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Barrilete de la feria de Sumpango en Guatemala (2018). que dice: “Deshumanizaci贸n y vas por ah铆 siendo la consecuencia de tu propia creaci贸n, la tecnolog铆a. Ruk ux Ixim”. / Foto: Florencia Goldsman. |
En el plano legislativo y en el 谩mbito global, los Ejecutivos desarrollan leyes que, antes que asegurar los derechos en espacios digitales escudadas en la lucha antiterrorista, ampl铆an los marcos de la censura y la persecuci贸n de defensoras y defensores de derechos humanos. Por estas razones, en el presente reportaje consultamos a un grupo de personas facilitadoras* de seguridad digital de la regi贸n centroamericana para que, a partir de sus contextos, urgencias y visiones, bajo la sombra de un sabio, necesario y estricto anonimato, nos compartan cu谩les son las amenazas de la vigilancia y del control de quienes defienden cuerpos, territorios y derechos en la regi贸n.
Am茅rica Central es un extenso territorio cuyas fronteras separan identidades multiculturales diferentes y desaf铆os comunes. Si bien cada pa铆s atraviesa procesos diferenciados, en la zona conocida como el ‘tri谩ngulo norte’, formada El Salvador, Guatemala y Honduras, se encuentran convergencias en las que la precarizaci贸n de la vida, la militarizaci贸n del territorio y el ataque o cercenamiento de los derechos de las mujeres y personas LGBTI+ demarcan el horizonte. La situaci贸n que atraviesa Nicaragua invita a incluir al pa铆s en esa descripci贸n.
El diferencial de las luchas que se libran estos 煤ltimos a帽os lo aporta la perspectiva tecnopol铆tica, entendida por el estudio de las intersecciones de lo que sucede en las redes digitales con las manifestaciones y protestas en el espacio p煤blico. Los usos extendidos de plataformas y herramientas digitales no solo marcan la presencia de una internet comercial que ha conseguido insertarse en el d铆a a d铆a de las personas, tambi茅n exige una discusi贸n profunda sobre el acceso las tecnolog铆as, la defensa de la libre expresi贸n, el aumento del acceso al conocimiento y, sobre todas las cosas, el derecho a la privacidad como un ingrediente fundamental para que la disidencia pol铆tica y el pensamiento cr铆tico sean posibles.
Si en 2009 el golpe de Estado en Honduras fue el cimbronazo regional, hoy la represi贸n en Nicaragua orquestada por el Gobierno pinta de tono sanguinolento el paisaje. Son m谩s de 300 las personas asesinadas por el terrorismo de Estado nicarag眉ense y cientos de personas est谩n desaparecidas. La crisis en Nicaragua, que estall贸 a ra铆z del descontento social que la poblaci贸n arrastra desde hace muchos a帽os con el Gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo, sobrepas贸 ampliamente las garant铆as de cumplimiento y respeto de los derechos humanos: la represi贸n, las agresiones f铆sicas y el miedo psicol贸gico se convirtieron en v铆as para intentar restablecer el orden, la raz贸n de Estado y extinguir la protesta social.
Carla Ver贸nica es una defensora nicarag眉ense que, apoyada por el colectivo Florecer谩s Nicaragua esta recorriendo Centroam茅rica con el rol pol铆tico de denunciar el genocidio que se viene ejecutando en su pa铆s desde el mes de abril. “Nicaragua hizo un estallido que nadie se lo esper贸, cre铆amos que iba a seguir la misma din谩mica de la represi贸n a la que estamos acostumbradas pero el 19 de abril ocurrieron las primeras muertes. Incluso hay gente que dice ‘es como que abril nunca terminara’ porque es revivir esta sensaci贸n tan dura de hablar de muertos. El pa铆s se paraliz贸”, describe.
A las tradicionales formas de la represi贸n se suma el ingrediente de la persecuci贸n en internet y la criminalizaci贸n del derecho a defender derechos digitales, as铆 como aquellos derechos ligados a la protecci贸n de la privacidad en los espacios en red. “Con varias compa帽eras advertimos todas las amenazas nos han llegado por nuestras publicaciones, por conocer nuestra geolocalizaci贸n, qu茅 informaci贸n subimos, qu茅 tweet compartimos. Tenemos compa帽eras que han sufrido la exposici贸n de sus historiales de redes sociales”, relata Carla. Muchas activistas en toda la regi贸n han sentido el “cambio de paradigma”, como ella lo llama, “ya no es solo tu protecci贸n f铆sica sino tambi茅n tu protecci贸n cibern茅tica”.
Defender los territorios (digitales)
“En el caso de Honduras se suman los desaf铆os que los movimientos por los derechos al territorio enfrentaban, porque tambi茅n el tema de lo digital es un territorio m谩s a defender”, se帽ala un facilitador de seguridad digital. En Nicaragua, las organizaciones defensoras de derechos humanos han dado un gran apoyo a las activistas. “Les consiguen celulares y ha sido bonito saber que antes de entregar los equipos nos piden que los cifremos ,que creemos cuentas, pero las defensoras creen que todo es una soluci贸n m谩gica. A m铆 muchas veces me preguntan: ‘¿Y ya con esto no nos van a leer los mensajes?’. O por ejemplo, se acercan defensoras que tienen en grupos m谩s de mil mensajes sin leer y sin borrar. En realidad lo que tienen que entender es que no hay soluciones m谩gicas. Que las medidas de seguridad digital si no las volv茅s una costumbre, como cepillarte los dientes o ba帽arte, no sirven. Tienen que ver que si les roban el celular, ya leyeron esos mil mensajes que son importantes, por que probablemente tengas ah铆 fotos, videos o audios de denuncias y est谩s vulnerando la privacidad de las personas a las que incluso est谩n defendiendo”.

En el actual panorama, las empresas situadas en el Valle de Silic贸n, Estados Unidos, han conseguido expandir una cultura en la cual ya no es necesaria la coacci贸n o la violencia f铆sica para que las personas abran las cortinas a los detalles m谩s nimios y m谩s importantes de sus vidas. Como se帽ala otra de las capacitadoras en seguridad digital “ya no tienen que vapulearte para sacar informaci贸n sino que t煤 la das y la das. Eso hay que discutirlo, es un debate que tiene que haber porque hay niveles de responsabilidad, ¡no se trata de echarle la culpa a la gente porque comparta algo en redes! Debemos debatir c贸mo nos exponemos a trav茅s de diferentes tecnolog铆as, para reducir esa entrega de informaci贸n de manera autom谩tica”.
Para quienes viven bajo golpes de Estado (o bajo reg铆menes de Gobiernos que dan golpes a las personas), la violencia se impone como escuela de brutal y r谩pido aprendizaje. Nuestras mascotas digitales, esas que cargamos en los bolsillos (conocidas como tel茅fonos inteligentes), son las primeras a ser domadas con el ritmo que marca la violencia. Describe Carla Ver贸nica: “Lo aprendimos a la brava. Nunca nadie est谩 preparado para esto, porque no es normal tener que prepararte para resistir a una dictadura. De repente el 19 de abril todo cambi贸 e incluso tu seguridad digital. Justo ese mismo d铆a cayeron los medios de comunicaci贸n independientes y entonces no tuvimos otra mas que informarnos a trav茅s de internet. Y el medio m谩s usado es Facebook o WhatsApp, entonces no nos quedaba otra opci贸n. Pero a la brava fuimos aprendiendo, porque con cada vez m谩s fuerza nos dimos cuenta que nos estaban vigilando, que realmente los que us谩bamos no eran medios seguros, que era muy f谩cil que entraran en nuestras cuentas, que hay un sistema de inteligencia detr谩s y que tenemos que cuidarnos porque es nuestra vida y es la vida de nuestra familia la que corre peligros. El acoso y las amenazas comenzaron por redes sociales, porque la vigilancia es a trav茅s de tus cuentas en Facebook, Instagram y Twitter”.
As铆 como la demanda de conocer m谩s y desarrollar un esp铆ritu cr铆tico hacia las tecnolog铆as crece como ramas extendidas, tambi茅n se verifica un paulatino y firme fen贸meno de creaci贸n de espacios hacker auto-gestionados que est谩n surgiendo en la regi贸n. Una formadora de Honduras relata: “Las compa帽eras llegan al espacio con su propia agenda, pero luego se dan cuenta de que tambi茅n hacemos un debate en el que nos preguntamos cu谩les ser铆an los proveedores que son aliados para la protecci贸n de derechos humanos. Ah铆 entramos en discusiones y preguntamos, ¿es Facebook un aliado de las activistas feministas y de las organizaciones? Tambi茅n nos permitimos hablar de la tecnolog铆a como una herramienta m谩s de las comunicaciones. O conocemos alternativas al Yahoo o al Gmail, y ah铆 est谩 esa labor del boca en boca. Que una se da cuenta de las diferencias y su relevancia para la seguridad y le cuenta a las dem谩s, y luego entran 50 juntas a Signal. Esto tambi茅n lo hacemos en el caso de derechos sexuales y reproductivos, cuando es necesario saber qu茅 herramienta pod茅s usar como una una Pastilla Anticonceptiva de Emergencia (PAE), que tanto como nuestras plataformas, tambi茅n pueden ser penalizadas. Empezar a ampliar el abanico de las herramientas que consideramos de protecci贸n”.
Retos de los cuidados digitales

Ilustraci贸n: Emma Gasc贸
No hay recetas para comenzar a aprender y aplicar medidas seguridad digital. La forma de abordar este tema debe ser hol铆stico: desde una mirada que considera tambi茅n a la seguridad en una tr铆ada f铆sica, psico-emocional y de la gesti贸n de los datos y comunicaciones.
A primera vista, la reacci贸n es fobia: parece complicado, espinoso y ajeno. La buena noticia es que cuando la idea de comunicaciones m谩s seguras nos paraliza el mejor camino es hacerse preguntas. Mirar entre nuestras manos esa mascota digital multicolor, ruidosa y vibrante (siempre ansiosa de datos) y preguntarnos: ¿Es esta la herramienta que m谩s me ayuda en mis comunicaciones?, ¿desde que tengo un celular trabajo m谩s o trabajo menos?, ¿estar m谩s tiempo conectada me trae m谩s estr茅s o mayor relax?, ¿cu谩nta informaci贸n personal guardo en este dispositivo? Y, ¿cu谩nta informaci贸n privada tienen las empresas telef贸nicas cada vez que usamos el servicio?
Debemos debatir c贸mo nos exponemos a trav茅s de diferentes tecnolog铆as, para reducir esa entrega de informaci贸n de manera autom谩tica
Un ejercicio de autocr铆tica feminista reciclado en el plano tecnol贸gico trata de desnaturalizar las herramientas digitales que usamos de forma intensa. Mirarlas de manera extra帽ada y cr铆tica. “Nos falta una educaci贸n de ciberseguridad, de la responsabilidad y de lo que implica exponerte, hacerlo a conciencia, saber que si colg谩s algo en la web ah铆 se qued贸. Se qued贸 en alg煤n servidor en alguna parte del mundo, aunque lo eliminaste ah铆 qued贸. El tema de internet es tan nuevo en nuestras regiones y especialmente en las regiones como las que yo vengo… Porque habl谩bamos de seguridad y de usar otras plataformas, pero econ贸micamente eso no resulta, porque a la gente en el campo le dan Facebook y Whatsapp gratis”, describe la defensora Carla.
Muchas facilitadoras y capacitadores llegan a las comunidades en situaciones de alto riesgo, debido a que muchas lideresas solicitan ayuda y tienen miedo de dejar sus casas por temor a que se las quemen o da帽en a sus familiares. “Nos pas贸 con otra capacitadora, de ir cuando estaban los tranques y usar chalecos antibalas porque nos fuimos a meter a las universidades”, recuerda una formadora centroamericana. En muchos casos las defensoras de los territorios se han encargado de defender a los estudiantes, a las abogadas, a los m茅dicos, usando las herramientas comerciales y “gratuitas”. “Ellas entendieron que ese riesgo se pod铆a aminorar usando Signal o usando una VPN. Dejando de llamar por l铆nea abierto, s铆 lo han entendido (algunas)”, suma otra capacitadora.
Escasez de capacitadores para saciar demanda
En contextos de represi贸n en aumento, las organizaciones que trabajan en virtud de comunicaciones digitales m谩s seguras se cuentan con los dedos. “Somos muy pocas personas tratando de hacer un mont贸n y la demanda se vuelve mucho m谩s grave en estos contextos represivos. ¿En Honduras y Nicaragua cu谩ntas personas que hacen acompa帽amiento de seguridad digital existen?, ¿cu谩ntas personas est谩n asumiendo que esto es un derecho? Son contadas. En la crisis de Nicaragua ya no pueden con todo, la movilidad es peligrosa, no hay personas en las localidades fuera de las ciudades y eso tambi茅n es un reto grande”, destaca una facilitadora costarricense.
Lo digital es un territorio m谩s a defender
El gran gran desaf铆o es construir comunidades de acompa帽amiento a defensoras y defensores fuera de las ciudades capitales. “Inform谩ticas e inform谩ticos hay por todos lados, lo que no hay es personas con el perfil de acompa帽amiento”, adhieren. Las y los facilitadores de seguridad digital ya est谩n corriendo riesgos por dar un taller y ense帽ar el simple hecho de usar un navegador para utilizar la red de manera segura, una red VPN. “En algunas noticias se ha presentando como un delito aunque no haya una ley que lo haya tipificado, es lo que estamos enfrentando”, explica una de las entrevistadas por Pikara Magazine.
Para las capacitadoras que trabajan la seguridad digital desde una perspectiva feminista hay una oportunidad de integrar conocimientos que tienen que ver con el cuerpo al abordar los debates sobre herramientas digitales. “Hablamos del cuerpo como tecnolog铆a, pero hay partes que ni siquiera est谩n exploradas. Ha sido interesante a trav茅s de la vivencias, de las experiencias, de tener casos. Por ejemplo, cuando hablamos con las compas sobre pornograf铆a no consentida y las herramientas que usan luego hacemos la tropicalizaci贸n del asunto. Por tropicalizaci贸n entendemos casos que podemos volver m谩s cercanos a las mujeres. Por ejemplo: si alguien publica fotos tuyas o de tu intimidad, no solo sucede en lo digital. Notamos que tambi茅n hay casos de que en el pueblo pegan im谩genes 铆ntimas en todos los postes, fotos de las compa帽eras desnudas. Trasciende lo digital y se problematiza con perspectiva de g茅nero, incluso con compa帽eras ind铆genas y campesinas que sus hijos les ayudan con el tel茅fono. Esa forma de decir no soy una experta t茅cnica y puedo hablar del tema y verlo de manera integral, no meramente digital”.
Les entrevistades, con voces de todos los pa铆ses de la regi贸n, acuerdan que enfocarse en estos temas hace a帽os dej贸 de ser una cuesti贸n meramente administrativa. Cada d铆a m谩s, las organizaciones se dan el espacio para la discusi贸n pol铆tica informada relativa a la gesti贸n segura de la informaci贸n. En Centroam茅rica as铆 como en todo el continente, la clase pol铆tica abre el paso para que iniciativa militar-privada tenga el control de los recursos. Cuerpos, territorios e internet entran en el paquete del despojo. Para los Estados totalitarios que gobiernan esta parte de Am茅rica hoy no existe contradicci贸n en extrapolar la criminalizaci贸n de los espacio f铆sicos a los digitales.
Este reportaje forma parte del Pikara Lab de Defensoras.
* Los nombres de facilitadoras y facilitadores de seguridad digital que participaron de este reportaje se mantienen en el anonimato a su propio pedido. Las entrevistas fueron coordinadas de manera generosa por Fundaci贸n Acceso.
28 November 2018