OPINI脫N de Carolina V谩squez Araya.- Recib铆 un mensaje por correo electr贸nico llamando mi atenci贸n sobre un tema que, por recurrente, ha dejado de llamar nuestra atenci贸n: la falta de oportunidades laborales para quienes han sobrepasado la barrera de los 45. Parece absurdo, pero los estudios superiores y las experiencias acumuladas durante los 20 a帽os siguientes a la obtenci贸n de un t铆tulo universitario pierden toda relevancia frente a un mercado cuya prioridad parece ser el ahorro en salarios, muy por encima de la excelencia en el desempe帽o. A eso, se debe sumar el hecho adicional de la fuerte competencia por parte de j贸venes reci茅n graduados e inexpertos, dispuestos a aceptar condiciones paup茅rrimas en contratos de usura, lo predominante en el actual mercado laboral de la mayor铆a de pa铆ses en desarrollo.
¿Qu茅 sucede con ese gran segmento de profesionales cuando superan la barrera de los 45 y nadie los contrata por caros o por “sobre calificados”? No hay c贸mo saberlo, debido a la situaci贸n de inestabilidad econ贸mica de nuestros pa铆ses cuyo impacto en el futuro de las personas resulta cada vez m谩s impredecible. Por ello y debido a un sistema depredador e inclemente con quienes realizan grandes esfuerzos por superarse, esas inversiones destinadas a brindar capacitaci贸n por medio de universidades p煤blicas y privadas, m谩s los recursos destinados a elevar el nivel educativo de una poblaci贸n en constante crecimiento, se van por el despe帽adero en el momento justo cuando producen los mejores resultados. Y eso no es todo, ese caudal de conocimientos transformado por obra y milagro de los intereses empresariales o burocr谩ticos, se transforma de un modo incomprensible en una desventaja para quien los posee y suma a la columna del retraso en los indicadores de desarrollo.
En nuestros pa铆ses ha sido notable y bien documentado el incremento en la profesionalizaci贸n del segmento femenino. Cada vez son m谩s las mujeres que siguen con 茅xito carreras universitarias y estudios de posgrado, cuya participaci贸n en instituciones, empresas y en el ejercicio independiente constituyen no solo un aporte al progreso sino tambi茅n una v铆a importante de crecimiento personal, social y familiar. Por eso resultan incomprensibles esas pol铆ticas para cerrar las puertas de las oportunidades a quienes alcanzan precisamente el punto m谩s elevado de su vida en cuanto a experiencia, conocimiento y responsabilidad despu茅s de haber luchado durante d茅cadas por alcanzar esos est谩ndares de igualdad laboral. Hombres y mujeres en la etapa m谩s productiva, sin posibilidades de conseguir un empleo acorde con sus capacidades, no solo es un absurdo sino tambi茅n una p茅sima forma de rebajar los costos operativos a costa de la calidad.
Sin embargo, los efectos de tales pol铆ticas no impactan 煤nicamente en la vida de las personas, tambi茅n lo hacen a nivel de toda la sociedad. Al crearse de forma prematura una clase pasiva –por falta de oportunidades de trabajo- el costo para las nuevas generaciones se incrementa de manera progresiva. El desperdicio de talentos cobra una elevada cuota al conjunto de la sociedad en la menor calidad de los resultados, pero tambi茅n en la p茅rdida de confianza sobre las ventajas de una educaci贸n superior comparada con aventuras comerciales de elevadas ganancias pero de corto plazo, al parecer la preferencia de un segmento de j贸venes para quienes obtener ingresos es mucho m谩s importante que prepararse acad茅micamente.
El tema da para un amplio debate. Pero la tendencia est谩 creando un problema que, de no enfrentarse a tiempo, podr铆a generar una crisis en una de las columnas vertebrales de nuestras sociedades al excluir de manera injusta y poco inteligente a sus mejores elementos.
¿Qu茅 sucede con ese gran segmento de profesionales cuando superan la barrera de los 45 y nadie los contrata por caros o por “sobre calificados”? No hay c贸mo saberlo, debido a la situaci贸n de inestabilidad econ贸mica de nuestros pa铆ses cuyo impacto en el futuro de las personas resulta cada vez m谩s impredecible. Por ello y debido a un sistema depredador e inclemente con quienes realizan grandes esfuerzos por superarse, esas inversiones destinadas a brindar capacitaci贸n por medio de universidades p煤blicas y privadas, m谩s los recursos destinados a elevar el nivel educativo de una poblaci贸n en constante crecimiento, se van por el despe帽adero en el momento justo cuando producen los mejores resultados. Y eso no es todo, ese caudal de conocimientos transformado por obra y milagro de los intereses empresariales o burocr谩ticos, se transforma de un modo incomprensible en una desventaja para quien los posee y suma a la columna del retraso en los indicadores de desarrollo.
En nuestros pa铆ses ha sido notable y bien documentado el incremento en la profesionalizaci贸n del segmento femenino. Cada vez son m谩s las mujeres que siguen con 茅xito carreras universitarias y estudios de posgrado, cuya participaci贸n en instituciones, empresas y en el ejercicio independiente constituyen no solo un aporte al progreso sino tambi茅n una v铆a importante de crecimiento personal, social y familiar. Por eso resultan incomprensibles esas pol铆ticas para cerrar las puertas de las oportunidades a quienes alcanzan precisamente el punto m谩s elevado de su vida en cuanto a experiencia, conocimiento y responsabilidad despu茅s de haber luchado durante d茅cadas por alcanzar esos est谩ndares de igualdad laboral. Hombres y mujeres en la etapa m谩s productiva, sin posibilidades de conseguir un empleo acorde con sus capacidades, no solo es un absurdo sino tambi茅n una p茅sima forma de rebajar los costos operativos a costa de la calidad.
Sin embargo, los efectos de tales pol铆ticas no impactan 煤nicamente en la vida de las personas, tambi茅n lo hacen a nivel de toda la sociedad. Al crearse de forma prematura una clase pasiva –por falta de oportunidades de trabajo- el costo para las nuevas generaciones se incrementa de manera progresiva. El desperdicio de talentos cobra una elevada cuota al conjunto de la sociedad en la menor calidad de los resultados, pero tambi茅n en la p茅rdida de confianza sobre las ventajas de una educaci贸n superior comparada con aventuras comerciales de elevadas ganancias pero de corto plazo, al parecer la preferencia de un segmento de j贸venes para quienes obtener ingresos es mucho m谩s importante que prepararse acad茅micamente.
El tema da para un amplio debate. Pero la tendencia est谩 creando un problema que, de no enfrentarse a tiempo, podr铆a generar una crisis en una de las columnas vertebrales de nuestras sociedades al excluir de manera injusta y poco inteligente a sus mejores elementos.