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A pie hacia el norte

OPINI脫N de Carlos Girbau.- Desafi谩ndolo todo, cerca de 10 mil personas mal vestidas y peor calzadas, la inmensa mayor铆a en edad de trabajar y 2.000 de ellas, menores, salieron a pie en tres marchas desde Honduras y El Salvador camino la frontera estadounidense. La m谩s numerosa, de 7 mil personas, lo hizo el 13 de octubre partiendo de San Pedro Sula (Honduras).

Las marchas est谩n despertado una red de amplia simpat铆a entre las poblaciones que van cruzando y tambi茅n de reconocible xenofobia y racismo entre los gobernantes. Es el odio a los pobres y el intento consciente y organizado de enfrentar a los 煤ltimos contra los pen煤ltimos. Donald Trump ha afirmado que todos los males de mundo radican en esa gente que huye de la miseria, y amenaza con descargar toda la c贸lera del imperio sobre ella: fin de las ayudas a los pa铆ses que les permitan salir, balas sobre quienes lleguen a la frontera y deportaci贸n autom谩tica para las personas que aun as铆 logren cruzarla.

La g茅nesis

“No nos vamos, nos echan”. 脡sa es la frase que repiten los marchistas cuando los distintos medios de comunicaci贸n intentan buscar respuestas al por qu茅 de una salida masiva que, por ahora, parece no tener fin. Se trata de razones profundas que se resumen muy bien en la respuesta mencionada y que nacen de unas relaciones econ贸micas marcadas por el imperialismo y la cadena de servidumbres generada en las distintas oligarqu铆as de la zona.

El tri谩ngulo norte del istmo americano (Honduras, Guatemala y El Salvador), al que se le suma ahora la dif铆cil situaci贸n en Nicaragua, soporta el despotismo de empresas multinacionales que, al calor de la globalizaci贸n y los distintos acuerdos de libre comercio, han aumentado su peso sobre las econom铆as locales hasta niveles antes desconocidos. Durante los 煤ltimos 5 lustros, los pueblos del 谩rea han sido v铆ctimas de una guerra impositiva a la baja entre los gobiernos del ismo con el objetivo de atraer la m谩xima inversi贸n extranjera posible. Las facilidades de instalaci贸n, repatriaci贸n de beneficios y elusi贸n fiscal para los grandes capitales han representado el traslado a esa zona de factor铆as y talleres que exigen del uso intensivo de una mano de obra con baj铆simos salarios, las conocidas como maquilas[1], y cuya producci贸n se halla volcada hacia el mercado mundial. El efecto en las ciudades ha sido claro: el hundimiento (por su incapacidad de competir en precio) de la escasa y precaria industria local. En el campo, los resultados del cambio clim谩tico en los rendimientos agr铆colas y la ca铆da de los precios de productos como el caf茅, as铆 como el incremento del precio de productos b谩sicos de la cesta familiar han marcado la pauta.

El Instituto Nacional de Estad铆stica de Honduras, de cuya nacionalidad son la mayor铆a de los marchistas, sit煤a en condici贸n de pobreza al 68% de la poblaci贸n del pa铆s (6 millones de personas) y en pobreza extrema, al 44%. Asimismo, se帽ala que el subempleo alcanza al 56% del total de asalariados y que el 75% de ellos reciben menos de una remuneraci贸n de subsistencia.

Por su parte, en El Salvador, seg煤n la Direcci贸n Nacional de Estad铆sticas y Censos, la pobreza alcanza a m谩s del 34% de la poblaci贸n y en las ciudades, el desempleo supera la tasa del 64%. Todo ello por no hablar de la inseguridad generada por las maras y la polic铆a en los barrios de las ciudades de estos pa铆ses y a la que muchos de los marchistas se refieren tambi茅n como raz贸n de su salida.

En resumen, pobreza, inseguridad, cambio clim谩tico e incapacidad de hacerles frente por parte de unos estados sin recaudaci贸n fiscal explican los motivos de ese flujo masivo de personas hacia el norte.

¿Se les puede parar?

A nadie le cabe duda que el gobierno de los EEUU har谩, como hizo la Roma imperial, todo lo posible para evitar que esta marcha u otras crucen su frontera. Tambi茅n resulta seguro que de gente como Trump y quienes le apoyan, capaces de encerrar a ni帽os en jaulas, no se puede esperar un control de frontera siguiendo los criterios de los derechos humanos. Pero sin embargo, igualmente parece claro que el movimiento migratorio no se detendr谩 por ello. Las cifras de las propias autoridades fronterizas de los EEUU indican que, hasta octubre de este a帽o, ya hab铆an sido repatriadas m谩s de 50 mil familias hondure帽as cuando intentaban entrar en el pa铆s. Como se帽alamos en un reciente art铆culo en esta misma publicaci贸n: “el capitalismo se caracteriza por la radical e innegable separaci贸n entre los medios necesarios para cualquier producci贸n y los productores, as铆 como por la conversi贸n de ambas cosas (medios de producci贸n y productores) en mercanc铆as. Los medios de producci贸n representan, en tanto que mercanc铆a, capital y los productores son, en tanto que mercanc铆a, fuerza de trabajo. El primero no puede engordar sin hacer producir al segundo y la fuerza de trabajo no puede conseguir medios para subsistir sin venderse a los poseedores del capital. En otras palabras, mientras que para poder subsistir la inmensa mayor铆a de la poblaci贸n deba (obligatoriamente) “vender” su mercanc铆a (su capacidad de producir) a los propietarios de los medios de producci贸n (los poseedores del capital) buscar谩 siempre la forma de hacerlo. Y no habr谩 muro, ley o polic铆a capaz de impedir que eso ocurra. Se podr谩 perder la vida en el intento, se podr谩 vivir sin papeles o sin derechos, pero a lo que se est谩 obligado es a intentar comer. Es esta condena la que irrefrenablemente impele al ser humano a seguir al dinero all铆 donde se encuentre y, en consecuencia, a migrar donde ese dinero se halla hoy hiper concentrado.”

El resultado de esa realidad migratoria agravada por la globalizaci贸n ha transformado las ciudades en espacios en los que la concentraci贸n de medios de producci贸n y productores se realiza por excelencia, y en la 煤nica forma en que 茅sta se produce, con todos los matices que se quiera, es de manera sincopada, descontrolada, por aluvi贸n y brutalmente inhumana. Desde los primeros tiempos del capitalismo hasta nuestros d铆as, esa forma se reproduce inexorablemente, una y otra vez. Las crisis son el 煤nico medio que tiene el sistema de “regular” ese hecho. Ning煤n capitalista, y por supuesto menos a煤n ning煤n trabajador, sabe cu谩ndo se produce la saturaci贸n (sobreproducci贸n) capaz de transformar la abundancia en crisis, tampoco posee los medios para evitarla. En consecuencia tampoco puede eludir las consecuencias que ello provoca en la migraci贸n y/o la concentraci贸n de la riqueza.

Hacer frente a la xenofobia y el racismo

El retroceso general de las condiciones de vida que hoy sufre la mayor铆a de la poblaci贸n en el mundo tambi茅n se padece en las ciudades de Estados Unidos o Europa, e igualmente forma parte de movimientos poblacionales del sur (Espa帽a, Grecia, Portugal) al norte (Gran Breta帽a, Alemania u Holanda) de la UE. Como sucede en Honduras o Guatemala (eso s铆, a su nivel), existe el surgimiento de unas cada vez m谩s visibles bolsas de pobreza y p茅rdida de derechos en todos y cada uno de los Estados.

La reacci贸n social y pol铆tica a esa p茅rdida de derechos (el miedo al fin de la seguridad) se encuentra lejos de ser homog茅nea entre las poblaciones del llamado primer mundo, pero el general de la opini贸n publicada coincide con que es, precisamente ese miedo, lo que se halla detr谩s del avance de las posiciones populistas de derechas que florecen en el viejo continente y en los EEUU.

Las recetas neoliberales para afrontar la crisis de 2008 han profundizado, como pueden constatarse por Eurostad, los ataques en aspecto b谩sicos de la vida de las personas, tales como la calidad en el empleo, el acceso a la vivienda, la salud o la educaci贸n. Pero a la vez, tambi茅n se han ahondado las pol铆ticas de rebaja fiscal a los m谩s poderosos y las inversiones en para铆sos fiscales, que se han disparado entre 2008 y 2016 en m谩s del 45% tal como se帽ala OXFAM.

Resulta evidente que crisis no ha sido igual para todo el mundo y que su salida tampoco ha sido para todos la misma. Ahora que de las autoridades monetarias internacionales ya rebajan las tasas de crecimiento y se anuncia una nueva crisis, las formas y recetas empleadas en la anterior marcar谩n claramente el devenir.

La manera en que el sector dominante en la sociedad est谩 encarando la recesi贸n que llega pasa por reforzar su “guerra contra los pobres”. En otras palabras: trabaja la fragmentaci贸n social a trav茅s de m煤ltiples medios, como la reducci贸n y segmentaci贸n de las pol铆ticas sociales, la restricci贸n de derechos pol铆ticos y sociales, y la limitaci贸n del movimiento de las personas. La guerra contra los pobres tiene un cap铆tulo fundamental en la guerra entre los pobres.O lo que es lo mismo, en la pelea entre un n煤mero cada vez mayor de despose铆dos por una parte de la tarta cada vez m谩s peque帽a (salario y pol铆tica social).

Por su parte, un porcentaje importante de la izquierda pol铆tica responde a ese hecho con una sola l贸gica: preservar lo que se tiene. Una l贸gica muy conservadora y altamente insuficiente como demuestran los 煤ltimos 30 a帽os de historia. El marco legal actual y su concreci贸n econ贸mica, si algo nos han demostrado, es su utilidad para generar la actual desigualdad y no para impedirla.

La posici贸n m谩s elaborada en este campo, ha sido la se帽alada por Oskar Lafontaine y Sahra Wagenknech en el momento de lanzar un nuevo movimiento pol铆tico en Alemania. Estos destacados representes de Die Linke sostienen que es necesario frenar la migraci贸n, aportando razones precisamente vinculadas a los recortes que la pol铆tica neoliberal ha tra铆do consigo.

Esta idea conservadora de preservaci贸n, demostrada emp铆ricamente como imposible, concuerda a su vez con la de la derecha populista y sus bravuconadas verbales, policiales y judiciales contra quienes vienen y contra quienes ya est谩n aqu铆. Por ese camino, la izquierda social y pol铆tica desde luego no avanzar谩, sino que bien al contrario, amarrada exclusivamente al marco legal actual perder谩 poco a poco la batalla que el populismo de derechas lleva de la mano de los prejuicios y del miedo a la inseguridad. Y por ende, tampoco lograr谩 limitar la ca铆da del nivel de vida entre las clases populares.

M谩s derechos

Un potent铆simo pilar que favorece la guerra entre los sectores populares, perjudic谩ndolos a todos, se encuentra precisamente en su diferencia de derechos. Unidos en la necesidad de conseguir empleo y en el pago de tasas, servicios e impuestos, se hallan a la vez separados en la posibilidad del ejercicio pleno de sus derechos. Derechos de residencia, derechos pol铆ticos, derechos sociales. Millones de personas comparten el espacio urbano pero con una falta de igualdad efectiva que fomenta su fragmentaci贸n. En Europa o en Estados Unidos, el volumen de personas inmigrantes, es decir, de aquellos que ya est谩n en sus territorios trabajando y viviendo supera ampliamente de media el 15% del total poblacional. Mantener esa divisi贸n resulta, aparte de una prueba evidente de falta de democracia, una base objetiva que perjudica el necesario esfuerzo contra los prejuicios xen贸fobos y el racismo.

Generar igualdad pol铆tica, a partir de garantizar derechos de manera universal por residencia, no por nacimiento, y articularlos a partir de las ciudades, por ejemplo, en toda la Uni贸n Europea, supone construir la respuesta a los problemas antes referidos sobre bases diferentes a la actuales. Es dar seguridad de la 煤nica manera posible. Es darla a partir de aquello que une y no en aquello que diferencia. A partir de la garant铆a de los derechos, su defensa y su universalizaci贸n entre aquellos que ya comparten un mismo espacio geogr谩fico. Y dentro de las garant铆as universales de derecho que sostienen la libertad a partir de la igualdad, se encontrar铆an iniciativa tales como una renta b谩sica universal, y otros derechos universales como la sanidad, la educaci贸n, la vivienda, el empleo o los derechos de voto y de participaci贸n pol铆tica.

No sabemos cu谩l ser谩 el final de las marchas hacia EEUU emprendidas a pie por miles de personas del tri谩ngulo norte del ismo americano. Pero s铆 conocemos que cada nuevo empe帽o por alcanzar una vida digna pone en juego el conjunto de las relaciones sociales, y nos interpela a todos al mostrarnos que el problema no hay que buscarlo en el que viene, sino en quienes nos echan a todos.
Notas:



[1] Bolet铆n econ贸mico del Banco Central de El Salvador (https://www.bcr.gob.sv/bcrsite/uploaded/content/category/771312474.pdf

Fuente:
www.sinpermiso.info, 4-11-18

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