Ir al contenido principal

Redes intoxicadas

OPINI脫N de Carlos Migu茅lez Monroy.- Un grupo de adolescentes golpea a otros j贸venes en lugares p煤blicos de forma aleatoria, por pura diversi贸n. Ocurre en M茅xico pero se conoce en el mundo entero por las redes sociales y algunos medios de comunicaci贸n, que multiplican los videos que difundieron las autoridades de seguridad para identificar a Los Centinelas, que graban sus propios golpes, empujones, insultos y otras formas de humillar a j贸venes en inferioridad num茅rica o que van con sus novias.

Los videos han cumplido su funci贸n: muchos de los j贸venes han sido identificados debido a denuncias an贸nimas de v铆ctimas y de sus familiares. Pero parece que las autoridades se pasaron de frenada al delegar en una ciudadan铆a hastiada de la violencia, de la corrupci贸n y de tantos problemas que les aquejan la responsabilidad de identificar a estos miembros de grupos violentos. Olvidaron un principio fundamental de la comunicaci贸n en la 茅poca de las redes sociales: no se pueden controlar las consecuencias de fotos y de videos una vez que se publican en las redes sociales.

Ahora hay quienes piden represalias violentas contra unos j贸venes desadaptados. En semejante ambiente de violencia, estos j贸venes corren el riesgo de convertirse en v铆ctimas de otros con el mismo desequilibrio. La justicia por la propia mano.

“Qu茅 mal est谩 la juventud”, dicen algunos adultos, como si en su 茅poca no hubieran existido “pandillas” que buscaban a homosexuales para golpearlos o grupos que iban a macro-fiestas para pegarse. Por los comentarios en redes sociales y la cobertura que han hecho la mayor parte de los medios de comunicaci贸n, parece como si se hubiera producido una descomposici贸n social repentina entre “ni帽os bien” de escuelas privadas. Con una an茅cdota preocupante, muchos medios de comunicaci贸n han convertido a la juventud en un nido de bullies que dedican su tiempo libre a amedrentar y a golpear a otros por diversi贸n.

La publicaci贸n de estos videos en las versiones digitales atraen visitas y esto atrae publicidad. Dinero. Lo mercantil queda por encima de la responsabilidad de informar con un contexto adecuado, de preguntarse por las causas, de generar un debate informado y sosegado, de identificar la antig眉edad de problemas que vienen de muy atr谩s. Los problemas se magnifican y deforman por el efecto multiplicador de unas redes sociales inundadas por escenas de maltrato animal, de golpes, de humillaciones y de violencia sin filtro ni contexto. Nuestra visi贸n del mundo se nubla.

Este ambiente de negatividad puede desembocar en cierto irremedismo: como todo est谩 tan mal, no hay nada que hacer. Al final, esto beneficia a quienes ejercen la violencia o a quienes pretenden aprovechar las circunstancias para justificar atropellos y abusos. El autoritarismo se alimenta de cierta percepci贸n del caos y de la negatividad.

La responsabilidad del debate generado recae tambi茅n en las personas, que cuentan con libertad y responsabilidad para decidir lo que publican y lo que comentan en sus perfiles de redes sociales. Antes de compartir con sus contactos un video con secuencias de violencia o de maltrato animal pueden preguntarse para qu茅. “Para darle visibilidad a un problema”, decimos muchas veces a modo de autoenga帽o, pues ya sabemos, como los dem谩s, que existen el maltrato animal y la violencia. Pero tambi茅n sabemos que cada ma帽ana nos levantamos para ir a trabajar, para ir a estudiar, que gente que nos rodea hace cosas buenas, ayuda, hace deporte, cuida de su pareja, de su familia.

Con una mayor reflexi贸n sobre el uso de las redes sociales se puede evitar el rechazo y el efecto boomerang que producen ciertas publicaciones, o el desgaste de la sensibilidad ante la violencia y el sufrimiento de los seres vivos. A veces provocamos falta de sensibilidad cuando buscamos justo lo contrario.

Tanta negatividad genera una necesidad de contrapeso que llega en forma de una inundaci贸n de recetas de cocina, como si fu茅ramos a tener tiempo en nuestra vida de seguir todas las recetas de Bien Tasty. Abundan los recetarios para la salud y para la felicidad: el br贸coli y la coliflor, el yoga, el mindfulness y el coaching, citas bonitas pero mal atribuidas. Tendremos que preguntarnos si no estamos convirtiendo las redes sociales en un batiburrillo contra nuestro aburrimiento y nuestra soledad.



Carlos Migu茅lez Monroy
Periodista
Twitter: @cmiguelez

ARCHIVOS

Mostrar m谩s


OTRA INFORMACI脫N ES POSIBLE

Informaci贸n internacional, derechos humanos, cultura, minor铆as, mujer, infancia, ecolog铆a, ciencia y comunicaci贸n

El Mercurio (elmercuriodigital.es), editado por mercurioPress/El Mercurio de Espa帽a bajo licencia de Creative Commons
©Desde 2002 en internet
Otra informaci贸n es posible