OPINI脫N de Thalif Deen.- NACIONES UNIDAS, 15 nov 2018 (IPS) - Un presidente franc茅s dijo una vez, “nunca te pelees con un ni帽o peque帽o ni con la prensa”: el primero tirar谩 la 煤ltima piedra, y la segunda, tendr谩 la 煤ltima palabra.
Pero lo obvio no se aplica al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a quien todo le resbala, pues sobrevive a un aluvi贸n de cr铆ticas de los grandes medios de comunicaci贸n, mientras sigue difundiendo hechos falsos o directamente mentiras.
Como podr铆a haber dicho el fallecido senador Daniel Patrick Moynihan: Trump puede tener derecho a sus propias opiniones, pero no a sus propios hechos.
El l铆der del autoproclamado mundo libre, r谩pidamente emula el estilo de los reg铆menes m谩s autoritarios.
En una conferencia de prensa muy tensa en la primera semana de noviembre, Trump arremeti贸 contra Jim Acosta, principal corresponsal de Cable News Network (CNN) en la Casa Blanca por las preguntas punzantes realizadas al presidente de Estados Unidos, en especial sobre su caracterizaci贸n falsa de la caravana de migrantes en Am茅rica Central.
Y as铆, en un hecho sin precedentes, la Casa Blanca suspendi贸 sus credenciales de prensa y amenaz贸 con hacer lo mismo con otros periodistas, entre ellos Peter Alexander, de la National Broadcasting Company (NBC), April Ryan, de American Urban Radio Networks, y Yamiche Alcindor, de Public Broadcasting Service (PBS), “si no tratan con respecto a la Casa Blanca”, arguy贸.
La medida de Trump viola los derechos b谩sicos de los periodistas de cubrir las actividades del gobierno. Incluso calific贸 a un reportero de “muy asqueroso” y desestim贸 a otro por hacer “una pregunta est煤pida”.
Pero las t谩cticas autoritarias y su hostilidad hacia los grandes medios de comunicaci贸n, descalificando los art铆culos en su contra de “noticias falsas”, inciden en otros gobernantes de derecha, autoritarios y dictadores, como en Filipinas, Hungr铆a, Egipto, Birmania, Turqu铆a, China, Polonia y Siria, que siguen su ejemplo.
“No solo a los reg铆menes autoritarios les complace Trump; de hecho, puede ser al rev茅s”, observ贸 Barbara Crossette, exjefa de la oficina de The New York Times en la sede de la Organizaci贸n de las Naciones Unidas.
Trump admira su comportamiento de mano dura, precis贸. Y cada vez m谩s democracias colocan a periodistas e intelectuales en situaciones de peligro, apunt贸.
Por ejemplo, Maria Ressa soporta una enorme presi贸n y amenazas legales en Filipinas. Y en India, que se enorgullece de su democracia, periodistas y acad茅micos sufren amenazas, agresiones y, en algunos casos, han muerto a manos de extremistas hind煤es, engendrados de forma muy similar a c贸mo Trump aviv贸 a los supremacistas blancos.
Entre las v铆ctimas de India se destaca Gauri Lankesh, un reconocido periodista internacional y cr铆tico de los nacionalistas hind煤es, explic贸 Crossette, quien tambi茅n fue corresponsal en Asia meridional y sudoriental.
CNN, que demand贸 al gobierno de Trump por suspender las credenciales de prensa de Acosta, explic贸: “si no se rebaten, las acciones de la Casa Blanca crear谩n un efecto peligroso para cualquier periodista que cubra a los funcionarios elegidos”.
Y en una declaraci贸n divulgada el 13 de noviembre, CNN reclam贸 la devoluci贸n de los documentos del periodista arguyendo: “la revocaci贸n de sus credenciales viola el derecho de Acosta y de la CNN consagrado en la Primera Enmienda a la Constituci贸n de Estados Unidos sobre no limitar la libertad de prensa, y el de la Quinta Enmienda, sobre el derecho al debido proceso”.
Zeke Johnson, director de programa del cap铆tulo de Amnist铆a en Estados Unidos, dijo a IPS que el desprecio de Trump por la prensa y su decisi贸n de excluir a algunos periodistas de la Casa Blanca no solo es una afrenta al derecho a la libertad de expresi贸n y un anatema a la buena gobernanza, sino tambi茅n es una se帽al peligrosa para otros l铆deres.
“Hemos visto gobiernos en todo el mundo tratar de silenciar periodistas solo por informar sobre una verdad inc贸moda o por expresar una opini贸n diferente a la del gobierno en el poder”, se帽al贸.
Wa Lone y Kyaw Soe Oo est谩n presos en Birmania desde hace casi un a帽o por informar sobre los cr铆menes contra la humanidad perpetrados contra la comunidad musulmana rohiny谩.
Johnson dijo que el presidente de Turqu铆a, Recep Tayyip Erdogan, tiene antecedentes de clausurar medios de prensa y de detener periodistas. Las medidas de Trump son especialmente penosas al ocurrir tras la espeluznante desaparici贸n y posterior asesinato del periodista saud铆 Jamal Khashoggi.
“El caso de Khashoggi podr谩 ser un ejemplo extremo de los peligros que acechan a los periodistas, pero la insistencia de Trump en que los reporteros le demuestren deferencia o se atengan a las consecuencias solo envalentona a aquellos que consideran que la libertad de prensa es una amenaza a su r茅gimen autoritario”, explic贸.
Courtney Radsch, directora de campa帽a del Comit茅 para la Protecci贸n de los Periodistas, subray贸 que estos tienen que poder hacer su trabajo sin temor a que una serie de preguntas duras termine en represalias en su contra.
“La Casa Blanca debe reintegrar los documentos de Jim Acosta, y evitar castigar a los periodistas revoc谩ndoles el acceso, as铆 no funciona la libertad de prensa”, insisti贸.
“En el ambiente actual, esperamos que el presidente Trump deje de insultar y de denigrar a los periodistas y a los medios de comunicaci贸n, pues les genera inseguridad”, a帽adi贸 Radsch.
Mientras, en un art铆culo publicado en la primera semana de este mes por The New York Times, Megan Specia trata sobre c贸mo muchos l铆deres pol铆ticos recurren a la ret贸rica de Trump para justificar acciones agresivas y poco democr谩ticas contra los profesionales de la prensa.
Por su parte, el primer ministro de Israel, Benjam铆n Netanyahu, utiliz贸 el argumento de “noticias falsas” para denunciar a sus detractores, al igual que lo hizo el derechista gobierno de Polonia.
En respuesta a un informe de Amnist铆a sobre las miles de muertes ocurridas en c谩rceles de Siria, el presidente Bashar al Assad declar贸: “Puedes fraguar cualquier cosa en estos d铆as. Vivimos en una era de noticias falsas”.
Traducci贸n: Ver贸nica Firme
Pero lo obvio no se aplica al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a quien todo le resbala, pues sobrevive a un aluvi贸n de cr铆ticas de los grandes medios de comunicaci贸n, mientras sigue difundiendo hechos falsos o directamente mentiras.
Como podr铆a haber dicho el fallecido senador Daniel Patrick Moynihan: Trump puede tener derecho a sus propias opiniones, pero no a sus propios hechos.
El l铆der del autoproclamado mundo libre, r谩pidamente emula el estilo de los reg铆menes m谩s autoritarios.
En una conferencia de prensa muy tensa en la primera semana de noviembre, Trump arremeti贸 contra Jim Acosta, principal corresponsal de Cable News Network (CNN) en la Casa Blanca por las preguntas punzantes realizadas al presidente de Estados Unidos, en especial sobre su caracterizaci贸n falsa de la caravana de migrantes en Am茅rica Central.
Y as铆, en un hecho sin precedentes, la Casa Blanca suspendi贸 sus credenciales de prensa y amenaz贸 con hacer lo mismo con otros periodistas, entre ellos Peter Alexander, de la National Broadcasting Company (NBC), April Ryan, de American Urban Radio Networks, y Yamiche Alcindor, de Public Broadcasting Service (PBS), “si no tratan con respecto a la Casa Blanca”, arguy贸.
La medida de Trump viola los derechos b谩sicos de los periodistas de cubrir las actividades del gobierno. Incluso calific贸 a un reportero de “muy asqueroso” y desestim贸 a otro por hacer “una pregunta est煤pida”.
Pero las t谩cticas autoritarias y su hostilidad hacia los grandes medios de comunicaci贸n, descalificando los art铆culos en su contra de “noticias falsas”, inciden en otros gobernantes de derecha, autoritarios y dictadores, como en Filipinas, Hungr铆a, Egipto, Birmania, Turqu铆a, China, Polonia y Siria, que siguen su ejemplo.
“No solo a los reg铆menes autoritarios les complace Trump; de hecho, puede ser al rev茅s”, observ贸 Barbara Crossette, exjefa de la oficina de The New York Times en la sede de la Organizaci贸n de las Naciones Unidas.
Trump admira su comportamiento de mano dura, precis贸. Y cada vez m谩s democracias colocan a periodistas e intelectuales en situaciones de peligro, apunt贸.
Por ejemplo, Maria Ressa soporta una enorme presi贸n y amenazas legales en Filipinas. Y en India, que se enorgullece de su democracia, periodistas y acad茅micos sufren amenazas, agresiones y, en algunos casos, han muerto a manos de extremistas hind煤es, engendrados de forma muy similar a c贸mo Trump aviv贸 a los supremacistas blancos.
Entre las v铆ctimas de India se destaca Gauri Lankesh, un reconocido periodista internacional y cr铆tico de los nacionalistas hind煤es, explic贸 Crossette, quien tambi茅n fue corresponsal en Asia meridional y sudoriental.
CNN, que demand贸 al gobierno de Trump por suspender las credenciales de prensa de Acosta, explic贸: “si no se rebaten, las acciones de la Casa Blanca crear谩n un efecto peligroso para cualquier periodista que cubra a los funcionarios elegidos”.
Y en una declaraci贸n divulgada el 13 de noviembre, CNN reclam贸 la devoluci贸n de los documentos del periodista arguyendo: “la revocaci贸n de sus credenciales viola el derecho de Acosta y de la CNN consagrado en la Primera Enmienda a la Constituci贸n de Estados Unidos sobre no limitar la libertad de prensa, y el de la Quinta Enmienda, sobre el derecho al debido proceso”.
Zeke Johnson, director de programa del cap铆tulo de Amnist铆a en Estados Unidos, dijo a IPS que el desprecio de Trump por la prensa y su decisi贸n de excluir a algunos periodistas de la Casa Blanca no solo es una afrenta al derecho a la libertad de expresi贸n y un anatema a la buena gobernanza, sino tambi茅n es una se帽al peligrosa para otros l铆deres.
“Hemos visto gobiernos en todo el mundo tratar de silenciar periodistas solo por informar sobre una verdad inc贸moda o por expresar una opini贸n diferente a la del gobierno en el poder”, se帽al贸.
Wa Lone y Kyaw Soe Oo est谩n presos en Birmania desde hace casi un a帽o por informar sobre los cr铆menes contra la humanidad perpetrados contra la comunidad musulmana rohiny谩.
Johnson dijo que el presidente de Turqu铆a, Recep Tayyip Erdogan, tiene antecedentes de clausurar medios de prensa y de detener periodistas. Las medidas de Trump son especialmente penosas al ocurrir tras la espeluznante desaparici贸n y posterior asesinato del periodista saud铆 Jamal Khashoggi.
“El caso de Khashoggi podr谩 ser un ejemplo extremo de los peligros que acechan a los periodistas, pero la insistencia de Trump en que los reporteros le demuestren deferencia o se atengan a las consecuencias solo envalentona a aquellos que consideran que la libertad de prensa es una amenaza a su r茅gimen autoritario”, explic贸.
Courtney Radsch, directora de campa帽a del Comit茅 para la Protecci贸n de los Periodistas, subray贸 que estos tienen que poder hacer su trabajo sin temor a que una serie de preguntas duras termine en represalias en su contra.
“La Casa Blanca debe reintegrar los documentos de Jim Acosta, y evitar castigar a los periodistas revoc谩ndoles el acceso, as铆 no funciona la libertad de prensa”, insisti贸.
“En el ambiente actual, esperamos que el presidente Trump deje de insultar y de denigrar a los periodistas y a los medios de comunicaci贸n, pues les genera inseguridad”, a帽adi贸 Radsch.
Mientras, en un art铆culo publicado en la primera semana de este mes por The New York Times, Megan Specia trata sobre c贸mo muchos l铆deres pol铆ticos recurren a la ret贸rica de Trump para justificar acciones agresivas y poco democr谩ticas contra los profesionales de la prensa.
Por su parte, el primer ministro de Israel, Benjam铆n Netanyahu, utiliz贸 el argumento de “noticias falsas” para denunciar a sus detractores, al igual que lo hizo el derechista gobierno de Polonia.
En respuesta a un informe de Amnist铆a sobre las miles de muertes ocurridas en c谩rceles de Siria, el presidente Bashar al Assad declar贸: “Puedes fraguar cualquier cosa en estos d铆as. Vivimos en una era de noticias falsas”.
Traducci贸n: Ver贸nica Firme