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Yemen: Resistir en Taiz en medio del frente de guerra

Arunn Jegan, coordinador de M茅dicos Sin Fronteras en Taiz, cuenta su experiencia.

Bombardeos y disparos tanto de d铆a como de noche. Desde 2015, los habitantes de esta ciudad yemen铆 conviven a duras penas con el miedo a morir mientras luchan por conseguir alimentos. Sin embargo, logran sacar energ铆as de donde casi no tienen.



El australiano Arunn Jegan acaba de regresar de su segunda experiencia como coordinador de terreno en Taiz, en el sur de Yemen. Aqu铆 nos cuenta su experiencia y c贸mo viven en esta ciudad los yemen铆es en medio del conflicto.

“Violencia sin sentido, anarqu铆a, un pueblo resistente pero ya cansado de conflictos y una naci贸n en medio del caos: a grandes rasgos, eso era lo que esperaba encontrarme en Yemen antes de poner rumbo hacia all铆.

Mi destino era la ciudad de Taiz, la tercera ciudad m谩s grande del pa铆s; un lugar considerado por muchos como el 煤ltimo basti贸n para mantener las esperanzas de paz.

Taiz est谩 dividida por un frente de guerra y sus habitantes est谩n expuestos permanentemente a la violencia. El sonido de los bombardeos y de los disparos es constante durante todo el d铆a y hace tiempo que se ha convertido en norma durante la noche.

Arunn Jegan


En enero llegamos a estar durante dos semanas enteras escuchando una media de cinco explosiones por minuto. "Si Taiz cae, tambi茅n lo har谩 el futuro", me dec铆an muchos yemen铆es por aquel entonces.

El problema principal para los habitantes de Taiz sigue siendo la inseguridad. Conviven a diario con el temor a ser alcanzados por una bala perdida o de morir bajo los bombardeos. El miedo a que sus familiares no vuelvan a casa despu茅s de una jornada de trabajo es generalizado.

La libertad de movimientos es muy restringida. Los puntos de control repartidos por todas partes impiden hacer vida con normalidad y, como resultado de esto, muchos sufrir谩n secuelas psicol贸gicas devastadorasque arrastrar谩n incluso despu茅s de que termine la guerra.

El sistema especializado de salud est谩 completamente colapsado en todo el pa铆s: en MSF hemos denunciado abiertamente esta situaci贸n una y otra vez.

Por ejemplo, llevamos reiterando desde hace tiempo que los trabajadores de los hospitales p煤blicos llevan casi dos a帽os sin apenas recibir salario. Y es obvio que si no pagas a los m茅dicos durante todo ese tiempo, por muy buenas intenciones que estos tengan, el sistema de salud p煤blico no puede funcionar.

Lo que m谩s me ha impactado es ver la estrecha relaci贸n que hay entre muchos de nuestros trabajadores y los pacientes. Es com煤n que parte de nuestro equipo lo formen antiguos empleados p煤blicos yemen铆es que han perdido su empleo. Por ejemplo, algunos maestros trabajan con nosotros en puestos de administraci贸n o de log铆stica, ya que el sistema educativo tambi茅n ha desaparecido casi por completo.

Cuando hab铆a paz

Recuerdo el d铆a en que fui con nuestro logista a visitar uno de los hospitales que apoyamos. Al entrar en la sala de urgencias, mi compa帽ero -uno de esos antiguos profesores que ahora trabaja con nosotros- reconoci贸 a algunos de sus antiguos alumnos entre los pacientes. Le sorprendi贸 bastante verlos en ese estado. En su mente, me dec铆a, a煤n perduraba el recuerdo de todos aquellos chicos cuando a煤n estaban sanos y en buena forma.

Los estudiantes reconocieron inmediatamente a su maestro y charlaron durante bastante tiempo con 茅l sobre los tiempos pasados. M谩s tarde, me confesaba que todas las conversaciones fueron bastante tristes porque en todas se vislumbraba un futuro sombr铆o. Los chicos ya no iban a la escuela y echaban de menos los d铆as en los que el colegio era su 煤nica preocupaci贸n. “¡A帽oran incluso a los maestros m谩s estrictos!”, me dec铆a con media sonrisa.

Uno de los j贸venes, que estaba bastante enfermo, contaba que a sus padres les costaba mucho conseguir alimentos para la familia. Se mostraba agradecido por recibir atenci贸n sanitaria gratuita, pero le preocupaba no poder satisfacer todas las dem谩s necesidades b谩sicas.

Este fue un momento revelador para m铆. Me hizo darme de frente con la cruda realidad y me permiti贸 entender de inmediato que no solo los heridosy sus familiares han visto alteradas sus vidas, sino que toda la poblaci贸n est谩 sufriendo, de un modo u otro, los terribles efectos del conflicto.

Cada yemen铆 tiene una historia que contar. En la mayor铆a de los casos, cabr铆a esperar ver a personas rotas tras a帽os de olvido, de no poder pagar los alimentos y de no tener atenci贸n sanitaria. Pero los habitantes de Taiz a煤n resisten. La gente contin煤a haciendo todo lo posible para sacar energ铆as y hacer frente a la situaci贸n a pesar de que la guerra y el miedo a la muerte es una realidad cotidiana”.

Nuestro trabajo en Taiz

Administramos un hospital materno-infantil en Al Huban y apoyamos a tres hospitales en la ciudad de Taiz. Llevamos ofreciendo atenci贸n m茅dica para los heridos de guerra y atenci贸n pedi谩trica y de maternidad desde hace casi dos a帽os. En la guerra, la cirug铆a supone una parte importante de nuestro trabajo, pero tambi茅n existen grandes necesidades de servicios m茅dicos de calidad para ni帽os y embarazadas.

Unas 2.000 mujeres han recibido atenci贸n por parte de nuestro personal en Taiz. Mujeres, que de otra forma, no habr铆an tenido acceso a estos cuidados especializados. Tambi茅n hemos tratado a ni帽os con desnutrici贸n e infecciones respiratorias graves, as铆 como a menores con enfermedades comunes que se complican a causa de la falta de suministros.

Lamentablemente, en Taiz no existe infraestructura para la gesti贸n de los residuos urbanos. La situaci贸n es igualmente extrema en el acceso al agua potable y en lo que se refiere a las estructuras de saneamiento de agua, lo que contribuy贸, sin duda, a que el n煤mero de casos de c贸lera se disparase en 2017. En pocas semanas, con la llegada de las lluvias, tememos que puedan aparecer nuevos brotes.

La resistencia antimicrobiana es otro grave problema que tiene graves consecuencias a largo plazo. En los centros de salud de todo Yemen, la prescripci贸n excesiva de antibi贸ticos es una pr谩ctica com煤n de los m茅dicos. Los pacientes est谩n acostumbrados a un f谩cil acceso a los mismos y la automedicaci贸n es habitual. Como consecuencia, la resistencia antimicrobiana en el pa铆s es alta para ciertos antibi贸ticos.

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