La reforma laboral del gobierno argentino no plantea ninguna medida destinada a mejorar la situaci贸n de las mujeres. Ni una sola l铆nea est谩 dedicada a responder, parcialmente, a un reclamo hist贸rico del movimiento de mujeres: la extensi贸n de la licencia de paternidad, que hoy consiste en la cifra rid铆cula de dos d铆as y que, con la reforma, pasar铆a a 15 d铆as.
"En Argentina, las mujeres ganamos 27 por ciento menos que los varones. El desempleo tambi茅n nos afecta m谩s: mientras que la tasa de desempleo de los varones j贸venes es de 14,8 por ciento, el 19,7 de las mujeres menores de 29 a帽os no consigue trabajo. En el conurbano el escenario es peor: el desempleo juvenil es de casi el 25 % en las mujeres y del 16 % en los varones" (Emilia Erbetta)
En 2017, esas mujeres fueron se帽aladas por algunos representantes de la Alianza Cambiemos y por agentes de la opini贸n p煤blica como culpables del exceso de presupuesto dedicado al sistema previsional, un exceso que justificar铆a el recorte. Las feministas conocemos de memoria esta operaci贸n: se invierte la carga, estableciendo como responsables a las v铆ctimas; se trate de violencia sexual o patrimonial, las mujeres algo hicieron mal para merecer su mala suerte. Y por lo general lo que hicieron mal es intentar ser aut贸nomas.
Reforma
El 86% de las personas que tomaron la 煤ltima moratoria son mujeres, quienes ya parten de una situaci贸n de desigualdad estructural que se expresa en la llamada brecha salarial: en promedio las mujeres ganan 27% menos que los varones. Es este panorama el que la Ley de Reforma Previsional viene a agravar: “Aumenta las desigualdades sociales y recorta 150.000 millones de pesos a la seguridad social”, sintetiza la soci贸loga Victoria Freire en su columna Una ley que profundiza las desigualdades sociales.
Con las moratorias se incorporaron 3,1 millones de nuevos jubiladxs (en su mayor铆a mujeres sin aportes) a los 6,5 existentes. Seg煤n una interpretaci贸n libre y liberal de estos datos, es por esas incorporaciones sin merecimiento que la mayor铆a de lxs jubiladxs que s铆 aportaron han cobrado menores montos todos estos a帽os. Este argumento pregunta a las mayor铆as si est谩n dispuestas a sacrificarse para beneficiar a un grupo de mujeres viejas que limpian casas y nunca aportaron impuestos al flujo de dinero p煤blico, pero cuyos aportes fueron claves para que los hogares se sostuvieran en pie. La respuesta parece obvia. No. No queremos feminismo, queremos reforma
Bajo la l贸gica de la austeridad, la Ley de Reforma Previsional plantea un bono-castigo a lxs trabajadorxs que ingresaron sin aportes. Mientras que a lxs jubiladxs que hayan realizado aportes se les entregar谩n $700, a lxs que ingresaron al sistema por moratoria les corresponden $350. En el mismo sentido, la disminuci贸n de $100 en el monto de la Asignaci贸n Universal por Hijx (AUH) respecto al incremento que hubiera tenido con la f贸rmula anterior afecta especialmente a las mujeres, destacan la licenciada en econom铆a Eva Sacco y la licenciada en ciencias pol铆ticas Gabriela Cabanillas.
La gran mayor铆a de las jubiladas son mujeres, el 62% de las jubiladas y pensionadas (sin moratoria) son mujeres y son las que cobran las jubilaciones m谩s bajas, porque son quienes trabajaron en una actividad no reconocida como tal: en casa, en tareas dom茅sticas y de cuidado, empleos que no son pagos y a los que las mujeres dedican el doble de tiempo que los varones, seg煤n la Encuesta del Uso del Tiempo para 2016 de la Ciudad de Buenos Aires.
Porque empeora una situaci贸n que ya se encontraba a todas luces en la 贸rbita de lo injusto y lo desigual, porque hace retroceder los derechos conquistados hace pocos a帽os y porque se yergue sobre la desigual divisi贸n sexual del trabajo que pondera la actividad fuera de casa y la de adentro no, decimos que esta, como otras medidas de Cambiemos, contribuye a feminizar la pobreza.
El 8 de marzo pasado el movimiento de mujeres, lesbianas, trans y travestis llev贸 adelante una medida in茅dita: el paro internacional de mujeres puso de manifiesto la inequidad en el reparto de tareas y la brecha salarial. Mujeres de todo el mundo pudieron pronunciar con voz colectiva y sonante una conciencia radical: “Si yo paro, el mundo se detiene”, “si nuestro trabajo no vale, produzcan sin nosotras”. Las mujeres, lesbianas, trans y travestis destacaron que su productividad est谩 bastardeada, invisibilizada, mal paga y que iban a poner a temblar la tierra para que esto cambiara. Se organizaron, salieron a la calle y como resultado consiguieron que luego del 6 y 7 de marzo —jornadas de movilizaci贸n sindical en la Argentina—, el 8 de marzo su protesta fuera reprimida y criminalizada. La Polic铆a de la Ciudad activ贸 una razzia indiscriminada que result贸 ser un ensayo preliminar del tono disciplinador que tendr铆a desde entonces cada intervenci贸n de las fuerzas de seguridad en las masivas manifestaciones cr铆ticas del gobierno. Empezaron por las mujeres. Es por eso que no fue sorpresa cuando en las movilizaciones del 14 y el 18 de diciembre contra la sanci贸n de la Ley de Reforma Previsional que, como dijimos, perjudica ante todo a las mujeres, hayan sido profusos los casos de violencias hacia mujeres manifestantes por parte de agentes de seguridad. El caso de Damiana y el de Paula salieron a la luz gracias a la vocaci贸n documentalista de algunxs ciudadanxs y tantos otros quedaron como piezas de un folclore tradicional que compone la represi贸n. Que en el cacheo te toquen las tetas, te digan “putita”, no sorprende. La coreograf铆a policial de la represi贸n y la disuasi贸n, qu茅 duda cabe, tambi茅n se sustenta en la divisi贸n sexual.
Feminismo
Frente a la feminizaci贸n de la pobreza, sin embargo, encontramos tambi茅n una feminizaci贸n de la resistencia. “Sororidad. Eso pas贸. Frente a un ajuste en provincia que tiene cara de mujer que habla suave y una represi贸n que tambi茅n tiene cara de mujer, de una mujer de fajina, las mujeres se organizan. Mujeres trabajadoras, militantes, maestras, obreras, sindicalistas, poniendo el cuerpo en la calle, compartiendo el lim贸n para paliar el ardor en los ojos, o interpelando directamente a polic铆as que alguna vez tambi茅n tendr谩n que jubilarse”, dice Celeste Abrevaya en una nota que destaca c贸mo las mujeres han construido un modo de vincularse entre ellas donde el cuidado de la otra prima sobre la l贸gica liberal del cuidado privado o del enfrentamiento faccioso. Abrevaya, muy l煤cidamente, destaca tambi茅n “el impacto diferencial de g茅nero, que se pone en juego en el andamiaje represivo que despliega el Estado” y c贸mo frente a ese detritus especial aparece “la red que se arma cuando aparecen las vulneraciones”.
El 18 de diciembre, antes de la masiva manifestaci贸n, un grupo de mujeres trabajadoras, referentes de los feminismos y secretarias de g茅nero de distintos sindicatos se reunieron en la Asociaci贸n Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro para reflexionar y discutir sobre el impacto de g茅nero en la reforma. “Con recorte a jubiladxs, AUH y pensiones no contributivas no hay Ni Una Menos”, se llam贸 la convocatoria. De esta forma, se pon铆a en evidencia c贸mo detr谩s del entramado de violencias hacia mujeres y otras identidades minoritarias por el solo hecho de ser esas identidades se teje una trama de desigualdades econ贸micas, laborales, sociales. El movimiento de mujeres, travestis, lesbianas y trans volvi贸 a demostrar su estrategia transversal e unitaria. En el comunicado que lanzaron las organizaciones presentes, “La Reforma previsional es violencia y la defendieron con violencia”, se sostiene que “las pol铆ticas de este gobierno est谩n mostr谩ndonos que la producci贸n y la reproducci贸n de desigualdades son una pieza clave del modelo que nos proponen, y no un efecto colateral” y se帽alaron que “estas reformas (se refiere a la reforma previsional) diezman las condiciones de supervivencia de 8.056.851 personas cuando hablamos de asignaciones familiares y de la Asignaci贸n Universal por Hijx. En el caso de los haberes previsionales se trata de casi 6.500.000 personas”.
El feminismo popular organizado, el mismo que bajo la consigna Ni Una Menos viene demostrando su fortaleza desde junio de 2015, se帽ala que la variable de ajuste al servicio del endeudamiento y la especulaci贸n financiera son los colectivos m谩s vulnerables de toda la sociedad: ni帽as y ni帽os, discapacitadxs, adultxs mayores y el colectivo de mujeres, lesbianas, trans y travestis. Otra vez el capital decide golpear a quien ya languidec铆a.
El feminismo popular organizado, el mismo que bajo la consigna Ni Una Menos viene demostrando su fortaleza desde junio de 2015, se帽ala que la variable de ajuste al servicio del endeudamiento y la especulaci贸n financiera son los colectivos m谩s vulnerables de toda la sociedad: ni帽as y ni帽os, discapacitadxs, adultxs mayores y el colectivo de mujeres, lesbianas, trans y travestis. Otra vez el capital decide golpear a quien ya languidec铆a.
Estas pr谩cticas de frentismo feminista opositor, bien podr铆an ser el molde para estrategias en el mapa pol铆tico general, como sugiere Florencia Minici: “Urge discutir, entonces, un reordenamiento sindical pr贸spero entre los sectores de diversas centrales obreras, tanto de la econom铆a formal como informal, que pueda agrupar el mapa seg煤n las din谩micas de esta fase”. En este sentido es crucial que el movimiento de mujeres, lesbianas, travestis y trans, en tanto oposici贸n cada vez m谩s consolidada al gobierno, siga discutiendo al interior de las centrales de cara a lo que ser谩 un nuevo paro internacional de mujeres el pr贸ximo 8 de marzo.
Feminismo o reforma
En la C谩mara de Diputados, Luciano Laspina, diputado santafesino de Cambiemos, dijo que “las jubilaciones fueron a parar a amas de casa de Recoleta que nunca en su vida laburaron”. M谩s all谩 de si mujeres de la alta burgues铆a, estancieras y esposas de millonarios accedieron a ese tr谩mite, lo que este comentario esconde es un mis贸gino rechazo a la autonom铆a de las mujeres; muchas argentinas lograron quebrar la sumisi贸n a la que las confina el sistema gracias a las pensiones y jubilaciones. Abuelas que ten铆an su dinero en el bolsillo, madres que pod铆an alimentar a sus hijos sin tener que perpetuar relaciones violentas, etc. Esa autonom铆a es ahora castigada, o al menos juzgada como 煤ltima prioridad nacional. La reparaci贸n de una desigualdad hist贸rica es le铆da como un disparate distributivo, como una corrupci贸n de 铆ndole privada facilitada por el Estado, como un robo por parte de las mujeres hacia la comunidad que ellas han cuidado y alimentado toda la vida. Hay ceguera ideol贸gica en este planteo, pero tambi茅n hay una ceguera pol铆tica. El gobierno no puede ver la rabia que estas acciones cosechan, y s贸lo tiende a responder con el uso de la fuerza bruta. En las acciones de las polic铆as de la Ciudad, Federal y Gendarmer铆a que se desplegaron entre el jueves 14 y el lunes 18 el gobierno no disput贸 el espacio p煤blico con su militancia, sino mediante el despliegue de las fuerzas de seguridad.
“Deber铆amos ganar el doble por lo que dejamos para estar en el Congreso”, dijo hace unos a帽os Susana Balbo, la empresaria mendocina y diputada de Cambiemos, respecto a su trabajo (y no respecto al trabajo no remunerado de millones de mujeres). Balbo es quien lidera el grupo de afinidad sobre g茅nero del G20, es la flamante Presidenta del W20 junto con Andrea Grobocopatel. En sus apariciones en la prensa, Balbo declar贸 sus intenciones de contribuir en la Argentina a “nivelar la mesa”, reducir la brecha salarial y se帽al贸 que “si las mujeres trabajan en igualdad que el hombre, el PBI del mundo puede aumentar 7%”. La Diputada Balbo, sin embargo, vot贸 a favor de la Ley de Reforma Previsional; esto define el estrabismo de g茅nero que padece Cambiemos, que intenta apropiarse de una agenda feminista, a la vez que empobrece a las mujeres. A la vez que propone la reducci贸n en un 17% del presupuesto del Instituto Nacional de las Mujeres (INAM). Sin embargo, son las formas de organizaci贸n feminista, los pactos interseccionales, los que escapan a la m谩quina apropiadora del liberalismo, es la feminizaci贸n de la pol铆tica la v谩lvula a trav茅s de la cual, quiz谩s, sea posible recuperar la comunidad.
La reforma tiene cara de macho (feminismo o reforma) LatFem