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Cambio de palabras

Jorge Zavaleta Alegre.- El Periodismo, a trav茅s de la Entrevista escrita, televisada o por cualquier medio cibern茅tico, puede descubrir las facetas m谩s 铆ntimas y controversiales de personajes p煤blicos que aceptan ser abordados por comunicadores de reconocida independencia, aliados de la verdad y con permanente cuestionamiento a la historia oficial.





En este  horizonte, se inscribe el reciente libro del periodista C茅sar  Hildebrandt (Lima, 1948),  Cambio de Palabras, con 25 entrevistas a trav茅s de las cuales corrobora o profundiza el mensaje, la conducta que nos han mostrado, l铆deres pol铆ticos como  V铆ctor Ra煤l  Haya de la Torre, fundador de la  Alianza Popular Revolucionaria  Americana-Apra, M茅xico 1917,  cuyos enunciados se truncaron en su camino de convivencia con la dictadura del  general  Manuel  Odr铆a, con el Pradismo, cuyo  jefe de familia se llev贸 a Europa los aportes del pueblo  peruano para defenderse en la  Guerra Lim铆trofe del Pac铆fico.

El general  Juan Velasco Alvarado, quien asumi贸 el gobierno revolucionario en representaci贸n oficial de las Fuerzas Armadss, 3 octubre 1969, le responde a la 煤ltima pregunta de la entrevista: ¿Cu谩l es, seg煤n su punto de vista, la salida pol铆tica para el Per煤?. “Si no hay revoluci贸n, entonces el  gobierno militar ya no se justifica. Debe haber, pues un Gobierno  democr谩tico, no?”

El poeta comunista Juan Gonzalo Rose (10 marzo 1980) afirma: “…Aqu铆 en el mundo… no tengo ninguna esperanza…Me hubiera  gustado ser m谩s 煤til. Con toda seguridad yo siento, ahora, que el arte es algo totalmente in煤til, que no tiene ning煤n sentido: la poes铆a, la m煤sica…Al 煤nico arte que le sigo  guardando respeto es al teatro…”

Recuerda que Haya  de la Torre le dijo a Rose que en un momento fue aprista. Y 茅l respondi贸: “Ud. Tambi茅n…Haya no ten铆a mucho sentido del humor…”


Otro personaje, en Cambio de Palabras, es Jorge Luis Borges, quien habla de su madre el  19 de diciembre de 1978: “Como dijo Chesterton, lo 煤nico que sabemos de Edipo es decir que el no padec铆a del complejo… Yo  tengo un recuerdo tan puro y tan grande de mi madre. Ella ha muerto hace  tres a帽os. Yo no he querido cambiar nada de su pieza. Y cada vez que vuelvo a casa me asombro  que ella no est茅 esper谩ndome…”

 De Gabriel Garc铆a M谩rquez, Borges responde claro que conoc铆 a 茅l, “aunque  creo que  el principio de Cien a帽os de soledad, es mejor que el final. Pero al final es normal. Al final el autor se cansa”.

GGM opina que el g茅nero de la entrevista abandon贸 hace mucho tiempo los predios rigurosos del periodismo para internarse con patente de corso en los manglares de la ficci贸n. Lo malo es que la mayor铆a de los entrevistadores lo ignoran, y muchos entrevistados c谩ndidos todav铆a no lo saben. Tal vez los entrevistadores no se dan cuenta de hasta qu茅 punto nos duele su fracaso a los entrevistados, pues en la realidad no es un fracaso de ellos solos, sino, sobre todo, un fracaso nuestro. Tengo la esperanza de que en un d铆a no muy lejano nadie volver谩 a comprar los peri贸dicos donde se publiquen entrevistas conmigo.

Hace algunos a帽os, recordaba GGM en una conferencia de Prensa sobre temas econ贸micos que concedi贸 el presidente de Francia Val茅ry Giscard d'Estaing. Fue un espect谩culo radiante, en el cual los periodistas disparaban con cargas de profundidad, y el entrevistado respond铆a con una precisi贸n, una inteligencia y un conocimiento asombrosos.

De pronto, una periodista pregunt贸 con el mayor respeto: «¿Sabe usted, se帽or presidente, cu谩nto cuesta un billete de Metro?». El se帽or presidente, por supuesto, no lo sab铆a.


Oriana Fallaci en su libro  Entrevista con la  Historia, publica 18  personajes, viviseccionados, gracias  a esa t茅cnica ins贸lita de la entrevista. M谩s que entrevistados esos personajes, “se nos aparecen radiografiados, con sus transparencias  y opacidades, su inseguridad o su valor”.

Hildebrandt, reivindica  a la  grabadora y tambi茅n que esta no  garantiza la honestidad  y all铆 est谩n las groseras  manipulaciones  de Oriana  Fallaci con sus entrevistas, pero la buena fe es inescrutable en ella…

Hay  quienes sostienen que es f谩cil sostener con su entrevistado una conversaci贸n fluida, y de reproducir luego la esencia de a帽os de buen periodismo antes de ese invento luciferino que lleva el nombre abominable de magnet贸fono.

Despu茅s de toda una vida de entrevistar a tantos, en octubre-noviembre de 2004 Oriana Fallaci se entrevist贸 a s铆 misma. "Detesto las entrevistas", porque para ser buenas tienen que "introducirse, hundirse en el coraz贸n del entrevistado", (se) confesaba.

Precisamente de eso se trataba, de desentra帽arse, de darse por entero antes de que fuera demasiado tarde. En aquel entonces Oriana ya estaba mala, ya ten铆a al "Otro" en los adentros. S铆, estoy enferma, ven铆a a decir; pero "Occidente, Europa e Italia est谩n m谩s enfermos que yo": su c谩ncer es peor que el m铆o, "mucho m谩s tr谩gico":

Oriana Fallaci maldice aqu铆 "el Islam 谩vido, rastrero, ambiguo", "la m谩s pesada cadena que se haya impuesto al g茅nero humano". Desatada, en esta su definitiva entrevista, arremete contra todo y contra todos: contra "la patra帽a del pacifismo multiculturalista", contra los medios que "siempre tienen alguna justificaci贸n [para] los enemigos, resume Oriana Fallaci quien se entrevista a s铆 misma, destaca La Esfera, Madrid, 2005.


Conoc铆 a C茅sar  Hildebrandt en la ciudad peruana de Puno, cuando el cay贸 enfermo y  tuvo que someterse a una urgente operaci贸n al vaso. Ocupaba una habitaci贸n vieja, opaca, con muros salpicados de sangre.  Y casi dormido, me pregunt贸 por los compa帽eros de viaje al  primer congreso nacional de empresas de propiedad social.  Se sent铆a el m谩s solitario del mundo. Creo que esa experiencia cambi贸  temporalmente ese  car谩cter  fuerte, implacable contra la improvisaci贸n, la cr贸nica al vuelo, sin ideas.  No debe haber cambiado un 谩pice si uno revisa  sus opiniones en Hildebrandt en sus  trece,  semanario que  trasciende el d铆a  y llega con la luz a amplios sectores populares  y  es le铆do casi a escondidas por los grupos de poder de siempre que viven del erario nacional mientras sigue intangible la categor铆a de uno de los pa铆ses m谩s corruptos de la tierra, en tanto  millones de campesinos, en pleno siglo XXI, no tienen abrigo para  guarecerse de las heladas del Altiplano.


Cesar Hildebrandt, menciona a Jacques Monod (bioqu铆mico franc茅s, ganador del Premio Nobel de Fisiolog铆a o Medicina en 1965), uno de esos autores que le  ayud贸 a ser un irreverente m谩s o menos informado, quien escribi贸 alguna vez que el hombre sabe que est谩 solo en el Universo, del que  ha emergido por azar…. Y por eso mismo, ni su destino ni su deber estar escritos en alguna parte. Confiesa que siempre  ha compartido esa sensaci贸n, que con cierta peligrosa solemnidad podr铆a definirse como de orfandad estelar. Y sin embargo todos los d铆as  reflexiona una pasi贸n que no se explica, una fe que no cede, un mandato que no se explica, un mandato sin remitente, me hicieron y me hacen periodista. Hasta el 煤ltimo d铆a”.

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