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Preludio del derrumbe patriarcal. Mujeres que quieren ser libres sin miedo

OPINI脫N de Montserrat Vila Planas.- 

“Ahora sabemos que el hombre no es la medida de todo lo que es humano;
lo son los hombres y las mujeres.
Los hombres no son el centro del mundo:
lo son hombres y mujeres”.

Gerda Lerner1

“Si nosotras paramos, se para el mundo” ha superado el estadio de consigna para convertirse en una realidad con esta Huelga Feminista 8M de este memorable 2018.

En mi art铆culo precedente “Una huelga de mujeres que cambia la conciencia universal sobre la igualdad, los derechos y las relaciones entre los g茅neros” 2, expon铆a los antecedentes que conflu铆an en la movilizaci贸n internacional de este a帽o. Las expectativas, muy halag眉e帽as, se han visto superadas con creces este 8 de marzo.

Las mujeres como un sujeto pol铆tico que representa a la mitad de la humanidad se han puesto en pie de igualdad. Nuestro mar de l谩grimas ha sido de una satisfacci贸n inmensa.

La movilizaci贸n indica un cambio milenario y universal

Las protagonistas han sido las mujeres de todas las edades: desde las abuelas de mayor edad a las chicas del instituto. Una profunda, verdadera y sentida marea que ha surgido de los cimientos de la sociedad patriarcal. Un vendaval, una voz de millones de voces que marca la luz en este siglo.

Ha sido emotivo, “piel de gallina” y “brillan los ojos” son las expresiones afortunadas que han aportado las mujeres en las grandes ciudades y en los pueblos rurales m谩s rec贸nditos. En aldeas de 100 habitantes ha habido la primera manifestaci贸n en su historia protagonizada por mujeres. En algunas unos corros discretos transmit铆an lo que significaba este d铆a. La masividad de las ciudades medias y grandes no tiene parang贸n.

La ilusi贸n y los objetivos son de naturaleza internacional. Una disciplina de sororidad y una fortaleza descubierta ha recorrido a centenares de ciudades y Estados. Un hito inaudito.

La concepci贸n de una huelga de los cuidados le da un car谩cter distinto; las mujeres, en todo el mundo y en todos sus rincones, reivindican y reconocen el inmenso trabajo oculto de la econom铆a dom茅stica y social en general no renumerada, tratada en lo que se va denominando econom铆a feminista.

Las mujeres hacen un trabajo productivo que el mercado, o los grandes pensadores, hombres, no tienen en cuenta en sus compendios te贸ricos y econ贸micos. La econom铆a de la propiedad privada de los medios de producci贸n no habr铆a avanzado ni un 谩pice sin ese trabajo sumergido diario esencial. Amas de casa, masas precarias, junto a mujeres de todas las profesiones se han alzado por la misma causa de su emancipaci贸n.

En el Estado espa帽ol, se han incorporado como factor diferencial las mujeres de las empresas. Distintivo de otros pa铆ses es que los sindicatos se han sumado a la huelga feminista, unos con la convocatoria de 24h y otros con una organizaci贸n extensa de las dos horas por turno. Me ha emocionado especialmente los piquetes y la huelga encabezada por las trabajadoras de Seat, pero que puede hacerse extensivo a muchas otras empresas, Nissan, Pegaso, etc., a sectores, como la ense帽anza y sanidad, los medios de comunicaci贸n, en el sector de la limpieza, las medianas y peque帽as empresas, una oleada que ha pasado por encima de cualquier previsi贸n. En las empresas, con la gran participaci贸n de las mujeres sindicalistas, se ha respondido positivamente a la propuesta del segundo encuentro estatal hacia la huelga feminista que se celebr贸 en Zaragoza el pasado mes de enero.

Han sido mujeres de todas las condiciones, ideolog铆as y credos.

Dirigentes de Ciudadanos, como In茅s Arrimadas y Albert Rivera, que se hab铆an opuesto a la huelga feminista, ante la presi贸n emergente han tenido que decir el 8M aquello de “donde dije digo, digo Diego”. Rivera ha tenido la desfachatez de promulgarse como l铆der transversal del movimiento feminista; no entiende nada o pretende que todo siga igual. Programas de consumo femenino como los de Ana Rosa, que abonaban el ataque a la huelga del 8M, no han podido emitir durante el d铆a por falta de las periodistas en huelga. El Presidente Mariano Rajoy se vio obligado a ponerse un lazo violeta, comi茅ndose el sapo de las diputadas del PP, las cuales hab铆an anunciado que har铆an “huelga a la japonesa”, es decir, este d铆a trabajar铆an m谩s. El lazo de Rajoy no ha comportado de momento ning煤n compromiso para cumplir la financiaci贸n del Pacto de Estado.

Si las mujeres con el Tren de la Libertad de 2014 obligaron al ministro Gallard贸n a dimitir, ahora es obvio que tienen la fuerza para doblegar al gobierno del PP.

La rebeli贸n del delantal

Sin g茅nero de dudas la bandera espont谩nea del delantal ha llegado al coraz贸n de todas las mujeres, han dado la vuelta a un s铆mbolo de su dominaci贸n y se lo han apropiado para su emancipaci贸n.

La Huelga Feminista, con millones de mujeres, ha puesto en la agenda de la ciudadan铆a y de las instituciones los derechos reales que han de conseguir; para ello el cambio estructural que se necesita es el derrumbe patriarcal.

La lucha por estos derechos denostados desde hace milenios ha llegado para quedarse. Es un macro “15M” feminista. El siglo XXI ser谩 el de la igualdad, la no violencia y la libertad para todas las mujeres del mundo. Haremos justicia a las mujeres que nos han precedido, cuyas luchas ahora han cristalizado y estallado en la m谩s grande indignaci贸n social de los 煤ltimos tiempos. Las mujeres est谩n descubriendo la historia oculta de sus diosas, sus hero铆nas y sus pioneras en todos los campos del saber; desde la filosof铆a, las matem谩ticas, las ciencias y las artes.

Un nuevo contrato social

Gerda Lerder nos aporta que “el colectivo masculino (en el inicio de la agricultura, neol铆tico) ten铆a unos derechos sobre las mujeres que el colectivo femenino no ten铆a sobre los hombres” 3.

El Siglo XXI las mujeres han de tejer el contrato de la ciudadan铆a de la humanidad.

No es un cambio s贸lo cultural, de “la cultura patriarcal”, es un cambio estructural del poder en la sociedad y en el Estado. Un cambio de paradigma que remueve los cimientos de la socializaci贸n y de los pactos impl铆citos en la moral y en la pr谩ctica, a pesar de las leyes con igualdad formal. Los pactos del dominio de los hombres sobre lo p煤blico, relegan siempre a las mujeres a lo privado y a no poder decidir ni sobre ellas ni sobre el mundo. Las mujeres no quieren seguir siendo consideradas personas imperfectas de segundo orden, ni supeditadas a los hombres y a sus instituciones patriarcales.

La emancipaci贸n de las mujeres implica una concepci贸n hol铆stica, global, un cambio en los derechos y de la realidad de las personas, un cambio de la humanidad.

Esto es una revoluci贸n. Cuando coreamos “sin las mujeres no hay revoluci贸n” a m铆 me gusta m谩s “la revoluci贸n ser谩 con las mujeres o no ser谩”. Porque desde la Revoluci贸n francesa con nuestra Olimpia de Gouges, guillotinada por defender los derechos universales de las mujeres, hasta nuestros d铆as, con el capitalismo m谩s salvaje y depredador, ha habido muchas revoluciones que no han tenido en cuenta a las mujeres, a sus derechos y a sus opiniones.

En estas revoluciones siempre se ha dejado este cambio para otra ocasi贸n posterior. Incluso en la revoluci贸n del Octubre sovi茅tico, en la que se dieron importantes pasos en esta direcci贸n, luego fueron los primeros en recortarse.

En las reivindicaciones cotidianas y recurrentes en el 谩mbito laboral o en el 谩mbito de las libertades siempre hay prioridades que dejan “los temas de la mujer” para otra ocasi贸n. Ahora sabemos que las condiciones existen para eso de que “cambie todo”.

La huelga feminista, con su entronque en las distintas generaciones, ha situado lo entrelazado que est谩 el sistema de explotaci贸n capitalista con el sistema de dominaci贸n patriarcal. La imbricaci贸n es tan milenaria y est谩 tan grabada en las relaciones entre los hombres y las mujeres que liquidar el patriarcado conlleva la lucha contra el sistema social imperante.

Paramos para que cambie todo

Las mujeres j贸venes han tomado las calles, son conscientes de que su poder es el de la mitad de la humanidad. Han hecho suyo el sometimiento de miles de a帽os, la apropiaci贸n indebida de su sexualidad, de su cuerpo, de su trabajo, de ser fuente de vida; desde el patriarcado combaten las consecuencias de la dominaci贸n patriarcal. Ya basta de dominaci贸n, ya no es sostenible. Han hecho suya la lucha de tantos a帽os de los movimientos feministas y por los derechos de las mujeres.

La voz amplificada de las mujeres ha dicho “para que cambie todo”. Ese es su profundo sentido universal. Las reivindicaciones de las mujeres han logrado expresar un malestar m谩s general (jubilados, precariedad, paro, corrupci贸n, medio ambiente). La presi贸n social y el cambio de conciencia conducen a un estallido de este “cambiarlo todo”.

Este cambio universal no durar谩 los 2.500 a帽os que represent贸 el asentamiento del patriarcado en el estado arcaico, la familia patriarcal y el desarrollo de las clases y la propiedad privada.

Estamos dispuestas a asaltar los cielos para bajar a la tierra los privilegios y el dominio masculino patriarcal.

“Las mujeres tardan mucho tiempo en comprender que conseguir partes <iguales> no las convertir谩 en iguales, mientras el argumento, el atrezo, la puesta en escena y la direcci贸n est茅n en manos de los hombres”, argumenta Lerner4.

Se hace visible que las mujeres de hoy en d铆a no quieren que ning煤n dios, a煤n menos uno masculino, pueda seguir enterrando a las mujeres bajo la neo-propiedad patriarcal.

Que empiecen los hombres a bajar de su pedestal. Que se despojen de sus privilegios que, al fin y al cabo, son las migajas de sus cadenas.

El impacto del gran 茅xito que analizamos no va a quedar en un d铆a de conmemoraci贸n y fiesta. Tiemblen los poderes que pretenden sostener lo insostenible. Vivimos el preludio del derrumbe del patriarcado.

Las costumbres, el poder, las leyes, la filosof铆a y la moral han de cambiar. Y para que cambie todo lo primero es que las mujeres empoderadas, como sujeto pol铆tico de la humanidad, tomen el destino en sus manos. Se ha terminado que los hombres y sus instituciones, incluida su historia y el relato de los derechos sostengan que la situaci贸n actual es l贸gica por ancestral y natural.

Las mujeres hemos de asumir el futuro. Una luz de humanidad y socialidad dial贸gica.

El siglo XXI puede ser el de los derechos reales, el de los servicios universales y comunes, el de la igualdad de las personas, el de una humanidad centrada en las mujeres y los hombres, respetuosa y cuidadosa de las personas y de la naturaleza.

La vida es libertad y bella de vivir.

“La felicitat (felicidad) no pesa, alimenta”.

Ivette Nadal 5

Notas:

1 Gerda Lerner. La creaci贸n del patriarcado, Katakrak, Liburuak, P. 40, noviembre 2017.

2 Una huelga de mujeres que cambia la conciencia universal sobre la igualdad, los derechos y las relaciones entre los g茅neros. SinPermiso

3 Gerda Lerner. Idem. P. 319.

4 Gerda Lerner. Idem. P. 39.

5 Ivette Nadal. arbres, mars, desconcerts. Poesia al c脿nter. Llibres del Segle. P.69, 2017.

*http://www.sinpermiso.info/textos/preludio-del-derrumbe-patriarcal-mujeres-que-quieren-ser-libres-sin-miedo

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