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Auschwitz en Madrid: las huellas del holocausto

OPINI脫N DE Conrado Granado.- Lo que nunca pude imaginar como periodista interesado en todo lo referente a Alemania es que el tercer campo de concentraci贸n que visitar铆a en mi labor de investigaci贸n lo iba a encontrar en Madrid, ciudad que ya considero como m铆a. Pero as铆 ha sucedido.


Bien es cierto que en esta ocasi贸n dicho campo de concentraci贸n est谩 construido, montado m谩s bien, en una magn铆fica exposici贸n en el Centro de Exposiciones Arte Canal de esta ciudad, que bajo el nombre de Auschwitz. No hace mucho. No muy lejos, muestra al visitante lo que debi贸 ser aquella masacre llevada a cabo en Polonia, aquel inmenso crimen organizado por los nazis alemanes, barbarie que se llev贸 por delante a m谩s de un mill贸n de jud铆os, y no jud铆os. En sus diversas salas pueden verse m谩s de 600 objetos originales que formaron parte de la vida de un Auschwitz prisionero, testigos mudos pero latentes que ir谩n d谩ndonos a conocer, paso a paso, lo que fue y signific贸 “uno de los cap铆tulos m谩s oscuros de la Humanidad”.

A modo de gu铆a introductoria, el visitante ir谩 adentr谩ndose paso a paso en lo que fue y signific贸 este campo de concentraci贸n ubicado en Polonia por el Tercer Reich de Hitler, c贸mo era la convivencia, los llamados “indeseables”, el Tercer Reich como “naci贸n de camaradas”, la invasi贸n, ocupaci贸n y germanizaci贸n de Polonia, la invasi贸n de la Uni贸n Sovi茅tica, deportaciones, la f谩brica homicida, el d铆a a d铆a en este campo de exterminio, la marcha de la muerte o la liberaci贸n, hasta dejar finalmente paso a las huellas en forma de palabras de los supervivientes, que fueron muy pocos.

Fiel a la exposici贸n, que habla por s铆 sola de lo que fue y signific贸 aquella tragedia humana llevada a cabo por la Alemania hitleriana, he cre铆do conveniente que el lector conozca fielmente algunos p谩rrafos de textos mostrados en la instalaci贸n, que dejan constancia meridiana de lo ocurrido, por lo que vienen a ser, de alguna manera, una especie de gritos del silencio de m谩s de un mill贸n de seres humanos que ser铆an exterminados.

Fotograf铆a de la exposici贸n sobre el campo de exterminio Auschwitz

Pero algunos, muy pocos, vivieron para contarlo.

“Un tiempo y un lugar en los que la esperanza se convirti贸 en miedo, y los gobiernos y sus ciudadanos llevaron a cabo pol铆ticas genocidas: el Holocausto o Sho谩, Parrojamos o Zaglada. En la Polonia ocupada, los alemanes destruyeron las instituciones estatales y trataron de decapitar la sociedad civil mediante la eliminaci贸n sistem谩tica de las 茅lites sociales, pol铆ticas, religiosas e intelectuales… Los jud铆os se convirtieron en un blanco especial en la Europa sometida a la dominaci贸n germana. Mediante lo que se conoci贸 como ‘la Soluci贸n Final a la cuesti贸n jud铆a’, Alemania trat贸 de matar no solo a todos los jud铆os sin excepci贸n, sino de borrar de la faz de la tierra cualquier testimonio de su contribuci贸n a la civilizaci贸n”.

Aunque hoy pueda parecer extra帽o, en la ciudad de Auschwitz vivieron durante siglos jud铆os, polacos, alemanes y austriacos en paz y armon铆a, respet谩ndose los unos a los otros.

“La palabra Auschwitz es hoy en d铆a sin贸nimo del centro de exterminio m谩s mort铆fero de cuantos crearon los alemanes. Aunque durante los siete siglos que precedieron a la Segunda Guerra Mundial no fue m谩s que el nombre de una ciudad de la Europa central habitada por polacos, que la conoc铆an como Oswiecim; jud铆os, que la llamaban Oshpitzin, y alemanes y austriacos, para los que se denominaba Auschwitz. Este 煤ltimo top贸nimo comenz贸 a caer en desuso tras 1869…”.

Algunos prisioneros, incluso jug谩ndose la vida, lograron sacar al exterior algunas pruebas de lo que fue y signific贸 aquel exterminio, como prueba este documento:

“Las muertes de los b煤nkeres y los crematorios se perpetraron con la mayor discreci贸n posible. En consecuencia, las SS mantuvieron a los prisioneros del Sonderkommando (‘comando especial’) aislados del resto de los habitantes del campo de concentraci贸n. De cuando en cuando, sin embargo, sus integrantes se las ingeniaban para informar de los asesinatos a la resistencia polaca de fuera del recinto. En junio o julio de 1944 uno de ellos, llamado Alberto Errera, y conocido en Birkenau como ‘Alex el Griego’, ocult贸 una c谩mara en el pantal贸n del bolsillo y tom贸 una serie de fotograf铆as del crematorio 5. En septiembre se hizo llegar de forma clandestina el carrete –que conten铆a cuatro im谩genes- a Cracovia dentro de un tubo de dent铆frico…”.

Lo que encontr贸 el llamado Ej茅rcito Rojo al llegar al campo debi贸 ser espeluznante. Los soldados no pod铆an creerlo, quedaban enmudecidos ante aquella barbarie.

“El 27 de enero de 1945, los soldados del Ej茅rcito Rojo llegaron a la ciudad de Auschwtiz. En sus afueras encontraron el conjunto de campos de concentraci贸n, abandonados diez d铆as antes por las SS. Tras sus alambradas descubrieron a 7.000 hombres, mujeres y ni帽os -vivos, aunque por muy poco- y montones de cad谩veres sin sepultura… Mientras recorr铆an el recinto, los soldados contemplaron lo poco que quedaba de las vidas de otro mill贸n de personas. Cientos de miles de prendas de vestir y toneladas de cabello humano…”.

Las palabras de algunos supervivientes resultan escalofriantes incluso escritas, pero son testigo de lo que suced铆a:

Ren茅: “Lo que recuerdo cuando iba a la enfermer铆a es que siempre me hac铆an desnudarme y ponerme entre dos placas fr铆as que se llamaban m谩quinas de R枚ntgen (creo que son rayos X), y que me pesaban, me hurgaban y me apretaban”.

Irene: “Recuerdo haber ido a ver a Mengele cuando todav铆a estaba con nosotros nuestra madre en el Familienlager (‘recinto familiar’) checo. Lo 煤nico que me preocupara es que Ren茅 se echara a llorar y le hicieran algo terrible. Tambi茅n recuerdo que me sacaban sangre del cuello y los brazos. Odio a los m茅dicos. Los pinchazos en el cuello eran doloros铆simos, a m谩s no poder, pero sab铆a que no pod铆a llorar, y no lo hac铆a”. (Irene Hisme y Ren茅 Slotkin, mellizos). (1995).

La valent铆a de algunos queda patente, hasta las 煤ltimas consecuencias:

“Hay una 煤nica cosa que no puede arrebatarse a un hombre: la 煤ltima de las libertades humanas, la de elegir cu谩l ser谩 su actitud en un conjunto dado de circunstancias; la de elegir su camino”. (Viktor Frankl, superviviente de Auschwitz).

Hasta los ni帽os eran un peligro de cara al futuro, como dice este antiguo soldado de las SS en Auschwitz en una entrevista, ya es este siglo XXI.

“Los ni帽os no son el enemigo en este momento: el enemigo es la sangre que llevan dentro. El enemigo es el ni帽o que crece, el jud铆o que ser谩 en el futuro, que puede ser peligroso. Por eso se inclu铆a tambi茅n a los ni帽os”. (Oskar Gr枚ning, antiguo soldado de las SS en Auschwitz, explicando a Laurence Rees en una entrevista por qu茅 aprobaba la muerte de los menores jud铆os). (A帽o 2004).

Ha sido tan grande la expectaci贸n despertada entre el p煤blico visitante, que la exposici贸n Auschwitz. No hace mucho. No muy lejos, inaugurada a primeros de diciembre de 2017, y que iba a ser clausurada a primeros de junio, ha sido prorrogada hasta el pr贸ximo 7 de octubre de 2018. Despu茅s de m谩s de 350 000 entradas vendidas, tras Madrid se exhibir谩 durante siete a帽os en diferentes ciudades del mundo.




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