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Afganistán: relatos desde el norte

Hace ahora un año, en agosto de 2016, 174 familias se beneficiaron de una distribución de emergencia de alimentos y artículos domésticos de primera necesidad en los distritos de Sancharak y Kohistanat de la provincia de Saripul, en Afganistán.

La mayoría de ellas había huido de los enfrentamientos en torno a la aldea de Dah Marda, mientras que 37 eran de Kohistanat.

Tres de las personas afectadas narran sus experiencias.
Abdul Muttalib





Agosto de 2016, zona de Tukzaar, provincia de Saripul, Afganistán. Abdul Muttalib huyó a Tukzaar desde Dah Marda. CC BY-NC-ND/CICR/Ahmad Khalid

"Soy un agricultor de 57 años de la aldea de Dah Marda. Mi hijo murió en los enfrentamientos, y yo me ocupo de su esposa e hijo, además de mi propia familia. Tuvimos que abandonar la aldea en junio de 2016 y dejar todo. Quiero volver, pero ¿qué pasará si lo hago? Todavía no es seguro. Ahora ya soy mayor y no tengo la energía y la paciencia que tenía antes. Estamos muy lejos de casa, y las cosas son difíciles. Lo único que quiero es que mis hijos continúen con su educación en este lugar nuevo."
Muhammad Jawed




Agosto de 2016, zona de Tukzaar, provincia de Saripul, Afganistán. Muhammad Jawed recibe un saco de alimentos del CICR. CC BY-NC-ND/CICR/Ahmad Khalid

"Estaba en la escuela cuando comenzaron los enfrentamientos. Mis compañeros y yo estábamos todos asustados. Camino a casa, vi personas heridas a las que nadie ayudaba. Ahora estoy en Tukzaar con mi madre, mi padre y mis dos hermanos y no puedo ir a la escuela. Espero que pronto terminen los enfrentamientos en mi aldea y que mi familia y yo podamos regresar. Quiero ser médico, para poder ayudar a la población de mi aldea."
Muhammad Muqbil

"Tengo 49 años y tenía una tienda en mi aldea. Tengo ocho hijos. Mi familia y yo quedamos atrapados en los enfrentamientos durante seis días, sin alimentos y con solo un poco de agua. Nos llevó trece horas llegar a un lugar seguro en Tukzaar, el centro del distrito de Sancharak, y caminamos durante toda la noche. Gracias al CICR, ahora tenemos comida. Esto me ayudará a alimentar a mi familia durante algún tiempo."
Wocha Wona

Mientras tanto, una crisis de agua afectaba gravemente a los 4.000 habitantes de la aldea de Wocha Wona, al oeste de Mazar-e-Sharif.

Muhammad Zahir es maestro y lidera el consejo de la aldea. "Hay un arroyo a dos horas a pie de nuestra aldea", explicó, "pero durante la temporada seca cae el nivel freático y se hace difícil para nosotros llegar hasta el agua".





Aldea de Wocha Wona, Balkh, Afganistán, agosto de 2016. Muhammad Zahir relata los problemas que afrontaba su comunidad antes de que se repararan las bombas manuales. CC BY-NC-ND/CICR/Ahmad Khalid

Hacía mucho tiempo que las bombas manuales de la aldea estaban inutilizables, lo cual convertía en una ardua necesidad el paseo diario hasta el arroyo.

Durante los seis primeros meses de 2016, mecánicos locales con capacitación del CICR repararon más de 1.100 bombas manuales en las aldeas, incluidas doce en Wocha Wona, que suministraron agua potable a 154.000 personas de cinco distritos de las provincias de Balkh, Kunduz y Faryab.

La población de Wocha Wona estaba encantada.

"Nuestra agua ya no está contaminada con bacterias y nuestros niños no se enferman", apuntó uno de los habitantes de la aldea después de que se terminara el trabajo.





Aldea de Wocha Wona, Balkh, Afganistán, agosto de 2016. Raaziqa, de 6 años, saca agua de un pozo en su aldea. CC BY-NC-ND/CICR/Ahmad Khalid

"Esta agua está fría y limpia y no hay que pasarla por un trozo de tela para sacar las impurezas", señaló Assadullah, uno de los ancianos de la aldea.
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