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Los poderes del 155

OPINI脫N de Ram贸n Cotarelo/ Palinuro.- Adem谩s de un jarr贸n chino, la Constituci贸n es un jarr贸n chino roto. Imposible de recomponer y menos en esta confusi贸n en la que, quien debiera aclararla, es quien la aviva. 




El gobierno no acepta el resultado de las elecciones que 茅l mismo convoc贸 en virtud de la norma de plenos poderes del 155, seg煤n la interpreta el B155. Acerca del prop贸sito de restablecer la Constituci贸n mediante un art铆culo que la suspende ya habr谩 tiempo de entretenerse.

El hecho es que no se acepta el resultado electoral y, por lo tanto, todo seguir谩 viciado. Recuerda Rajoy que el decreto del 155 prev茅 su levantamiento cuando el presidente de la Generalitat haya tomado posesi贸n. Le dicen que la toma por v铆a telem谩tica y voluntad del Parlamento y dice que no vale, que solo vale la presencial (sabedor, claro, del inmediato encarcelamiento del presidente; la foto que busca el B155) porque a 茅l le da la gana, ya que no hay raz贸n alguna para que no valga. Solo la fuerza bruta del 155.

Hay en contra el informe de los letrados del Parlament, pero es un dictamen consultivo, no vinculante. La decisi贸n la toma el Parlament. Y es esta la que el gobierno pretende dejar sin efecto, aunque no se vea por qu茅 motivo ni en funci贸n de qu茅. La amenaza de Rajoy es una clara previsi贸n de que seguir谩 rigiendo un gobierno arbitrario, personal, dictatorial de M. Rajoy.

La prueba de que esto no tiene ya nada que ver con un Estado de derecho es la celeridad con que los m谩s espabilados del B155 tratan de encontrar una soluci贸n que d茅 apariencia de normalidad, al menos para evitar la prolongaci贸n de este espect谩culo internacional que es la habitual mezcla de fanfarroner铆a e inoperancia espa帽olas. Un esperpento, en efecto, como machaca diariamente El Pa铆s pero no a causa de Puigdemont, sino de un ministra de Defensa que lo toma como Cipollino y un presidente como M. Rajoy, que se envanece de haber destituido un gobierno democr谩ticamente elegido y cerrado un Parlamento. T铆tulos de gloria en cualquier pa铆s civilizado.

Esa "normalidad" mendaz, aparente, falsa es adem谩s in煤til. No es concebible un govern independentista, est茅 constituido como est茅 constituido, que no reviente por un lugar u otro las costuras no de la Constituci贸n, sino de la falta de esta, de la anticonstituci贸n, de la arbitrariedad y la dictadura que significa el hecho de que las decisiones pol铆ticas las tome un individuo. Sobre todo porque es imposible considerar "normal" una situaci贸n en que hay presos y exiliados pol铆ticos, por mucha logomaquia que el poder y sus secuaces echen a la cuesti贸n.

Y aqu铆 entran los jueces. La evidente coordinaci贸n del frente gubernativo y el judicial en el conflicto Espa帽a-Catalu帽a con la entusiasta colaboraci贸n de los medios ha disipado la 煤ltima duda: en Espa帽a no hay Estado derecho que ya empez贸 a tambalearse cuando el PP gan贸 las elecciones de 2011 por mayor铆a absoluta.

De forma que el PP ha hecho gala de una piqueta excepcional: primero se carg贸 el Estado del bienestar; luego, el Estado de derecho; y ahora est谩 carg谩ndose el Estado a secas.

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