Ir al contenido principal

El movimiento de mujeres, protagonista en las PASO

María Florencia Freijó/El Furgón* – En las elecciones de 2015 las listas tuvieron un techo del 30 por ciento para las mujeres, lesbianas, travestis y trans. Muchas no superaban el cupo femenino obligatorio y llegaban al 20 por ciento. De esta manera quedó en evidencia que la Ley de Cupo no sólo no se cumplía, sino que la justicia electoral tampoco sancionaba esta situación.



Ese mismo año, unos meses antes al grito popular, el movimiento de mujeres bajo la consigna “Ni Una Menos” comenzó el camino de posicionarse como fuerza política, que no es lo mismo que decir partido político. Aún se hace necesario explicar que una fuerza política es capaz de tener incidencia en los arcos partidarios y en la demanda por el establecimiento de las políticas públicas; esto no necesariamente quiere decir que se estén “partidizando” los reclamos. Basta observar la heterogeneidad del movimiento de mujeres para entender esto. Pese a esa característica, se logró un espacio orgánico y transversal con una agenda en común.

Fueron dos años de trabajo intenso de compañeras militantes, periodistas, cientistas sociales y mujeres del mundo digital y tecnológico que pensaron estratégicamente el posicionamiento de los reclamos en la era 2.0; dirigentes de la vida sindical y política que llevaban estas agendas al interior de sus organizaciones con proyectos concretos como el reclamo por mejores estadísticas para la Corte Suprema, la Ley Brisa, observatorios de género, la libertad a Belén, la absolución de Higui, entre otros. Un diálogo constante entre las asambleas y la virtualidad.

Así, llegamos a estas elecciones PASO dos años después, marcadas sin duda por el reclamo de las mujeres en la era del Ni Una Menos: una realidad concreta en el aumento de femicidios, denuncias diarias de abusos y violencias simbólicas y discursivas hacia la mujer en manos de los líderes más relevantes de nuestro país.








Feminización de la Política

En estas PASO, aunque el reclamo por el proyecto de ley de paridad de género legislativa 50/50 no logró su sanción en la cámara alta, se logró al menos garantizar que la ley de paridad del 30 por ciento se respetara como piso y no como techo. Incluso, se obtuvo un 77 por ciento de representación de mujeres en los segundos lugares de las cabezas de listas de todas las boletas, según datos de la justicia electoral.

Otra victoria es que muchas de las que acompañaron esas listas, son mujeres identificadas dentro del espacio asambleario que construye las marchas y acciones del movimiento. Por ejemplo: Raquel Vivanco por 1país y referente de Mumalá; Myriam Bregman del Frente de Izquierda, pero también referente de la agrupación de mujeres de ese partido dirigida por Andrea Dátri “Pan y Rosas”; Vilma Ripoll del MST junto con Izquierda al Frente; Elizabeth Gómez Alcorta y Victoria Freire ambas por Unidad Porteña en alianza con Ahora Buenos Aires, esta última referente de Patria Grande; Majo Gérez en Rosario, referente del colectivo local Ni Una Menos y precandidata del Frente Social y Popular, quien vale aclarar, atravesó las primarias y competirá en las generales de Octubre.

El punto que suma a la victoria del movimiento en estas elecciones es que los candidatos transformaron sus tradicionales discursos partidarios para poner en palabras muchos de los reclamos que provienen de la agenda de “Ni Una Menos”. El caso de Cristina Fernández de Kirchner recibiendo a militantes feministas y hablando puntualmente de feminismo puede interpretarse como oportunismo por quienes no conocen el hostigamiento hacia las mujeres en la vida público política; sin duda atravesó una apertura de conciencia. En principio por el posicionamiento del movimiento, pero por sobre todas las cosas por haber estado expuesta a la crudeza del arco político machista y patriarcal en el que se debate la política nacional.






Antagonismos y un nuevo frente de batalla para el movimiento

Estas elecciones, marcadas históricamente por la presencia de mujeres, presentaron otro frente antagónico para el movimiento protagonizado por la ganadora Elisa Carrió, Graciela Ocaña y la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, cuya imagen positiva catapultó a Esteban Bullrich a una victoria ajustada con la ex presidenta. Vidal no sólo no garantizó la aplicación del aborto no punible en la provincia de Buenos Aires, sino que junto a Carrió y Ocaña se declararon públicamente contra de la legalización y despenalización de la interrupción legal del embarazo. Córdoba fue una de las tres provincias con menos representatividad de mujeres en sus listas en estas PASO. En simultáneo, hace tres años niega el derecho de la aplicación del protocolo para el aborto no punible en caso de violación, suspendido judicialmente por un amparo de la ONG católica Portal de Belén, y en donde el tribunal supremo de justicia no se expide. Cambiemos supo hacer una buena lectura política del fenómeno de derechización ideológica a nivel social que busca ensuciar los reclamos del movimiento de mujeres, las mismas que hicieron el primer paro de trabajadoras al oficialismo. Poniendo tres mujeres de tradición ultra conservadora al frente, busca dar batalla ideológica contra este movimiento que actúa como verdadera oposición en su fuerza y manifestación política.

El triunfo de Elisa Carrió, quien se manifiesta a favor de la Iglesia Católica y cercana a grupos conservadores, también sostiene y mixtura un discurso contra la corrupción (paradójico porque es candidata por Cambiemos, que no hay cesado en el último tiempo de exponer serias situaciones que involucran a la fuerza con casos como la fuga de divisas, etcétera) con un discurso sobre el rol de la mujer en espacios tradicionales, es decir domésticos y que manifiestan el entramado necesario para que se sigan originando, reproduciendo y creciendo las desigualdades en todo nivel que sobrellevan las mujeres.

El procesamiento de seis compañeras que realizaban acciones de difusión por la marcha del 8 de marzo, luego de la detención arbitraria en manos de “civiles” que se identificaron como policías, cuando en realidad pertenecían a una iglesia católica del barrio de Almagro de la Capital Federal; la detención también arbitraria de más de 20 mujeres dos horas después de finalizada la marcha del 8 de marzo con el único fin de ensuciar al movimiento de mujeres y el juicio contra la médica procesada por garantizar el aborto legal en Chubut, que busca criminalizar esta práctica amparada por ley con un fallo aleccionador. Estos casos hablaron de un ensañamiento manifiesto del gobierno, orquestado por las fuerzas de seguridad y el poder judicial, que presentará mayor resistencia a futuro con las representantes de la “triada ganadora”.

Sin duda, el saldo de estas elecciones es positivo en el crecimiento de la representatividad y posicionamiento de los reclamos, pero se enfrenta al desafío de mantener un clima orgánico contra un frente de batalla mediático y político funcional a posturas conservadoras que no solo pretenden hacer caso omiso a la agenda de la era del “Ni Una Menos”, sino que también plantea desarticular y reprimir estas demandas.

*politóloga y militante feminista / Nota publicada en la agencia de noticias LATFEM El movimiento de mujeres, protagonista en las PASO




">


ARCHIVOS

Mostrar más


OTRA INFORMACIÓN ES POSIBLE

Información internacional, derechos humanos, cultura, minorías, mujer, infancia, ecología, ciencia y comunicación

El Mercurio Digital (elmercuriodigital.es) se edita bajo licencia de Creative Commons
©Desde 2002 en internet
Otra información es posible




AI FREE: DIARIO LIBRE DE INTELIGENCIA ARTIFICIAL