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Niños españoles ya son víctimas del cambio climático

OPINIÓN de Luis Meyer- Cuando se habla de las consecuencias devastadoras del cambio climático, se tiende a desviar la mirada hacia los países más vulnerables, bien por sus elevados niveles de pobreza, bien por su climatología extrema, y muchas veces porque coinciden ambas circunstancias en el mismo lugar. España está entre las 15 economías más ricas del mundo y tiene un clima moderado y cálido.

Pues bien: es uno de los países más afectados de Europa por el calentamiento global, y el que peor dato se lleva en las proyecciones térmicas: según un estudio de la ONU, en el escenario menos favorable, la temperatura se disparará cinco grados de media en 2050. Las previsiones más optimistas no son tranquilizadoras: aun cumpliendo los objetivos marcados en los Acuerdos de París, el incremento inevitable rondará los tres grados, y las consecuencias ya están asumidas: desertización, pérdida de pluviosidad, subida del nivel del mar y anegamiento de costas, hoy habitadas. Barcelona, Valencia, Málaga, Cádiz y Guipúzcoa serán las regiones más afectadas. “La comunidad internacional se ha propuesto que la temperatura global no suba más de dos grados en las próximas décadas, pero no olvidemos que es una media”, advierten desde Unicef, eso supone que en algunos países, como España, la subida prevista, aun en el mejor de los casos, será mayor.

La ONG analiza el impacto del cambio climático en España, y pone el foco en el sector más vulnerable: la infancia. “Es un drama y una injusticia por muchos motivos”, denuncia la directora de Sensibilización y Políticas de Infancia de Unicef Comité Español, Maite Pacheco, “pero el principal es que los niños y las niñas son los que menos responsabilidad tienen en el calentamiento global, y los que lo más lo sufren. No hablo solo del futuro: también en la actualidad”.

A nivel mundial, unos 500 millones de menores viven en zonas con alto riesgo de inundación, 160 millones en regiones asoladas por sequías cada vez más severas y frecuentes, especialmente en África y Asia, y las previsiones apuntan a que el cambio climático afectará en la próxima década a unos 175 millones de niños al año.

El estudio advierte de que en nuestro país más de dos millones de niños, niñas y adolescentes viven en zonas costeras que sufrirán, o ya sufren, la subida del nivel del mar. Esto lleva aparejado un aumento de la salinización que podría reducir en un 20% el acceso a agua potable. “Un adulto tiene un 50% de agua en el cuerpo, un niño un 60% y un lactante un 70%”, señala la portavoz de Unicef. En el informe se indica que el coste de los daños causados en infraestructuras públicas y privadas, y en zonas residenciales e industriales por la subida del nivel del mar será de hasta un 3% del PIB en 2050. “Es la suma de lo que aportan el sector turístico y el agrícola en nuestro país”, alerta Unicef, «como en todos los impactos económicos negativos, los menores están entre los más perjudicados».
El aumento del nivel del mar es sólo una de las consecuencias. La sequía y los aumentos de temperatura que ya experimentamos empiezan a cebarse con la infancia, incluso antes de salir del útero: “Las olas de calor aumentan hasta en un 20% los partos prematuros. Y las familias con pobreza energética son las más vulnerables, porque no tienen cómo combatir las altas temperaturas”. Por eso, Unicef reclama más zonas verdes y acceso a fuentes en parques, jardines y escuelas.

La organización medioambiental Ecodes ha participado en la presentación del informe. Su directora de Conversaciones, Cristina Monge, alerta de que la elevada contaminación del aire ya está multiplicando los casos de enfermedades cardiovasculares y respiratorias, con especial incidencia en menores en edad de crecimiento, lo que afecta al desarrollo de su metabolismo. “Los centros de salud ya alertan de que cada año reciben más pacientes menores con este tipo de dolencias”, advierte.

Precisamente, aumentar la capacidad y recursos de estos centros es una de las medidas que propone Unicef para paliar las consecuencias de algo «que ya está aquí y es irreversible». Pero sostienen que estamos a tiempo de evitar una tragedia aún mayor, y eso pasa necesariamente por los poderes públicos. Culmina con un apunte optimista, y una llamada de atención: Ya ha entrado en vigor el Acuerdo de París y el Gobierno trabaja en la elaboración de la futura Ley de Cambio Climático y Transición Energética. Nosotros reclamamos ahora un enfoque de derechos de infancia en todas las políticas.



Luis Meyer

Periodista, Ethic

Twitter: @Ethic_




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