OPINI脫N de Sara Mosleh Moreno.- Hasta hace muy pocos a帽os las mujeres han estado marginadas en todos los campos del saber cient铆fico. Y la medicina tradicional no ha sido una excepci贸n. No solo han sido hombres los que han ocupado, y siguen ocupando, los espacios de poder en la pr谩ctica m茅dica; hasta los a帽os 90 estaba prohibida la participaci贸n de las mujeres en cualquier ensayo cl铆nico, por lo que la descripci贸n de las enfermedades y sus tratamientos se hizo en base a pacientes masculinos, con la correspondiente invisibilizaci贸n de la realidad de muchas mujeres.
Al contrario de lo que defend铆an los profesionales de la medicina, quienes cre铆an que estudiar a los varones era estudiar al ser humano y que a partir de experiencias masculinas se pod铆an inferir los resultados en las mujeres, el cuerpo de los varones no puede emplearse como el modelo neutro, ya que ambos sexos no poseen las mismas caracter铆sticas ni procesos biol贸gicos.
Hombres y mujeres tienen una endocrinolog铆a, una gen茅tica y una fisiolog铆a muy distintas. Con un metabolismo dispar, tampoco reaccionan igual a los mismos medicamentos y, adem谩s, poseen una sintomatolog铆a y una neurolog铆a diferentes. Asimismo, factores como la cultura y el medio ambiente inciden en mayor medida en la salud de las mujeres, quienes, normalmente son sometidas a unas demandas externas mucho m谩s exigentes que los hombres (los trabajos de cuidado son mayoritariamente realizados por mujeres) y que pueden dar lugar a otras enfermedades.
Este androcentrismo que ha impregnado toda la ciencia m茅dica a lo largo de la historia ha tenido consecuencias muy destructivas y perjudiciales para las mujeres, quienes han visto c贸mo, a menudo, se cometen errores en su diagn贸stico, se somatizan sus patolog铆as f铆sicas o se medican procesos naturales como la menstruaci贸n o la menopausia.
Seg煤n la Sociedad Espa帽ola de Cardiolog铆a, las mujeres tienen m谩s probabilidades de morir en el curso de un infarto que un var贸n de la misma edad, con un 50% de posibilidades frente al 30% masculino. Esto ocurre porque ellas no presentan los s铆ntomas considerados como “normales” en los hombres durante un ataque card铆aco. As铆, muchas mujeres confunden el infarto con una crisis de ansiedad y acuden a buscar ayuda m谩s tarde, lo que acaba produciendo retrasos en el diagn贸stico de hasta una hora, infra-diagn贸sticos e incluso tratamientos inapropiados.
Adem谩s del diagn贸stico tard铆o, a las mujeres se las tiende a explorar menos que a los hombres ante el mismo problema y a prescribir m谩s ansiol铆ticos y antidepresivos. Se supone, sin haberlo probado, que existen diagn贸sticos m谩s prevalentes entre las mujeres, como la depresi贸n o la ansiedad; sin embargo, en el tratamiento de su salud mental no se valora la parte social ni la psicol贸gica y 煤nicamente son tratadas con psicof谩rmacos.
Asimismo, en el sistema m茅dico existe una mayor inclinaci贸n a pensar en la somatizaci贸n cuando las mujeres presentan enfermedades m谩s predominantes en el sexo femenino o exclusivas de este, como la fibromialgia o la endometriosis. Esta tendencia a ignorar las quejas y demandas de las mujeres muestra que la psicologizaci贸n de las enfermedades se emplea con menos reparo para diagnosticar a la poblaci贸n femenina.
Aunque ambos sexos son diferentes, son tratados como iguales en las actuaciones y protocolos; mientras que en los procesos en los que deber铆an ser considerados iguales, como en la exploraci贸n y prescripci贸n de f谩rmacos, son tratados como diferentes. En definitiva, la pr谩ctica m茅dica no tiene en cuenta la diferencia cuando procede y s铆 la introduce cuando no procede.
La igualdad entre hombres y mujeres en la atenci贸n sanitaria es imprescindible en una sociedad democr谩tica y, aunque dejar atr谩s los viejos principios del androcentrismo que ha primado durante todo el siglo XX no es f谩cil, la medicina no puede seguir actuando como si el sujeto humano fuera masculino.
Las campa帽as de concienciaci贸n son solo el primer paso para alcanzar una sanidad p煤blica eficiente e igualitaria. Esta pasa tambi茅n por la igualdad en la investigaci贸n y en el tratamiento de enfermedades. Crear una organizaci贸n sanitaria m谩s sensible con respecto a las mujeres y una medicina basada en la participaci贸n ciudadana puede ayudar a democratizar la sanidad y a incorporar a la mujer en la decisi贸n sobre su entorno.
Sara Mosleh Moreno
Periodista
Twitter: @SaraaMosleh
Al contrario de lo que defend铆an los profesionales de la medicina, quienes cre铆an que estudiar a los varones era estudiar al ser humano y que a partir de experiencias masculinas se pod铆an inferir los resultados en las mujeres, el cuerpo de los varones no puede emplearse como el modelo neutro, ya que ambos sexos no poseen las mismas caracter铆sticas ni procesos biol贸gicos.
Hombres y mujeres tienen una endocrinolog铆a, una gen茅tica y una fisiolog铆a muy distintas. Con un metabolismo dispar, tampoco reaccionan igual a los mismos medicamentos y, adem谩s, poseen una sintomatolog铆a y una neurolog铆a diferentes. Asimismo, factores como la cultura y el medio ambiente inciden en mayor medida en la salud de las mujeres, quienes, normalmente son sometidas a unas demandas externas mucho m谩s exigentes que los hombres (los trabajos de cuidado son mayoritariamente realizados por mujeres) y que pueden dar lugar a otras enfermedades.
Este androcentrismo que ha impregnado toda la ciencia m茅dica a lo largo de la historia ha tenido consecuencias muy destructivas y perjudiciales para las mujeres, quienes han visto c贸mo, a menudo, se cometen errores en su diagn贸stico, se somatizan sus patolog铆as f铆sicas o se medican procesos naturales como la menstruaci贸n o la menopausia.
Seg煤n la Sociedad Espa帽ola de Cardiolog铆a, las mujeres tienen m谩s probabilidades de morir en el curso de un infarto que un var贸n de la misma edad, con un 50% de posibilidades frente al 30% masculino. Esto ocurre porque ellas no presentan los s铆ntomas considerados como “normales” en los hombres durante un ataque card铆aco. As铆, muchas mujeres confunden el infarto con una crisis de ansiedad y acuden a buscar ayuda m谩s tarde, lo que acaba produciendo retrasos en el diagn贸stico de hasta una hora, infra-diagn贸sticos e incluso tratamientos inapropiados.
Adem谩s del diagn贸stico tard铆o, a las mujeres se las tiende a explorar menos que a los hombres ante el mismo problema y a prescribir m谩s ansiol铆ticos y antidepresivos. Se supone, sin haberlo probado, que existen diagn贸sticos m谩s prevalentes entre las mujeres, como la depresi贸n o la ansiedad; sin embargo, en el tratamiento de su salud mental no se valora la parte social ni la psicol贸gica y 煤nicamente son tratadas con psicof谩rmacos.
Asimismo, en el sistema m茅dico existe una mayor inclinaci贸n a pensar en la somatizaci贸n cuando las mujeres presentan enfermedades m谩s predominantes en el sexo femenino o exclusivas de este, como la fibromialgia o la endometriosis. Esta tendencia a ignorar las quejas y demandas de las mujeres muestra que la psicologizaci贸n de las enfermedades se emplea con menos reparo para diagnosticar a la poblaci贸n femenina.
Aunque ambos sexos son diferentes, son tratados como iguales en las actuaciones y protocolos; mientras que en los procesos en los que deber铆an ser considerados iguales, como en la exploraci贸n y prescripci贸n de f谩rmacos, son tratados como diferentes. En definitiva, la pr谩ctica m茅dica no tiene en cuenta la diferencia cuando procede y s铆 la introduce cuando no procede.
La igualdad entre hombres y mujeres en la atenci贸n sanitaria es imprescindible en una sociedad democr谩tica y, aunque dejar atr谩s los viejos principios del androcentrismo que ha primado durante todo el siglo XX no es f谩cil, la medicina no puede seguir actuando como si el sujeto humano fuera masculino.
Las campa帽as de concienciaci贸n son solo el primer paso para alcanzar una sanidad p煤blica eficiente e igualitaria. Esta pasa tambi茅n por la igualdad en la investigaci贸n y en el tratamiento de enfermedades. Crear una organizaci贸n sanitaria m谩s sensible con respecto a las mujeres y una medicina basada en la participaci贸n ciudadana puede ayudar a democratizar la sanidad y a incorporar a la mujer en la decisi贸n sobre su entorno.
Sara Mosleh Moreno
Periodista
Twitter: @SaraaMosleh