OPINI脫N de Ram贸n Cotarelo/ Palinuro.- Los rostros de la imagen lo dicen todo. Las autoridades espa帽olas pasaron la manifestaci贸n entera tragando sapos. Se empe帽aron en asistir a un acto en protesta por un atentado que no fue previsto y en cuya soluci贸n no tuvieron nada que ver. Al tiempo, esa presencia se concibi贸, organiz贸 y explic贸 a la opini贸n p煤blica como una muestra de unidad contra el terrorismo. La unidad ¿de qui茅n? La presencia del Jefe del Estado, el gobierno y la oposici贸n entera, as铆 como un largo s茅quito de pol铆ticos lo dejaba bien claro: la unidad de la naci贸n espa帽ola.
Cuando, en los proleg贸menos de la manifestaci贸n, se criticaba la "politizaci贸n" de esta por los independentistas y se advert铆a de que no se llevaran banderas, en realidad, ya estaba "politizada" desde el momento en que se pon铆a al servicio de una idea de naci贸n sin duda mayoritaria en Espa帽a, pero quiz谩 no en Catalu帽a. La CUP, se recordar谩, baj贸 las 铆nfulas al Rey, neg谩ndole la presidencia del acto con razones cr铆ticas de mucho peso. Y la Corona acept贸, prueba de que su m谩ximo inter茅s era poner al Rey en Catalu帽a, reconquistar el coraz贸n de los catalanes y reconstituir la mortecina naci贸n espa帽ola.
La manifestaci贸n estaba politizada por el nacionalismo espa帽ol desde su inicio. Desde el comienzo mismo del acto aparecieron algunas banderas rojigualdas, casi todas sin cresp贸n, que aspiraban a ser un mar de oro y fuego. Para ello se hab铆a destacado a algunos nacionales que regalaban banderas espa帽olas de pl谩stico y no las cog铆a nadie. El mar se qued贸 en charco. El fracaso en la politizaci贸n de la derecha nacional espa帽ola fue patente durante todo el recorrido de la manifestaci贸n, con abucheos y pitos al Rey y letreros muy cr铆ticos hacia 茅l.
A su vez, la proliferaci贸n de se帽eras y esteladas, adem谩s de ser tan leg铆tima como la espa帽ola, pone de relieve que en Catalu帽a hay una opini贸n muy s贸lida a favor de la independencia y muy cr铆tica con el modo en que se ha administrado y se administra el pa铆s. En realidad, Catalu帽a es la 煤nica oposici贸n real al gobierno del PP porque lo es tambi茅n al Estado del que emana. La izquierda espa帽ola podr铆a distinguir ambos momentos, oponi茅ndose al gobierno, aunque no a su Estado, pero lo cierto es que no ejerce apreciablemente como tal oposici贸n en ninguno de los momentos. La cuesti贸n catalana prevalece en la pol铆tica y, en ella, el punto fuerte es la unidad nacional espa帽ola.
Rajoy se帽ala que estamos orgullosos de haber ido a Barcelona. Las afrentas no las escuchamos. La traducci贸n con un embustero sistem谩tico nunca falla: no est谩n orgullosos de haber io a Barcelona sino muy irritados y todav铆a les zumban los o铆dos con los pitos, los abucheos, las imprecaciones y los letreros.
Son los sapos que han de tragarse quienes gobiernan en provecho propio e inter茅s de los suyos y en detrimento de la mayor铆a de la poblaci贸n. Es verdad que les vota una mayor铆a, pero tambi茅n lo es que se trata de una mayor铆a relativa exigua, de una tercera parte; que muchos de quienes les votan lo hacen manipulados por unos medios de comunicaci贸n al servicio del PP; y que, adem谩s, ganan con todo tipo de trampas e ilegalidades. M谩s sapos por tragar.
Ahora tienen un problema real. Por mucha que sea su capacidad de tragar sapos, no est谩n en condiciones de detener el refer茅ndum del 1/10. A la desesperada la prensa especula con la posibilidad de dividir el bloque independentista de JxS mediante un entendimiento entre ERC, Podemos y los Comunes con vistas a unas elecciones auton贸micas, dando por inviable el refer茅ndum. Y se advierte que algo as铆 har铆a trizas al PSOE. Asoma la vieja querencia.
Lo anterior es posible, c贸mo no, trat谩ndose de intereses pol铆ticos. Pero mucho m谩s posible y probable ser谩 la destrucci贸n de ERC si esta aparece como directa o indirectamente responsable del fracaso del refer茅ndum. Todo lo que vaya contra el refer茅ndum tiene mala prensa en Catalu帽a. Subsiguientemente, tambi茅n quedar铆a tocado Podemos por adoptar decisiones pr谩cticamente en secreto.
El independentismo es un r铆o de no retorno.
Cuando, en los proleg贸menos de la manifestaci贸n, se criticaba la "politizaci贸n" de esta por los independentistas y se advert铆a de que no se llevaran banderas, en realidad, ya estaba "politizada" desde el momento en que se pon铆a al servicio de una idea de naci贸n sin duda mayoritaria en Espa帽a, pero quiz谩 no en Catalu帽a. La CUP, se recordar谩, baj贸 las 铆nfulas al Rey, neg谩ndole la presidencia del acto con razones cr铆ticas de mucho peso. Y la Corona acept贸, prueba de que su m谩ximo inter茅s era poner al Rey en Catalu帽a, reconquistar el coraz贸n de los catalanes y reconstituir la mortecina naci贸n espa帽ola.
La manifestaci贸n estaba politizada por el nacionalismo espa帽ol desde su inicio. Desde el comienzo mismo del acto aparecieron algunas banderas rojigualdas, casi todas sin cresp贸n, que aspiraban a ser un mar de oro y fuego. Para ello se hab铆a destacado a algunos nacionales que regalaban banderas espa帽olas de pl谩stico y no las cog铆a nadie. El mar se qued贸 en charco. El fracaso en la politizaci贸n de la derecha nacional espa帽ola fue patente durante todo el recorrido de la manifestaci贸n, con abucheos y pitos al Rey y letreros muy cr铆ticos hacia 茅l.
A su vez, la proliferaci贸n de se帽eras y esteladas, adem谩s de ser tan leg铆tima como la espa帽ola, pone de relieve que en Catalu帽a hay una opini贸n muy s贸lida a favor de la independencia y muy cr铆tica con el modo en que se ha administrado y se administra el pa铆s. En realidad, Catalu帽a es la 煤nica oposici贸n real al gobierno del PP porque lo es tambi茅n al Estado del que emana. La izquierda espa帽ola podr铆a distinguir ambos momentos, oponi茅ndose al gobierno, aunque no a su Estado, pero lo cierto es que no ejerce apreciablemente como tal oposici贸n en ninguno de los momentos. La cuesti贸n catalana prevalece en la pol铆tica y, en ella, el punto fuerte es la unidad nacional espa帽ola.
Rajoy se帽ala que estamos orgullosos de haber ido a Barcelona. Las afrentas no las escuchamos. La traducci贸n con un embustero sistem谩tico nunca falla: no est谩n orgullosos de haber io a Barcelona sino muy irritados y todav铆a les zumban los o铆dos con los pitos, los abucheos, las imprecaciones y los letreros.
Son los sapos que han de tragarse quienes gobiernan en provecho propio e inter茅s de los suyos y en detrimento de la mayor铆a de la poblaci贸n. Es verdad que les vota una mayor铆a, pero tambi茅n lo es que se trata de una mayor铆a relativa exigua, de una tercera parte; que muchos de quienes les votan lo hacen manipulados por unos medios de comunicaci贸n al servicio del PP; y que, adem谩s, ganan con todo tipo de trampas e ilegalidades. M谩s sapos por tragar.
Ahora tienen un problema real. Por mucha que sea su capacidad de tragar sapos, no est谩n en condiciones de detener el refer茅ndum del 1/10. A la desesperada la prensa especula con la posibilidad de dividir el bloque independentista de JxS mediante un entendimiento entre ERC, Podemos y los Comunes con vistas a unas elecciones auton贸micas, dando por inviable el refer茅ndum. Y se advierte que algo as铆 har铆a trizas al PSOE. Asoma la vieja querencia.
Lo anterior es posible, c贸mo no, trat谩ndose de intereses pol铆ticos. Pero mucho m谩s posible y probable ser谩 la destrucci贸n de ERC si esta aparece como directa o indirectamente responsable del fracaso del refer茅ndum. Todo lo que vaya contra el refer茅ndum tiene mala prensa en Catalu帽a. Subsiguientemente, tambi茅n quedar铆a tocado Podemos por adoptar decisiones pr谩cticamente en secreto.
El independentismo es un r铆o de no retorno.