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Italia: La Iglesia, el Estado y la libertad de elecci贸n de las mujeres

OPINI脫N de Rossana Rossanda.- Tambi茅n yo participo en la protesta de las amigas que se han indignado por la moci贸n aprobada por el Ayuntamiento de Verona y por la representante del PD en 茅l: tocar la Ley 194 significa abolir todo lo que se ha tratado de hacer para defender a las mujeres de los abortos clandestinos; y se ha hecho poco, porque la 194 permite, en cualquier caso, la libertad de conciencia del m茅dico, a trav茅s de la cual pasa el modo de eludirla. Debe mantenerse por completo.

Al mismo tiempo, creo que hay que precisar un argumento en el que no coincido con mis amigas. No creo, la verdad, que sea correcto declarar que el aborto es un acto m茅dico como sacarse una muela. Nunca me he quedado embarazada, de modo que nunca se me ha planteado el problema, pero he visto a amigas m铆as m谩s j贸venes que han tenido que afrontarlo: para ninguna ha sido en absoluto sencillo.

En el caso del aborto hay dos posibles cuestiones enfrentadas: por un lado una mujer, generalmente joven, pero perfectamente capaz de entender y elegir, que conoce las dificultades que hay que afrontar en el caso de un hijo no deseado, con las dificultades econ贸micas que supone criarlo hasta que est茅 en condiciones de mantenerse por s铆 mismo. En la mayor parte de los casos, el compa帽ero que ha participado en la fecundaci贸n no se interesa por ello.

Por el otro lado, hay un feto, es decir un sujeto bastante imperfecto, que representa una potencialidad de vida de una persona, pero no es todav铆a persona, careciendo de todo el sistema neurol贸gico que permite serlo.

Hay por lo tanto «sujetos» diversos, y la elecci贸n de las mujeres ha de ser libre y responsable. Es absolutamente falso que con ello se mate a un ser humano, este ser humano no existe todav铆a. S茅 bien que la Iglesia lo considera existente desde el momento de la concepci贸n, pero hasta que una persona no es tal, hablar de ser humano es imposible.

Nos vemos ante una elecci贸n absolutamente pertinente en t茅rminos de humanidad, y que ha de afrontarse como tal. Todas las j贸venes con las que me he encontrado y que han tenido que hacer esa elecci贸n pueden haber sufrido, como en el caso de una posibilidad que no se ha realizado.

No estoy por tanto de acuerdo con expresarse superficialmente, por no decir con dudoso sentido del humor, como he le铆do en la broma de: «Fuera el Vaticano de mis bragas».

En esos casos, es bueno recordar que la Iglesia Cat贸lica tiene un c贸digo propio que nada tiene que ver con el del Estado. No creo que sea cuesti贸n de volver atr谩s en esta distinci贸n, que Italia ha hecho en su momento, por m谩s que se tardase en ello.


*Rossana Rossanda es miembro del Consejo Editorial de Sin Permiso.
Fuente: il manifesto, 18 de octubre de 2018. Traducci贸n: Lucas Ant贸n

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