata de la Diablada de Píllaro, donde los disfrazados de diablos son los protagonistas.
El artista Ítalo Espín lleva 23 años desfilando en esta festividad y desde hace 15 se dedica por completo a la elaboración de máscaras y otro tipo de artesanías relacionadas con los diablos con la intención de que más gente conozca sobre los significados de esta festividad y el mensaje que los pillareños quieren contarle al mundo.
“Le hemos tomado como una bandera de lucha al tema de la Diablada porque creemos que es un tema identitario. Muchas veces nosotros como mestizos hemos estado perdidos en el espacio y tiempo sin saber que somos, siempre andamos buscando nuestra identidad. Para el caso de Píllaro, la diablada cayó como anillo al dedo porque esa es nuestra identidad. Cuando me preguntan de dónde soy: respondo soy diablo de Píllaro”, dice orgulloso el artista.
Espín comentó a Andes que la base de la Diablada es ser insurgente, es ser rebelde “es rebelarse contra imposiciones que hemos tenido desde la época colonial hasta los actuales momentos, a lo mejor en la época colonial era el ser esclavo y que te metan latigazos, y hoy en día es ser esclavos del trabajo, del medio que se desarrolla, del banco, etc”, afirmó.
Algunas de las piezas elaboradas por Espín ya cuentan con elementos más contemporéneos para hacerlas más universales. Foto: Micaela Ayala V./Andes
Según el artista, esta fiesta se remonta a la época colonial en la que los indígenas eran explotados por los españoles. Durante el 28 de diciembre, día de los inocentes, se celebraba una festividad religiosa en la que la gente se disfrazaba, la fiesta fue evolucionando en el mundo indígena con las máscaras y disfraces de diablos con los cuales representaban el enfrentamiento al poder.
“Ellos toman la forma del baile del disfraz y le dan el simbolismo propio, característico de ellos que era justamente a través del disfraz del diablo ser reverente, ser insurgente con las cosas que nos iban imponiendo”, dice.
Sin duda la fiesta así como los disfraces han evolucionado de forma radical, ahora existen máscaras mucho más elaboradas y los diablos no solo tienen dos cuernos sino seis, ocho o más. En algunos casos también existen figuras diabólicas más contemporáneas que se parecen a villanos de series o películas, pero la intención es la misma: ser rebeldes.
“En las caretas que hago como piezas artísticas voy involucrando un lenguaje más universal, también voy haciendo implícitos ciertos mensajes que sean de un lenguaje más general, dejando un poco lo local pero sin dejar lo identitario, que se reconozca que es una careta de Píllaro pero agrego simbolismos más universales, para sacarlas de acá del cantón”, aseguró Espín.
Espín también elabora objetos que son piezas decorativas apra los hogares. Foto: Micaela Ayala V./Andes
Para la elaboración de sus obras usa la técnica del papel engomado que consiste en la fusión de tres tipos de papeles como son el maché, el bond y el de cuaderno, que mezclados con el engrudo (que se realiza a base de harina cocinada con agua) le dan la forma perfecta a sus artesanías. En algunas máscaras utiliza cuernos de verdad sacados de algunos vacunos y también utiliza porcelana fría para perfilar los dientes y los ojos.
En la confección también ha habido algunos cambios en cuanto a lo estético, de acuerdo a la creatividad de los artesanos, pero se mantiene la esencia de papel engomado con un collage con incrustaciones de huesos y cachos naturales de borregos, chivos y toros, que da un conjunto interesante digno de ser visto.
“Quiero que la careta no solo sea la careta del diablo de Píllaro sino que tenga ese valor artístico con el mensaje que el artista, en este caso yo, quiere expresar”, dice Espín.
En este sentido explica que en sus obras existen “mensajes que son de una connotación, social, política, contemporánea, por ejemplo obras que critican el consumismo. Son mensajes o grandes mensajes que quiero que lleguen la gente y causar reacción y que cambie un poquito nuestra forma de ver las cosas”.
El artista ofrece talleres de elaboración de máscaras en la Casa de Desarrollo Cultural El Pacto. Foto: Micaela Ayala V./Andes
En los desfiles de la Diablada también se ven estos mensajes en los que se critica algunas cosas que sucede en la política del país y de lo que ocurre a nivel global como el consumismo, el calentamiento global, el daño al medioambiente, entre otras cosas, sobre todo a esas cosas que según Espín nos hacen esclavos y nos roban la identidad.
Toda esta filosofía, Espín la difunde en la Casa de Desarrollo Cultural El Pacto donde ofrece talleres de artes y eventos artísticos, allí además se encuentra el museo de la Diablada “La memoria insurgente del diablo” donde se exhibe su colección personal de caretas elaboradas por distintos artesanos pillareños y algunas de sus obras relacionadas con la fiesta, el personaje y la pasión este artista y su familia por esta festividad.
El Pacto se encuentra a 5 minutos del centro de Píllaro en la entrada del Carmen y la entrada es abierta y gratuita para todos. La localidad de Píllaro está ubicada a 160 kilómetros al sur de Quito, en la vía hacia Ambato y se encuentra a 2.850 metros de altitud. Turistas nacionales y extranjeros llegan todos los años a este lugar para conocer de cerca a los diablos rebeldes, insurgentes y auténticos.
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