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C贸mo ser de izquierdas y no morir en el intento

OPINI脫N de Ana Cuevas Pascual.- Supongo que solo soy un pat茅tico coletazo de lo que mi maestro Labordeta defini贸 como la izquierda depresiva aragonesa. Parafraseando a C谩novas: Soy de izquierdas (y espa帽ola) porque no puedo ser otra cosa. Para m铆 no se trata de la adhesi贸n a un partido pol铆tico o a una doctrina ideol贸gica concreta. Ser de izquierdas es un sentimiento que nace intuitivamente. Una necesidad moral de contribuir en la medida posible a que cualquier ser humano tenga derecho a un planeta habitable, un trabajo digno, a una sanidad, a una educaci贸n de calidad, a una vivienda… y, por supuesto, a la paz y a la libertad. ¿Les parece algo raro o pervertido?



Como una cosa lleva a la otra, me fui enredando con movimientos que apuntan en esa direcci贸n: ecologistas, pacifistas, feministas o en defensa de la diversidad sexual. Todas ellas cuestiones que cualquier persona civilizada, excepto la derecha m谩s recalcitrante y el primo de Rajoy, puede compartir de manera transversal al margen de su filiaci贸n pol铆tica. Personalmente no necesitaba una etiqueta que me definiera como ecologista o feminista. Era una cuesti贸n de tripas. O quiz谩s de coraz贸n. Pero parec铆a que todo el mundo, a diestra y siniestra, ten铆a la necesidad de etiquetarme. Ya saben: Dime ni帽a de qui茅n eres…

Los de derechas, incluido mi progenitor, me llamaban roja y bolchevique desde mi m谩s tierna infancia. Me cost贸 entender que lo de roja no ten铆a relaci贸n con el color de mi pelo y que lo de bolchevique no era un ep铆teto cari帽oso. Y cuando la deriva me llev贸 a colaborar con colectivos de izquierdas tambi茅n despertaba algunos recelos por mi falta de adscripci贸n a alguna de las m煤ltiples facciones judeo-palestinas. ¡Qu茅 aburrici贸n!. ¡Y que p茅rdida de energ铆a que podr铆a condensarse en transformar las necesidades m谩s perentorias de la sociedad!

Pese a que ya tengo m谩s a帽os que los rodapi茅s de las Cuevas de Altamira (como dir铆a el gran Chiquito), me sigue ocurriendo un poco lo mismo. Cundo me da por juntar letras sacando lo que llevo dentro, como ahora, recibo toda clase de insultos extravagantes. Est谩 bien. Supongo que es parte del juego. Pero hay ideas locas y obsesivas, precisamente, por esa necesidad de etiquetarlo todo.+

Para los de derechas sigo siendo un monstruito comunista amiga de Kim-Jong- Un y de Maduro. No importa un pepino lo que yo opine al respecto. Y alg煤n comunista me ha llegado a decir que tengo un enfoque demasiado liberal de la vida.

Puede ser. Quiz谩s porque soy consciente de que habito en el s.XXI y considero absurdo caer en los estereotipos de que, para ser de izquierdas, hay que hacer voto de pobreza, renunciar a la propiedad privada y vestirse con un saco de harpillera. Si alguien gana dinero trabajando honradamente, paga sus impuestos y no explota al pr贸jimo me parece l铆cito que se compre una casa mejor que la m铆a y que se vaya de vacaciones a Nueva Zelanda.

Ser de izquierdas no es tarea f谩cil. Sobre todo cuando no cumples con todos los requisitos, casi de asc茅tica santidad, que te exigen a uno y a otro lado. Que le pregunten al bueno de Alberto Garz贸n que anda recibiendo estopa por el bodorrio como si el hombre lo hubiera pagado con el dinero robado a los hu茅rfanos de la guardia civil. Seg煤n parece, las criaturas, como buenos bolcheviques, ten铆an que haberse casado en una chabola vestidos con taparrabos y con un convite ligeramente m谩s frugal. Ra铆ces y alguna patata aislada quiz谩s.

A m铆, que celebr茅 mi boda a escote con los invitados en un restaurante chino, me importa un pimiento c贸mo se casa el resto de la gente. Mientras el organizador de la boda y presunto “paganini” no sea un corrupto apodado algo as铆 como “El Bigotes” y la lista de invitados pueda intercambiarse por una lista de procesados, me da exactamente igual. Cada cual tiene que ser libre para tomar las decisiones de su vida sin temor a romper los esquemas de los otros. Y tambi茅n los propios. Si queremos evolucionar debemos dejar de atrincherarnos en absurdos purismos. Vivimos el mundo que vivimos y nos urge afrontar algunos temas desnudos de at谩vicos prejuicios. De momento, lo veo un poco crudo. Pero ser谩 por mi tendencia melanc贸lica.

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