Catorce de las 91 personas rescatadas van a ser trasladadas a centros de detención en Misrata. Un paciente en estado grave se negó: dijo que preferiría morir a bordo. La organización Médicos Sin Fronteras ha realizado 60 consultas a cargo del buque en tres días.


Catorce personas migrantes y refugiadas de un total de 91 rescatadas la semana pasada y que se negaban a desembarcar en Libia finalmente bajaron a tierra el miércoles 14 de noviembre por la noche en la localidad libia de Misrata para ser trasladadas a centros de detención oficiales. Entre ellas hay una madre y su bebé y menores no acompañados. El resto de personas rescatadas aún a bordo del buque siguen sin querer desembarcar en el país.
Los equipos de MSF a bordo del buque de carga han prestado nada menos que 60 consultas médicas en tres días. “Trataron sobre todo problemas médicos relacionados con las quemaduras causadas por derrames de gasolina del motor de los botes en que viajaban”, explica Julien Raickman, coordinador general de MSF, tras señalar que “fueron testigos de la desesperación en la que se encuentran”.
Y es que en este grupo de personas hay menores que han sido mantenidos cautivos y torturados por traficantes en Libia durante un año, o incluso más, a cambio de dinero.
Un paciente en estado grave se negó a ser trasladado a un centro médico dentro de Libia, afirmando que preferiría morir en el buque de carga.
“La política europea de negarse a acoger a migrantes rescatados ha aumentado las muertes en el mar y está alimentando la crisis humanitaria en Libia. Es una vergüenza que una vez más, la única respuesta que se da a las personas que buscan seguridad sea una detención arbitraria prolongada en el país que intentan abandonar desesperadamente", subraya Raickman.