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Catalunya, 1 de Octubre, ni derrota ni victoria

OPINI脫N de Javier Madrazo Lav铆n.- La convocatoria de un refer茅ndum el pr贸ximo 1 de Octubre en Catalunya bien podr铆a entenderse como un ejercicio de participaci贸n democr谩tica y respeto a la voluntad mayoritaria libremente expresada. Sin embargo, esta propuesta ha sido recibida con una escalada sin fin de recursos judiciales, amenazas y descalificaciones pol铆ticas y personales sin precedentes, que permiten anticipar un riesgo claro de confrontaci贸n entre sensibilidades distintas y la consiguiente divisi贸n y frustraci贸n, que ser谩 dif铆cil de gestionar el d铆a despu茅s de la pretendida cita con las urnas, que nadie se atreve a predecir si finalmente se llevar谩 a cabo, en qu茅 condiciones y con qu茅 resultado.

Los acontecimientos discurren a velocidad de v茅rtigo hasta el punto de que el atentado yihadista, perpetrado en Barcelona el pasado 17 de agosto, parece ya historia olvidada. Poco o nada hemos aprendido de lo acaecido entonces. Parecemos condenados una y otra vez a repetir los mismos errores, que desacreditan y contribuyen a la p茅rdida de confianza en los representantes pol铆ticos, que deber铆an gestionar con responsabilidad, eficacia y eficiencia, en lugar de enquistar los conflictos y conducirnos a un callej贸n sin salida.

Me refiero en concreto al Partido Popular que hizo gala de una actitud poco responsable tras la masacre cometida en Las Ramblas, en la misma l铆nea que mantuvo durante el negro per铆odo del terrorismo de ETA, manipulando el dolor y el sufrimiento de una sociedad en estado de shock para imponer su ideolog铆a y acallar y censurar aquellas otras que discrepan o no son coincidentes con la suya.

Ocurri贸 as铆 con motivo del atentado yihadista del 11 de marzo del 2004, se ha repetido en el 煤ltimo ataque terrorista llevado a cabo en Barcelona, concretamente con la operaci贸n puesta en marcha para desacreditar la acci贸n de los Mossos de Esquadra, alabada por el prestigioso diario Wall Street, y ahora, salvando todas las distancias, se emplea la misma t茅cnica para desautorizar a quienes en Catalunya reivindican el derecho a decidir. Euskadi fue pionera al liderar este debate entre los a帽os 2005-2009, pero la intransigencia e intolerancia del PP y PSOE no nos permiti贸 avanzar por esta senda, avalada por el Parlamento vasco, que, adem谩s, conectaba con una demanda democr谩tica de la mayor铆a social.

Es verdad que Catalunya ha llegado mucho m谩s lejos de lo que nunca hubi茅ramos imaginado cuando se puso sobre la mesa el nuevo Estatuto Pol铆tico, pero tambi茅n lo es que sus responsables han asumido muchos m谩s riesgos, que no sabemos a煤n hacia d贸nde les llevar谩n.

Aunque pudiera parecer muy tarde, debemos seguir lanzando llamamientos al di谩logo, el acuerdo y el pacto, t茅rminos que nada tienen que ver con la b煤squeda de la uniformidad, que implica que todos pensemos lo mismo.
Catalunya y Barcelona han sido, son y deber谩n seguir siendo un modelo de respeto y convivencia, integrado por personas que conocen y valoran la diversidad y la diferencia como motor de crecimiento y desarrollo para construir bienestar, armon铆a y paz. El abrazo entre el padre del ni帽o de tres a帽os muerto en Las Ramblas, y el im谩n de Rub铆, y los aplausos que recibi贸 en Cambrils la hermana de dos terroristas abatidos, son el mejor ejemplo de ello. Ojal谩 la pol铆tica tomara buena nota de este modo de entender el mundo y actuara en consecuencia.

Catalunya y su ciudadan铆a merecen ser escuchadas, del mismo modo que merecen dirigentes m谩s responsables tanto en su Comunidad como en Espa帽a. Pa铆ses como Canad谩 y Gran Breta帽a han demostrado que cuando hay voluntad sincera se pueden buscar soluciones compartidas a las demandas de pueblos con su propia identidad como Quebec o Escocia. Habr铆a que preguntarse por qu茅 estamos inmersos en este caos cuando otros han sabido resolver con pedigr铆 democr谩tico problemas que en nuestro caso se traducen en: la judicializaci貌n de la vida pol铆tica, la persecuci贸n de cargos electos, la presi贸n del miedo ante posibles encarcelamientos, el chantaje de las grandes empresas anticipando una debacle econ贸mica y la intervenci贸n del Rey al dictado del PP.

Espa帽a no ha estado a la altura de este proceso desde la aprobaci贸n del nuevo Estatuto Catal谩n, que el Tribunal Constitucional desvirtu贸, al dictado de la doctrina del Partido Popular y el PSOE. La corrupci贸n en el seno de CIU, con la familia Pujol como m谩ximo exponente, tambi茅n ha influido en este contencioso, que pesa como una losa sobre el futuro de una formaci贸n pol铆tica, que no logra en las urnas las adhesiones que pretende.

Preocupa tambi茅n, y mucho, en este sentido, que la pol茅mica desatada por el refer茅ndum oculte otras prioridades a las que Catalunya no es ajena. Las consecuencias de la crisis lejos de solventarse se han agravado y son muchas las familias y personas que no encuentran trabajo, y cuando lo logran, es siempre un empleo precario y mal pagado. La Generalitat tampoco se ha caracterizado por su conciencia 茅tica y los recortes en sanidad y educaci贸n han sido una dura realidad bajo el mandato de CiU, cuestionada por la ciudadan铆a. Es seguro que el discurso a favor del derecho a decidir podr铆a generar m谩s avales entre la poblaci贸n si estuviera acompa帽ado de un modelo de progreso y profundizaci贸n en derechos laborales y sociales. Un proyecto de pa铆s ilusionante debe tener como horizonte crear una Comunidad de hombres y mujeres libres, que disfrutan de los recursos necesarios para encontrar respuestas a sus aspiraciones vitales.

Quienes est谩n al frente de la opci贸n independentista tienen ante s铆 una ardua tarea que acometer y que hasta la fecha no han emprendido. Si lo hubieran hecho, con seguridad hoy tendr铆an m谩s cr茅dito y m谩s apoyos, incluso ante quienes recelan de la ruptura con Espa帽a.

Ocurra lo que ocurra el 1 de octubre, vienen a mi memoria unas palabras de Jos茅 Saramago, que dicen : “La derrota tiene algo positivo, nunca es definitiva. En cambio, la victoria tiene algo negativo, jam谩s es definitiva”.

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