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La mordaza global de Trump, un golpe demoledor para los derechos de las mujeres

Erika Guevara-Rosas.- La imagen de un grupo de hombres con traje tomando decisiones sobre los derechos de las mujeres se est谩 convirtiendo en un signo emblem谩tico de la reacci贸n contra nuestros derechos humanos, especialmente los relacionados con la integridad f铆sica y la libertad reproductiva y sexual de las mujeres.

Patricia Cocq/IPS


S贸lo dos d铆as despu茅s de las masivas manifestaciones por la igualdad y contra la discriminaci贸n que tuvieron lugar en ciudades de Estados Unidos y de todo el mundo, el presidente Donald Trump decidi贸 poner en peligro los derechos de las mujeres reinstaurando la llamada “regla de la mordaza global”. Esta regla bloquea la financiaci贸n internacional federal estadounidense para las organizaciones no gubernamentales que proporcionen asesoramiento o remisiones en relaci贸n con el aborto, propugnen la despenalizaci贸n del aborto o la ampliaci贸n de los servicios de aborto, aun cuando Estados Unidos no financie directamente estos servicios.


La regla de la mordaza global —tambi茅n llamada Pol铆tica de la Ciudad de M茅xico— fue instaurada por el gobierno de Ronald Reagan en 1984, y tradicionalmente ha sido rechazada por los gobiernos dem贸cratas y reinstaurada por los presidentes republicanos.

El presidente Trump sigue ahora una tradici贸n preocupante que tiene repercusiones peligrosas para los derechos sexuales y reproductivos, la salud y la vida de mujeres y ni帽as de todo el mundo, especialmente las que corren m谩s riesgo de sufrir abusos contra los derechos humanos. Durante los gobiernos de los presidentes Reagan y Bush, la regla de la mordaza fue un obst谩culo para la salud sexual y reproductiva integral en muchos lugares del Sur global.
El presidente Trump sigue ahora una tradici贸n preocupante que tiene repercusiones peligrosas para los derechos sexuales y reproductivos, la salud y la vida de mujeres y ni帽as de todo el mundo, especialmente las que corren m谩s riesgo de sufrir abusos contra los derechos humanos.Erika Guevara-Rosas, directora para las Am茅ricas de Amnist铆a Internacional


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La versi贸n de la mordaza global de Trump ampl铆a esta pol铆tica a toda la financiaci贸n global de la salud de Estados Unidos, no s贸lo la financiaci贸n de la planificaci贸n familiar proporcionada por Estados Unidos a trav茅s de la ayuda exterior. Esto significa que las organizaciones que trabajan en otras cuestiones, como la malaria, el VIH/sida o la salud materna, deben asegurarse de que sus programas no incluyen remisi贸n o informaci贸n alguna en relaci贸n con el aborto.

Muchas organizaciones que trabajan en defensa de los derechos de las mujeres han llevado a cabo investigaciones exhaustivas sobre el impacto de la regla de la mordaza global. Sus conclusiones indican que esta regla impon铆a importantes reducciones de la financiaci贸n para programas que prestaban servicios de planificaci贸n familiar, tratamiento para el VIH/sida, anticoncepci贸n de emergencia y otros servicios de atenci贸n de la salud reproductiva, junto con servicios e informaci贸n relacionados con el aborto, especialmente en 脕frica y Am茅rica Latina.

Un estudio realizado en 2006 por la Asociaci贸n para los Derechos de la Mujer y el Desarrollo (AWID) sobre la situaci贸n de la financiaci贸n para los derechos de las mujeres —Where is the Money for Women´s Rights? (“D贸nde est谩 el dinero para los derechos de las mujeres”)— revel贸 tambi茅n que los grupos de defensa de los derechos de las mujeres consideraban que la regla de la mordaza afectaba de modo especial a las mujeres, por ejemplo violando su derecho a la libertad de expresi贸n y de asociaci贸n y su capacidad para participar en el fortalecimiento de sus sociedades civiles e instituciones democr谩ticas.

Esta desastrosa pol铆tica de Estados Unidos tambi茅n imped铆a que los proveedores de salud cumplieran con la 茅tica m茅dica b谩sica. En los pa铆ses donde el aborto era legal, por ejemplo, no pod铆an proporcionar toda la gama de atenci贸n de la salud reproductiva legal ni pod铆an remitir o asesorar a las partes tal como exige la 茅tica m茅dica. Como consecuencia directa, la regla de la mordaza global pondr谩 en peligro la salud y la vida de las mujeres, tanto en los pa铆ses donde el aborto es legal como en aquellos donde es ilegal.

En 2011, un estudio de la Universidad de Stanford revel贸 que las organizaciones del 脕frica subsahariana que se negaban a firmar la regla de la mordaza global perdieron la financiaci贸n de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), y en consecuencia las tasas de aborto aumentaron en estos pa铆ses hasta alcanzar m谩s del doble de las tasas anteriores al gobierno de Bush.

Datos de pa铆ses donde los servicios de aborto son seguros, legales y accesibles indican que las muertes y las complicaciones relacionadas con el aborto se reducen en gran medida. Sin embargo, la regla de la mordaza global ha frustrado en el pasado los esfuerzos de quienes propugnaban la reforma del aborto para modificar las leyes restrictivas.

Las consecuencias de los abortos inseguros han sido especialmente graves en Am茅rica Latina y el Caribe, la regi贸n que registra los 铆ndices m谩s elevados de abortos inseguros, seg煤n los datos de la Organizaci贸n Mundial de la Salud.

El Instituto Guttmacher calcula que, entre 2010 y 2014, se practicaron unos 6,5 millones de abortos inducidos cada a帽o en Am茅rica Latina y el Caribe, y seg煤n el Centro de Derechos Reproductivos se calcula que m谩s de 2.000 mujeres latinoamericanas mueren cada a帽o debido a abortos inseguros.

El aborto est谩 prohibido totalmente en siete pa铆ses de la regi贸n, aun en el caso de que la vida o la salud de la mujer o la ni帽a dependa de 茅l: Chile, El Salvador, Hait铆, Honduras, Nicaragua, Rep煤blica Dominicana y Surinam. El aborto legal a petici贸n durante el primer trimestre est谩 disponible en Cuba, Ciudad de M茅xico y Uruguay. En la mayor铆a de los restantes pa铆ses de la regi贸n, aunque sea legal, el acceso a un aborto para salvar la vida resulta muy dif铆cil porque algunos profesionales de la salud se niegan a practicarlo por motivos ideol贸gicos.

Las consecuencias de la criminalizaci贸n de las mujeres que intentan abortar son bien conocidas: tasas elevadas de mortalidad y morbilidad materna a causa de abortos inseguros que afectan de modo desproporcionado a mujeres y ni帽as que viven en la pobreza. Muchas mujeres se ven obligadas a pasar a帽os entre rejas tras haber sido acusadas de haber abortado.

La discriminaci贸n y la desigualdad de g茅nero persistentes en la mayor铆a de los pa铆ses de Am茅rica Latina y el Caribe son la causa de que las mujeres y ni帽as no puedan ejercer sus derechos humanos.

Los estereotipos discriminatorios siguen estando profundamente arraigados en una cultura patriarcal que a煤n relega a las mujeres al 谩mbito de la reproducci贸n social; una cultura promovida ampliamente, en gran parte, por organizaciones religiosas, como la iglesia cat贸lica y las iglesias evang茅licas.

En los 煤ltimos a帽os, un segundo baluarte de la oposici贸n a los avances de los derechos de las mujeres en la regi贸n ha llegado de Estados Unidos. La creciente influencia de los grupos antiaborto dentro del Partido Republicano ha generado una deriva hacia pol铆ticas contrarias al aborto en algunos estados. Esto ha afectado a las organizaciones que defienden el derecho a decidir y los derechos de las mujeres, tanto de forma directa, mediante la imposici贸n de la regla de la mordaza, como indirecta, mediante la legitimidad y la fuerza que se conceden a los discursos y las propuestas antiaborto. Los pol铆ticos latinoamericanos no han sido indiferentes a estas tendencias, y han buscado el apoyo de las fuerzas conservadoras y los grupos antiaborto de Estados Unidos para reforzar sus posibilidades de acceder a los cargos negociando los derechos de las mujeres y proponiendo pol铆ticas y disposiciones legales que penalizan el aborto y restringen a煤n m谩s los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.

Aunque la discriminaci贸n de las mujeres es evidente en casi todas las esferas de la vida, es en el 谩rea de la salud sexual y reproductiva donde alcanza niveles alarmantes. Es la regulaci贸n de la reproducci贸n y la sexualidad de las mujeres lo que revela con mayor claridad los nocivos estereotipos y sesgos de g茅nero.
Aunque la discriminaci贸n de las mujeres es evidente en casi todas las esferas de la vida, es en el 谩rea de la salud sexual y reproductiva donde alcanza niveles alarmantes.Erika Guevara-Rosas, directora para las Am茅ricas de Amnist铆a Internacional


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Lamentablemente, en este contexto regional adverso, y con la reinstauraci贸n de la regla de la mordaza global, el futuro para las mujeres y ni帽as y sus posibilidades reales de poder ejercer sus derechos humanos es tr谩gicamente incierto.

Hoy m谩s que nunca, debe prevalecer una postura firme contra estas claras violaciones de los derechos humanos de las mujeres. Es hora de unirnos en la acci贸n contra la discriminaci贸n y la violencia.

Erika Guevara-Rosas, Americas Director at Amnesty International

Este art铆culo se public贸 originalmente en IPS.




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