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“No tenía idea de lo que estaba pasando”

Durante los conflictos, las necesidades de salud de las mujeres y niñas consideradas íntimas y tabú, a menudo se pasan por alto
Marie Anny, de 13 años, es una de las 7.000 mujeres y niñas en edad reproductiva en el asentamiento de refugiados de Lóvua en Angola. © UNFPA Angola



PROVINCIA DE LUNDA NORTE, Angola – El surgimiento de violencia en Marzo del 2017 en la región de Kasai en la República Democrática del Congo ha desplazado a aproximadamente 1,4 millones de personas y ha obligado a otras 35.000 personas a huir a la provincia de Lunda Norte en Angola. Aproximadamente el 75% de los refugiados de Kasai en Angola son mujeres y niños.

Las mujeres y las niñas desplazadas por el conflicto enfrentan grandes dificultades. Muchas corren el riesgo de ser víctimas de la violencia de género que lamentablemente suele escalar en entornos humanitarios. La mayoría es forzada hacia la pobreza, aislada de la educación y de los servicios de salud que se dedican a ayudar y salvar vidas.

El desplazamiento impone otro costo enorme para las mujeres y las niñas. En el exilio, sus necesidades de salud íntima a menudo se pasan por alto con efectos devastadores.

"Tuve mi primer período aquí en el asentamiento", dijo Marie Anny, de 13 años, cuya familia ahora vive en el asentamiento de Lóvua, hogar de más de 14,000 refugiados congoleños. "No tenía idea de lo que estaba pasando. Para mí, ese día fue triste y vergonzoso”.

Los estigmas que rodean la menstruación han existido a través de las culturas y la historia. Y no es raro que las mujeres y las niñas internalicen estos mitos destructivos.

Un informe publicado por el UNFPA a principios de este año detalla hasta qué punto la vergüenza y los mitos alrededor del tema refuerzan la discriminación de género, haciendo que las mujeres y las niñas sean vulnerables a la pobreza, la violencia y las prácticas nocivas.
De la vergüenza a la dignidad

En todo el mundo, la idea de que las mujeres y las niñas que menstrúan son impuras contribuye a su exclusión no solo de la vida familiar, sino también de la educación y de sus empleos. En algunos lugares, el aislamiento y la expulsión del hogar pueden ser peligrosos, exponiendo a las mujeres y niñas desalojadas al clima extremo y la violencia sexual. En otros lugares, el inicio de la menstruación se asocia con el matrimonio infantil, lo que aumenta el riesgo de embarazo en la adolescencia y complicaciones potencialmente mortales antes, durante y después del parto.

El desplazamiento magnifica estas aflicciones.

"Cuando estoy menstruando, por lo general uso tiras de tela absorbente, pero en el asentamiento es difícil obtener esta tela", dijo Marie Anny al UNFPA.

La falta de servicios de salud sexual y reproductiva se vuelve un problema
aún mas delicado para las mujeres y las niñas en el exilio. Los refugiados
reciben kits de dignidad del UNFPA en el asentamiento de Lóvua.
© UNFPA Angola



Las condiciones precarias en los sitios de evacuación pueden causar estragos en la salud sexual y reproductiva de las mujeres, mientras que la falta de acceso a suministros de higiene limita su movilidad y aumenta su vulnerabilidad a la violencia sexual. Las niñas que no tienen la capacidad de manejar su salud menstrual también tienen un mayor riesgo de faltar a la escuela o abandonarla por completo.

Marie Anny ha recibido uno de los más de 8,000 Kits De Dignidad del UNFPA distribuidos a mujeres y niñas en el asentamiento de Lóvua. Los kits contienen artículos de higiene esenciales como toallas sanitarias, ropa interior, jabón, cepillos de dientes y pasta de dientes.

El UNFPA trabaja con socios para entregar kits de dignidad a mujeres y niñas de todo el mundo, en escuelas y en lugares designados y seguros para mujeres y niñas. Estos espacios designados brindan más que servicios de salud sexual y reproductiva.

Los espacios designados, patrocinados por el UNFPA también ofrecen asesoramiento receptivo a la diversidad cultural, apoyo legal y capacitación profesional para mujeres y niñas desplazadas por el conflicto, incluyendo las víctimas de violencia de género. Los espacios designados pueden brindar oportunidades para que las mujeres y las niñas desarrollen sus conocimientos sobre otras formas de salud y sus derechos sexuales y reproductivos, como la prevención del VIH y la igualdad de género.

Con más de 7,000 mujeres y niñas en edad reproductiva en el asentamiento de Lóvua, las necesidades que hacían falta en cuanto a servicios de salud sexual y reproductiva están aumentando.

Para Marie Anny, el kit de dignidad la ayuda a mantenerse sana, segura y segura.

"Pude cuidar mejor de mi higiene cuando recibí el kit", agregó.

– Denizia Rocha Pinto




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