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Todo el poder para las feministas

OPINIÓN de Begoña Zabala González.- Nos convocan las kolegas de Bilgune Feminista para el sábado 6 de mayo a un encuentro-debate-celebración con el que destacan sus quince años de existencia y activismo feminista en Euskal Herria. El lema potente: “Indar bat gara gu”(Nosotras somos fuerza). Se inscribe dentro de los encuentros de Mujeres Abertzales que en este caso hace el número siete. El objetivo del debate es realizar una reflexión en torno al poder / empoderamiento / agencia feminista. Y se lanzan al aire algunas preguntas: ¿Cómo vemos las alianzas, la militancia, la colectividad, el compromiso y el liderazgo feminista? ¿Cómo es el poder que queremos crear desde el feminismo?

Así que entramos al trapo. Es un compromiso militante de primera línea juntarnos las feministas para las discusiones y aportaciones en común.

Lo primero que quiero señalar es que vuelve, de forma recurrente, la reflexión sobre el poder y el feminismo, por decirlo simplificadamente y, desde luego, sin esconder que cada vez que aparece trae nuevos conceptos, matices diferentes, situaciones cambiantes, posicionamientos alternativos, y un largo etcétera, que hacen que este tema siempre sea de los que fascinan a las activistas.

Con diferentes acepciones o conceptos, pero se oye con frecuencia esto de feminizar el poder, o las instituciones, o el partido,... Sobre esto se ha escrito bastante y crea ciertas reticencias. ¿Será mejor, más efectivo, más limpio, menos agresivo, más cuidadoso el ejercicio del poder en manos de las mujeres? Y en todo caso, ¿qué quiere decir feminizar: más mujeres –y por ende menos hombres- o actitudes y apariencias femeninas? Otra forma de hacer política, suele ser el argumento, pero ¿tiene que ver con el estereotipo de género, de esa feminidad que cuida por encima de todo? Yo no me animo a esto de la feminización.

Las derivas de la literal traducción del empowerment como empoderamiento, también está dando bastante de sí, con ser una palabra bastante malsonante en castellano. En euskera se está recurriendo a múltiples traducciones / creaciones de palabras para significar el empowerment, -boteretzea, ahalduntzea, jabekuntza-, pero lo importante es el contenido que se le da: la alteración radical de los procesos y estructuras que reproducen la posición subordinada de las mujeres como género, dice la activista estadounidense Kate Young. Estamos hablando de empoderamiento feminista, sin ninguna duda.

Obviamente, y más en estos tiempos de corrupción a mansalva y pillaje total de las arcas públicas, algunas nos queremos alejar de este poder constituido y por eso se habla de modificar el poder político, de no participar en esta podedumbre, o en todo caso de participar para combatirlo, para derrocarlo, para destruirlo, pero no para tomarlo. En este caso, es un reclamo aceptable el aforismo acuñado por Lord Acton: “El poder tiende a corromper, y el poder absoluto, corrompe absolutamente”.

Se insiste por otros lados en que el poder es difuso, está en muchos sitios, son relaciones de poder las que tejen las dominaciones en la sociedad, y hay que combatir el poder dominador en muchos espacios, también en los llamados privados. Son los que amargan las vidas de las mujeres. Estas vidas que tantas veces son segadas por el ejercicio individual del poder patriarcal.

Entremos ya en las prácticas del ejercicio del poder y del desapoderamiento para ver cómo en algunas ocasiones pretenden engañarnos para cambiar muchas cosas y que todo siga igual.

A mi modo de ver poco o nada tienen que ver con los procesos de empoderamiento feminista las políticas de igualdad en los denominados centros o núcleos de poder y la oferta de puestos en las cúpulas de los aparatos del poder. Acceder a diversos puestos de poder institucionalizado por parte de las mujeres, da una buena foto para el imaginario femenino: también las mujeres están ahí, es un lugar que puede ser ocupado por las mujeres, no sólo se les reserva el espacio del hogar,.... y nada más. No altera las relaciones de poder ni nos pone en mejor situación para pelear contra las posiciones de dominación patriarcal. Si además de feminista radical eres soberanista, anticapitalista, anticolonialista, ¿qué pensamos que nos aporta que esos aparatos reaccionarios y corruptos se refuercen con presencia de mujeres? Esto quiere decir que medir el poder feminista por la presencia de las mujeres en los consejos de las empresas multinacionales, los ejércitos, las policías, las iglesias fundamentalistas, partidos de la derechona,.... en realidad no sirve para mucho.

Estos asaltos al poder y a las instituciones tienen mucha miga y a veces conllevan implícita una consideración autocomplaciente que supone que ya tomando parte nosotras se cambia la estructura y el quehacer. No despreciemos la capacidad de absorción y asimilación que tienen los aparatos de poder. Los aparatos, las instituciones, las organizaciones tienen una inercia tal en su comportamiento que se tragan todo lo que se les pone por delante. Pero sobre todo es importante no confundir la participación de los grupos feministas como tales con la cooptación individual de feministas militantes.

Si hablamos de poder y de agencia política, a mi entender, debemos de pensar en el movimiento feminista. Para enfrentar el poder constituido y para activar políticas feministas, lo primero de lo primero es el sujeto colectivo organizado feminista. Sin mediaciones ni intermediarios. Nosotras mismas. Organizadas de forma autónoma e independiente fotografiamos el lema: “Indar bat gara gu”, y como tenemos fuerza sí podemos empeñarnos en construir nuestros poderes. Pero también en destruir los poderes depredadores de nuestra sociedad. En este sentido a mí me gusta más pensar en una agencia política que crea contrapoder y enfrenta al poder constituido e institucionalizado.

Seguramente aquí podemos enlazar perfectamente con las prácticas prefigurativas que acompañan a los escenarios del poder popular. Ya estamos en el mañana y podemos vivir nuestras vidas recreando espacios y relaciones acordes con nuestros sueños y deseos. Conocemos, porque lo hemos practicado y lo ejercemos, el camino de la desobediencia a la norma heteropatriarcal, incluida nuestra importante y abarcante vida personal, que también es política. Una vez más el grito de no serviremos será el que nos sirva para tejer este poder feminista que derribará, porque ya lo está haciendo, a los poderes dominadores. Hala bedi!!!

28/04/2017

Begoña Zabala González forma parte del Consejo Asesor de viento sur




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