Conservar la diversidad genética de las plantas es clave para la seguridad alimentaria, más aún en un contexto de cambio climático.
Muestra de olluco, un tubérculo andino, de la colección del banco de germoplasma del Centro Internacional de la Papa. Foto: RTB-CIP / Holly Holmes
Preservar la diversidad genética de las plantas es clave para la seguridad alimentaria, más aún en un contexto de cambio climático. Mantener todas las variedades genéticas no solo permite intercambiarlas y remplazarlas en el caso de que desaparezcan, sino que también proporciona a los científicos una base única para desarrollar variedades más resistentes a las variaciones climáticas, las plagas y las enfermedades.
Este lunes, se abrió en Kigali, Ruanda, una conferencia internacional sobre "La Agenda 2030 para el desarrollo sostenible y el papel de los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura”.
Se trata de la séptima reunión del órgano rector del Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura, que entró en vigor en 2004 y que ya ha sido firmado por 144 países.
Muestra de olluco, un tubérculo andino, de la colección del banco de germoplasma del Centro Internacional de la Papa. Foto: RTB-CIP / Holly Holmes
Preservar la diversidad genética de las plantas es clave para la seguridad alimentaria, más aún en un contexto de cambio climático. Mantener todas las variedades genéticas no solo permite intercambiarlas y remplazarlas en el caso de que desaparezcan, sino que también proporciona a los científicos una base única para desarrollar variedades más resistentes a las variaciones climáticas, las plagas y las enfermedades.
Este lunes, se abrió en Kigali, Ruanda, una conferencia internacional sobre "La Agenda 2030 para el desarrollo sostenible y el papel de los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura”.
Se trata de la séptima reunión del órgano rector del Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura, que entró en vigor en 2004 y que ya ha sido firmado por 144 países.